Hay cosas que uno recuerda de su infancia cuyo valor no puede calcularse, medirse o ser descrito de ninguna de las maneras, como el sabor de la Nocilla cuando estabas viendo Los caballeros del Zodiaco o el resquemor de las rodillas peladas cuando te caías de la bici.
Y, entre esas cosas maravillosas y únicas que tantos sentimientos despertaban y despiertan, seguro que tenéis algún juguete (o algunos). En mi caso, y seguro que en el de muchos de vosotros, ese juguete especial por encima de muchos era Tristón.
«Le han echado. No le quieren. Pobrecito qué va a hacer. Busca a alguien que lo cuide y lo sepa comprender. Tristón solo pide un amiguito para darle mucho amor».
¡¡Y el perro llorando!! ¡¡Terrorismo emocional!! ¿Pero qué publicidad traumagénica es esta, por diosa?
Pues sí: yo tuve un Tristón, como no podía ser de otra manera. El marrón claro con manchas oscuras, concretamente.
Los Pound Puppies, fabricados en España por Panava (Paredes de Nava, Palencia), llegaron a mediados de los ’80 y, dejando al margen el tema de que no deja de ser un producto puramente comercial que explotaba los tiernos corazoncitos de la infancia, tenían un mensaje potente que podía calar muy hondo: adopta un perrito sin hogar, que solo quiere amor. Y, mira, pues si todos van a hacer dinero, mejor el mensaje de «adopta este perrito que nadie ha querido» que el de «mira qué perrito tan mono para llevar en tu bolso».
No me lo neguéis: el mensaje era potente. Tristón venía en una cajita de cartón que bien presenta una versión dulcificada de un chenil, con un enorme «ADÓPTAME» (no un «Pruébame» o un «Apriétame») y con su correspondiente certificado de adopción, en el que «el amoroso propietario» del perrito adoptado se compromete a cumplir sus responsabilidades, que son:
- Abrazar y besar al perrito para que se sienta amado y seguro.
- Amarlo cada día para que ambos se sientan felices.
- Cuidar al perrito manteniéndolo limpio y aseado.
Durante los ’90, la empresa juguetera que fabricaba aquí a Tristón se reconvirtió al mundo vinícola y en 2019 cerró sus puertas. Pero los Pound Puppies siguen comercializándose a través de Basic Fun, como se puede ver en su página web.
Os adelanto que tenéis varias opciones para comprarlo (aunque todas ellas vendrán de EEUU y tendrán que pasar aduanas), como Amazon, Wallmart y Target. El precio del Tristón son unos 15 euros, más cerca de 35 de gastos de envío. Es decir: si tenéis el capricho de volver a tener en vuestras manos un Tristón, os costará unos 50 euros.
Que recuerdos!!
cierto, terrorismo emocional total, que hizo que yo tuviese el mio y que conservo, aunque con un ojo menos por culpa de mi querido Dick, un perro de carne y hueso.
El mio es blanco con manchas negras y sigue tan achuchable como siempre…:)
15 septiembre 2021 | 3:52 pm