Entradas etiquetadas como ‘novela’

Gestoras de la incertidumbre

Por Belén de la Band@bdelabandaa

Por casualidad, hace unas semanas, cayó en mis manos una novela que me ha hecho dar muchas vueltas a la relación entre la Historia y las pequeñas historias. Se llama ‘Tiempos de incertidumbre’, y en ella se narra el tiempo en el que el marido de la protagonista, Alicia, desaparece repentinamente en 1976, en la época de la dictadura militar argentina. Es una novela que no puede respirar más una historia auténtica, aunque no sepamos qué la acerca y qué la aleja de la experiencia vital de la autora, Beatriz Brignone.

Ilustración de 'Tiempo de incertidumbre', de Beatriz Brignone.

Ilustración  de portada de ‘Tiempo de incertidumbre’, de Beatriz Brignone.

En ‘Tiempos de incertidumbre’, Alicia se mueve entre el  miedo y la burocracia, pero al mismo tiempo en el mantenimiento de la vida para sus cuatro hijos, en hacer que les afecte lo menos posible la ausencia del padre y todas los agujeros que por ella se abren en la vida cotidiana. Mantenerlos a salvo, mantenerse a salvo por ellos, allegar ayudas, no despertar sospechas, buscar al desaparecido, indagar sin levantar ruido, calcular, preguntar, permanecer en silencio, no llorar delante de los niños, no venirse abajo. No decir lo que sabes. Saber siempre lo que dices.

Toda batalla, todo gran acontecimiento, tiene detrás un sencillo contexto de personas que tienen cada día que comer, trabajar, cuidar unas de otras. Lo cotidiano es lo que ancla al ser humano a la certidumbre: saber cuál es el horario en el que saldrás de casa y regresarás, dónde estarán durante el día tus personas queridas. Que al llegar a casa, la comida estará preparada, o tú tendrás que prepararla. Son las certidumbres que hacen la vida soportable, a pesar de que nunca se les da ninguna importancia. Muchas veces, porque forman parte de la historia de las mujeres, a las que se les asigna el trabajo de hacer lo que luego no se cuenta. Las madres, las amas de casa, personajes siempre secundarios a cuyas visiones no se da importancia son gestoras de la incertidumbre, y en momentos de crisis son vitales para gestionar lo importante, lo verdaderamente importante, lo vital. Pero eso no se cuenta tampoco.

Así, parece que la épica deja fuera la parte más importante de la Historia, y de la historia. Rechaza probablemente los pasos más heroicos y definitivos de todos los acontecimientos: los que protagonizan los personajes sin poder. Sitúa los valores, el miedo, la heroicidad probablemente en el punto más alejado de donde están en la realidad. Y desprecia el peso cierto de la realidad, la única realidad, cotidiana.

‘Tiempos de incertidumbre’ no parece tener más pretensión que la de expresar lo vivido, pero en sus páginas late el sufrimiento y el heroísmo de toda una sociedad sometida a la violencia estructural. Y cuando ésta es tan extendida y tan brutal, hay tantos ejemplos extremos que cuesta entender lo que se vivió en la realidad cotidiana. Como dice José Pablo Feinmann en La sangre derramada: ‘Los que han descrito la Argentina del 76 y el 77 han incurrido con frecuencia en un error que amengua la vivencia del miedo cotidiano. Tal vez esta experiencia la sabemos sólo los que permanecimos aquí’.

Escribir lo nuclear del sufrimiento en medio de las realidades humanas cotidianas es casi la única forma de entenderse o explicarse a una misma después del trauma, como entiendo que hace Beatriz Brignone, pero también casi la única transmitir la verdad a quienes no la vivieron. Y así, muchos años después, sabemos esa parte de la historia que nunca se contó, y que con el tiempo viene a ser probablemente la única que importa.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Agente secreta

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Estoy disfrutando mucho la lectura de verano de la última novela de Ian McEwan, titulada en inglés Sweet Tooth, que en español está editada por Anagrama bajo el título de Operación Dulce. Una historia personal, la de la joven agente del MI5 Serena Frome, a quien su habilidad para las matemáticas y su buen gusto literario sirven de extraño camino para entrar en el servicio secreto, lo que permite al autor británico llevarnos a la versión cultural de la guerra fría a finales de los 60 y principios de los 70.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Más allá de la verosimilitud o no de la historia –hay que reconocerle a McEwan que se documenta hasta el extremo, como muestra la lista de títulos finales- y que eso le ha costado no pocos disgustos ajenos a lo literario, como en el caso de Expiación-, la lectura de este libro es deliciosa, se mire por donde se mire.

McEwan muestra hasta qué punto la mayor parte de los espías son poco más que chupatintas durante su tiempo de oficina, y cómo reproducen en su fuero interno los peores hábitos del bloque soviético (secretismo, delación, jerarquismo hasta los límites del ridículo) mientras trabajan sobre la materia prima del sufrimiento en Irlanda del Norte o la represión en el bloque soviético.

La mezcla de hechos reales, rutinas laborales, personajes inovidables, el estado de emergencia en la Gran Bretaña de los primeros años 70… Lo mejor de todo son los protagonistas. Serena tiene pocas referencias de otras mujeres que hayan estado en su situación, y lo que ve a su alrededor es que sólo se valora la disciplina silenciosa.

No me gustaría estropear el libro a nadie, mientras está en proceso de publicación en español –me pregunto cómo traducirán el juego de palabras del título- , pero sí hablar de un aspecto útil para cualquier carrera profesional: el manido prejuicio, que ya en los 70 parecía estar en su apogeo, que pregona la incapacidad de las mujeres para separar su vida personal de la laboral. Mi experiencia es que es un problema –o una oportunidad- de las personas, no sólo de las mujeres. Y que cuando la separación se sublima, es cuando más se tocan los dos ámbitos por los extremos. Una de las posibles lecciones del libro, plasmadas en varios personajes, va en esa dirección. El bagaje personal que cargamos nos hace anodinos o brillantes. Nos coarta o nos da alas, para bien o para mal.

Una novela gruesa, de las buenas para leer sin prisa,  y que da muchas pistas para reflexionar contra los prejuicios, también los que señalan una y otra vez las diferencias entre hombres y mujeres en el entorno laboral, por peculiar que éste sea. Un dulce bocado para leer en verano.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam