Archivo de febrero, 2015

Comer un día, comer un mes, comer un año

@bdelabanda

Por Belén de la Banda

Cada día, Actha Fadoul, de 28 años, busca la forma de conseguir suficientes semillas de sorgo para dar de comer a sus seis hijos. En los buenos momentos, el grano está en los pequeños almacenes de su patio. En los malos, que cada vez duran más meses, hay que pedir prestado el sorgo o el mijo, y después de la cosecha devolver dos veces y media lo recibido.

Achta Fadoul prepara la bola de sorgo a mediodía. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Achta Fadoul prepara la bola de sorgo a mediodía. Imagen: Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

A veces, a quienes, mejor o peor, comemos todos los días, nos cuesta entender la realidad del hambre. Pero últimamente siento que, en todo el mundo, el hambre está asociada directamente a la desesperación. En los últimos años se acerca a nuestra realidad europea a través de realidades locales, de niñas y niños que se han quedado sin beca de comedor, de familias que no cuentan con ningún ingreso, de organizaciones que intentan paliar todas estas situaciones a través de comedores, recogidas y repartos de alimentos, ayudas. Empezamos a pensar en el poder que tienen sobre nuestras vidas los alimentos. Entendemos sin gran dificultad lo que significa en una vida no tenerlos.

Hace unos meses tuve la ocasión de ver cómo hay personas, a sólo unas horas de nosotros, cuya principal preocupación cada día es qué van a comer. Hoy, mañana, esta semana… En el centro de Chad, en Mangalmé, las familias dependen de una estación corta de lluvias para que sus campos den de sí la comida de todo el año. Y desde la epidemia de cólera de 2010, y tras pasar por la crisis alimentaria provocada por la sequía en los años siguientes, la realidad es que no hay suficiente comida.

La vida de las mujeres, apegada al campo, a la búsqueda del agua y a la preparación de las comidas, es en muchos casos desesperante. Durante la estación de lluvias, trabajan intensamente el campo, principalmente quitando las malas hierbas en torno a las plantas de sorgo y mijo que cultivan en pequeñas parcelas. Es un trabajo duro, que se hace con azadas muy sencillas y requiere mucho esfuerzo físico.Y es la época en que las aguas embalsadas por todas partes atraen a los mosquitos que contagian enfermedades. Se trabaja con ansia, con fiebre, sin descanso. Si los adultos de la familia enferman, saben que el año será una tragedia.

Con suerte, se pueden hacer tres comidas en un día. Una papilla ligera de sorgo por la mañana. Una bola de sorgo con salsa de hojas de algún vegetal a mediodía. Y lo mismo por la noche. Achta sabe que esta dieta no es suficiente, ni suficientemente variada, para sus niños. Ni para Abakar, que tiene 11 años, ni para la pequeña Zourra, de un año, que empieza a comer otras cosas aparte de la lactancia materna.

Después de la cosecha, el sueño de abundancia muchas veces se disipa. Hay que devolver lo recibido durante los meses difíciles sin reservas. Hay que pagar en cereales las matrículas escolares de los niños, y una mensualidad también. Con suerte, cuando la comida no es suficiente, hay la posibilidad de trabajar para otros, de conseguir unos francos, de migrar a otro lugar donde las tierras den algo más. Muchas veces, ni con suerte se resuelve.

Entiendo la desesperación de Achta, a quien sólo le queda luchar: ‘Me caeré y me levantaré; me caeré y me levantaré, hasta que tenga criados a mis hijos’. Así, cada día, es como ella lucha contra el hambre.

Belén de la Banda es periodista y trabaja en el equipo de comunicación de  Oxfam Intermón

Dolor, fronteras y ley

Por Flor de Torres Flor de Torres

Cuando José Luis Sampedro ingresó en la Academia de la Lengua, en su maravilloso discurso de ingreso del 2 de Junio de 1991 hablaba ‘Desde la Frontera’. Y lo hacía con esta visión:

‘Mis fronteras son todas trascendibles, como lo es la membrana de la célula, sin cuya permeabilidad no sería posible la vida, que es dar y recibir, intercambio, cruce de barreras. Y más aún que trascendible la frontera es provocadora, alzándose como un reto, amorosa invitación a ser franqueada, a ser poseída, a entregarse para darnos con su vencimiento nuestra superación: ese es el encanto profundo del vivir fronterizo. Encanto compuesto de ambivalencia, de ambigüedad —no son lo mismo—, de interpenetración, de vivir a la vez aquí y allá sin borrar diferencias.

Hablar y opinar de otros Derechos, de otras culturas, exige lo que el Maestro Sampedro exponía: acercarse a esa frontera lejana para estar más cerca de lo que hay detrás, de los límites culturales que nos hacen diferentes.

Un grupo de mujeres en el cauce de un río en Chad. Foto: Belén de la Banda.

Un grupo de mujeres en el cauce de un río. Foto: Belén de la Banda.

Desde la frontera donde nos hemos aproximado a las otras culturas y tras observar podremos hablar del concepto de ‘las otras’, y del respeto a la diversidad cultural desde una perspectiva no europeísta que con tanto énfasis propone la Antropología. Pero todo este proceso de empatizacion tiene ciertos límites jurídicos, Y es que no se puede dar la espalda o cerrar los ojos ante la ablación genital femenina como violación de derechos humanos, argumentando que es solo un tema cultural. Es un acto de auténtica violencia a la mujer en el nuevo concepto amplio de violencia de género que proponen el Parlamento Europeo y el Consejo desde el año 2012.

El Parlamente Europeo nos dice que la violencia de género abarca también actos de violencia ejercidos al género femenino por el sólo hecho de ser mujer y no solo en el ámbito de la pareja. La mutilación genital femenina es un crimen ejercido a las mujeres por el hecho de ser mujeres.
Y así es como habla el Parlamento Europeo (en la Directiva 2012/29/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2012 ) por la que se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las víctimas de delitos:

‘La violencia por motivos de género se entiende como una forma de discriminación y una violación de las libertades fundamentales de la víctima y comprende, sin limitarse a ellas, la violencia en las relaciones personales, la violencia sexual (incluida la violación, la agresión sexual y el acoso sexual), la trata de personas, la esclavitud y diferentes formas de prácticas nocivas, como los matrimonios forzosos, la mutilación genital femenina y los denominados «delitos relacionados con el honor».’

La OMS alerta sobre el hecho de que la ablación genital femenina nada aporta a la salud, todo lo contrario: produce efectos nefastos en la mujer que lo padece. Efectos físicos y psicológicos perversos.

Las leyes son instrumentos de libertades y herramientas de lucha contra los atropellos físicos y psíquicos. Contra la violación de cualquier derecho humano. Y cómo no, a las consentidas culturalmente que afectan a las mujeres: A ‘las otras’ que cierran los ojos y el alma ante tan nefastos actos.

Apliquemos la Justicia Universal y lo que el Tribunal Europeo mantiene: es un crimen perseguible de forma universal. Es violencia de género.

Y es que solo hace falta contemplarlo y aplicarlo como tal. No, no es solo un delito de lesiones graves a la mujer. Es más. Mucho más. Es violencia de género. Es violencia a la mujer. Contemplando este atentado a la salud física y psíquica de la mujer como un acto de violencia de género podremos atacarlo con las mismas armas legales y protocolarias con las que actuamos contra cualquier acto de violencia de género.

Y así, solo así, entenderíamos las palabras de la somalí Abdi-Noor H. Mohamed en su poema contra la ablación. Y así, solo así, lo combatiríamos con todas nuestras armas legales y nuestro compromiso en su erradicación.

‘El nacimiento de un bebé debe ser una bendición
Pero el mío fue poco menos que una maldición
El rostro de papá no se iluminó Los tambores no hicieron ruido
No hubo disparos. Ninguna ceremonia se llevó a cabo
El recién nacido era yo. Soy una chica
En mi cultura, el género cuenta.
Una chica no es tan bienvenida como un niño
Aumentar los camellos en los pastizales
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene manos
ásperas que combatan contra los enemigos
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene corazón para
La reconciliación tras un conflicto
Es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene cabeza
A los cinco años tuve que enfrentar lo peor
Un corte de cuchillo en mis genitales
Una partera me circuncidó
Me cosió, me infibuló.
Donde yo tenía un clítoris
Tengo una cicatriz negra ahora
¿Por qué me causaron ese dolor?
Este verdadero dolor de las culturas primitivas
Llorando estoy, en cada etapa de mi vida
Mamá y papá, ¿no soy una hija?
Querido hermano, ¿no soy una hermana?
Querida humanidad, donde quiera que estés
¿No soy un ser humano?
Lágrimas, lágrimas, lágrimas’

Flor de Torres Porras. Fiscal Delegada de violencia a la Mujer  y contra la discriminación sexual de género. Fiscal Decana de Málaga

Mamá es reportera de guerra

Por Beatriz Pozo Bea Pozo

¿Qué es lo primero que viene a la cabeza cuando se habla de un periodista de guerra? ¿Peligro, riesgo, valentía, compromiso? Un periodista de guerra es la expresión más pura de la máxima ‘informar por encima de todo’. Alguien que arriesga su vida para que otras personas conozcan lo que ocurre en un conflicto armado, que es capaz de poner todo en peligro, solo para informar. ¿Y cómo logran estas personas tener una vida aparte del trabajo, si cada pocas semanas deben viajar a un nuevo frente de guerra, a un nuevo campo plagado de balas?

Lynsey Addario (c) John D. Catherine T/ MacArthur Foundation

Lynsey Addario (c) John D. Catherine T/ MacArthur Foundation

El 16 de marzo de 2011, cuatro reporteros del New York Times fueron secuestrados en Libia. Mientras se encontraba en manos de las fuerzas del coronel Gadafi, la fotoperiodista Lynsey Addario decidió que en cuanto fuera liberada tendría un hijo con su marido. En el momento más crítico, cuando no sabía si la iban a matar o no, si la iban a violar o cuánto tiempo estaría retenida, Addario se propuso tener un hijo.

Hoy casi 4 años después, la reportera, que recientemente ha sido nombrada por la American Photo Magazine como uno de los cinco fotógrafos más influyentes de los últimos 25 años, publica un libro sobre su carrera. Su nombre es toda una declaración de intenciones: ‘It´s  what I do’ (Es lo que yo hago). Y lo que ella hace es fotografiar zonas en guerra y lugares donde el hambre y la sed se ceban con la mayoría de la población. No obstante, desde finales de 2011, lo que ella hace también es criar a un niño. Quizá por eso, la segunda parte del título del libro es: ‘A photographer´s  life of War and Love’ (Vida de amor y guerra de una fotógrafa)

Tener un hijo no ha disuadido a Lynsey Addario de seguir realizando su trabajo. Como ella misma afirma en un artículo reciente para el New York Times: ‘Salir en el último minuto, saltar a  un avión y sentir la responsabilidad de cubrir guerras y hambrunas y crisis de los derechos humanos es mi trabajo. Dejar de hacer esas cosas sería como despedirme a mí misma’. Ni siquiera el embarazo se lo impidió. Durante el periodo de gestación, viajó por todo el mundo y siguió cubriendo historias, incluso en lugares  como Somalia o Gaza.

Lo cierto es que no es la primera vez que Addario usa la frase que da título a su libro. También la utilizó a los pocos días de ser liberada de Libia. Era su respuesta a quienes decían que cómo se podía atrever una mujer a cubrir una zona de guerra, especialmente en el mundo musulmán: ‘Es lo que yo hago […] es mi vida y yo tomo  mis propias decisiones’. Ahora le preguntan que cómo puede seguir poniéndose en peligro, después de tener un hijo. Ella siempre contesta que no le harían esa pregunta si fuera hombre.

lynse

 

A la hora de cubrir una guerra ser mujer tiene también sus ventajas. Addario habla de poder mostrar una perspectiva diferente del mundo musulmán, así como de tener un mayor acceso a las mujeres locales que sus compañeros masculinos. Además, en buena parte del mundo musulmán los hombres sienten un gran respeto hacia las mujeres y se creen en la obligación de protegerlas, lo que beneficia a una periodista.

Lynsey Addario ha sido secuestrada en dos ocasiones, fue víctima de una emboscada de los talibanes en Afganistán y ha visto a varios compañeros morir a su lado. No obstante, Linsey Addario también formó parte del grupo de fotógrafos que ganaron el Pulitzer a mejor reportaje internacional en el año 2009 por “Talibanistan”, ha recibido otros premios como la beca MacArthur Fellowship o la de Getty images por fotografía editorial por su trabajo en Darfur,  ha retratado los principales conflictos de los últimos años y ha viajado a donde ha querido viajar. Su trabajo es ‘una parte intrínseca de lo que soy, es lo que creo y lo que gobierna  mi vida’. Puede que muchos no lo entiendan. ¿Por qué ponerse en peligro? ¿Por qué arriesgarse? No obstante, su propio libro lo dice: ‘It´s what I do: A photographer life of War and Love’. Es lo que ella hace. En su vida hay guerra, pero también hay amor.

Beatriz Pozo es estudiante de periodismo y comunicación audiovisual. Colabora con el equipo de comunicación de Oxfam Intermón.

Una silla en la cumbre

Por Lara ContrerasLara Contreras

España está ocupando una silla en el Consejo de Seguridad de la ONU y lo hará durante dos años. ¿Qué significa estar en el Consejo de Seguridad de la ONU? Suena muy fuerte y es que es una gran responsabilidad. Supone entrar en el club de los garantes de la paz y seguridad mundial. Implica hacer todo lo posible para que mujeres, hombres y niños dejen de sufrir la violencia de la guerra, puedan huir de sus hogares e instalarse en un sitio seguro y reciban toda la ayuda que necesiten. Se trata de proteger a las personas.

Una mujer recoge agua en un campo de refugiados a las afueras de Trípoli (Libia). Imagen de Pablo Tosco / Oxfam Intermón.

Pero España puede pasar esto dos años sin pena ni gloria o dejar su huella como país que ha logrado cambiar la vida de las personas atrapadas en conflicto en especial de las mujeres y las niñas. Y digo en especial mujeres porque es donde España destaca frente a otros y porque presidirá el Consejo de Seguridad cuando se cumplan 15 años de la resolución 1325 que busca dar voz a las mujeres en la resolución de conflictos.

Abeer Al Madhoun es una mujer palestina que dio a luz a su hijo entre bombas en la última guerra de Gaza. No tuvo la oportunidad de huir de la guerra, no pudo acceder a un hospital seguro y sigue atrapada en Gaza sin poder ofrecer un futuro a su hijo. Además, su voz no está siendo escuchada ni tenida en cuenta por todos aquellos que dicen estar buscando una solución al conflicto palestino-israelí.

Abeer Al Madhoun, tras dar a luz en el hospital de Oxfam en la franja de Gaza. Imagen de Mohamed Al Babba / Oxfam

Abeer Al Madhoun, tras dar a luz en el hospital sostenido por Oxfam en la franja de Gaza. Imagen de Mohamed Al Babba / Oxfam

El primer viaje de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores nada más sentarse en el Consejo de Seguridad ha sido a Gaza, es la primera vez que un Ministro de nuestro país entra en la Franja desde el inicio del Bloqueo israelí. Tras el viaje se ha comprometido a impulsar el proceso de paz de Oriente Medio.

Me pregunto si en su estancia en Gaza ha hablado con Abeer o con alguna mujer que ha pasado por lo mismo, si le ha preguntado qué significó dar a luz entre bombas, si se habrá interesado por saber qué futuro le quiere dar Abeer a su hijo y qué papel quiere jugar ella en la solución a este conflicto.

Yo como madre, tengo la gran suerte de decidir sobre mi vida y la de mis hijos y darles un futuro y quiero que mujeres como Abber también puedan hacerlo. Ahora España sí está en ese privilegiado club de países que pueden evitar que más mujeres se vean obligadas a vivir uno de los momentos claves de su vida, dar a luz a un hijo, en la guerra. Será de los países que pueden darles voz a mujeres como Abber para cambiar su vida y ver algo de luz en la vida de sus hijos.

España ha sido en los últimos años un país reconocido por su implicación en la defensa de los derechos de las mujeres y  con el objetivo de integrar la perspectiva de género en los procesos de construcción de paz, España elaboró en 2007 el Plan de Acción para la aplicación de la Resolución 1325. Este compromiso tiene que marcar la diferencia para la vida de las mujeres atrapadas en conflicto mientras España esté en el Consejo de Seguridad.

Las mujeres no sólo sufren la violencia de los conflictos, sino que muchas veces son utilizadas como arma de guerra en los mismos para humillar a los hombres. Además, son las que se responsabilizan de proteger a los hijos o tienen que huir solas con ellos y cuando se inician las negociaciones de paz no son invitadas a la mesa, como se ha visto en Afganistán o Gaza.

Quiero que pensemos que querríamos hacer nosotras si de pronto viviéramos en un conflicto y quiero que le pidamos al Gobierno español que se comprometa a darle lo mismos que querríamos para nosotras a todas aquellas mujeres que viven atrapadas en la violencia.

Lara Contreras es coordinadora de relaciones institucionales en Oxfam Intermón

Cien años de cuerpos ‘perfectos’

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hace unas semanas en una web de salud americana salía un artículo sobre cómo la visión del  cuerpo perfecto de la mujer ha cambiado en los últimos 100 años. Se muestran una serie de ilustraciones donde se aprecian cambios en aquel aspecto corporal que en un momento se idealizaba, y en otro se rechaza o se ignora dependiendo de las modas.

Las tres gracias, de Rubens. Imagen: Museo del Prado.

Las tres gracias, de Rubens. Imagen: Museo del Prado.

La visión del cuerpo perfecto ha cambiado a lo largo de la historia, y difiere según el contexto geográfico, ya que el concepto de belleza no es lo mismo en Occidente que en Oriente, Africa, etc. Nada que ver la idealización del cuerpo de la mujer en la Grecia Antigua, con la del Renacimiento.

Centrándonos por ejemplo en Estados Unidos, cuna de la publicidad, series de televisión y la gran industria publicitaria y de imagen como es Hollywood, los ideales corporales han variado a lo largo de los últimos cien años:

-A principios del siglo XX se idealizaba a la mujer con gran busto, caderas anchas y cintura estrecha.

-En la época de los años 20 las mujeres empezaron a mostrar más las piernas y tobillos,  dejando de lado el resaltar senos o cintura que pasaron a un segundo plano.

-En los treinta volvieron mujeres con curvas.

-Durante la Segunda Guerra Mundial, se valoraban más mujeres como con cuerpos delgados pero con curvas.

-En los 50 tenemos a Marilyn Monroe, Brigitte Bardot iconos de belleza con cintura pequeña y busto prominente.

-En los sesenta aparece un nuevo modelo de mujer delgada, con piernas largas y con carácter bastante andrógino; la modelo Twiggy es una de sus mayores representantes.

-En los setenta se aprecia la figura de mujeres atléticas y en los ochenta también sumando más delgadez. Comienzan a surgir en ese momento gran cantidad de casos de anorexia o bulimia nerviosa.

-En los noventa otra vez vuelven a aparecer modelos de mujer delgada y algunas con aspecto de niñas. Kate Moss es una de sus representantes.

– En dos mil aparecen modelos de mujer altas, delgadas, con senos granes y cuerpos tonificados.

Todo esto nos muestra varios aspectos; primero que el concepto de belleza cambia en el tiempo y que es completamente subjetivo; es decir lo que en una época es rechazado en otra es idolatrado. Por otro lado, y lo más importante al no ser conscientes de lo primero el sometimiento al que las personas nos vemos  presionadas por no cumplir esos cánones, fomentan la frustración y a la insatisfacción constante. Por último, se acaba idolatrando la imagen corporal como si el tener un cuerpo ajustado a esos patrones de belleza de ese momento diese un plus, un mayor estatus, como si una persona por cumplir con esos cánones de belleza fuese mejor a otra; absurdeces varias de las que somos presos todos, pero principalmente las mujeres a las que va dirigida gran parte de la publicidad.

En todo esto no podemos olvidar que hay un interés que mueve mucho dinero y que no deja de vender estereotipos a través de la publicidad. Al haber una fisura entre los cuerpos idealizados ( que no son perfectos), de esas mujeres que salen en los medios, en las redes, en la publicidad  y las mujeres comunes se puede generar un sentimiento impotencia que acaba vendiendo mucho; “Si tú quieres ser como ella, compra esta crema, come este producto, échate ese perfume, lleva esta ropa…” , un gran negocio

Luego se denuncian la cantidad de casos de  trastornos alimenticios, pero resulta muy hipócrita cuando se fomenta esa insatisfacción corporal simultáneamente, y es que en ciertas edades como la pre-adolescencia-adolescencia el mensaje de idealización y decepción propia penetra profundamente. He atendido en psicoterapia  a numerosas chicas con un rechazo corporal enorme cuando eran bellas, ¿por qué se estimula lo contrario?

La belleza es arbitraria y diversa. Es fundamental ser conscientes de ello porque no se puede limitar lo atractivo, igual que no se puede limitar la variedad de la vida. Necesitamos apreciar la belleza en la diferencia, en la diversidad, en la imperfección y la salud porque la perfección corporal no existe y no podemos ser presas de las modas de cada época ni dejar que se nos imponga un tipo de cuerpo sin aceptar el nuestro, nuestra satisfacción corporal no puede depender de las modas, así como nuestra autoestima.

La belleza está en las cinturas estrechas, en las anchas, en las caderas grandes y en las que no lo son, en los tobillos voluminosos y en los finos, en el vientre liso y en el abombado, en el pecho pequeño y en el grande, en los brazos finos y en los gruesos, en ser alto y bajo… El cuerpo perfecto es el tuyo, no el de otras.

Alejandra Luengo. Psicóloga clínica,  combino la atención psicológica en servicios públicos con la consulta privada. Creo firmemente que se pueden cambiar las cosas y en esa dirección camino. Autora del blog unterapeutafiel.

Desde Perú, historias de violencia y reparación

Por Flor de Torres y Yajaida Huamán Escobar 

La población de Perú asciende a más de 30 millones de habitantes y es considerada una de las poblaciones mundiales con mayor incidencia de la violencia a la mujer en sus diversas manifestaciones. En palabras de Yajaida Huamán Escobar, Fiscal Adjunta Provincial Penal de Arequipa  en Perú, su país ostenta el primer puesto en Latinoamérica en violencia a la mujer en sus distintas manifestaciones y el tercer puesto a nivel mundial en tal categoría. Además es su región Arequipa la segunda en violencia a la mujer tras Lima la capital de la nación peruana.

Protesta de mujeres peruanas ante el Congreso de su país. Imagen: Mary Vargas

Protesta de mujeres peruanas ante el Congreso de su país. Imagen: Mary Vargas

No cambiaría en Perú la manera de combatir legalmente la violencia de género a como se afronta en España: A través de Fiscalías Especialistas que se enfrenten a las agresiones sexuales, feminicidios, malos tratos, coacciones y vejaciones, amenazas y violaciones sin el miedo, la culpa o la vergüenza que sienten sus victimas. Y es que el enemigo a derrotar es el mismo en el que se origina: la desigualdad de género.

Esa desigualdad fabrica víctimas que, según Yajaida, en un 48% de ellas no denuncian por miedo, por vergüenza o sentimiento de culpa.

Y así un país con mas de diez millones de habitantes menos que España sigue soportando 7 feminicidios al mes que hacen un porcentaje de 84 al año acercándose casi el doble de lo que España desgraciadamente en el año 2014 tuvo que sufrir 53 feminicidios.

Yajaida me habla de Mili (nombre no real sobre historia real): ‘Tuve la  oportunidad de conocer una de esas tantas historias reales pero que permanecen ocultas ante los ojos de los demás, en especial ante los ojos de la ley’ y me refiere su vida de violencia de género desde su adolescencia siendo este su último episodio en estas claves:

Mili padece de dos afecciones que han requerido de tratamiento prolongado, una de ellas oncológica, que le han impedido desarrollar las actividades de cobradora de combis que realizaba, a esto se suma el abandono material, moral y económico al cual su pareja ya la había acostumbrado; aun cuando pareciera que nada podía ir peor, él la volvió a embarazar por cuarta vez y en dicho estado la conocí, sumida en un dolor profundo en una desesperación propia de quien se cree sola en el mundo. Ella me relató: ‘él vino en la tarde, tiró muro y entró a mi cuarto, corrió de frente donde mis dos hijas y se las quiso llevar, yo corrí a abrazarlas y él aprovechó y cogió a Ángel de casi 4 añitos y se lo llevó, lo subió a la combi en la que había llegado a mi casa y desaparecieron’ ella prosigue ‘sólo dos días antes vino y así embarazada como estoy, me pegó me arrastró hasta la calle y me tiró al piso, mientras me pateaba me insultaba, me dijo que perdía el tiempo matándome porque como yo estoy enferma igual me iba a morir, un joven me ayudó, él se escapó’; horas más tarde y después de la denuncia que Mili había interpuesto por sustracción de menor el pequeño Ángel fue dejado solo en la puerta de la casa de su mamá, ‘calladito es él, no habla mucho, sólo yo lo entiendo, parece que cómo siempre ha visto que su papá me agredía, por eso es así’.

Ahora pienso que Mili tuvo suerte, primero de que haya encontrado un efectivo policial que accediera a recibirle la denuncia verbal por sustracción de menor ya que lamentablemente en nuestro país es una práctica común que algunos policías rechacen liminarmente la denuncia indicándole a la denunciante que es su padre y por tanto tiene derecho de llevárselo: ‘ya lo devolverá’. Pienso también, y es lo que más me escarapela la piel, que Mili está viva y que vive para darnos testimonio de la cruda realidad que le tocó vivir. Ella puso denuncias por violencia familiar pero desconoce en qué terminaron, porque Luis entra y sale cuando quiere de su casa ‘tirando muro’ como ella dice. Pienso que sobre la última agresión física que sufrió no puso la denuncia porque tenía miedo de dejar solos a sus hijitos mientras iba a la Comisaría, que cuando Luis se enteró de la denuncia por sustracción de Angelito y de que ella estaba pretendiendo vender las mazamorras que había preparado dentro de las combis donde antes trabajaba, la empezó a amenazar nuevamente, le mandó mensajes de texto le dijo que le iba a cortar la cara si otra vez la veía haciendo eso…  Pero está vez Mili se armó de valor y quiere que la ayudemos. Y sí, la vamos a ayudar, la estamos ayudando.

Estas son las historias que alimentan nuestro trabajo. Historias reales. En Perú y en España. Y las recogemos como nos llegan, las afrontamos a través de procesos  revestidos de perspectiva de género donde la desigualdad es el origen, el móvil y el fin del delincuente de género. Por tanto no podemos combatir esa desigualdad instalada en Perú, ni en España sin hacer visible su origen y sus consecuencias que denigran, extorsionan y asesinan a mujeres cuando se exponen a la violencia de género.

Por ello Yajaida abandera en Perú  la necesidad de que el Ministerio Fiscal cuente con despachos especializados como ocurre en España, asume con responsabilidad esta iniciativa esperando que las autoridades de su país hagan eco de este clamor en beneficio de las víctimas que como Mili esperan ser visibles ante los ojos de la ley.

Para ayudar a salir de la violencia a las víctimas necesitamos colegas como Yajaida, que entienden, acompañan y relatan sus historias con tanta empatía. Abanderada de la Igualdad en su País, con conciencia de género para seguir la conquista de los derechos de las mujeres. De las que son invisibles, desiguales, calladas y avergonzadas por sufrir violencia de género y agresiones sexuales por sus parejas. Es la voz de las sin voz en Perú, como la de Mili.

Es un orgullo caminar a al lado de profesionales como Yajaida, amiga y compañera.

 

 Flor de Torres Porras. Fiscal Delegada de violencia a la Mujer  y contra la discriminación sexual de género. Fiscal Decana de Málaga

 Yajaida Huamán Escobar. Fiscal Adjunta Provincial Penal de Arequipa (Perú), a cargo de la tramitación de delitos por agresiones  sexuales