‘Familiarizados’, un juego de mesa para dedicar la sobremesa a conocernos mejor

Tal vez, a la altura de diciembre a la que estamos, ya hayáis visto este vídeo de Ikea que anima a dejar móviles y redes sociales a un lado durante estas fiestas y hablar entre nosotros, conocernos, compartir anécdotas, recuerdos y gustos, que las típicas sobremesas interminables españolas están en riesgo de desaparecer de la mano de la conectividad.

El hashtag asociado a la campaña es #DesconectaParaConectar. Y sí, ya sé que hay un interés comercial detrás, pero eso no quita que el mensaje sea acertado.

La mayoría de los comensales, aunque conocen muy bien los detalles de personajes digitales, paradójicamente desconocen muchos aspectos importantes de la vida de los seres queridos con los que conviven cada día. El mensaje que se quiere trasladar es que los que no acierten en realidad lo que pierden no es el juego, son todas esas conversaciones y momentos que dejan de vivir y disfrutar por estar excesivamente conectados.

“Con esta campaña queremos invitar a la gente a hacer un uso racional y responsable del móvil y las RRSS, y a que se desconecten de ese mundo virtual y se conecten con los seres queridos que tienen cerca. Seguro que con esa conexión van a disfrutar mucho más de las celebraciones navideñas en sus casas”. Afirma Laura Durán, directora de marketing de IKEA.

Como parte de la campaña, la empresa encargó y editó un juego de mesa llamado Familiarizados. Un juego que no se vende, pero que estará disponible mientras haya unidades para los socios de Ikea Family, empleados y unas pocas personas más.

Uno de ellos acabó en mis manos. Tenía que probarlo siendo un juego de mesa, que ya sabéis que es una de nuestras ocupaciones favoritas en familia.

Lo hemos sacado en un par de sobremesas familiares, con abuelos, tíos y sobrinos, y ha sido un éxito. No todo el mundo está dispuesto a jugar a juegos de mesa convencionales, a aprender reglas y aplicarlas pudiendo estar de charla con un café, pero este juego consiste precisamente en charles y reírse.

Permite hasta ocho jugadores, aunque nada impide si somos más descartar jugarlo de manera individual y hacer parejas o grupos. La mecánica, inspirada en la de un trivial, no puede ser más simple: colocamos nuestros móviles dentro de la caja cerrada y nuestras fichas en la casilla que más nos plazca y vamos tirando dados empezando por el jugador más joven. Podremos caer en casillas de cuatro tipos, que corresponden con cuatro cartas diferentes. Algunas son para contestar individualmente, otras para contestar todos.

En una de ellas, a la de tres, señalar a la vez a la persona que creemos que corresponde lo que dice la tarjeta, como quien ha estado en más países o quién lleva más cosas en los bolsillos. En otra roca contarnos una anécdota sobre otra persona, pero la tarjeta indica que esa anécdota debió tener lugar en un supermercado o un avión. Otra consiste en lanzar una pregunta aplicable a una persona tipo si le gusta más ser jefe o tener jefe o si viviera en el campo preferiría ser pastor o agricultor. Todo el mundo, incluida la persona a la que se dirige la pregunta, levanta al mismo tiempo la tarjeta con la A o la B que responde dicha pregunta. La última es contestar a una pregunta sobre una persona, del tipo ¿a qué país le gustaría viajar?.

Se puede saber o se puede adivinar. El objetivo es ir consiguiendo las fichas de todos los demás jugadores, igual Sur en trivial hay que lograr todos los que sitos. El primero que logre todas, gana. Si hay empate, gana el más joven, que como bien decía mi hija de nueve años tenía desventaja porque había tenido menos años para conocernos.

Y como colofón, toca reírse haciendo el tonto. Al comienzo de la partida todos los jugadores han tenido que escribir previamente en un papel algo fácilmente realizable, como saltar a la pata coja , contar un chiste, darle un abrazo al perro o cantar un villancico. Aquel que ha ganado abre todos los papeles y elige lo que hacer. Tras él, van haciendo todos los demás lo mismo en orden hasta que se llega al último, que tendrá que hacer lo que nadie ha querido.

Nosotros volveremos a jugarlo estas fiestas. Y sería estupendo que Ikea se plantease editar más, incluso venderlos a un precio moderado. Es un juego sencillo y que está muy bien. Para que fuera redondo solo habría que explicar algo mejor algunas reglas, que nosotros hemos al final adaptado algunos aspectos que no nos quedaban claros, como a quien se dirigía alguna pregunta, quién tenía que contestar o cómo se iban obteniendo las fichas de los demás.

En cualquier caso, Ikea acaba de lanzar una versión digital disponible de forma gratuita para todo el que lo desee. “A esta versión digital se accede través de un link que para poder abrirse pedirá al usuario que ponga su móvil en modo avión, para asegurar de ese modo la desconexión y evitar interrupciones”.

Al ser fácilmente jugable desde el móvil puede ser un buen recurso para jugar sin necesidad de ir con la caja bajo el brazo a todas horas.

4 comentarios

  1. Dice ser madremia

    Pero en que siglo vives? Le dices de jugar a cualquier niño a eso y te lo tira a la cara aunque sea en movil…

    20 diciembre 2018 | 09:34

  2. Dice ser felizconpocacosa

    @madremia veo que sois poco familiares en casa. En mi familia (que hasta ahora tengo por una normal y típica) los niños están deseosos de descubrir nuevas anécdotas y cotilleos de sus mayores en las reuniones familiares.
    Como comentario a la entrada, también a nosotros nos gustan los juegos de mesa porque siempre acabas riéndote un montón. Ya le he echado un ojo al familiarizados modo avión y creo que en la sobremesa el día de Navidad va a caer seguro. Muchas gracias por aconsejarlo.
    Y ¡feliz Navidad!

    20 diciembre 2018 | 13:43

  3. Dice ser LaCestitadelBebe

    Seguro que está genial, aun queda el cluedo, monopolis, y un gran elenco de juegos de mesa!

    Anabel

    20 diciembre 2018 | 17:40

  4. Dice ser Nuria

    Como todo depende de los valores y hábitos que los niños respiren en su casa.
    Mi hija de 12 años (terminando 1ºESO) y sus amigos están locos porque organicemos una noche de juegos de mesa.
    Invitamos normalmente a la misma familia y jugamos juntos adultos y niños al monoply, al cluedo, al dixit… y a un montón más.
    Cuando vamos de visita a casa de mi hermana con un niño de 5, lo normal es una partida al scattergoris o al imperio Cobra, cada uno con sus posibilidades.
    Y en la ultima comunión a la que asistí, en la que yo no conocía casi a ningún niño e iba sin mi hija, por la noche tenía arremolinados a 10 niños jugando conmigo al Familiarizados de Ikea y los padres flipando de que habían dejado las pantallas para estar ahí preguntándose qué tenía en el bolsillo el niño de al lado o a dónde le gustaría viajar.

    Cuando un niño no quiere jugar algo se ha torcido en el camino.

    21 mayo 2020 | 14:38

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