Eres una rata callejera.
Naciste siendo una rata callejera.
Y morirás siendo una rata callejera.
Y el tío se quedó tan a gusto, oye. Pero qué suerte de rata callejera, ¿verdad? Aladdín, ese muchacho salido de los cuentos de Scheherezade y uno de los personajes más mundialmente famosos de Las mil y una noches, llevado a la pantalla en propicia forma animada por Disney en 1992.
Sí, también en forma real action en 2019, pero podemos fingir que no ha pasado.
En fin, que este año se cumplirán 30 años del estreno de la que es una de mis películas favoritas de Disney y quiero celebrarlo compartiendo con vosotros algunas de mis curiosidades favoritas sobre esta película. Lo cierto es que Aladdín y Jasmine me importan un poquito un carajo, pero el Genio… ¡Ay, Genio! Con so Robin Williams, su nariz de Robin Williams, su humor absurdo de Robin Williams… E incluso con su voz en español de Josema Yuste, claro que sí.
Poneos cómodos y meditad… Mientras ilumino las curiosidades:
1. Se intercambiaron las personalidades de Jafar y Iago.
En el primer guion, Jafar tenía muchísimo temperamento, era muy irascible, mientras que Iago tenía mucho más temple y un sentido del humor sarcástico y refinado, muy british. Luego pensaron que el hecho de que Jafar estuviera casi permanentemente enfadado quitaba credibilidad a su propia maldad («no es malo, solo está siempre enfadado»), así que entremezclaron las personalidades que tenían proyectadas para ambos.
2. Robin Williams le costó -tal vez- el Oscar a la película
Darle un micrófono a un improvisador nato como Williams tiene sus pros, sus más pros y su algún que otro peligro. Robin, como no podía ser de otra manera, improvisó mucho. Improvisó tanto, de hecho, que al final de la grabación tenían DIECISÉIS HORAS EXTRA de audio y se utilizó tanto material en la película que, como os anticipaba, su participación como candidata al Oscar a mejor guion adaptado fue rechazada.
Por cierto, no tiene que ver con el Oscar, pero para que esto no se convierta en un monográfico de Robin Williams comento por aquí que, durante la grabación de Aladdín, Steven Spielberg estaba grabando La lista de Schindler y llamaba muy a menudo a Williams para ponerlo en altavoz y que contara chistes al elenco para subirles el ánimo. Mucho de lo que les contó en aquellas conversaciones era material del que estaba usando en Aladdín.
3. La escena del mercader es completa improvisación.
A Williams, básicamente, le iban pasando imágenes de los bocetos y le dejaban que tirara millas. La escena de apertura del mercader no tenía guion en absoluto. En su lugar, colocaron delante de Williams, en la sala de grabación, una mesa con un montón de objetos tapados con una sábana y le pidieron que levantara la sábana y, sin mirar, cogiera un objeto al azar y lo describiera. Con el material que pudieron utilizar, hicieron la animación definitiva. Y digo con el que pudieron utilizar porque la mayor parte del material grabado en aquella sesión no es «apto para una película infantil».
4. Goldberg y el tributo de Disney
Vais a decir que si esto va de Aladdín o de Robin Williams, pero es que… Cuando Robin falleció, en 2014, Disney le rindió homenaje emitiendo dos veces al día durante tres días la película en todos sus canales para niños. Al final de la película, antes de los créditos, incluyeron la leyenda «En memoria de Robin Williams, que nos hizo reír», e incluyeron el tributo de Eric Goldberg. Goldberg fue el supervisor de animación de la película, y siempre ha contado que su anécdota favorita de Aladdín fue que la escena donde el Genio se convierte en Pinocho se hizo a partir de, cómo no, una broma improvisada del actor. Lo que nos lleva a la siguiente curiosidad.
5. El Genio se pensó para Robin Williams
Durante el desasorrllo de los primeros borradores, los guionistas estaban haciendo el papel del Genio pensando ya en Robin Williams, pero no se atrevían a pedírselo. Golberg, entonces, preparó unos minutos de animación del genio a lápiz haciendo movimientos y con frases típicas de Williams durante sus shows de stand-up. Se los proyectaron al actor y cuentan que quedó tan impresionado que quiso firmar de inmediato.
6. Cada vez que Aladdín miente
No le crece la nariz como a Pinocho: la pluma morada de su turbante cae y le tapa la cara.
7. Sir Patrick Stewart iba a ser Jafar
Tuvo que rechazar el papel por incompatibilidad de agenda con Star Trek: La nueva generación. Ha dicho desde entonces que rechazar ese papel es una de las cosas de las que más se arrepiente de su carrera.
8. El simbolismo de la paleta de colores
Básico, crucial y utilizado hasta la saciedad. Tanto que una no sabe si está viendo Aladdín, Star Wars, Los vengadores o lo último de Netflix. Richard Vander Wende, el diseñador de producción, ideó el esquema de la paleta de colores para toda la película: el rojo es el mal, el azul es el bien y el amarillo es neutral. Esto es así durante toda la película. Jafar, rojo; Jasmine, azul; cueva, azul; figuras, amarillas; piedra que genera el lío, rojo. Todo así.
9. Las inspiraciones de Aladdín
Puede que una ya la hayáis oído. La otra, seguramente no. Es sabido que Disney acostumbra a inspirar sus personajes principales en actores y actrices conocidos. Ariel (La sirenita), por ejemplo, está inspirada en Alyssa Milano. Aladdín está inspirado en Tom Cruise. Se le reconoce especialmente cuando sonríe. Pero, además, sus pantalones tienen inspiración en otra estrella, y es que, para reproducir de manera fidedigna el movimiento de los pantalones bombacho de Aladdín, el animador Glen Keane se fijó en los vídeos de MC Hammer.
10. Aplausos
Cuando hicieron las proyecciones de prueba, el público no aplaudía después de los grandes números musicales, y los animadores querían aplausos. Así que a alguien se le ocurrió ponerle al genio un cartel de «Aplausos» al final de la canción No hay un genio tan genial. La broma, por lo visto, funcionó y en las proyecciones posteriores el público aplaudía, así que la mantuvieron para el corte final de la película.
Fin del post. Ya saben. Aplaudan.