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Agente secreta

Por Belén de la Banda @bdelabanda

Estoy disfrutando mucho la lectura de verano de la última novela de Ian McEwan, titulada en inglés Sweet Tooth, que en español está editada por Anagrama bajo el título de Operación Dulce. Una historia personal, la de la joven agente del MI5 Serena Frome, a quien su habilidad para las matemáticas y su buen gusto literario sirven de extraño camino para entrar en el servicio secreto, lo que permite al autor británico llevarnos a la versión cultural de la guerra fría a finales de los 60 y principios de los 70.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Portada de la edición inglesa de Sweet Tooth, Operación Dulce, de Ian McEwan.

Más allá de la verosimilitud o no de la historia –hay que reconocerle a McEwan que se documenta hasta el extremo, como muestra la lista de títulos finales- y que eso le ha costado no pocos disgustos ajenos a lo literario, como en el caso de Expiación-, la lectura de este libro es deliciosa, se mire por donde se mire.

McEwan muestra hasta qué punto la mayor parte de los espías son poco más que chupatintas durante su tiempo de oficina, y cómo reproducen en su fuero interno los peores hábitos del bloque soviético (secretismo, delación, jerarquismo hasta los límites del ridículo) mientras trabajan sobre la materia prima del sufrimiento en Irlanda del Norte o la represión en el bloque soviético.

La mezcla de hechos reales, rutinas laborales, personajes inovidables, el estado de emergencia en la Gran Bretaña de los primeros años 70… Lo mejor de todo son los protagonistas. Serena tiene pocas referencias de otras mujeres que hayan estado en su situación, y lo que ve a su alrededor es que sólo se valora la disciplina silenciosa.

No me gustaría estropear el libro a nadie, mientras está en proceso de publicación en español –me pregunto cómo traducirán el juego de palabras del título- , pero sí hablar de un aspecto útil para cualquier carrera profesional: el manido prejuicio, que ya en los 70 parecía estar en su apogeo, que pregona la incapacidad de las mujeres para separar su vida personal de la laboral. Mi experiencia es que es un problema –o una oportunidad- de las personas, no sólo de las mujeres. Y que cuando la separación se sublima, es cuando más se tocan los dos ámbitos por los extremos. Una de las posibles lecciones del libro, plasmadas en varios personajes, va en esa dirección. El bagaje personal que cargamos nos hace anodinos o brillantes. Nos coarta o nos da alas, para bien o para mal.

Una novela gruesa, de las buenas para leer sin prisa,  y que da muchas pistas para reflexionar contra los prejuicios, también los que señalan una y otra vez las diferencias entre hombres y mujeres en el entorno laboral, por peculiar que éste sea. Un dulce bocado para leer en verano.

 

Belén de la Banda es periodista y trabaja en Intermón Oxfam