Archivo de abril, 2015

El mundo está lleno de gilipollas

gonsoAquí está un nuevo capítulo del folletín animalista que estoy publicando en este blog todos los viernes. Un libro por partes con el que quiero aprender y experimentar una nueva forma de escribir.

Quiero hacer una buena novela juvenil, apta para todos los públicos, con el marco de la protección animal para dar a conocer y concienciar sobre esta realidad.

Cualquier sugerencia, duda o puntualización será bienvenida.

CAPÍTULO 13:

– Es un gilipollas –

– Puede que un poco, sí, pero solo a veces. No es mal tío la mayor parte del tiempo – replicó Andrés quitándose la sudadera. El sol de abril parecía de junio aquella mañana.

– Eso díselo a Juan – respondió Martín señalando la puerta por la que había desaparecido su compañero en cuanto había visto aparecer a Alberto charlando con Carlos. Por algún motivo que se le escapaba, cada vez le sentaba peor ver al pobre chico pasarlo mal por culpa de ese par de imbéciles. Y Alberto era el peor.

– Ya, con Juan sí es un capullo. Pero es que Juan es muy raro también, tío. En todas las clases hay uno o dos como Juan supongo, uno o dos que reciben siempre. Alberto puede ser buen tío, en serio –

Martín se miró las manos pensando que si era verdad aquello de que podía ser un buen tío, entonces estaba eligiendo no serlo en demasiadas ocasiones, y eso le parecía aún peor que ser un mal tío por naturaleza y no por elección.

El tono ligero de Manu intentando cambiar de tema le sacó de sus barruntos filosóficos.

– Este fin de semana va a hacer buen tiempo. Carolina está hablando de ir a pasar el domingo a la parcela que tienen sus padres, comer allí y todo lo demás. Estaríamos solos. Me lo ha contado Claudia, que la está ayudando a organizarlo. Entre hoy o mañana crearán un grupo de Whatsapp para contarlo. Me animó a que fuésemos. Creo que van a ir bastantes de la clase, Alberto dijo que iría por ejemplo. Y que conste, aunque ya me aburre el tema, que yo también creo que es un gilipollas –

– Si lo organiza Claudia y ella va a estar allí, puede contar conmigo. Y ya tenía clarísimo que tú ibas a decir de Alberto lo mismo que tu tortolito – dijo Andrés.

– Vete a la mierda – respondió Manu en broma. Luego miró a Martín directamente a los ojos, esperando que se sumara al plan.

– Sabes que el domingo por la mañana no puedo, tengo que ir con los perros. Y esa parcela está en el fin del mundo. Puedo llegar después de comer si mi madre me acerca en coche, pero no antes –

– Un pueblo de Toledo no es el fin del mundo – replicó ella.

– No, pero se le parece bastante –

La chica quiso evitar que se notara su decepción y se giró hacia Andrés para concretar cuanto habría que madrugar para coger el autobús.

El sol de mediodía ya anunciaba el verano. Era agradable sentir la piel caldeada sin necesidad de abrigo. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás dejando que la conversación entre Andrés y Manu, que se estaban lamentando de que no hiciera suficiente calor para aprovechar la piscina, se convirtiera en un rumor indistinguible, una marea creada por palabras.

El final de febrero había traído dos grandes cambios: el voluntariado en la protectora y a Manu. Marzo había transcurrido enseñándole a sentirse cómodo en esos dos nuevos mundos; ese mes a caballo entre el invierno y la primavera le había servido para crearse una nueva rutina en la que las mañanas de los fines de semana estaban dedicadas a la protectora, las tardes y noches a Manu y tras volver del instituto tocaba estudiar sin saber aún qué quería hacer con su vida.

No tenía mucho más tiempo para decidirse. El instituto acabaría en pocos meses y tendría que elegir el camino a seguir. Quedaban pocos en clase que no lo hubieran decidido, y la mayoría de los indecisos escondían en realidad la seguridad de no poder seguir estudiando por un motivo o por otro o de tener unas notas pobres que les impedían elegir lo que querían. Martín arrastraba una nota media bastante digna que podía abrir suficientes puertas.

– ¡Eh! – se encogió ante el delicado roce de unos dedos congelados en su cintura y abrió los ojos para clavarlos en Manu, que se reía en silencio a su lado como una ardilla que hubiera encontrado dos bellotas. Andrés había desaparecido.

– Tienes las manos heladas. ¡Tienes que estar muerta! Hoy hace un día estupendo –
Manu no solo no retiró la mano, sino que se dedicó a hacer arabescos por la espalda y el vientre de Martín, bajo la camiseta de manga corta del chico. Pese a lo frío del tacto, no resultaba en absoluto desagradable.

– Me ha contado mi padre que ya sabe porqué las mujeres tenemos casi siempre las manos y los pies fríos. Estuvo leyendo que por lo visto es una ventaja evolutiva. Cuando hace frío, las mujeres concentramos más el calor en los órganos vitales para poder aguantar más tiempo vivas. Que nosotras sobrevivamos asegura que la especie se perpetúe. En cambio en los hombres era muy importante que siguierais pudiendo usar brazos y piernas, para trabajar, hacer fuego, cazar… yo que sé. La cosa es que nosotras aguantaríamos más, pero perderíamos los dedos por congelación en el proceso. Vosotros moriríais antes, pero activos hasta casi el final. No tengo ni idea de dónde ha sacado la teoría o si es cierta, pero he decidido creérmela. La verdad es que me encaja. Hay un montón de respuestas a cómo somos y porqué nos comportamos como lo hacemos que responden a cuando vivíamos en el Neolítico. Nos olvidamos que el periodo de historia escrita del hombre moderno es muy reciente, un pico insignificante en toda la historia de la humanidad sobre el planeta. La gran mayoría de siglos que ha vivido nuestra especie nos limitábamos a sobrevivir en un entorno hostil. Todo eso nos marca más de lo que parece. Tal vez incluso haya una explicación basada en todo aquello para el hecho de que Alberto se comporte como lo hace y Juan sea el paria de la clase. Es algo que habría que investigar. Somos animales sociales y todos los animales sociales tienen jerarquías. Los lobos tienen alfas y omegas, tal vez nosotros estemos hechos para que también los haya –

– ¿Te he dicho que me pone mucho oírte en plan sabionda, pequeña futura bióloga? – bromeó Martín interrumpiendo a Manu con un beso que iba cargado de sonrisas en la recámara. – Aunque lo único que me importa de que tengas las manos frías es que eso me permite calentártelas – añadió mientras atrapaba con los dientes el lóbulo de su oreja. No se permitió hacer mucho más, dentro del instituto no era plan.

Tampoco dijo que el ser humano debería ser mejor que cualquier animal jerárquico de esos que necesitan un paria en su estructura. No dijo que dudaba mucho de que el alfa animal ejerciera su autoridad movido por la crueldad o la diversión. No dijo que esa predestinación a ser alfa u omega le parecía sencillamente una mala excusa para justificar lo injustificable. No lo dijo, pero estuvo a punto de hacerlo. Y calló no porque no creyera tener razón, sino porque a sus diecisiete años el mundo insistía en demostrarle que estaba equivocado. Calló también porque, a sus diecisiete años, todo a su alrededor se desvanecía mientras se entregaba a un beso olvidando dónde estaban.

***

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Algo más de un mes acudiendo sin falta dos días por semana, parecía media vida cuando estabas de voluntario en las instalaciones de la asociación. Ya conocía a todos los ocupantes de los cheniles, sus historias y sus peculiaridades. Se movía con libertad por cualquier rincón, sabiendo lo que había que hacer y lo que no. Y siempre reservaba un rato al final para dedicárselo a los perros más asustados, los que necesitaban volver a confiar en el ser humano.

Lucas, el cachorrón de mastín estaba mucho mejor. Hacía tiempo que había pasado a compartir chenil con otros perros y había superado bastante su miedo. Con Martín llegaba a ser hasta juguetón. El perro había decidido entregar su devoción al chico que había pasado tres semanas sentado con él, ganándose su confianza, mientras duró su periodo de aislamiento. Era un animal dulce y tranquilo a pesar de ser tan joven. De nada valía, su enorme tamaño y su timidez hacía muy difícil que lograra una adopción. Ella se lo había dejado bien claro desde el primer día. La gente busca perros de tamaño pequeño, cachorros, adultos de razas de moda… esos son los primeros en salir hacia un hogar. Los adultos grandes y sin raza definida lo tienen negro. Y era una lástima porque Lucas florecería en buenas manos, se convertiría en un impresionante perrazo feliz.

“Si te soy sincera, no es así siempre. Hay perros que encajan perfectamente en este lugar. Si los adoptaran probablemente no les harían ningún favor”, le había dicho ella uno de sus primeros días como voluntario. Un buen ejemplo era Bruce Willis, el culpable de que estuviera allí quitando mierda y uno de sus favoritos. La displasia apenas había mejorado con el tratamiento, pero se le veía feliz en aquel lugar, guardando el sitio sin moverse demasiado.

En el otro extremo estaban los perros tan deprimidos que no querían ni comer, que se dejaban morir sin comprender el abandono y la soledad, la locura de una vida en una perrera. Ahora tenían uno de esos, el primero al que Martín se enfrentaba: un cruce de pequinés bastante anciano al que tenían aislado en una habitación que también usaban para los cachorros más jóvenes y los convalecientes. Había que alimentarle a mano con comida húmeda, se veía claramente que el pobre animal no entendía qué hacía allí y se le veía nervioso esperando a que volviera su dueño. No iba a suceder, el hombre había muerto y el perrillo se había convertido en una herencia que los hijos no quisieron.

– Unos gilipollas. El mundo está lleno de ellos – gruñó en voz baja Martín sin dirigirse a nadie en particular.

Martín decidió que parte de ese domingo se lo dedicaría al pequinés. En la perrera le dejaban bastante libertad para decidir qué hacer durante el tiempo que pasaba allí. Guardó el cepillo, enrolló la manguera y se dirigió a la humilde construcción de ladrillo visto en la que estaba el perrillo.

– Hola colega, ¿hoy no me dices nada? – el pequinés le miró con sus ojos redondos y sus dientecillos torcidos sacudiendo el rabo con poco entusiasmo. Martín se sentó a su lado con una lata abierta en la mano. – Toma un poquito. Tienes que comer. Y nosotros tenemos que encontrarte una casa, aquí lo estás pasando fatal – Aquel perro le enternecía, le recordaba por sus ojos lechosos, las canas en la cara, el andar lento y el sueño constante a Logan.

– Habría que arreglar esto, está a medio hacer – comentó en voz alta Martín mirando alrededor. Tenía comprobado que una voz suave y tranquila ayudaba a los perros, daba igual lo que dijera – Esa puerta va a romperse en cualquier momento, en aquella zona no hay bombillas y no se ve nada y falta poner un suelo en condiciones. Mi padre era bastante manitas, pero me temo que no lo he heredado para poder echar una mano –

– Sí, tienes toda la razón Mastín. Habría que intentar convencer a algún albañil para que se viniera de voluntario. Con su cuadrilla a ser posible. ¿Conoces alguno? –

Martín se volvió hacia la voz, sabiendo de sobra que procedía de su vecina. Nadie más le llamaba Mastín.

– Nos han dado el aviso de una perra preñada vagando junto a la nacional. ¿Quieres venir conmigo a buscarla? Si tenemos suerte y damos con ella sería tu primer rescate. De hecho si he venido a buscarte es para ver si traes la suerte del novato contigo. Algo me dice que no va a ser fácil –

Martín vació la lata en el comedero del pequinés, se puso en pie y se sacudió un poco los viejos vaqueros.

– ¿A qué estamos esperando? –

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Gonso es un mestizo de Basset Hound de unos seis años y unos 22 kilos. «Estamos seguras que será muy tranquilo en casa, que no tocará nada y que esperarará pacientemente que volvamos de trabajar para dar su paseo. Os podemos garantizar que se hacer querer, es zalamero, inteligente y en el paseo está muy pendiente de quien lo lleva. Su tamaño es muy cómodo para un piso porque su alzada es pequeña, aunque su envergadura es parecida a un Basset Hound. No es compatible con gatos».

Para adoptar a Gonso o pedir más información sobre él hay que completar este formulario.

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Y si no podéis esperar a la próxima semana ya sabéis que podéis comprar mi primera novela, Galatea, una novela de ciencia ficción solidaria con los perros y gatos abandonados, ya que la mitad de los beneficios irán destinados a ellos.

Algunas reseñas y entrevistas sobre Galatea en Lectura y Locura, Público, Nuevo BestSeller Español, 20minutos, PACMA o TodoLiteratura.

Pool, Clara y Betty, tres pequeños gaditanos que buscan un hogar

Hace mucho tiempo que no traigo por aquí perros de tamaño pequeño. Tiendo a mostrar más a los grandes porque sé que tienen menos oportunidades de encontrar un hogar, pero hoy voy a romper esa tendencia mostrando a tres perrillos gaditanos muy chiquitos y que necesitan una familia.

Los tres han sido recogidos por Chipidog Chipiona, están esterilizados y se envían a otras provincias

Contacto: chipidogchipiona@hotmail.es

Me cuentan que Pool es algo tímido al principio. Aún es un cachorrote, nació en torno a octubre del pasao daño. Pesa cuatro kilos. «Es muy dulce y zalamero, le gusta correr y jugar con otros perritos pero sobre todo los mimos. Es muy pequeñito, más de lo que suelen ser los bodegueros».

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Clara estaba abandonada en un campo junto a sus dos hermanos. «Es una perrita muy alegre y cariñosa, le encanta estar con otros perritos y que le rasquen la barriguita». La recogieron en marzo y tiene también menos de un año. En estos momentos pesa unos tres kilos.

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Esta preciosidad y sus dos «hermanitos» estaban abandonados en el campo a su suerte.

Betty es cruce de caniche. Cuando la recogieron era un puro nudo y «no solo tenía garrapatas en su cuerpecito, tenía escarabajos trepando entre sus greñas. Daba penita verla». Pesa también unos tres kilos y calculan que nació el verano pasado.

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Glenna, dulce y sociable, desespera y languidece viviendo tras unos barrotes

glenna145La semana pasada mostré en este blog el caso de un hermoso golden retriever de pura raza, un perro joven e incomprensiblemente abandonado al lado de unos contenedores de basura junto a los que se quedó esperando.

El eco fue enorme y las solicitudes de adopción para ese animal, muchas. Me alegro por él, pertenecer a una raza de moda le va a ayudar a tener un buen hogar. Lo mismo pasó cuando asomó aquí hace pocos meses una bulldog francés. Pero es una pena que otros perros, por no ser tan llamativos, no reciban también una respuesta semejante.

Somos superficiales y caprichosos incluso a la hora de adoptar, si hay tantas personas dispuestas y capaces de darle un futuro a un animal de raza. ¿Por qué no a otros con un carácter igual o mejor? Un perro no es un complemento de moda.

Me da que lo mismo deben pensar en SOS Golden, la asociación que se encargó de gestionar la adopción de Dusk, el golden.

Siempre que publicamos un golden puro y joven en las redes o la web, desde el primer momento se nos dispararon los interesados en adoptarle. Y la publicación de su caso en tu blog constituyó un enorme amplificador del efecto llamada que ya tuvo por sí solo en las redes. Ha sido una auténtica avalancha de mails y mensajes a nuestro facebook de interesados por Dusk. En estos momentos, tenemos un montón de cuestionarios sobre la mesa, y varios candidatos a adoptarle que nos gustan. Así que, nuestro primer mensaje es de gratitud por tu ayuda, y de asombro por lo lejos que llega tu blog y la gran audiencia que tiene.

El segundo mensaje es para pedir de nuevo tu colaboración. Sabemos que no será tan sencillo como con Dusk, pero tenemos que intentarlo. Queríamos pedirte si nos harías el enorme favor de dar voz a una de las perritas de Sosgolden que más necesitan un hogar ahora mismo y que menos oportunidades tiene de encontrarlo. Porque no nos engañemos, ella no es de raza pura, ni tan guapa, ni tan llamativa como Dusk. Pero lo está pasando realmente mal.

Se trata de Glenna, que fue recogida de la calle con un alambre que le rodeaba el abdomen y literalmente cortaba su piel y su carne, como se puede ver en las fotos de su ficha. Glenna ya está recuperada y apenas le queda una leve cicatriz de aquel alambre.

Pero no es esta cicatriz la que más la está marcando es su vida en una jaula. Glenna no soporta vivir en una jaula, y está cada día peor. Vivir detrás de unos barrotes le está provocando un terrible estrés. Necesita salir de ahí cuanto antes. Pero como Glenna no es de raza, ni especialmente guapa, nadie la ve. Nadie pregunta por ella. Pese a que tiene un carácter estupendo, y es muy cariñosa y sociable. Sólo hay una limitación para la adopción de Glenna, y es que debería vivir en un piso, o en una casa sin jardín, porque es una experta escapista capaz de saltar, escalar y atravesar vallas de más de tres metros de altura.

Si con su aparición en tu blog lográramos una décima parte del interés que ha atraído Dusk, sería una gran triunfo y para Glenna supondría muy probablemente la diferencia entre languidecer en su jaula durante meses o años y encontrar un buen hogar.

¿Nos ayudáis a forzar su suerte difundiendo su caso?

Contacto: sosgolden@gmail.com

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Aquí podéis ver más animales cuya adopción gestiona SOS Golden. La mayoría son labradores y golden retrievers, puros y cruzados, aunque hay algún infiltrado:
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El síndrome del perro negro

La semana pasada os hablaba de que los perros de pelaje atigrado lo tienen más difícil para encontrar un hogar. Pues hay otro color que también dificulta la adopción, que también hace invisibles a sus portadores en perreras y protectoras.

En El amigo fiel de Córdoba lo han llamado el síndrome del perro negro. No es ni mucho menos la primera vez que os cuento está problemática en el blog, aunque no con ese nombre.

No es un bulo, ni una leyenda, el Síndrome del Perro Negro existe y cualquier Asociación puede hablar de ello, gatos y perros de color negro están condenados al olvido.

Este Síndrome se basa en un prejuicio al pelaje negro. No es raro ver en una película de terror un perro amenazante de color negro, un perro que ataque de color negro, un perro rabioso de color negro… no se verá por ejemplo un precioso labrador blanco o un caniche canela infringiendo miedo y esto se ha quedado en el subconsciente de la gente.

BEGGA, NORA y NEGRI son negras y no importa que esten sanas, ni que sean extremadamente cariñosas, bonitas, amigables, impresionantes, da igual… su pelaje es negro y eso les hace ser inadoptables.

En el caso de BEGGA y NORA, se les une además que son de gran tamaño, por lo que las posibilidades de ser adoptadas se reducen casi a la nada.

Las historias de estas tres bellezas negras antes de ser rescatadas es de la más absoluta miseria, como todos, pero como su futuro no interesa, ¿Por qué iba a interesar su pasado?

Pero si hay alguien que quiere conocerlas mejor, en nuestra web puede verlas.

Pedimos un futuro para ellas, que no sea del mismo color que su pelaje, se lo merecen como el resto. Si nosotros vemos unas perras estupendas y nobles, creemos que en algún lugar habrá alguien que vea lo mismo y que mirando sus ojos marrones se enamore de alguna y quiera darle la oportunidad de no pasarse el resto de su vida en un chenil.

BEGGA, NORA y NEGRI se entregan en adopción con seguimientos, contrato, pasaporte europeo, vacunas, microchip, esterilizadas y con revisión veterinaria. Se pueden trasladar a cualquier parte de España.

Contacto: informacion@amigofielcordoba.org

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No lo entiendo, no entiendo que nos nieguen el último regalo

«Para estar así, le podían haber puesto una inyección hace unos días y no había sufrido». Eso me lo decía mi abuelo ayer, sentado en su sofá, a las dos horas de haber visto morir a mi abuela, la mujer con la que ha pasado setenta años de su vida. Lo decía mi abuelo, que es la bondad personificada y que siempre la quiso, que estas últimas noches en las que ella se revolvía inquieta pese a la morfina juntaba las camas para darle la mano.

«Ya descansa». Eso dice mi padre, su único hijo. Eso digo yo también, su única nieta. Pero que descanse ha costado varias semanas de agonía oculta por calmantes que la mantenían en una cama sin moverse, con pañales, ajena al mundo.

No lo entiendo. No entiendo que en casos así, en los que es imposible una mejoría y lo único que haces es esperar a la muerte porque nada más puede llegar, no podamos hacer el último regalo de irse en paz, sin esperar a que se consuman, sin sufrimientos innecesarios que no van a conducir más que al fin.

No entiendo que podamos regalar a nuestros perros y gatos un final digno, sin estertores, y no podamos hacer lo mismo por las personas que más queremos.

No temas al segador, me digo. Sería más fácil no temerle si supieras que el proceso de irte va a ser más fácil para ti y para los tuyos.

Ya sí. Ya puedes descansar abuela.

He estado buscando una foto para despedir a mi abuela. La había en el mar y las había en el monte, pero ella era de verde y no de agua, como yo.

He estado buscando una foto para despedir a mi abuela. Las había en el mar y las había en el monte, pero ella era de verde y no de agua, como yo.

Un sábado por la noche

imageAquí están por orden todos los capítulos del folletín animalista que estoy publicando en este blog todos los viernes. Un libro por partes con el que quiero aprender y experimentar una nueva forma de escribir.

Quiero hacer una buena novela juvenil, apta para todos los públicos, con el marco de la protección animal para dar a conocer y concienciar sobre esta realidad.

Cualquier sugerencia, duda o puntualización será bienvenida.

CAPÍTULO 12

Hacía una hora que su madre se había ido, dejándolo en casa con la única compañía de Logan. Martín había cambiado de canal un par de veces para acabar poniendo el blue-ray con la película de Serenity; sus padres la habían visto en el cine cuando Martín era muy niño y como a su padre le había encantado, su madre y él se la habían regalado varias navidades atrás. A Martín también le gustaba aquella aventura espacial de ecos fronterizos, pero no estaba prestándola ninguna atención. Se dedicaba a actualizar distraído Facebook y Twitter en el móvil, otorgando retuits, megustas y favoritos sin demasiado criterio. Estaría bien agregar a la chica del galgo, pero estaba viendo que antes tendría que torturarla para saber su nombre. Ese iba a ser uno de sus objetivos el domingo por la mañana. Cuando agotó las posibilidades de las redes sociales entró con poco interés en un par de juegos que tenía instalados, teniendo siempre presente la hora que era.

El tiempo transcurría demasiado despacio. Conocía bien esa sensación, lo que era novedosa era la manera en la que se sentía nervioso, impaciente. Le resultaba imposible relajarse ante la inminente llegada de Manu.

Y no debería haber sido así.

Mil veces había venido a casa desde que eran niños, pero la Manu que había estado con él era su amiga, con la que hacía deberes, jugaba, veía películas, con la que hablaba sin medir las palabras y a la que tomaba el pelo por bajita, por cabezota, por darle demasiadas vueltas a las cosas.

Aquella era la primera vez que venía a casa esa otra Manu que estaba descubriendo desde el sábado anterior. La Manu de los labios suaves y las expectativas desconocidas.

A veces una semana encierra un mundo. A veces una semana acaba durando meses y cambiándote la vida. Pasó con la semana en la que murió su padre y notaba que estaba sucediendo de nuevo. Y no era sólo por aquella nueva Manu que en pocos minutos llamaría a la puerta. Pensó de nuevo en todo lo vivido aquella mañana en la perrera, en el mastín que ahora estaría solo en su chenil anticipando el frío de la noche, en los ojos dorados de aquel perrillo que nunca encontró, en su madre ausente, en la chica del galgo.

Procuró apartar de su pensar errante a perros y vecina. No eran los causantes de que se notase excitado e intranquilo, la culpable era Manu.

Bebió agua del grifo, orinó, puso a cargar el móvil que apenas tenía ya batería y le dio a Logan una de esas golosinas que se supone limpian eliminan el sarro de los dientes de los perros. Todo mirando cada poco el reloj de la cocina.

El viejo pitbull ladró en el mismo instante en que sonó el timbre. En condiciones normales no lo habría hecho, pero su inquietud debía haberse transmitido al perro.

Aguardó con la puerta abierta a que el ascensor subiera, con el estómago convertido en una piedra y repitiéndose a sí mismo que no había ningún motivo lógico para estar así. Solo se tranquilizó un poco cuando Manu salió del ascensor y supo que ella estaba igual de nerviosa. Martín la tomó de la mano, luego de la cintura y la besó bajo el marco de la puerta. Todo el nerviosismo desapareció tras convirtió a dos seres humanos racionales en dos bocas, cuatro manos y piel que se buscaba. Ella cerró la puerta con su cuerpo y él la apretó contra la madera blindada.
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Manu dejó caer su abrigo y las manos de él reptaron bajo la sudadera morada. Allí no había nadie que pudiera pasar y verles, por primera vez no estaban escondidos en el hueco de un portal o un garaje.

«Me gusta que me toques. No hay ninguna parte de mi cuerpo que no puedas tocar. Eres el único en el mundo que puede recorrerme entera con sus manos», susurró ella en su oído mientras sus manos, pequeñas y muy frías, se adentraban con decisión y torpeza en su pantalón vaquero.

No fueron a su habitación, en la que aún se veía al niño que apenas había dejado de ser. No quiso llevarla a su cuarto, con la ajada lámpara de Toy Story, unos pocos trofeos recuerdo de pequeños logros infantiles y una balda de la estantería llena de cuentos. Probablemente porque no quería una cama. Aún no. La condujo en cambio al salón, al gastado sofá marrón en el que había disfrutado de miles de horas de televisión y consola, que le había acogido cuando estaba enfermo y que tantas veces había compartido con sus padres y con Logan. El sofá en el que la había estado esperando minutos antes.

Media hora más tarde estaban viendo el arranque de Serenity y comiendo un sándwich y palomitas de microondas, Manu acurrucada contra el costado de Martín, que nunca había sentido a su amiga tan pequeña y tan grande a la vez. Dos horas más y se abrigaron para bajar a Logan. Se encontraron a su madre en el portal, intercambiaron un par de frases de cortesía, y el chico acompañó a Manu hasta su casa y volvió al ritmo de los olfateos y marcajes que dictó el viejo perro.

***

El olor a café recién hecho y a pan tostado con aceite de oliva llegó hasta Martín. Era uno de los aromas que asociaba con su madre, con los desayunos que cada vez compartían con menos frecuencia los fines de semana. Le resultaba francamente agradable.

– ¿Qué pasa con Manu? –

Martín interrumpió el proceso de saturar el café con galletas para mirar con atención a su madre – ¿Cómo que qué pasa con Manu? Nada – Y volvió a su tarea tal vez con un interés excesivo.

– No nos hagamos los tontos anda, que no nos pega a ninguno de los dos – insistió su madre sonriendo y sentándose a su lado con su tostada y su taza.

– ¿Cómo puedes saberlo?- se rindió Martín – Es imposible, apenas nos vimos contigo dos minutos en un portal en penumbras –

– Pues por lo mismo que sabía cuando tenías ganas de hacer pis a los dos años y te llevaba al baño antes de que te mearas encima. Superpoderes que tenemos las madres. ¡Eh! No te rías como Bruce Willis que ya sabes que con eso me desarmas. También me pasaba cuando tenías dos años. Esa sonrisa es mi kriptonita- bromeó su madre lanzándole la servilleta, probablemente para quitar hierro al interrogatorio.

– Vale, pasa algo. Empezamos a salir hace muy pocos días. Y no te pienso decir nada más. Dudo que otros tíos de mi edad tengan que ir dando explicaciones a sus madres de este tipo de cosas – respondió empezando a sentirse bastante molesto.

– Me importa poco lo que hagan otros “tíos de tu edad” – adujo ella imitándole – ¿Vamos a tener que recordar la charla del sexo seguro, la responsabilidad que tenemos hacia los demás y todo aquello de que me parece muy bien lo que hagas siempre y cuando no dañes al otro? –

– No hace falta mamá, no me he olvidado. Vamos despacio y con cuidado. Aún soy virgen sí eso es lo que te preocupa – respondió Martín cortante -Y Manu no es la primera chica con la que salgo tras aquella conversación. ¿Por qué con Manu lo sacas a colación y con las otras no parecía preocuparte? –

– Vames por partes. Que seas virgen no es lo que me preocupa. Con diecisiete años, si aún lo eres, no creo que lo sigas siendo mucho tiempo. Y tal vez me preocupo porque a Manu la conozco desde que tenía cuatro años y la enseñé a sonarse los mocos –

Se observaron un momento por encima de cafés, cereales y tostada. Él tenso y con un punto de desafío. Ella tan tranquila, masticando. Su madre era exasperante a veces. Marisabidilla, así la llamaba en algunas ocasiones su padre. En alguna ocasión le dijo: «nunca discutas con tu madre, tienes todas las de perder». Recordar a su padre y a la relación que tenían ambos le calmó.

– La última pregunta: ¿Por qué ahora sí os gustáis y todos los años previos erais sólo amigos? –

Martín suspiró. Le estaba poniendo a prueba. Y, siendo del todo sincero, él tampoco lo sabía.

– Por favor, mamá, para ya. Esto acaba de empezar, no tengo respuestas. No sé cómo acabará la cosa, pero no me voy a portar mal con ella. Tendrás que fiarte de mí, de nosotros –

Su madre se limitó a sonreír y morder de nuevo su tostada.

– Trato hecho. ¿Quieres que te acerque a la perrera en coche? Hoy puedo, y no me importa –

Martín negó con la cabeza. No tuvo que pensarlo ni un segundo; si había que elegir entre su madre en actitud de inspector de la Gestapo y la chica del galgo, lo tenía clarísimo. A ver si averiguaba cómo demonios se llamaba.

Poco después, mientras se enfundaba en unos viejos vaqueros y una sudadera desteñida para ir de nuevo a echar una mano en la perrera, recordó un regalo envuelto en un susurro: “Eres el único en el mundo que puede recorrerme entera con sus manos”.

Su dulce amiga Manu estaba resultando ser toda una sorpresa.

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Eva tiene unos nueve meses y está en la protectora El buen amigo (Sevilla). Entró la semana pasada, atropellada con una pequeña fractura en la pata y algunas heridas en la cara. Es talla pequeña y no crecerá, es muy buena y necesita salir del refugio.

Contacto: adopcioneseba@gmail.com

Que al menos no se desvanezcan como lágrimas en la lluvia…

Como lágrimas en la lluvia…

Cada caso, cada ejemplo, cada difusión, consigue que su recuerdo, el de esos gatos y perros que pasan por este mundo sin hacer ruido, casi sin levantar la mirada, tan callando, no se pierda en el olvido. Porque somos garantes de su memoria, porque algo de cada uno de ellos permanecerá para siempre en nosotros, porque cada revés nos prepara para hacerlo mejor la próxima vez.

Este es el camino que yo me he propuesto, lograr a través de las palabras que su calor y sus momentos no se pierdan como lágrimas en la lluvia. Porque cada vida, por pequeña o breve que sea, merece que nos esforcemos por evitar que simplemente se desvanezca…

Hago mías las palabras de Con gatos, una página de Facebook y un perfil de twitter que os recomiendo si os gustan los animales.

Todos los animales que véis hoy salieron en este blog durante 2010. Algunas de mis particulares lágrimas en la lluvia. No sé ni cuantos animales han pasado por este blog, que lleva ya más diez años operativo, ocho de ellos en 20minutos. Son demasiados sólo aquí, imaginad en protectoras y perreras de toda España.

Solo en este blog hay 2.066 entradas publicadas. Muchas entradas tienen más de un animal, así que son miles de rostros de perros y gatos los que han pasado por aquí, los que he visto, cuyas historias he leído y que al menos han dejado en esta web su pequeña huella.

 

Entre todos los que han pasado por el blog los hay que han tenido suerte y han encontrado un hogar, los hay que han muerto, los hay que siguen esperando su segunda oportunidad. Cinco años son un mundo en la vida de un perro o un gato que no tienen una familia.

Muchos otros miles, muchos más, no dejan ni el menor recuerdo. Pobres olvidados.

¿Os extraña que, siendo consciente de esa realidad, defienda con tanta intensidad la adopción por encima de la compra?

Hoy no os voy a mostrar ningún animal nuevo, necesitado de hogar, hoy os voy a pedir que recordemos mirando esas viejas imágenes a los miles de animales del pasado, a los miles del presente, a los miles que traerá el futuro porque aún estamos lejos de tener conciencia y leyes que cambien la situación.

Os voy a pedir que reflexionemos mirando esas fotos de la necesidad de cambiar de rumbo.

Los voluntarios en perreras o protectoras luchan a diario para tapar el sol que ciega y retorna siempre a la mañana siguiente con una mano, pero la única respuesta pasa por tomar conciencia de la enorme problemática que hay en España en materia de protección animal.

 

La solución está en las manos de todos. Y no debería ser tan difícil:
– Si no estás plenamente convencido de asumir la responsabilida que supone tener un perro o un gato, no lo tengas. Tan sencillo como eso.
– Si lo tienes, cuídalo como merece, teniendo en cuenta qué le pasará sí tus circunstancias cambian e incluso si mueres.
– No compres, adopta. Recuerda estas fotos que hoy traigo cuando veas cachorros de cristalera. Hay unos 150.000 así esperando.
– Por supuesto, no críes. No traigas más animales a un mundo en el que sobran y son abandonados y maltratados con tanta frecuencia.
– Si un perro o un gato perdido y/o maltratado se cruza en tu camino, no mires a otro lado.

Miles de animales todos los años nos recuerdan que miles de personas en este país tienen un grave déficit de bondad y empatía.

 

Tangle, doce años de esclavitud atado a una cadena

tangle2Otra vez una historia de un perro que ha pasado toda su vida atado a una cadena. Una vida entera de maltrato a manos de gente que no tiene la menor sensibilidad por los animales. Probablemente tampoco por muchas personas.

En este caso la historia tiene alguna posibilidad de tener un final feliz. Por suerte para Tangle, la Asociación Protectora de Animales CUENCANIMAL llegó a tiempo de rescatarle de la miseria que ha sido toda su existencia y va a hacer lo imposible por «enseñarle que existe otra vida, aparte de la miseria que conoció durante doce años».

Tangle, pese a como ha sido tratado, es un perro sociable y noble. Os invito a fijaros en las fotos y en los vídeos, en lo olvidado y maltratado que ha estado, en cómo está descubriendo por primera vez que hay otra realidad.

Doce años de injusticia, tú te preguntarías qué habías hecho para merecer eso. Quizás no, porque eres tan fiel que cada vez que te miramos a los ojos los nuestros se llenan de lágrimas pensando qué clase de persona es capaz, ya no solo de condenar a un ser indefenso a cadena perpetua, si no de no procurarle tan si quiera un refugio frente a las inclemencias del tiempo, alimento y algo tan vital como el agua a diario, y sobre todo ese estado de dejadez, que tu pelo ocultaba, ese frágil cuerpecito, delgado y dolorido. Maldecimos al ser humano, de verdad que nos avergonzamos. Es imposible que nadie conociera de tu existencia, es increíble que jamás hayan dado la voz de alarma ante tu presencia. No estabas escondido, estabas cerca de una carretera donde pasa gente a diario, ¿cómo ignorar esta crueldad?

Ahora hay que intentar que Tangle encuentre un hogar que le compense por esos doce años de infierno.

Información sobre las condiciones de su adopción.

Contacto: adopciones.cuencanimal@gmail.com

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Rescate de Tangle:

Tangle conociendo amigos:

Tangle cariñoso:

A este golden retriever lo tiraron junto a un contenedor como si fuera basura, y allí se quedó esperando (ADOPTADO)

gOtro más, otro caso de un animal tratado como si fuera una bolsa de basura. Inconcebible para cualquiera con un mínimo de empatía, pero demasiado frecuente. Son muchos los que optan por esta manera de abandonar, son muchos los monstruos sin bondad que caminan entre nosotros.

Se llama Dusk y es de una raza de moda, que no es garantía de nada
, aunque tal vez facilite que logre su segunda oportunidad. Está sufriendo por el abandono, llevaba días esperando que esos dueños que nunca merecieron su devoción regresaran.

No entiendo a aquellos que dicen ser incapaces de distinguir la expresión de tristeza o felicidad en un perro. Basta mirarles un momento para saber cómo se sienten. Ellos no lo esconden, como hacemos nosotros, y son igual de expresivos.

Al atardecer, en la sierra de Córdoba nos llama la atención una cabeza dorada en los contenedores. Nos paramos con el coche y ahí estaba él, escondido detrás, sin moverse, paralizado y con una mirada de tristeza que se clavaba.

eUn golden retriever, como si fuera parte de la basura que hay alrededor de los contenedores. Lo encontramos en un lugar de paso de muchos coches de las parcelaciones de la zona, mucha gente tiró la basura, mucha gente pasó y le vió, pero nadie se compadeció de él. Era solo un perro… Para más casualidad había un saco de pienso vacío con la foto de un golden como él, no sería de extrañar que, al acabarse su comida, ya no tenían pensado gastarse más dinero en alimentarlo y fueron juntos a la basura el paquete de pienso vacío y él. Eso sí, le quitaron el collar dejándole esa maldita marca de los abandonados.

Lo más triste de encontrarse un animal así es sentir lo que sus ojos nos dicen, lo que trasmiten es desgarrador. Este pequeño no quería ni moverse del lugar, como queriéndonos decir: “dejadme un rato más a ver si vienen a por mí”.

Dusk está muy asustado, todavía en estado de shock, desnutrido y deshidratado. Ahora mismo está en A.P.A.P » EL AMIGO FIEL», un albergue desbordado, por lo que necesitan un hogar con urgencia para él.

Se entrega en adopción con seguimientos, contrato, pasaporte europeo, microchip, vacunas, esterilizado, desparasitado y con revisión veterinaria. Se puede trasladar a cualquier parte de España.

Contacto: sosgolden@gmail.com

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Aquí tenéis algunos ejemplos de este método habitual de abandono que han salido en el pasado en mi blog:

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¿Lo veis? Aquí ya sonríe.

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A los perros de pelaje atigrado les cuesta más encontrar un hogar

Hace poco más de un mes estuve visitando las instalaciones de Amigos del Perro en Langreo. Recorrimos todos los cheniles acompañados por Lola, su presidenta, y estuvimos conociendo a todos sus ocupantes, uno a uno. Regalamos las caricias que pudimos, que siempre saben a poco tanto a los perros que allí había como a los que las prodigamos. Y hablamos mucho, de lo de siempre, de lo difícil que es estar en esa primera línea, de problemáticas cambiantes como la enorme afluencia de pitbulls que hay ahora y la difícil salida que tienen, de lo necesarias que son determinadas medidas que no acaban de llegar…

Lola me comentó en un momento dado algo que ya había escuchado en otras protectoras: lo difícil que resulta encontrar hogar para perros de pelaje atigrado. No son los únicos animales con el problema añadido de tener un color que parece no resultar atractivo a los posibles adoptantes. También sucede con el color negro por ejemplo, tanto en perros como en gatos. Los gatos carey también lo tienen más difícil. Pero, por lo visto, ser atigrado te hace especialmente invisible cuando estás tras unos barrotes esperando tu segunda oportunidad.

No sé si será porque se asocia ese color a perros de presa, por si hay gente que interpreta erróneamente que son o parecen más agresivos. Lola tampoco lo sabe: «no sé porqué razón los atigrados (y más si tienen los ojos amarillos) y los perros negros, lo tienen más difícil para encontrar una familia, y eso que son como cualquier otro perro, los hay más cariñosos o menos, más pegajosos o más independientes, más activos o más tranquilos, vamos… como cualquier otro perro, con su carácter y sus ganas de tener familia.»

Se trata en cualquier caso de un estigma absurdo, injusto.

Por eso hoy os traigo a unos cuantos perros atigrados de la protectora asturiana que visitamos. ¿Me ayudáis a difundirlos?

Contacto para adoptarlos: adopciones@amigosdelperro.org 619 370 991

Astérix, junto con Mayo es el veterano en el albergue. «Ya tiene cinco años y llegó de cachorrón, es un perro con una gran alegría de vivir, activo, juguetón, sale de la prote como si se fuera a comer el mundo, arrastrándote, buscando conocer nuevos olores y nueva gente, luego ya se tranquiliza y va a tu paso, es muy sociable con perros (machos y hembras) y con personas».

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Crack tiene ya casi con 8 años y un tamaño cercano al mastín, le ven pocas posibilidades para encontrar una familia pese a que es un perro dócil y cariñoso. «Su tamaño no le impide que le guste jugar y es bastante activo».

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Galatea es la nueva, «apareció en un monte (como casi todos) muertita de miedo, y aún asustada, pero es muy dulce y le encanta que la mimen cuando coge confianza». Tiene unos dos años y debe su nombre a mi novela, espero que le dé suerte.

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Lara tiene casi dos añitos «de puras ganas de jugar y comerse el mundo, muy activa y nerviosa, necesita largos paseos, y es muy lista, aprende muy rápido lo que le enseñan los voluntarios». Con ella estuvimos jugando y doy fe de que es cariñosa y está deseando una familia.
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Mayo es el otro veterano, un encanto de perro que por su color (su atigrado es más oscuro) no ha tenido ninguna oportunidad de que nadie se fijara en él a pesar de ser una belleza, es como un pastor alemán pero atigrado. Las fotos no le hacen justicia, aunque ya con casi seis años y su tamaño, lo tiene difícil. Es muy majete con la gente y con los perros, mejor hembras que machos. «Últimamente está un poco triste, pensamos que ha decidido tirar la toalla y dejar de esperar que lo adopten. Ese es el peor momento para cualquier perro, cuando se da cuenta que el resto de su vida va a pasarla en la perrera, nosotros hacemos lo que podemos y los voluntarios se desviven también por hacerles sentir que son especiales, pero …. te desarma ver su mirada de tristeza».
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Thor es un macho, mestizo de bóxer. «Es un grandullón adorable, con mucha fuerza y sumamente sociable con perros y humanos».
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Visi ya tiene casi cinco años, llegó muy jovencita a la protectora y ahí sigue, «es un trasto con patas, pero tan cariñosa que roba el corazón de quien la conoce, tiene alma de cachorra, es juguetona, nerviosa, en los paseos tira de la correa porque quiere verlo todo pronto, todo le llama la atención, es encantadora».

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