Archivo de diciembre, 2018

Jaime en tuits para despedir el año

Hay en potencia infinidad de maneras de despedir el año cuando tienes un blog. Los balances y los nuevos propósitos en distintos formatos es lo más habitual. En mi caso, este año, he decidido recoger una serie de tuits, aunque ya veréis que la cronología es aleatoria y poco equilibrada.

En todos ellos mi hijo Jaime, que tiene autismo y un elevado grado de dependencia, es el protagonista. Lo hago porque se lo merece, porque le quiero y porque me gustaría que así le conocierais un poco mejor y cuando os encontréis ante vosotros a una persona con autismo o con discapacidad recordéis que merece la pena conocerlos, que cada de uno de ellos es único y que compartir nuestra vida con una persona así no es (o no tiene por qué ser) recorrer un valle de lágrimas ni mucho menos.

Feliz año nuevo lleno de descubrimientos.

“¿Adivinas lo que piensan los niños? ¿Papá Noel va pasando de generación en generación o eres el mismo siempre?”

No es una carta cualquiera, es la carta de una niña de nueve años con mente de científica.

Tiene un sano escepticismo y un espíritu investigador y un cerebro afilado como un escalpelo desde que la conozco, que es hace mucho. Es compañera de mi hija y una de sus mejores amigas desde que comenzó Infantil.

Se llama Marina y ya se hizo famosa por plantearse un verano si unos perros habían salido de una caja. Cuántos fueran era lo de menos.

Estas navidades ha escrito una carta a Papá Noel que su madre me ha permitido compartir con vosotros. Seguro que no os decepciona.

Ojalá nunca nada ni nadie altere esa forma maravillosa de mirar el mundo y preguntarse sobre lo que está viendo.

¿Qué libro os marcó en vuestra adolescencia?

Os lo pregunto porque me interesa, porque seguro que las respuestas me traen recuerdos. Y oye, lo mismo así se nos ocurren libros que pedir a los Reyes Magos si tenemos algún adolescente cerca. Los libros son un regalo estupendo, por mucho que haya gente que no lo crea así.

Todo empezó con un tuit del escritor y maestro Nando López, suyo es todo el mérito.

Es cierto que es difícil elegir uno solo. La adolescencia dura varios años y hay sitio para muchos libros. En mi caso también recuerdo especialmente Dune, La rueda del tiempo, Pequeño gran Hombre, La decisión de Sophie, Holocausto, Los pilares de la tierra, los de caballos de Walter Farley, La princesa prometida, todos los de Pearl S. Buck y de Jack London, Crimen y castigo

Los guardo con cariño deseando que mi hija se adentre entre sus páginas cuando crezca y preguntándome si no debería yo zambullirme también de nuevo en ellas. Si los leyera hoy serían libros nuevos, una experiencia completamente diferente.

No estoy segura, porque leerlos de nuevo puede ser un gran goce pero también puede traer cierta decepción. Con algún título ya me ha pasado.

Y he estado disfrutando mucho leyendo los títulos que la gente recuerda como especiales en esa época de transición en la que buscamos el norte, a veces sin saberlo y en ocasiones sin éxito.

Hay nombres que se repiten. Rebeldes de Susan E. Hinton, Shiddarta y El lobo estepario de Hesse, también Tolkien, etc.

¿Cuáles son los vuestros?

El ‘efecto Netflix’ también se da en los perfiles infantiles (las películas y series que nos llegarán entre 2019 y 2022)

Creo que todos conocemos (y hemos sufrido) el efecto Netflix, al menos todos los que contamos con esta plataforma de contenidos por streaming que justo por estas fechas celebra el tercer aniversario de su llegada a España. La oferta es tan grande, el algoritmo te ofrece tantos contenidos afines a tus gustos, que te encuentras con el mando (o la tablet, el portátil o el móvil) en la mano, incapaz de elegir qué demonios ver entre tanto como tienes por delante. No es raro que al final haya pasado tanto tiempo o estés tan abrumado que optes por irte a la cama a leer o ver lo mismo de siempre (lo que explicaría la renovación millonaria que ha hecho Netflix de la serie Friends por un año más). Es, en cierto modo, el equivalente a no saber dónde dejar el coche cuando encuentras un aparcamiento lleno de sitios vacíos.

Pues los niños no están libres de sufrir el efecto Netflix. Es tanto lo que hay en los perfiles infantiles, tanto de producción propia como ajena, que es fácil perderse un buen rato cotilleando qué ver. Aunque la experiencia me dice que los niños no se lo piensan tanto, que se deciden más rápido y repiten con más frecuencia aquellas series y películas que ya les gustaron una vez.

Ojalá la compañía californiana se animara a contarnos los hábitos de nuestros niños en su servicio de streaming comparados con los de los adultos. Seguro que veríamos diferencias. Pero Netflix no es demasiado dado a compartir datos, tampoco de audiencia. Hay que quererles así. Tanto es así que me sorprendió descubrir el mes pasado que en un comunicado confesaron que «casi un 60% de los usuarios de la plataforma a nivel mundial disfruta de contenido infantil y familiar cada mes». Probablemente cuando se busquen hashtags en redes sociales con los títulos de series o películas infantiles no asomen tantas publicaciones como con otras más seguidas por adultos, pero es que los niños no andan tuiteando o con instagram. Y de hecho, hacerlo sorprenderá a muchos al ver a numerosos adultos comentándolas.

Hoy hay un tema en 20minutos que habla largo y tendido de la ofensiva que Netflix prepara para incrementar su oferta de contenido infantil y familiar que os recomiendo si es que el tema os interesa. Una ofensiva necesaria dado el valor estratégico intrínseco que tienen estas series y películas e impulsado por la decisión de Disney de lanzar su propio servicio de streaming (estoy deseando valorar cómo es).

En él se mencionan varias producciones que la compañía tiene en marcha. De todo tipo, eso es lo que más llama la atención. Y encaja con lo que dice Melissa Cobb vicepresidenta de Kids and Family en Netflix: “Sabemos que hay diferentes tipos de familia. Por ello, contamos con creadores de diferentes estilos para poder contar historias únicas y diversas con las que puedan sentirse identificadas todas y cada una de las familias de Netflix».

En total hay, que sepamos, al menos 13 proyectos en marcha para ver la luz a partir de 2019. A mí los que más me llaman la atención son las adaptaciones animadas del universo de Roald Dahl, un escritor infantil mítico conocido sobre todo por Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate. Creo sinceramente que la animación podrá hacer mejor justicia a su universo que las películas que hemos visto hasta la fecha.

En segundo lugar despierta mi curiosidad My Father’s Dragon, de Nora Twomey. Twomey ha estado vinculada a maravillas como El secreto del libro de Kells o El pan de la guerra, junto a mi admirado (y ponderado desde este blog, no os perdáis sus películas) Tomm Moore.

Guillermo del Toro me gusta mucho, aunque en casa no nos entusiasmó con su Troll Hunters, aunque me consta que sí ha gustado a mucha gente en mi entorno con niños de menos de diez años. Eso no quita que tenga muchas ganas de ver su Pinocchio. Será su primer largometraje de animación y en stop motion.

El libro de la vida es otra película maravillosa de la que os hablé en su día en el blog y su creador, Jorge Gutiérrez, también nos traerá una miniserie en 2021 a la que tengo muchas ganas. Se llama Maya and the three y está inspirada en la cultura mesoamericana.

Jacob and the beast, protagonizada por un marinero y un monstruo marino, es un largo de  animación ordenador, escrita y dirigida por el ganador del óscar Chris Williams (Vaiana, Big Hero 6, Bolt). Me llama mucho la atención.

Klaus será la primera que veremos, a finales de 2019, y no había captado demasiado mi interés hasta que escuché a Melissa Cobb hablar de ella con entusiasmo, destacándola por encima de otros títulos. Su director es Sergio Pablos, co-creador de Gru, y rastrea sobre los orígenes de este mito navideño. Tiene la particularidad de que se está produciendo en Madrid.

Over the Moon es un musical «sobre una chica que construye un cohete espacial para viajar a la luna y demostrarle a su padre que la legendaria diosa de la Luna realmente existe. Cuando llega al «otro lado» descubre un mundo repleto de criaturas fantásticas, algunas que la amenazan y a otras que la ayudan a encontrar el camino a casa». ¿A alguien más le recuerda al Mago de Oz? La dirige un veterano de la animación: Glen Keane (La sirenita, Aladdin, La bella y la bestia) y ha sido escrita por Audrey Wells (Bajo el sol de Toscana, George de la jungla).

Y Wendell & Wild, de otro peso pesado como es Henry Selick (Pesadilla antes de Navidad, Los mundos de Coraline) sobre dos hermanos demonio que escapan del inframundo y llegan a una ciudad donde deben evadir a una adolescente que está tratando de destruirlos.

¿Cuál os apetece más ver?

Prefiero que nuestros chavales escuchen k-pop a reggaeton, ¿y vosotros?

Hoy el pop coreano, el k-pop, es protagonista de una página en la edición impresa de 20minutos y de dos temas en la versión online que ha elaborado mi compañera Inés López.


Hace ya bastante que llevo percibiendo la creciente presencia de esta música entre los jóvenes españoles. A poco que despliegues la antena, puedes encontrarla en las redes sociales, en eventos, en tendencias estéticas de nuestros adolescentes, en el cine, cada vez mas en los medios de comunicación.

El grupo de K-Pop GOT7

Cuando los que ya somos mayores hablamos de la música que los chavales escuchan hoy día, solemos generalizar invocando al reggaeton, como si nuestros chicos no cantaran y bailaran otros ritmos. Y lo hacen. Los hay que le dan a los cantautores españoles, los que bucean en lo que sonaba en décadas anteriores y también en este pop coreano de cuidadas y espectaculares coreografías. La diversidad es mayor de lo que pensamos.

Y oye, si tengo que elegir entre que mis hijos oigan, cuando sean algo más mayores, el k-pop o el reggaeton, os aseguro que prefiero el pop coreano, pero de aquí hasta Seúl.

Recuerdo hace unos días a otra compañera publicando este tuit:

¿Quién es Bad Bunny? Me pregunté. Y para explicármelo me pasaron este vídeo:

No agunté ni treinta segundos antes de cerrarlo.

Que vale, que el reggaeton (o el trap) es mucho más que el sambenito que le persigue de objetivizar a la mujer, de letras machistas, de aportar poco o nada. Pero es un sambenito que se han ganado a pulso. Casi todo lo que yo veo va en esa línea, poco he encontrado salvable, como Calle 13 que es realmente otra historia.

En el k-pop veo mucho color, mucho baile, mucha postproducción y nada lesivo. Probando a ver algunos vídeos, me he descubierto a mí misma fascinada viendo esas coreografías imposibles y esa música diseñada con precisión matemática. Un tipo de música en la que no veo hipersexualización o el uso de la mujer como un objeto y que cuenta además con un mensaje de tolerancia a la diversidad magnífico. Qué cada cual ame a quién quiera y se sienta cómo desee, más allá de etiquetas y géneros.

Si el reggaeton perpetúa y magnifica los peores roles de género con demasiada frecuencia, el k-pop diluye estos límites como en una acuarela.

No sé qué opinaréis vosotros, pero yo lo tengo claro. Igual que sé que la música que sigues con adoración cuando eres adolescente te cala hasta el tuétano.


Aunque soy bien consciente de que va a dar igual lo que yo prefiera. Y bien está que así sea.

Tengo claro que mis padres hubieran preferido que escuchase otra música cuando con catorce años yo pedía insistentemente que sonara la cassette de Madonna o Roxette en el coche rumbo a Asturias o con dieciocho años iba con el walkman a todas partes con Green day, Offspring, Nirvana o PUSA.

‘Familiarizados’, un juego de mesa para dedicar la sobremesa a conocernos mejor

Tal vez, a la altura de diciembre a la que estamos, ya hayáis visto este vídeo de Ikea que anima a dejar móviles y redes sociales a un lado durante estas fiestas y hablar entre nosotros, conocernos, compartir anécdotas, recuerdos y gustos, que las típicas sobremesas interminables españolas están en riesgo de desaparecer de la mano de la conectividad.

El hashtag asociado a la campaña es #DesconectaParaConectar. Y sí, ya sé que hay un interés comercial detrás, pero eso no quita que el mensaje sea acertado.

La mayoría de los comensales, aunque conocen muy bien los detalles de personajes digitales, paradójicamente desconocen muchos aspectos importantes de la vida de los seres queridos con los que conviven cada día. El mensaje que se quiere trasladar es que los que no acierten en realidad lo que pierden no es el juego, son todas esas conversaciones y momentos que dejan de vivir y disfrutar por estar excesivamente conectados.

“Con esta campaña queremos invitar a la gente a hacer un uso racional y responsable del móvil y las RRSS, y a que se desconecten de ese mundo virtual y se conecten con los seres queridos que tienen cerca. Seguro que con esa conexión van a disfrutar mucho más de las celebraciones navideñas en sus casas”. Afirma Laura Durán, directora de marketing de IKEA.

Como parte de la campaña, la empresa encargó y editó un juego de mesa llamado Familiarizados. Un juego que no se vende, pero que estará disponible mientras haya unidades para los socios de Ikea Family, empleados y unas pocas personas más.

Uno de ellos acabó en mis manos. Tenía que probarlo siendo un juego de mesa, que ya sabéis que es una de nuestras ocupaciones favoritas en familia.

Lo hemos sacado en un par de sobremesas familiares, con abuelos, tíos y sobrinos, y ha sido un éxito. No todo el mundo está dispuesto a jugar a juegos de mesa convencionales, a aprender reglas y aplicarlas pudiendo estar de charla con un café, pero este juego consiste precisamente en charles y reírse.

Permite hasta ocho jugadores, aunque nada impide si somos más descartar jugarlo de manera individual y hacer parejas o grupos. La mecánica, inspirada en la de un trivial, no puede ser más simple: colocamos nuestros móviles dentro de la caja cerrada y nuestras fichas en la casilla que más nos plazca y vamos tirando dados empezando por el jugador más joven. Podremos caer en casillas de cuatro tipos, que corresponden con cuatro cartas diferentes. Algunas son para contestar individualmente, otras para contestar todos.

En una de ellas, a la de tres, señalar a la vez a la persona que creemos que corresponde lo que dice la tarjeta, como quien ha estado en más países o quién lleva más cosas en los bolsillos. En otra roca contarnos una anécdota sobre otra persona, pero la tarjeta indica que esa anécdota debió tener lugar en un supermercado o un avión. Otra consiste en lanzar una pregunta aplicable a una persona tipo si le gusta más ser jefe o tener jefe o si viviera en el campo preferiría ser pastor o agricultor. Todo el mundo, incluida la persona a la que se dirige la pregunta, levanta al mismo tiempo la tarjeta con la A o la B que responde dicha pregunta. La última es contestar a una pregunta sobre una persona, del tipo ¿a qué país le gustaría viajar?.

Se puede saber o se puede adivinar. El objetivo es ir consiguiendo las fichas de todos los demás jugadores, igual Sur en trivial hay que lograr todos los que sitos. El primero que logre todas, gana. Si hay empate, gana el más joven, que como bien decía mi hija de nueve años tenía desventaja porque había tenido menos años para conocernos.

Y como colofón, toca reírse haciendo el tonto. Al comienzo de la partida todos los jugadores han tenido que escribir previamente en un papel algo fácilmente realizable, como saltar a la pata coja , contar un chiste, darle un abrazo al perro o cantar un villancico. Aquel que ha ganado abre todos los papeles y elige lo que hacer. Tras él, van haciendo todos los demás lo mismo en orden hasta que se llega al último, que tendrá que hacer lo que nadie ha querido.

Nosotros volveremos a jugarlo estas fiestas. Y sería estupendo que Ikea se plantease editar más, incluso venderlos a un precio moderado. Es un juego sencillo y que está muy bien. Para que fuera redondo solo habría que explicar algo mejor algunas reglas, que nosotros hemos al final adaptado algunos aspectos que no nos quedaban claros, como a quien se dirigía alguna pregunta, quién tenía que contestar o cómo se iban obteniendo las fichas de los demás.

En cualquier caso, Ikea acaba de lanzar una versión digital disponible de forma gratuita para todo el que lo desee. “A esta versión digital se accede través de un link que para poder abrirse pedirá al usuario que ponga su móvil en modo avión, para asegurar de ese modo la desconexión y evitar interrupciones”.

Al ser fácilmente jugable desde el móvil puede ser un buen recurso para jugar sin necesidad de ir con la caja bajo el brazo a todas horas.

“Querido Quim Torra. ¿Qué haría si alguno de sus hijos tuviese una enfermedad incurable?”

César y Dani tienen once y seis años. Ambos tienen síndrome de Duchenne, una enfermedad rara e incurable, una distrofia muscular degeneraría que reduce notablemente la esperanza y calidad de vida de las personas que lo tienen.

Sus padres, Azucena, Juan y Montse, han elaborado un vídeo pidiendo a Quim Torra que permita el acceso de sus hijos a un medicamento, Ataluren, que puede ayudar a sus hijos prolongando hasta siete años su esperanza de vida y que, en otras Comunidades Autónomas, otros 31 niños afectados están tomando. No cura este síndrome, pero al menos lo trata.

Nos dirigimos a Quim Torra porque él es padre de tres hijos y creemos que haría lo mismo si estuviera en nuestra situación. La Generalitat está dejando morir a nuestros hijos. Le vamos a hacer llegar este vídeo y también una carta a Torra. ¿Por qué los niños de otras comunidades pueden tener este medicamento y los niños catalanes no?.

La Consellería de Salut se lo ha estado denegando hasta la fecha argumentando que su eficacia no está probada. Incomprensiblemente, dado que los neurólogos que los tratan lo han autorizado. De nada ha servido solicitarlo por todas las vías oficiales existentes y mediante Change, dónde han logrado 200.000 firmas, algo que ya contó en 20minutos mi compañera Carlota Chiarroni.

Azucena y Juan posan con su hijo César antes de entregar 200.000 firmas en la Conselleria de Salut de Barcelona. (HUGO FERNÁNDEZ)

Por eso este vídeo apelando directamente al president de la Generalitat, que es muy probable que tenga la cabeza en otros asuntos inmediatos, pero que bien haría en escuchar y dar respuesta a la desesperación de estos padres.

Lo menos que podemos hacer nosotros es ver el vídeo y difundirlo. César y Dani necesitan toda la ayuda que esté en nuestra mano darles.

Correr buscando la luz

Mañana voy a salir a correr con una amiga. Quedamos, con el propósito de recuperar viejas y sanas costumbres, durante una sobremesa el día posterior a que desapareciera Laura Luelgo. Nos acompañará mi hija de nueve años, que quiere avanzar en bicicleta a nuestro lado.

Incluso siendo dos adultas y una niña, buscaremos caminos transitados, bien iluminados, porque eso es lo que hacemos las mujeres cuando salimos a correr.

Si no nos rendimos al reclamo del sofá y mantenemos el propósito de seguir corriendo, si mi niña nos acompaña en más ocasiones, crecerá viendo cómo buscamos la luz, cómo evitamos los parques una vez ha caído el sol pese a que nuestras rodillas se resientan por el impacto constante contra la dura acera.

Nos sabemos presas, nos revolvemos contra esa sensación, pero no podemos evitar transmitir a nuestras hijas nuestras mismas inseguridades. Esa es la trampa de correr buscando la luz.

Las educamos diciéndoles que son fuertes, que son iguales a los hombres, que pueden conseguir cualquier cosa, que no hay meta imposible. Y al mismo tiempo debemos decirles que eviten los callejones oscuros, que busquen compañía de vuelta a casa, que se muevan con miedo.

Sé independiente, pero procura que te acompañe tu novio hasta el portal hija mía.

Lógico e incongruente.

Hay quien lo llamará ser prudente. Tal vez. En realidad es ser consciente de la maldad ajena y saberse potencialmente una presa solo por ser mujer. Da igual lo que hagas, cómo vistas, o la hora o el lugar en el que estés.

Una mujer tiene derecho a ir por dónde le plazca a la hora que desee. Es probablemente el concepto que más se repite en el hashtag #todassomosLaura.

Sí, tenemos ese derecho, pero no podemos permitirnos ejercerlo. Y lo peor de todo es que tampoco podrán nuestras hijas.

Y ahora decidme: ¿De quién es la culpa?

#GirlsGonna, distintas actividades y un taller gratuitos para acercar a las niñas a la tecnología

Este lunes hemos publicado una entrevista con Cristina Aranda, que entre muchas otras cosas es cofundadora de Mujeres Tech, la unión de personas con talento quieran ver más mujeres en el sector digital, porque hay una brecha de género indudable en el sector de la ciencia y la tecnología, vinculado a los estereotipos de género, que es vital combatir.

(GTRES)

Os recomiendo leer la entrevista y también fichar esta web para poder participar en sus distintas actividades. Yo pretendo acercarme a uno de sus talleres con Julia en cuanto haya y pueda. Pero de lo que quería hablar hoy es de una nueva iniciativa que Mujeres Tech lanzó el pasado 10 de diciembre.Se llama #GirlsGonna y merece la pena que si tenemos niños cerca, ya sea porque somos padres, entregados tíos o profesores, le echemos un vistazo a fondo.

En #girlsgonna queremos vencer los prejuicios de género asociados a la tecnología y demostrar que no existen profesiones de “chicas” ni profesiones de “chicos”. Para ello en esta plataforma descubrirás qué es la ciencia, explorarás las matemáticas, aprenderás qué es la ingeniería, disfrutarás de la tecnología y crearás tu propio arte. Todo ello a través de las tecnologías creativas. Para que expreses tus ideas, desarrolles tus habilidades y seas dueña de tu conocimiento.

El lanzamiento de la iniciativa #girlsgonna, que combina el expertise de everis en el ámbito STEAM con la experiencia de MTech en educación en tecnología con perspectiva de género; incluye por primera vez un toolkit dirigido a padres, madres, tutores y tutoras que estén interesados en entender cómo afectan sus sesgos inconscientes y prejuicios de género en el despertar de aspiraciones científico-técnicas en las niñas. Asimismo, se trabajará junto con la comunidad educativa para que los profesores y profesoras conozcan los recursos disponibles en la plataforma online y puedan introducir, a través de las tecnologías creativas, la historia de mujeres relevantes en el ámbito de la ciencia y la tecnología.

“Los sesgos y prejuicios de género asociados a la tecnología y al sector digital son la principal causa de la brecha digital de género. Queremos ir al origen del problema ayudando a las personas adultas a tomar conciencia del impacto que tienen nuestros prejuicios y sesgos de género en las niñas y niños. Tenemos que ayudar a las niñas y a los niños a que sean capaces de expresar sus ideas con libertad y desarrollar todas sus habilidades y potencial. No debemos ponerles límites a través de nuestros prejuicios”, afirma Sara Alvarellos, líder del área de Innovación de everis.

“En la actualidad hay más de 900.000 puestos de trabajo en el mundo STEAM y solo el 20% está cubierto por mujeres, por lo que entre todos y todas debemos de trabajar para romper la brecha de género que existe en este sector”, explica Cristina Aranda, presidenta de la asociación Mtech.

¿Qué vamos a encontrar ahí?.  Por una parte, el material para organizar tu propio taller, simplemente solicitándolo con un formulario en el que solo hay que dar un correo electrónico y un nombre para recibir un toolkit que incluye:

  • Los prejuicios de género más extendidos en el mundo de la tecnología y cómo combatirlos.
  • La guía completa para realizar un taller #girlsgonna con tecnologías creativas centrado en la figura de Margaret Hamilton.
  • Check list de cosas que hacer antes de realizar un evento.
  • Recopilación de bibliografía y recursos para profundizar y trabajar la perspectiva de género en el ámbito formal y no formal.
  • Recursos creativos para personalizar tus eventos #girlsgonna: plantilla PPT, pósters para el evento, imágenes para redes sociales…

También distintas actividades:

  • Tu aventura interactiva. Crea tu propia aventura, elige qué les va a suceder a tus protagonistas y qué final tendrá la historia, a partir de 11 años.
  • Pon a bailar a tu mascota. En esta actividad vamos a elegir a nuestra mascota preferida y le enseñaremos a bailar cuando escuche sonidos del exterior, a través del micrófono. A partir de ocho años.
  • Tu almacén de sonidos. ¿Eres una persona que pone su propia banda sonora a todo lo que hace? ¿Te caracterizas por que todas tus acciones y las de tus amigas y amigos van acompañadas de sonidos creados por ti? A partir de 11 años.
  • Robot Artista. Picasso, Van Gogh o Frida Kahlo crearon grandes obras de arte y hoy son unas celebridades en el mundo de la pintura pero, ¿conoces algún robot que pinte cuadros? En esta actividad crearás tu propio robot artista. A partir de ocho años.
  • Equipa tu laboratorio. Se ha creado una plaga de virus en el laboratorio pero no tenemos los elementos necesarios para acabar con ella. Diseña en scratch un videojuego con el que terminar con la plaga. A partir de 8 años.
  • Tu nombre en 3D.Fabrica tu nombre en 3D con Tinkercad y úsalo donde quieras. Podrás crear un adorno para poner en la estantería de tu habitación y ¡hasta en tu mochila. A partir de 8 años.

Un hilo para entender que los grupos de WhatsApp del cole son solo para asuntos del cole

Los grupos de WhatsApp del cole, igual que los del equipo de baloncesto o el grupo de ballet, me parecen una buena herramienta. Si se usan con cabeza nos pueden ayudar mucho, sobre todo a aquellos padres que lo tenemos más difícil estar al tanto de lo que se cuenta en la puerta del colegio.

GTRES

He estado en grupos vinculados a mis hijos de todo tipo. La mayoría útiles y positivos. También alguno en el que se han cruzado distintas líneas rojas. Uno en concreto ha tenido varios estallidos, parece reposar sobre nitroglicerina y en ese no suelo decir ni mú ni chú. Y he escuchado algunas anécdotas e historias de terror de grupos ajenos por parte de amigos y compañeros.

Soy de las que cree que deberían limitarse a aportar información, coordinarse y aclarar dudas sobre el colegio, la actividad deportiva o extra escolar que sea.

A ver, tampoco hay que ser prusianos. Tengamos algo de flexibilidad y paciencia en esto como en todo en la vida. Bien está chiste a veces, algún comentario offtopic pero que puede ser útil tipo el plan de actividades infantiles para la Navidad de ciudad en la que estamos. Pero poco más.

Los conflictos con uno o varios padres deberían resolverse en privado. Con una llamada. En persona o con un WhatsApp privado. Los problemas con el colegio, mediante tutorías o reuniones. Tampoco es lugar para las críticas a los profesionales del centro. Los comentarios o bromas de carácter político, soez o religioso, aunque una mayoría comparta criterio, pueden ofender a determinadas personas y están fuera de lugar. También enviar sin parar memes, felicitaciones y demás en forma de fotos y vídeos a lo tonto que sólo sirven para dejarnos sin espacio o datos en el móvil.

Y las pandillas de padres que se llevan especialmente bien pueden montarse su grupo propio en cuestión de segundos para que comenten a gusto y sin semiextraños presentes. Yo tengo alguno de esos, escisiones del grupo principal con las personas con las que más definidas he desarrollado y en los que las reglas pueden ser otras.

De eso va precisamente el genial hilo (leed y reíd) que hoy os traigo y que se ha hecho merecidamente viral.

Por último, no olvidéis que lo que pasa en los grupos de WhatsApp no se queda en los grupos de WhatsApp. No creo que pase ni en Las Vegas. Y no hablo solo de que los padres lo comenten con su entorno, lo mismo hay alguien con blog o redes sociales que acaba vitalizándolo y llevando a los medios eso que ha pasado. Y no caigáis en el error de creer que solo están los que hablan, que hay también una mayoría que suele estar en silencio, en gran medida padres obligados a compartir el marrón de estar ahí dentro.

Aquí el negro del WhatsApp en versión para todos los públicos, por si alguien en el mundo aún no lo ha visto y no pilla bien el hilo. Por cierto, en alguno de mis grupos escolares ha asomado.