Al final es posible que todo se redujera a una cuestión de espacio: en los ’90 quisieron meter a calzador demasiadas «futuras promesas» (masculinas casi todas), guaperillas del cine de acción por un lado (comedias románticas por otro, ahí tenéis a Freddie Prinze Jr.) y es que, claro, pues no cabían todas y alguna tenía que acabar, por fuerza, fuera de la caja.
Y una de esas estrellas que iban a ser -pero al final no fueron- es Mark Dacascos.
Entiéndaseme: no estoy diciendo que no tuviera calidad ni muchísimo menos. De hecho, Dacascos, Hawaiano de origen y nacido en febrero del 64 (57 años, tiene), era ya experto en artes marciales y campeón de karate y kung fu cuando tuvo su primer papel importante en el cine (que no el primero) al interpretar a Jimmy Lee en Double Dragon: La película.
Que yo, me tenéis que perdonar el paréntesis, no puedo pasar por esta película sin recordar que salía Robert Patrick (el T-1000 de Terminator 2), pero que parecía Edward Norton.
Hecho este paréntesis, Double Dragon viene del 94 y, tras ella, Dacascos estuvo en algunas otras «joyas» (no todas bienavenidas) de la década. La quinta entrega de Kickboxer seguramente sea algo que le gustaría poder borrar de su currículum, pero también están La isla del Dr. Moreau y, especialmente, El Cuervo, la serie en la que Mark interpretó a Eric Draven -el protagonista- entre 1998 y 1999 y que lo llevó a la cumbre de su fama.
De 2001 es El pacto de los lobos, y muy probablemente esa fue la última gran película de Dacascos de aquella época en la que, por cierto, hizo un papelón como Mani y fue éxito de crítica y público.
Después de esta película todo hacía pensar que sería consagrado y lanzado al estrellato, pero no. Sus siguientes elecciones de papeles para cine fueron, en líneas generales, bastante malas (Nacer para morir casi no pasó de un aprobado, a pesar de contar con Jet Li, y Punto cero: Los Ángeles fue un fiasco absoluto). En unos pocos años, Dacascos se encontró fuera de la gran pantalla de forma casi permanente, haciendo películas para la televisión (La amenaza solar, Wolvesbayne), episódicos en alguna serie (Stargate Atlantis) y doblando videojuegos (Iron Chef America: Supreme Cuisine).
Hasta 2009 no lo vimos en un recurrente, cuando se incorporó al reparto de Kamen Rider: Dragon Knight para nueve episodios (de los 41 que compusieron la serie) y más tarde, en 2013, apareció en la serie de Mortal Kombat, casi irreconocible en el papel de Kung Lao.
Entre 2010 y 2020 apareció en un total de 17 episodios de Hawai 5.0 (porque no hay actor famoso nacido en Hawái que no haya aparecido en esa serie) y en 2015 y 16 lo vimos como Giyera en once episodios de la tercera temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D.
Pero, sin duda, lo mejor que ha hecho en los últimos años ha sido participar, como Zero, en el capítulo 3 de John Wick: Parabellum. Que la película, personalmente, me parece que no está ni a la altura de los zapatos de las otras dos (digo «las otras dos», quiero decir «la primera»), pero es John Wick, y salen Laurence Fishburne, Ian McShane y Halle Berry, así que todo queda perdonado.
Como actor, y aunque es cierto que siempre cosecha -en general- buena crítica, en mi opinión nunca ha llegado a tener el reconocimiento que realmente debería haber llegado a tener. Tal vez por eso tengo TANTAS ganas de ver el que es uno de sus próximos proyectos, que ahora mismo se encuentra en filmación y que está previsto estrenar en 2023: Saint Seiya: Caballeros del Zodiaco. Son pocos los nombres que han trascendido aún, pero el de Dacascos es uno de los confirmados.