Angélica Bello y otras historias sin final

Por Carmen Suárez

‘Volvimos a retomar fuerzas y nos replanteamos continuar con su legado que, en memoria de ella,  no se puede perder’

El 16 de febrero de 2013 murió Angélica Bello. Tenía 45 años, era una significada activista por los derechos de la mujer y, según la versión oficial, se suicidó disparándose un tiro en la boca con la pistola de uno de sus guardaespaldas.

Esa versión oficial estaba muy lejos de lo que podían admitir sus compañeras de lucha. La única verdad incontestable, más de tres años después, es que su muerte puso fin a una vida  dedicada a  la lucha por la  defensa de los derechos de las mujeres.

La vida de Angélica Bello terminó. Su historia y su causa siguen vivas. Imagen de Corporación Mujer Sigue Mis Pasos.

La vida de Angélica Bello terminó. Su historia y su causa siguen vivas. Imagen de Corporación Mujer Sigue Mis Pasos.

Pero esa muerte no es el final de la historia. Contrariamente a lo que cabría pensar, la trágica muerte de Angélica dio un empuje mayor a la causa por la que combatía desde 1996. Angélica se vio inmersa  en esta lucha cuando, en 1996, tuvo que huir junto con sus hijos de su tierra natal, Saravena (Arauca),  víctima de amenazas por su vinculación con el partido Unión Patriótica. Eso le llevó a vivir en primera persona la experiencia de desplazada y a convertirse en líder por la defensa de los derechos de las personas que habían tenido que huir y más específicamente, de las mujeres que lo padecían.

Su militancia en esa causa no estuvo exenta de riesgos, como un  atentado sufrido en 2003, que no la intimidó, sino todo lo contrario,  ya que en 2006 creó  la Fundación Nacional de los Derechos Humanos de la Mujer, para atender a las víctimas de violencia sexual dentro del conflicto colombiano.

Su voz y la de sus seguidores empezaron a escucharse cada vez con más fuerza en el país, convirtiéndola en una presencia muy  incómoda. Comenzó entonces a sufrir toda serie de amenazas que se hicieron realidad en 2009,  cuando unos desconocidos la abordaron al salir  de una entrevista en el Ministerio del Interior en Bogotá, la  metieron a la fuerza en un taxi y la  agredieron sexualmente. Pero Angélica siguió imparable hasta su muerte.

Querían acabar con ella y con su lucha pero, como explica María Eugenia Cruz Alarcón, representante de la Corporación Sigue Mis Pasos,  no lo consiguieron. Ella recuerda que, poco antes de la muerte de Angélica, estaba a punto de abandonar la lucha y salir del país  como una medida de protección, por las cosas que estaban pasando conmigo y con mis hijas. Porque a las mujeres nos atacan de manera diferente, nos atacan con nuestro cuerpo, nos atacan con nuestros hijos”.

Por eso le dijo a Angélica que se iba, que lo dejaba, a lo que ella le respondió “Mire, que el Presidente se comprometió, no se vaya, vamos a trabajar”. Pese a ello, María Eugenia no lo tenía claro. Temía con razón por su vida y por la de los suyos.

Pero tras la muerte de Angélica, María Eugenia tuvo que replantearse su salida del país. Se dijo a sí misma “esto que estaba haciendo Angélica no se puede perder”.  Y muchas como ella empezaron a pensar lo mismo. “Por eso –explica- volvimos a retomar fuerzas y nos replanteamos continuar con su legado que, en memoria de ella,  no se puede perder”.

Fue así como en 2013 se organizaron en la  Corporación Mujer Sigue Mis Pasos, proyecto con el que colabora Oxfam Intermón.  Gracias a esta organización más de 1.000 mujeres han  podido  denunciar las violencias sufridas. Su trabajo ha contribuido  a que  la Corte Constitucional de Colombia emitiera  un Auto específico para el tema de violencia sexual (el 009), en el que más del 60% de los casos fueron aportados por la Corporación.

También les ha  permitido participar en la elaboración de la Ley 1719, que garantiza el acceso a la justicia a las mujeres víctimas de violencia sexual. Y han podido participar en las reuniones celebradas para lograr los acuerdos de paz en el país.

La violencia hacia las mujeres en Colombia ha pasado de la invisibilidad y el desprecio a las mesas de negociación y el reconocimiento público y legal. Aún queda mucho por hacer, pero son muchas las Avanzadoras, herederas de Angélica, que siguen adelante para que la historia termine con una auténtica reparación, y con el fin de la violencia hacia las mujeres colombianas.

Convocatoria: Mañana miércoles 23 de noviembre, a las 10 de la mañana en Barcelona, Oxfam Intermón organiza un encuentro con la periodista y defensora de los derechos de las mujeres Jineth Bedoya para conocer más de cerca la realidad de las mujeres colombianas 

Oxfam Intermón lanza hoy la iniciativa #MujeresQueEstán para destacar las consecuencias de la violencia hacia las mujeres y el liderazgo que permite luchar contra ella.  

Carmen Suárez es periodista y colabora con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

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