Mutilación genital femenina: Cortar a una niña, cortar su vida

Por Elena Cornellana

“Cuando cortas a una niña es como si cortaras una parte de su lengua para siempre.”

De esta manera tan simbólica explica Dialla cómo se sienten las mujeres que han pasado por la mutilación genital femenina.  Son tantas las consecuencias físicas y emocionales que, según ella, “no se pueden explicar”.

“De hecho, el reto es que lo expliquen, que verbalicen cómo se sienten, porque la mutilación es un tema tabú que conlleva silencio, tristeza, un largo sufrimiento y la resignación”, continúa.

Dialla Diarra, de 42 años, sabe de lo que habla. Nació en Damina, en Mali y fue mutilada cuando tan solo tenía una semana de vida. Esta práctica se consideraba “normal” en su entorno y nunca se había cuestionado. De hecho, de niña acompañaba a su abuela a practicarla, ya que formaba parte del grupo de mutiladoras de su comunidad. Hasta que llegó a Banyoles, Girona, hace ya 25 años, y descubrió que no todas las mujeres del mundo estaban mutiladas. Creía que había nacido así.

Dialla Diarra en una de las charlas sobre mutilación genital femenina en el centro cívico de Banyoles, Girona. Foto: Pablo Tosco/Oxfam Intermón

Dialla derrocha energía, alegría y pasión en todo lo que hace, tanto es así que todo el mundo la conoce y le llama “Mama Dialla”. Como presidenta de la asociación de mujeres subsaharianas “Legki Yakaru” (que significa “mujeres de hoy” en lengua sarankule) hace más de 10 años que lucha para erradicar la práctica de la mutilación genital femenina tanto en la provincia de Girona como en los países de origen. Y tanto ella como sus compañeras formadoras lo hacen a través del contacto personal, mediante talleres, charlas y otras actividades que sirven para que las mujeres ganen confianza y puedan superar primero retos prioritarios como como por ejemplo la lengua, el trabajo o la salud, antes de abordar el tema de la ablación.

La mutilación genital femenina no es un hecho cultural aislado, sino una práctica que va íntimamente ligada con la moral, las creencias sociales y la religión que constituyen el modo de vida de millones de personas. Es una tradición ancestral que se ha convertido en norma a través de los siglos y que, vestida de rito de transición entre la niñez y la madurez, supone un trato discriminatorio, vejatorio, violento, doloroso y degradante para las mujeres.

Esta violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas, reconocida internacionalmente, tiene como origen y motor la desigualdad de género. De hecho, es una forma de dominación extrema. La ablación es la manera que tiene la sociedad patriarcal de controlar la vida de las mujeres en todos los aspectos: sexual, social, reproductiva, física, psicológica…

Dialla explica que la base para luchar contra esta práctica es la educación y el diálogo intercultural, un diálogo abierto con perspectiva de género, donde todas las mujeres-  tanto las que viven en las comunidades en los países de origen como en las de acogida – sean las que provoquen el cambio. Y para eso necesitan salir de casa, ser independientes económicamente, empoderarse y tener voz ante sus familias y la comunidad.

Y es precisamente a través del ‘Proyecto Heal’ que la asociación ‘Legki Yakaru‘  busca tejer una red de confianza y trabajo no solo entre la comunidad subsahariana y la administración local, sino también entre asociaciones de Europa y África. De esta manera, cuando ellas saben que una niña que viaja a su país de origen está en riesgo de sufrir una mutilación, habrá una persona que la proteja allí y se encargue de explicar las consecuencias de esta práctica a la familia (no solo las físicas y psicológicas, sino también las penales, ya que los padres que lo permiten pueden enfrentarse a penas de prisión cuando vuelvan a Europa).

“Hemos conseguido que mujeres que han sufrido las consecuencias de la mutilación genital femenina expliquen su experiencia a madres que han tenido a sus hijas aquí. Y también hemos logrado, en los países de origen, que las mutiladoras hablen y den su opinión sobre el tema. Esta práctica, en el fondo, es un medio de vida para ellas y se ven empujadas a practicarla por la presión social. Así que cambiamos creencias y normas al mismo tiempo que les ayudamos a buscar otras alternativas para que puedan ganarse la vida”

Este 6 de febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, debemos recordar esta lucha por los derechos humanos de las mujeres y las niñas que mujeres como Dialla Diarra están llevando a cabo, puerta a puerta, charla a charla, llamada a llamada.

«Legki Yakaru» es una de las organizaciones que Oxfam Intermón apoya a nivel nacional. La población migrante y las mujeres son dos de los colectivos más afectados por la desigualdad y la discriminación en España.

Elena Cornellana es redactora y editora de contenidos digitales en Oxfam Intermón.

5 comentarios

  1. Dice ser pulisf

    Está claro que es un tema entre mujeres, son las cortadas y las que cortan.

    06 febrero 2018 | 09:52

  2. Dice ser Anonimatus

    A ver si hacen algún reportaje sobre la circuncisión, también es una mutilación genital y sólo estaría justificada en cuando es por motivos de salud y no por ser una tradición, o peor aún, una moda entre algunos padres.

    06 febrero 2018 | 10:09

  3. Dice ser Francisco

    ¿Pero no dicen que hay que respetar las tradiciones de toda esa gente que nos está invadiendo? Pues hay que dejarles tranquilos y que sigan practicando esto, como tantas otras cosas; son cosas de la multiculturalidad.
    Gracias ZP, gracias MR.

    06 febrero 2018 | 14:10

  4. Dice ser ruben

    La mutilación genital masculina y femenina en esos paises se hace por igual, claro a quien le importa un niño que le quiten un trozo, me parece feminismo radical todas las ong que hay como Uni…ef entre otras muchas que solo defienden atendiendo a razón de sexo, en este pais hay muchos niños que van de vacaciones»» a África y vuelven circuncitados y aqui nadie dice ni hace nada, hay que respetar sus costumbres por encima de las nuestras

    06 febrero 2018 | 19:49

  5. Dice ser María José Mudarra Sánchez

    «De niña acompañaba a su abuela a practicarla, ya que formaba parte del grupo de mutiladoras de su comunidad…»

    «La ablación es la manera que tiene la sociedad patriarcal de controlar la vida de las mujeres en todos los aspectos»

    Algo no me concuerda aquí!! ¬¬

    07 febrero 2018 | 21:12

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