#RoseArmy : El ejército de Rose McGowan

Seguro, seguro, seguro que, a menos que viváis en una pequeña cuevecita aislada del mundo occidental, en estas últimas semanas habéis asistido al terremoto Weinstein, a las decenas de denuncias por acoso sexual que se empiezan a acumular en el mundo del cine y a la extensión que de ello se ha hecho en todo el mundo, a todos los ámbitos, bajo el lema de #metoo. Lo que quizá no sepáis es que hay un puño detrás dando pelea por encima de todos los demás.

 

Pongámonos en situación:

Verano de 2017: Rose McGowan, retirada del mundo de la actuación, artista y activista feminista, descubre que, en un acuerdo firmado con Harvey Weinstein en 1997, ella se compromete a no interponer una denuncia… Pero no hay nada sobre un acuerdo de confidencialidad. Puede hablar. Se va a liar parda.

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Septiembre de 2017: Decenas de mujeres presentan denuncias por abuso sexual contra Harvey Weinstein.

4 de octubre de 2017: Un Weinstein desesperado contacta con Rose McGowan y le ofrece un millón de dólares para que se calle. Esto lo hace exactamente veinte años después de haberle pagado cien mil dólares con los mismos fines. Pero, esta vez, una Rose que ya no es una pequeña estrella veinteañera perdida en un universo de gigantes gaseosos, literalmente, lo manda a la mierda. Esta vez no se va a callar.

5 de octubre de 2017. El New York Times cuenta la historia denunciada por Ashley Judd, hace pública su investigación y, al hacerlo, arranca la tapa de la caja de Pandora. «Harvey Weinstein lleva décadas pagando para callar sus abusos sexuales».

Hace dos décadas, el productor de Hollywood Harvey Weinstein invitó a Ashley Judd al hotel Península Beverly Hills a lo que la joven actriz esperaba que fuera un desayuno de negocios. En cambio, la envió a su habitación, donde apareció en bata de baño y le preguntó si podía darle un masaje o si podía verlo ducharse, recordó Judd en una entrevista.

«¿Cómo salgo de la habitación lo más rápido posible sin ofender a Harvey Weinstein?», dice Judd que recuerda haber pensado.

La investigación del N.Y. Times revela que han encontrado pruebas de denuncias por abuso contra Weinstein que se remontan incluso a tres décadas atrás. Otras voces se unes a la de Judd. La que has liado, Harvey.

8 de octubre de 2017: The Winstein Company despide a su fundador, Harvey Weinstein.

Al ver que, esta vez, las denuncias sí funcionan, decenas de mujeres empiezan a levantar la voz, no solo contra Weinstein, sino contra todos aquellos quienes han abusado o han sido cómplices de los abusos. Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Mira Sorvino… Mujeres y hombres alrededor del globo, cuentan lo que saben. Cientos de miles de mujeres suman un #metoo en sus redes sociales.

27 de octubre de 2017: Rose habla por primera vez en público después de destaparse los abusos. Da un discurso en la Convención de Mujeres de Detroit que da la vuelta al globo.

Me han silenciado durante veinte años. Me han colgado el estigma de mujer violada. He sido agredida. He sido demonizada. ¿Sabéis qué? Justo como vosotras.

No nos pueden callar, porque somos valientes. Ponedles nombre, identificadles, avergonzadles.

McGowan se convierte en la abanderada del movimiento mundial contra los abusos sexuales. Surge el #RoseArmy.

 

Además, el mismo día, la revista Variety cuenta en exclusiva que el papel de Rose en la película Planet Terror, de Robert Rodríguez, fue creado expresamente como «F.U.» (Fuck You) contra Weinstein, ya que, al parecer, el productor tenía una especie de «lista negra» en la que incluía a las personas de las que había abusado de alguna manera, y quedaba prohibido que tales personas volvieran a trabajar en sus producciones, motivo por el cual, contó McGowan a Rodríguez, ella no pudo participar en Sin City. Casualidades del destino, la productora del pobre Harvey acabó pagando su propio F.U.

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Rose McGowan en ‘Planet Terror’

Desde entonces, Rose no deja títere con cabeza. A pesar de estar arruinada desde hace años tras pagar el tratamiento médico de su padre (que falleció hace ocho años), no ha aceptado sobornos. «No quiero su dinero», dice. «Quiero justicia». A través de su cuenta de twitter mantiene la hoguera encendida y no está dispuesta a dejar que los ánimos se apaguen. Ha arremetido, no solo contra Weinstein, sino contra otras personalidades, tanto por ser también depredadores como por ser cómplices, como Ben Affleck, Matt Damon, Alec Baldwin, Quentin Tarantino o Kevin Spacey.

 

 

Y hasta contra la Warner si hace falta.

Este último twitt estaba dedicado también a Spacey, que ante las primeras acusaciones por abusar de un joven intentó desviar la atención a su condición de homosexual.

Al mismo tiempo, alaba a todas las mujeres y hombres que se están atreviendo a hablar, como Gal Gadot (Wonder Woman), Asia Argento o su excompañera de Embrujadas Alyssa Milano.

Todo esto, según ella misma va contando, está teniendo repercusiones inesperadas. A mediados de octubre, por ejemplo, cancelaron su cuenta de twitter durante 12 horas tras haber publicado varios post contra Weinstein porque, como el propio twitter hubo de aclarar en un comunicado ante las protestas de varios usuarios, en uno de los twitts se incluía un número de teléfono privado. Y a mediados de este noviembre fue arrestada por presunta posesión de drogas (que, después, quedó desmentida).

Aún así, McGowan parece no tener ninguna intención de parar, y menos aún teniendo en cuenta que cada vez encuentra más y más apoyos, dentro y fuera de la industria.

 

1 comentario · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Jesus

    Las verdaderas víctimas son aquellas chicas que dijeron NO a Weinstein y que ahora no son famosas y trabajan en lugares anónimos.

    Ellas tuvieron escrúpulos y no quisieron acostarse con Weinstein, pero las que sí quisieron acostarse consiguieron el papel.

    Yo no veo caso legal en todo esto salvo que se invente una violación, como se está poniendo ahora de moda.

    23 marzo 2018 | 1:54 pm

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