Feliz Día de Armarios Abiertos

Por Mayte Mederos Mayte

Hasta que la ley me permitió casarme, odiaba las bodas. Y eso que con una familia tan grande me tocó asistir a una larga sucesión de ellas. No es que me molestasen las ceremonias, al contrario: nadie se emocionaba más que yo, que me gusta un ritual romántico como el comer. Pero todo -empezando por el hecho de que no invitasen a la novia que ni imaginaban que tenía- me recordaba que el anillo y el traje no estaban hechos para mí, y que en la liga del amor las lesbianas nos quedábamos fuera.

Por suerte la ley del Matrimonio Igualitario cambió las cosas en España y, como muchas otras personas LGBTI, pude disfrutar del derecho a hacer de mi capa un sayo (en mi caso, casarme con la madre de mis criaturas en una lluviosa tarde de enero, en el salón de plenos de mi ayuntamiento)

Armarios abiertos en las familias. Imagen de TrasTando.

Armarios abiertos en las familias. Imagen de TrasTando.

Sin embargo, ese sentimiento de exclusión y de quedarnos con cara de tontas no acabó con la igualdad ante la ley. Porque la discriminación va muy por delante de nuestros derechos, así que la misma frustración de entonces se nos repite a las mujeres que amamos a mujeres cada navidad.

No importa cuánto te gusten las fiestas, los polvorones y los villancicos. Si eres una mujer lesbiana o bisexual es más que probable que tu familia no lo sepa. O que lo sepa y no lo apruebe, que no sé qué es peor. Y que tengas que ir a la cena de nochebuena con tus hermanos y sus parejas, echando de menos a tu chica y sintiendo que es totalmente injusto. Pero no se queda ahí: da gracias si, además, no tienes que aguantar comentarios y chistes homófobos o machistas en esas fantásticas cenas en las que reírse de los demás es un clásico que no falla. Lo único en lo que se ponen de acuerdo el cuñado petardo y el estirado de tu primo, oye.

Qué le vamos a hacer si la navidad es un imperativo en estas fechas, tengas las creencias que tengas. Pero con el agravante de que en España es la fiesta de la religión católica, casualmente la confesión que más lucha por condenarnos al doble ostracismo: por mujeres, y por no heterosexuales. Así que nos toca celebrar por narices unas fiestas que son a lo LGBTI lo que el nazismo al pueblo judío. Eso sí, como si fuera lo más normal del mundo, y sin que nadie se cuestione nada.

Pero a pesar de este caldo de cultivo yo, que soy optimista por naturaleza y encima he tenido mucha suerte en la vida, brindo porque proliferen familias como la mía: diversa, abierta y respetuosa. Para que los armarios se abran en todas las casas como las ventanas de los calendarios de adviento. Para que nuestras hijas e hijos reciban en estas fiestas regalos no sexistas, que les enseñen roles igualitarios. Y para que vean modelos de familia que engloben todo lo que sus corazoncitos quieran conseguir en la vida.

Esa es la navidad que quiero. ¡Felices fiestas!

Mayte Mederos es madre de familia numerosa y autora del blog Avatares de una amazona.

3 comentarios

  1. Dice ser Abraxas

    Parece que lo cuentas como si el problema fuera exclusivo de las mujeres. Se que el blog está enfocado a la mujer, pero si los temas que comparten la misma problemática en ambos sexos, los tratamos como si fueran exclusivos de la mujer, algo falla.

    De hecho, el problema es mucho más complicado para los hombres, dado que, como tu dices, es muy probable que muchas mujeres oculten sus preferencias sexuales a los demás, y en especial, a los suyos.

    En esto, como en todo, la igualdad parte porque las mujeres se tiren a la piscina, cosa que muchas no se atreverán a hacer, «por el qué dirán», y también porque a muchas, lesbianas, bisexuales o lo que sean, les preocupa más lo que opinan los demás que su propia vida.

    25 diciembre 2014 | 11:01

  2. Dice ser panchenko

    hay que ser agradecido y recordar que fue el socialismo, de la mano del presidente zapatero, quien devolvio los derechos a la mujer tomando este tema como politica de estado y creando un ministerio para tratar el tema…

    zapatero es el guia,
    lenin el salvador.

    27 diciembre 2014 | 18:51

  3. Dice ser Sierra_1

    Si el problema es no poder llevar a tu pareja a la cena de navidad el problema no es la navidad, ni la cena de navidad es tu familia, ni siquiera la homofobia, el problema es de uno mismo, que es muy triste que prefieras pasarla sin tu pareja y tragues.

    Pero eso no pasa solo en el mundo gay, en el mundo hetero pasa también (y diría que mas por simple estadística) y el tonto o la tonta que no se planta y dice o va mi pareja o no voy yo… es eso un idiota que debería plantearse si de verdad quiere a esa persona o esta con ella por simple costumbre.

    29 diciembre 2014 | 16:46

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