Hace apenas una semana que la que fuera una de las más fulgurantes estrellas infantiles de Hollywood cumplió cuarenta y siete años. Casi medio millón de personas la felicitó a través de su cuenta de instagram.
La de Barrymore es una de las historias más intensas de las que circulan por el universo de la alfombra roja. Nieta del actor John Barrymore (todo un nombre del cine clásico) e hija del actor John Drew Barrymore (que abandonó el hogar antes de que ella naciera y con quien apenas tuvo relación) y de la actriz Jaid Barrymore, cuando interpretó a la pequeña Gertie en E.T. el extraterrestre, de Spielberg, ya tenía un buen currículum que presentar, habiendo participado ya, con solo siete años, en otras tres películas y en una veintena de anuncios para la televisión. Tenía solo 11 meses cuando hizo el primero, anunciando comida para perros:
Después del estreno de E.T., y a pesar de ser solo una niña, ha declarado muchas veces que ella «sí, tenía una madre, pero era más bien una amiga», que la animaba a faltar al colegio para irse de fiesta y de copas (sí, copas), en su lugar.
Su primera biografía, Little Girl Lost (Pequeña niña perdida), publicada a principios de los ’90, ya contaba todos su problemas de adicción al alcohol y a las drogas por los que había pasado antes de cumplir los quince años, mientras era la imagen de los Estados Unidos para la campaña antidrogas Just Say No.
A medida que sus problemas con el consumo de sustancias aumentaba, su popularidad laboral iba en picado, como suele suceder. Pero Barrymore consiguió, dándose un margen para desaparecer, resurgir a finales de los ’90 y principios de los 2000, protagonizando y produciendo comedias románticas como Por siempre jamás, Nunca me han besado o 50 primeras citas, en las que sus personajes, dulcificados e inocentes, se acercaban poco a quien ella había sido (y era) y mucho a quien quería mostrar que podía (o tal vez le habría gustado) ser.
Ello sin olvidar que, en el año 2000, fue una de las precursoras de que viera la luz la película de Los ángeles de Charlie, que ella protagonizó en el papel de Dylan, la problemática y rebelde (pero reformada) adolescente.
De ahí en adelante, sin mediar carreras fulgurantes, consiguió mantener una producción activa y estable y ser uno de los nombres más queridos de la industria, tanto por público como por sus colegas de profesión.
Se ha casado y separado en tres ocasiones y es madre de dos niñas de 9 y 7 años a quienes, dice, no permitirá ser niñas actrices. Entre sus últimos grandes éxitos está la genial Santa Clarita Diet, en Netflix, donde compartió protagonismo con Timothy Olyphant entre 2017 y 2019. Este año, además, estará presente en la nueva película de Scream.
Pero, además de su faceta como actriz, Barrymore no deja de tocar nuevos proyectos: tiene su propia empresa vinatera y su propia marca de productos de cosmética, Flower Beauty, que a menudo publicita en sus redes sociales.
Pero, además, ya dispone, al más puro estilo Oprah, de su propio programa matutino de «historias de interés» en la televisión estadounidense (CBS) desde 2020: The Drew Barrymore Show.