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Lorena Moncholí: información y derechos contra la violencia obstétrica

Por Cristina Andújar

Si tuviéramos que caracterizar a Lorena Moncholí sin duda sería por su energía “Soy insaciable. Si me marco un objetivo voy a por él, con paciencia pero sin desfallecer”. Son muchas las mujeres, que al igual que Lorena, intentan cambiar el mundo que le rodea. Pero el suceso que transformó a esta mujer no es muy diferente a lo que puede ocurrirle a cualquier  madre.

Lorena Moncholí, abogada especializada en Derecho Sanitario y Derecho de Familia. Imagen: Toni Marín Marco

La vida de Lorena era la de una abogada en una entidad financiera y posteriormente en una consultora. Pero la maternidad cambió por completo su vida. Hasta aquí no hay nada extraño: es normal que tener un hijo ponga tu mundo patas arriba. Pero lo reseñable de Lorena es que de la adversidad, ser “superviviente” de la violencia obstétrica, dio origen a su lucha.  En el parto de su primer hijo experimentó muchas situaciones difíciles, desgraciadamente  muy familiares para otras madres, y de las que leemos en espacios como el blog Madre Reciente. Por esa experiencia transformó su carrera profesional para especializarse en derecho sanitario y en sensibilización contra este tipo de violencia. Lo convirtió en su objetivo profesional y vital.

Quizás si decimos violencia obstétrica para la inmensa mayoría de las personas sea un concepto abstracto, pero estamos hablando de “mujeres que sufen un  trastorno de estrés postraumático, tras haber pasado por un trato deshumanizado o humillante en su parto y en vez de obtener un diagnóstico serio que les ayude a superar su vivencia, se les acusa de ser meras  “víctimas de las hormonaso de que han perdido los nervios.”

El principal problema es que no se oye hablar de la violencia obstétrica: muchas madres no saben ni siquiera que la han padecido. E incluso las que no somos madres no somos conscientes de que tales prácticas puedan darse.

Por si no fuera suficiente, con frecuencia las mujeres no son escuchadas por los profesionales de la medicina. “Se nos infantiliza como regla general, en todos los sentidos. El paternalismo está patente en cada prueba, en cada visita, en cada revisión. Es como si dejáramos de ser dueñas de nuestro cuerpo por el hecho de albergar otra vida en nuestro vientre. Nuestro cuerpo se convierte en un objeto, que se puede tocar y manejar en nombre de una especie de “interés superior”.  Puede que en muchos casos estos profesionales  no sean conscientes, pero no podemos negar que este tipo de violencia de género, aunque sea invisible, existe en nuestra sociedad.

El gran problema reside en que las futuras madres, al igual que cualquiera de nosotros, viven en un mundo marcado por la publicidad y los medios de comunicación.  Te indican qué tienes que comprar o incluso lo que sentir estando embarazada, normalizándose prácticas obstétricas que las instituciones sanitarias desaconsejan absolutamente.

Y ante toda esta contaminación y desconocimiento Lorena trabaja cada día por conseguir una sociedad mejor a través el Proyecto Díkê con el cual consigue, mediante prevención jurídica e información, el empoderamiento de las mujeres en el momento del nacimiento de sus hijos. “Por supuesto que una sociedad mejor es posible y creo que  hay que desear siempre avanzar”.

Lorena Moncholi ha sido una de las finalistas del Concurso Avanzadoras 2016, promovido por 20 minutos y Oxfam Intermón

Cristina Andújar  es estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Voluntaria en Oxfam Intermón. Insaciable lectora  y convencida de que con pequeñas acciones se puede cambiar el mundo.

Lo que nos falta es lo que nos separa

Por Nuria Coronado

No es por tirar piedras sobre nuestros tejados pero día sí y día también, a cada foro que acudo sobre liderazgo femenino, escucho que las mujeres no estamos donde nos merecemos por dos obstáculos que nos ponemos solitas. Nos falta hacer networking y perder el miedo a hablar en público.

Si bien, tal y como dice el influencer Alfonso Alcántara @yoriento en la vida profesional  “hace falta más work y menos net”, en el caso de las mujeres puede que tengamos que darle la vuelta a la tortilla. Trabajar ya trabajamos de lo lindo (algo debe influir aquello de creer que tengamos superpoderes y nos liemos la manta a la cabeza para hacer miles de cosas a la vez…aunque en ello se nos vayan las fuerzas) y se prefiera anteponer en muchos casos la conciliación a acudir a saraos varios en los que conectar y darse a conocer.

Hace bien poco decía Monserrat Tarrés @tarremo presidenta de la Asociación de Directivos de la Comunicación (DIRCOM) que “las mujeres trabajamos mucho pero no trabajamos nada el networking y eso no nos ayuda en la vida laboral”  y razón no le falta.

Las redes de contacto (no hablo de las 2.0) dan visibilidad. Una visibilidad que en el caso de estar buscando trabajo resulta más necesaria si cabe. Según el experto @juanmerodiohay que dejar de buscar trabajo para centrarse en conocer gente. Esa es la clave para que surjan oportunidades”. Y como la ocasión la pintan calva los hombres no la dejan escapar. Tanto es así que por cada dos mujeres hacen networking, hay tres hombres que lo hacen. Por eso no deberíamos olvidar que las redes de contacto “no sólo sirven para facilitar las relaciones, sino también para compartir experiencias o generar ideas”, tal y como describe PWC @PwC_Spain en su informe Inspirando, women as leaders

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Lo que sí cambia: mujeres campesinas al frente

Por Carolina ThiedeCarol 2013-1

Mientras marchaba por el centro de Asunción (Paraguay), junto a una multitud variopinta de sindicalistas, hombres y mujeres del campo, estudiantes e indígenas, vi subir a la tarima central a Cynthia González, joven lideresa campesina de 23 años. Ella iba a pronunciar uno de los discursos centrales de la protesta contra el Gobierno de Horacio Cartes, convocada al cumplirse un año de su gestión.

Quienes luchamos por la igualdad de género en Paraguay y en tantos otros lugares sabemos que el trabajo necesita ser radical, pero también cotidiano y persistente, básicamente porque los avances son lentos. Por eso es bueno reconocer y festejar lo que sí cambia. Eso pensé emocionada cuando escuché a Cynthia, esa chica tan joven, hablarle con toda su fuerza a las miles de personas movilizadas.

La lideresa campesina, Cynthia González, durante la manifestación del 15 de agosto de 2014 en Paraguay contra las políticas del Gobierno de Horacio Cartes. (c) Luis Vera

Cynthia González durante la manifestación del 15 de agosto de 2014 en Paraguay contra las políticas del Gobierno de Horacio Cartes. (c) Luis Vera

Desde su tarima, Cynthia exigió tierra y trabajo para el campo, denunció las fumigaciones con agroquímicos que envenenan comunidades enteras y la violencia estatal que permite el asesinato impune de campesinos, cuyo máximo ejemplo es el conocido caso Curuguaty. Su rostro decidido me reflejó el de tantas otras jóvenes campesinas, que pelean por un futuro que no las obligue a huir de sus tierras. Cynthia habló en nombre de la CONAMURI, organización de mujeres campesinas e indígenas que lleva 15 años de trayectoria rupturista en un espacio donde los dirigentes suelen ser hombres.

Paraguay es un país marcado por una historia de desigualdad en la tenencia de tierra, fruto de las «tierras malhabidas» apropiadas irregularmente durante la dictadura militar y el avance desmedido del agronegocio, que actualmente expulsa a familias y jóvenes del campo a los cinturones de pobreza de las principales ciudades. Por eso la lucha campesina organizada es el puntal de resistencia antisistema que nos da esperanza.

La visibilidad de sus líderes mujeres no se queda en lo simbólico. La Federación Nacional Campesina, una de las organizaciones rurales mixtas más poderosas del país, está liderada hoy por una mujer, como consecuencia de la promoción de liderazgos femeninos y la generación de políticas de género al interior de este y otros espacios organizativos. Muy diferente a lo que pasa en los partidos políticos, progresistas o conservadores, y en los cargos electivos: sólo 16,8% de parlamentarias en Paraguay.

Creo que el cambio real llega desde abajo, desde la gente que trabaja por ese otro mundo posible. Por eso tantos campesinos organizados en Paraguay entienden, no sin dificultades, que la defensa de la tierra y su derecho a cultivarla pasa también por la igualdad para las mujeres, esas «avanzadoras» que transforman el mundo.

 

Carolina Thiede es responsable de Comunicación de Oxfam en Paraguay. Feminista porque cree que lo personal es siempre político. Pregunta todo el tiempo «¿ya firmaste por Curuguaty?«

En busca de la autoestima perdida

Por Maribel Maseda Maribel Maseda 2

Pensando ayer en una persona que lee @masdelamitad, decido aparcar mi coche para telefonearla:

-Hola, Luisa… Cuando tenías la autoestima tan baja, ¿qué hubiera pasado si alguien te dice que ‘eres’ especial?

-Que no me lo hubiera creído

-¿Qué pasó cuando te dije: ‘tienes’ algo especial?

-(Se ríe ilusionada) Eso sí me podia permitir creerlo y te hice una propuesta: ‘¿Cuando empezamos?’

El restablecimiento de la autoestima de cada persona es un proceso dinámico en el cual las pautas se modifican y ajustan de acuerdo a los escalones que se van ascendiendo, desde un sótano- al que por uno u otro motivo ha llegado-, hasta alguna planta por encima del mismo. Ese salto es el que marcará el comienzo de la recuperación.

Tan solo un escalón por encima, la perspectiva de la vida es ya diferente a la que se veía a través de  la pequeña rendija por la que observaba el mundo de los demás, y que hacía siempre perdedor al mundo propio. En ese sótano interior la aspiración se limita a hacer confortable el aislamiento, sobrevivir a él. Subir el primer escalón es encontrar el valor de tener un objetivo correcto: ‘congeniar con la vida’.

Es un regreso al hogar íntimo y privado en el que cuidar de uno mismo y de todo lo que se aloja allí. Es probable que se tenga que ir descubriendo poco a poco ya que cada persona posee el suyo y es exclusivo y diferente del de los demás. Esta diferencia no hace peor ni  resta reconocimiento, respeto, amor, credibilidad.  Un error de base suele ser  intentar reconocerse a través de la imagen que reflejan los otros, real o no, porque cuando no se es capaz de apostar por uno mismo, la diferencia con quienes le rodean se convertirá en agravio comparativo y nunca en aportación sumatoria. Recordar en ese momento el potencial inherente a todas y cada una de las personas para ser y hacer algo bien, bueno, diferente aportará arrojo para al menos tratar de hacerse visible.

" Y si la vida solo está esperando a que yo quiera ser lo que soy?" Imagen: B. de la Banda

«¿Y si la vida solo está esperando a que yo quiera ser lo que soy?» Imagen: B. de la Banda

Así es cada ser humano, especial, y así va aprendiendo, enriqueciéndose, reconociendo los aciertos y los que no lo son tanto. Equivocarse no devuelve a la invisibilidad del sótano, sino que procura una nueva oportunidad para conseguir lo que se desea por vías distintas. No le arrebata su turno para hacerlo. La equivocación es un baremo valioso para concretar y definir bien el objetivo en base a sus capacidades para realizarlo. Ceder espacio a la frustración es mantener un  vacío carente de eficacia que hará imposible salir de ella.

Con el primer  escalón, el objetivo debe estar muy claro y no  perderlo de vista: recuperarse a sí misma, a sí mismo, y descubrir  o recordar las capacidades y cualidades que posee, la valía que tiene siendo quien es. Si precisa de modelos que inspiren su proceso de crecimiento, deben ser compatibles y asumibles y no ser quien no se tiene  posibilidad de ser por no encajar en las diferencias específicas que cada plantilla posee. Tener autoestima no significa perder la identidad y pasar a engrosar  las filas estandarizadas y estereotipadas de quienes parece que sí la tienen. Conservar su propia idiosincrasia aporta elementos vitales para un mismo y para el grupo social, familiar, profesional, etc. al que se pertenezca. Dentro de él, se van matizando, adaptando e incorporando nuevas herramientas y actitudes necesarias para la justa convivencia, pero sin necesidad de autodestruirse para conservarla.

Hay que descubrir cuál es la plantilla propia y exclusiva para, a partir de ahí, sacarle todo el partido posible. Es importante identificar el puesto que se ha estado ocupando durante el tiempo que se ha perdido la propia identidad y renunciar a él. No se puede recuperar la plantilla original mientras se está ocupando otra que no le pertenece por miedos, desconocimiento o imposiciones.

Tener una correcta autoestima es asomarse al interior de uno mismo sin miedo a descubrirse y sin temor a valorarse o a corregirse. Desde su escalón cada vez más conocedor de la realidad sabe que quien menosprecia no posee la razón, sino el problema, que intenta ocultar creando uno igual en el otro. ‘Ser’ con la seguridad de poseer el liderazgo propio permite agradecer y pedir perdón desde la humildad sin el temor a caer en la subordinación moral. Una vez en ese escalón, lo demás fluirá de manera diferente a como lo sentía desde su sótano; por eso no siempre las prioridades que veía allí coincidirán con las que descubra una vez se instale en el escalón de  su propia aceptación.

El proceso de reencuentro con la autoestima es un camino enriquecedor y plagado de descubrimientos.

Hoy puede ser un día estupendo para ponerse en marcha.

 

Maribel Maseda es Diplomada Universitaria en Enfermería, especialista en psiquiatría y experta en técnicas de autoconocimiento. Autora de obras como HáblameEl tablero iniciático, y La zona segura.