La huerta de Cristina o la libertad de elegir

Por Verónica Heilborn Verónica Heliborn

Cuando conocí a Cristina mientras cargaba el carro con productos de su huerta para venderlos en la feria de San Pedro, como cada miércoles, no pude menos que celebrar sus conquistas. De ser una mujer que trabajaba sola en la huerta y sacaba unos pocos productos para alimentar a su familia, se había convertido en una agricultora que trabajaba de manera organizada con otras agricultoras y agricultores de la zona, con acceso a formación, con posibilidades de mejorar su huerta y su vida, con un carro de caballos para recorrer semanalmente, junto a varias vecinas, los 7 km que separan su casa de la feria en el centro de la ciudad. Esto, en un país tan desigual como Paraguay, era y es un salto cualitativo gigantesco.

Después de un par de años acudiendo a la feria, la venta semanal de tomates, pimientos, lechugas, maíz, queso y judías, le han permitido obtener ingresos estables, invertir en su parcela, haciendo que sus hijas e hijos completen sus estudios secundarios, mejorando la variedad de alimentos en el menú familiar, y contando con un mínimo ahorro para imprevistos. Me lo contaba con orgullo y alegría, confesando haber pasado incertidumbres y complicaciones. A pesar de la cuesta arriba, Cristina, labrando, cultivando alimentos sanos y sabrosos, consiguió autonomía económica, que no es ni más ni menos que ganar márgenes de libertad para decidir.

 feriantas que participa cada semana en el mercado (feria) de San Pedro.

En un país tan desigual como Paraguay, tener autonomía económica es sinónimo de libertad. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Tras conocer de cerca a Cristina, sé que detrás de cada ensalada y cada guiso que preparo, hay varias mujeres como ella que han criado con cuidado cada verdura, y que a través de cada kilo de pimientos y maíz que compro en los mercados y ferias de productoras, estoy pidiendo que persista y mejore la pequeña agricultura, y que muchas mujeres agricultoras sean más independientes, más fuertes y un poco más libres para elegir lo que quieren.

Creo que tuve mucha suerte de aprender relativamente pronto que para tener iguales derechos que los hombres y hacer cosas que la tradición reservaba para ellos, era imprescindible ser económicamente independiente, es decir, ganar mi propio dinero. A lo largo de los años me fui encontrando con mujeres que se habían visto atrapadas en situaciones que nadie elegiría: ser madres muy jóvenes o de muchos críos, tener un marido o pareja ausente… o sin amor, con empleos indignos, con deudas insalvables, incluso con una combinación de todas de las anteriores. Pero no fue hasta que conocí a las mujeres feriantes de San Pedro de Ykuamandyju -en el norte de Paraguay-, cuando comprendí con cuánta fuerza la autonomía económica podía darnos libertad.

Viviendo en un país tan desigual, en zonas rurales con apenas servicios públicos, ser mujer agricultora es, de partida, un camino cuesta arriba. Mal que nos pese, vivimos en una cultura machista, que hace miopes -y hasta ciegos- tanto a los técnicos del Ministerio de Agricultura, que ven a las mujeres como cuidadoras y no como productoras, como a la banca pública y privada, que “arriesgan” muy poco en créditos para mujeres emprendedoras.

 

Verónica Heilborn es responsable del programa de Medios de Vida de Oxfam en Paraguay. 

2 comentarios

  1. Dice ser Solitario

    Me ha recordado este artículo a lo que siempre decía mi abuela: que las mujeres tienen que buscar por encima de todo la independencia económica. Eso les permitirá vivir con su dignidad y no depender de un hombre para su sustento, lo que hace que tengan que ‘aguantar’. Enhorabuena a Cristina y sus compañeras, son un ejemplo para todos

    10 diciembre 2013 | 12:15

  2. Dice ser Ulk

    Dice: “labrando, cultivando alimentos sanos y sabrosos, consiguió autonomía económica, que no es ni más ni menos que ganar márgenes de libertad para decidir”. Y el pie de foto: “tener autonomía económica es sinónimo de libertad”. Igualmente, el hecho de que la tierra esté en manos de grandes compañías o de estados, significa pérdida de libertad para los ciudadanos.

    10 diciembre 2013 | 16:42

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