Grupos de ahorro que cambian vidas

Por Leo García

 

Y de repente, allí estaba yo, en un recóndito lugar de Uganda… lejos quedaba Barcelona, las horas de vuelo, mi familia, la oficina y el ordenador, para encontrarme con aquellas mujeres y escuchar, hablar y compartir.

Hablar de los derechos de las mujeres, del derecho a una vida digna y libre de violencia, de cómo cada día mujeres de todo el mundo tenemos que enfrentarnos a miles de desafíos… porque las desigualdades no son patrimonio de continentes, razas o religiones, en mayor o menor medida, todas nos encontramos con situaciones injustas con las que lidiar cada día. Pero también hablar del camino que ya hemos recorrido, de nuestra fuerza, y de lo más importante: que no estamos solas, afortunadamente, nos acompañamos en este viaje.

Y también escuchar y compartir: sus inquietudes, problemas, aspiraciones y sueños… su deseo de abrirse a espacios de decisión y liderazgo, y sus dudas con la conciliación de la crianza de sus familias, algo que me sonó extremadamente familiar. Mujeres inteligentes, valientes y luchadoras. Que han empezado a organizarse en grupos de ahorro para apoyarse y conseguir nuevas oportunidades. Que felicidad poder participar de todo ello con mi pequeño granito de arena. Y que felicidad poder sentarme con ellas a escucharlas, para conocer mejor como el proyecto estaba cambiando sus vidas. Gracias a los grupos de ahorro en los que participan, pueden pedir créditos con muy bajo interés para pagar la escolarización de sus hijos, comprar insumos agrícolas o hacer pequeñas inversiones para mejorar sus negocios, y lo más importante, son ellas quienes toman la decisión sobre cómo utilizar los créditos.

Foto: Oxfam Intermón

Después de este encuentro tuvimos otros con otros grupos, y también visitas a algunas casas. Y así tuve la suerte de conocer a Eva y Agnes. Eva llevaba a su bebe en brazos, que me miraba con los ojos como platos y finalmente se atrevió a tocarme el pelo. Ella me explicaba cómo había utilizado el crédito del grupo de ahorro para pagar las tasas de escolarización de sus tres hijos. Agnes, de gran espíritu emprendedor, nos enseñó otros proyectos que había puesto en marcha en su propia casa para aumentar los ingresos familiares, como la apicultura. Ella había utilizado los créditos para emprender nuevos proyectos. Dos mujeres maravillosas, con muchos sueños y retos por delante.

Y de repente volvía a estar de nuevo en casa, con mis reencuentros y la vuelta a mi rutina, con muchísima información para seguir orientando mi trabajo… y aún más convencida de la contribución del comercio justo a la lucha contra la pobreza y la desigualdad, y cómo consumiendo productos de comercio justo aquí contribuimos a defender los derechos de las mujeres alrededor del mundo.

Leo Garcia es técnica de monitoring y apoyo a productores de comercio justo en Oxfam Intermón.

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