Y lo de «hombre más sexi» no lo digo yo: lo dijo la revista People en 1992. Hombre vivo más sexi. Ese puesto que ocupa ahora oficialmente Paul Rudd, una vez, fue de Nolte que justo ayer (8 de febrero) cumplió 81 añitos.
Este ¿reconocimiento? le fue dado solo un año después de fuera dirigido por Barbra Streisand en El príncipe de las mareas, que fue candidata a siete Oscars (aunque no ganó ninguno), entre ellos mejor actor protagonista para Nolte.
Que, a ver, tampoco es que fuera un chavalín por entonces, porque —como muchos recordaréis— a Nolte ya nos lo traíamos bien calado desde… Yo diría que el ’82, en Límite 48 horas, ¿no? Y justo en 1990, un año antes de El príncipe de las mareas, se había estrenado 48 horas más. Que, me vais a perdonar que os diga, poner a Nolte haciendo pareja con Eddie Murphy es una magnífica ilustración de eso que tanto se dice: «Los ochenta, que hicieron mucho daño«.
A pesar de todo esto, si os digo la verdad, para mí Nolte es «el tipo de Tres fugitivos» (1989). No puedo evitarlo. Me coincide con la edad en la que mi memoria histórica empezó a ser funcional. Pero sin duda fueron los noventa sus años dorados o, al menos, de mayor producción interpretativa. Desde El cabo del miedo hasta La delgada línea roja, sin olvidarnos por supuesto de Aflicción (por la que estuvo nominado por segunda vez al Oscar), una veintena de títulos llenó su trayectoria. Salió a dos pelis por año.

Nolte en ‘La delgada línea roja’ (1998)
Pero es como que, de repente, envejeció. Como si hubiera sido un adulto normal y corriente y de pronto se convirtiera en Ernest Hemingway.
Yo creo que la primera película en la que lo vi y ya no lo reconocí como «un actor más» sino como «¡Anda! ¡Mira quién sale!» fue en Hulk, en 2003 (el desastre de Eric Bana, no el desastre de Edward Norton).
¿Os dais cuenta? Solo hay cuatro años entre estas dos últimas y, sin embargo, parece que hubieran pasado quince.
Aunque os confieso que, con diferencia, de la primera década de este siglo yo me quedo, sin el menor atisbo de duda, con Tropic Thunder. En serio, si no la habéis visto, vedla, porque es una joya de la comedia.
Pero, ¿y estos últimos años? ¿Dónde se ha metido?
Pues lo cierto es que, no es que haya sido un no parar, pero… No, no ha parado.
Empezó fuertecito con Warrior, en 2011, por la que recibió nuevamente una tercera (y última, de momento) nominación al Oscar (aunque esta vez como actor secundario).
A lo largo de estos años, aunque ha seguido coleccionando títulos de largos (a un ritmo bajito, eso sí) me llama la atención, de manera particular, que se ha vuelto a meter en series, cosa que no hacía desde Hombre rico, hombre pocbre, allá en el ¿lejano? 1976 (que no olvidemos que estamos hablando de un señor nacido en 1941). Entre 2011 y 2012, Nick participó en Luck, protagonizada por Dustin Hoffman. Una serie de HBO dirigida por Michael Mann acerca de varios personajes que tienen en común una pista de carreras de caballos, y luego en 2014 apareció en seis de los diez episodios de Gracepoint.

Nolte en ‘Luck’
En 2015 se le vio en The ridiculous 6 (que igual pensáis que es una parodia de Los odiosos 8, pero no: lo es de Los 7 magníficos), peli original de Netflix que protagoniza Adam Sandler, que ahora parece que está abonado a Netflix y no hace prácticamente nada que se salga de la plataforma streaming.

¿Os sabéis la de cuando Nick Nolte se conviritó en la Duquesa de Alba?
Y en 2016 se metió en uno de sus últimos proyectos importantes como actor: protagonista en Graves, de Joshua Michael, en la que Nolte, que interpreta a un expresidente de los EEUU, vuelve a parecerse a su imagen de chavalín, y esto yo ya no sé cómo gestionarlo.
A Nolte este papel le ha valido su última nominación importante: mejor actor de serie de televisión en los Globos de Oro del año pasado. Pero, a pesar de ello, la serie, que ha tenido una crítica favorable muy justita, fue cancelada después de dos temporadas.
En 2018 coprotagonizó con Tim Roth El padre: la venganza tiene un precio, en la que Nick es un juez de justicia en persecución de un estafador y con la que la crítica y el público no fueron demasiado amables, pero, para contrarrestar, protagonizó también Con la cabeza llena de miel, que tampoco tuvo buena crítica, pero que es una de esas pocas ocasiones en las que vemos a Nolte alejado del papel de duro de calendario. En esta, interpreta a un hombre con Alzheimer que «se embarca en un último viaje por carretera con su nieta».
Desde entonces, si os va la acción tal vez lo vierais en Objetivo: Washington D.C., con Gerard Butler, o, si sois muy frikis del universo Star Wars tal vez sepáis que fue la voz de Kuiil en The Mandalorian, que hasta se le parece.
En los últimos dos años, se ha embarcado en cuatro proyectos más, dos de los cuales (la serie Paradise Lost y la película Last Words, en ambos protagonista) ya han visto la luz y dos películas más están actualmente en postproducción: un drama, Ritthenhouse Square, que tiene previsto estrenarse este año, y una de acción, Blackout, en la que compartirá guion con Josh Duhamel (Las Vegas, Transformers), Abbie Cornish (Sucker Punch, Tres anuncios en las afueras) y Lou Ferrigno Jr., hijo del mítico actor Lou Ferrigno, que dio vida al Hulk de los ’80.
Nick Nolte sería sexi en los 70, en los 90 ya era un cincuentón. Alguien se acuerda de la serie «Hombre rico, hombre pobre» y del malvado Falconetti? Nolte era el hermano pobre, el boxeador.
09 febrero 2022 | 10:50 am
É muito inspirador ver pessoas na idade dele, fazendo bons filmes, sem deixar o tempo «dirigir» sua vida.
Parabéns Nick Nolte, Deus lhe dê muitos mais anos, com qualidade de vida.
09 julio 2022 | 7:07 am