Archivo de enero, 2021

¿Alguna vez te has cruzado con un animal abandonado?

Imagino que no es imposible, pero se me antoja muy difícil que haya un español adulto que no se haya cruzado al menos una vez en su vida con un animal abandonado, un perro o un gato necesitado de ayuda, vagando perdido. Yo, sin buscarlos, me los he encontrado demasiadas veces. Y a los que mejor recuerdo, los que jamás podré olvidar, son aquellos a los que no pude ayudar. Han sido dos.

El primero fue un gato aún cachorro
al que arrojaron a un solar en obras. Yo tenía entonces apenas dieciocho años y paseaba por allí de noche cuando surgió tras la valla, frotándose desesperado contra mis piernas. «Déjale ahí, que sabrá buscarse la vida; como le lleves a casa, tu madre te mata». Y, aún reticente, me alejé impulsada por esas palabras. Pero no fui capaz de autoengañarme, aún hoy, un cuarto de siglo después, le recuerdo y me arrepiento de no haber sido más valiente, de no haber antepuesto el valor de una vida a los posibles inconvenientes que trajera su rescate. 

Este gatito atigrado es el responsable de que me prometiera a mí misma no volver jamás a mirar a otro lado cuando en mi camino apareciera alguien necesitado de ayuda.     

La segunda y última fue una preciosa bretona canela y blanca de nariz rosa a la que habían abandonado en en la que llaman la autovía olivarera, en Córdoba. Acababan de arrojarla desde un coche y entraba y salía de la carretera, acercándose a los coches y buscando desesperadamente el suyo, haciendo que los vehículos que pasaban tuvieran que esquivarla o frenar en su devoción inmerecida.

Paró un camión, paramos nosotros, e intentamos cogerla por todos los medios, convencerla para que subiera a nuestro coche, para que se acercase a recibir una caricia y pudiéramos traérnosla a Madrid en busca de un buen hogar. No lo logramos, nos miraba con desconfianza y se alejaba. Lo único que conseguimos  fue que se adentrara entre los olivos, lejos de la carretera, y dar aviso al 112. Nunca supe que fue de ella. 

No podemos ayudar a todos los animales necesitados.
Bien lo saben los que están en primera línea de protección animal, pero sí comprometernos a no mirar hacia otro lado, a implicarnos cuando esté en nuestra mano hacer algo por ellos.

Es una responsabilidad compartida construir una sociedad mejor para todos, también para los animales.  Al menos, debería serlo.


La cachorra de las imágenes se llama Lis
y la encontraron en situación de abandono en plena ola de frío en Córdoba.Tiene unos siete meses, pesa cinco kilos y tiene un carácter dócil y sociable. Lo que no tiene es un hogar. Se entrega en adopción en toda España. Más información tras el correo electrónico informacion@elamigofielcordoba.org

‘Operación manta’: las protectoras de animales necesitan viejas mantas, sábanas, toallas, alfombras… 

(GTRES)

Hace mucho frío. Verdad, verdadera. Incuestionable. Frío, nieve, hielo y lluvia. y no siempre las instalaciones de las protectoras de animales son óptimas para enfrentarse a los elementos. Pero aún siéndolo, siempre vienen bien las donaciones de viejas mantas, sábanas, colchas, toallas, alfombras, cortinas… También de radiadores eléctricos, calefactores, material aislante.

Os invito a sumaros a esta ‘operación manta’ reuniendo este tipo de materiales y haciéndoselos llegar a la protectora más cercana. Poneos antes en contacto con ella, para coordinar qué necesitan en mayor medida y cómo proceder a la entrega.

Organizar un Marie Kondo siempre es recomendable por el espacio que liberamos en casa, pero en este caso además hay un claro componente solidario que debería animarnos especialmente a encararlo. Los animales sin hogar nos lo agradecerán, especialmente los que más sufren esta estación como son los cachorros, de pequeño tamaño, los más ancianos y los convalecientes. Animales que, como siempre os recuerdo, necesitarían también hogares de acogida desde los que aguardar su hogar definitivo.

Y para las protectoras y asociaciones que me lean, aunque seguro que ya lo saben, es buena idea ponerse en contacto con hoteles, hospitales, residencias de ancianos, guarderías…. Muchas veces mandan a la basura material que a los perros y gatos les vendría estupendamente.

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«Si decidís meter un animal exótico en casa, no importa lo que hagáis; no vais a estar preparados»

“Si te gustan los animales tienes que entender que algunos no se pueden tener como mascota”, se titulaba un post que publiqué en septiembre en el que os decía que teniendo animales tan adaptados a vivir con nosotros como los perros y los gatos, y que aún así suponen retos y responsabilidades que muchos no son capaces de afrontar, asumir la responsabilidad de cuidar animales exóticos, con las dificultades de todo tipo que entrañan, es un reto al alcance de muy pocos.

Si con frecuencia no sabemos tratar y entender a perros y gatos, ¿cómo asumir la responsabilidad de un animal del que desconocemos casi todo y que además no nació para hacernos compañía?. Luego hay sufrimiento animal, hay abandonos y especies invasoras, os contaba. Un mensaje que viene a reforzar este texto que hoy os traigo, obra de Jessica Gómez (escritora y autora del blog Qué fue de todos los demás), que sí ha asumido esa responsabilidad a conciencia y que ejemplifica perfectamente lo díficil que puede resultar. Con ella os dejo.

El verano pasado trajimos un nuevo miembro a la familia: una pogona (o dragón barbudo), a la que mi hijo mayor, que es su responsable principal, ha llamado Hamburguesa de Pollo. En casa la llamamos Hamburguesita.

Empezaré diciendo que me costó muchísimo tomar esa decisión porque, además de que no tengo claro lo que pienso de la tenencia de animales exóticos, sí que atentaba directamente contra uno de mis principios fundamentales, uno que llevo años repitiéndoles a mis hijos como un mantra: “No comerciamos con la vida”.

Mi hijo mayor tiene diez años. Tenía cuatro cuando empezó a decir que quería tener un lagarto. No es una persona de caprichos ni que funcione por impulsos. Le entusiasma desde siempre la paleontología, la entomología y ahora empieza a tirar por la genética. Es ordenado, metódico y responsable. Y le apasionan los reptiles. De hecho, no me extrañaría nada que finalmente quisiera ser herpetólogo. Y este año me di cuenta de una cosa: mi hijo crece, y su deseo de tener un lagarto era tan grande, tan intenso, que lo tendría en algún momento; conmigo o sin mí. Y haciendo memoria, acordándome de todos los animales que no me dejaron tener de pequeña, los que llevé a casa sin permiso y acabaron pasándolo mal y muriendo tempranamente por no tener un adulto que me apoyara en su cuidado, y los que tuve de adulta y no estuvieron bien por culpa de mi inexperiencia, de pronto lo vi claro: mejor ahora, conmigo para ayudarle, que más adelante solo, y que el animal lo pase mal.

Lo medité durante un par de meses extra y al final decidí que sí: traeríamos un reptil a la familia.

Fue un proceso largo y todo lo minucioso que pudimos. Lo primero fue dejarnos asesorar por expertos y elegir el lagarto: al parecer los gekos son muy agresivos y los camaleones es fácil que muerdan, mientras que las pogonas tienen fama de ser muy sociables y “fácilmente manejables” por manos inexpertas. Luego descubrí, para mi decepción, que no se encuentran reptiles en adopción (salvo tortugas). Así que sí: me tragué mi “No se comercia con la vida”, y compramos una pogona.

Podría detenerme y extenderme mucho en todo lo que preparamos durante dos semanas antes de recoger a Hamburguesita: el terrario, su tamaño, ventilación, iluminación, calefacción, lecho… Toneladas de información. Nos hicimos también rápidamente con un medidor de temperatura y humedad para asegurarnos de mantener los rangos apropiados para esta especie concreta. En todo esto no me detendré porque ya hay páginas que lo explican mucho mejor de lo que yo podría hacerlo. Me voy a detener en la parte práctica: si decidís meter un animal exótico en casa, no importa lo que hagáis; no vais a estar preparados. Contad con ello y con que tendréis que dedicar más energía, tiempo y probablemente dinero del que habíais planeado.

Para empezar, Hamburguesita era muy baby cuando vino a casa y es lo más parecido que yo he vivido a tener un humano recién nacido. Estaba tan preocupada que las primeras noches me levantaba dos o tres veces a comprobar si respiraba, no os digo más. Las primeras semanas le tocó desparasitación, revisiones en el veterinario y análisis de heces. Compramos una báscula de precisión para asegurarnos de que subía bien de peso.

Los cambios de temperatura en el exterior (y la humedad, que en Asturias es mucha y las pogonas son reptiles desérticos) influían dentro del terrario más de lo que esperábamos, y eso se tradujo en que durante las primeras semanas hubo varias salidas de emergencia a Tiendanimal a comprar bombillas UVB (de luz) y cerámicas calefactoras, para probar con diferentes intensidades y conseguir el ambiente óptimo para Hamburguesita (a todo esto sumar las rutinas de baños, calcio y vitaminas). Me duele como una puñalada cada hora que no estuvo en su temperatura ÓPTIMA. No buena: ÓPTIMA. En menos de un mes la cambiamos de su primer terrario (pequeño) a uno grande, y vuelta a empezar con las lámparas, aunque por fortuna con un buen bagaje ya hecho.

Conseguir un entorno amable para ella es un ejercicio de observación. Porque es cierto que hay “normas” a seguir, como que tenga un bebedero amplio donde pueda también bañarse (porque se hidratan también por la cloaca), o un sustrato apropiado (a las pogonas les va bien la arena, más si vives en una zona húmeda porque ayuda a mantener el ambiente seco), pero también es importante ver qué es lo que pide tu animal. Nosotros, por ejemplo, nos hemos dado cuenta de que cuando se empacha tiende a descansar lo más vertical que puede. Ayer, sin ir más lejos, vi que estaba en su hamaca y que tenía la piel oscurecida, lo que me indicaba que podía tener frío (bajó mucho la temperatura exterior y muy de golpe), así que le dimos un baño tibio, subimos su hamaca unos centímetros para acercarla a la lámpara calefactora. Ese tipo de cosas es nuestra responsabilidad verlas y procurar que tenga lo que necesita para estar bien.

Yo contaba con todo eso: con que hubiera imprevistos que solventar y con estar muy atenta a todo lo que el reptil pudiera necesitar. Ha sido, aun así, más laborioso de lo que yo creía que sería (y creía que sería mucho). Con lo que no contaba era con la parte de la comida. Eso ha traído tela larga.

Hamburguesita come, aparte de frutas, verduras y flores adecuadas, insectos vivos. Sobre todo grillos y tenebrios (larvas de escarabajo de la harina), y también ocasionalmente le damos cucarachas y langostas. Pero claro, en esta casa hay una norma: aquí no se tienen animales sufriendo. Aunque vayan a ser alimento, mientras estén con nosotros se les cuida bien, sin discusión. Y no imagináis el trabajo que da cuidar bien de 80 grillos, una docena de langostas y doscientos tenebrios.

Lo primero encontrar un proveedor de calidad y que cuide bien a sus animales no es tan fácil como debería. Yo probé muchos y finalmente encontré uno con el que estoy a gusto: Reptimercado. Cuida a sus animales y te da indicaciones para que tú también los cuides bien. También provee de lo que puedas necesitar para ello. Y, por si eso fuera poco, es muy económico.

Los tenebrios son tal vez los que dan menos trabajo: pueden permanecer en el recipiente en que te los mandan siempre que la capa que forman no supere el centímetro y medio de grosor, hay que darles germen de trigo, algo de verdura fresca todos los días (a nosotros nos gustan los berros porque tienen mucho aporte de calcio), agua en gel para que estén hidratados y garbillar el lecho una o dos veces a la semana.

Los grillos (y las langostas) son otro tema: hay que prepararles su propio espacio, al menos el doble de grande del recipiente en que te lo mandan y no más de 30 o 40 grillos por recipiente, porque si son demasiados se matan entre sí. Les preparamos unos tápers “tuneados”, a los que quitamos el centro de las tapas y sustituimos por tela de malla sujeta con cinta americana para que tengan buena ventilación. ¿Sabíais que existe pienso para grillos? Porque yo ni idea, antes de traer a Hamburguesa de Pollo a casa. Tenemos pienso para ellos, aunque hemos visto que cuando aquí sube mucho la humedad se apelmaza bastante y nos parece antihigiénico (tememos que haya bacterias que luego puedan dañar a Hamburguesita), de modo que cuando hay humedad les preparamos nosotros el “pienso” casero con germen de trigo, proteína de leche y cuatro granitos del pienso de la gata. Si se añade levadura en polvo les facilitas la digestión. Y, claro, cada día poner vegetales frescos (berros, canónigos y zanahoria) y quitar los restos del día anterior. Por cierto: como ya los traemos adultos y cantan, por la noche van a la cocina para no despertar a nadie. Al armario de las patatas, para que no pasen frío. Todos los días de paseo con los grillos. Eso sí: el hilo musical selvático de la habitación de mi hijo es una pasada.

Ah, pero eso no es todo. Los insectos también traen situaciones inesperadas. A nosotros, por ejemplo, un día se nos escapó un trozo de zanahoria debajo de una huevera (los grillos tienen hueveras que les hacen de refugio dentro de sus tápers). Pues para cuando vimos el trozo de zanahoria, tenía un poquito de moho. Y como yo soy muy tiquismiquis con el tema del moho, temía que los grillos tuvieran algo que pudiera sentar mal a la pogona, así que decidimos no dárselos. Pero ¿qué hacemos con los grillos? Matarlos evidentemente no, soltarlos tampoco. Pues nada: que hace un mes que tengo una docena de grillos en un “hospital”, sobre la mesa de la cocina, junto al frutero y el tarro con los caracoles que me plagaron el acuario hace dos años (que lo mismo: ni matarlos ni tirarlos por el váter, pues viven en mi cocina). Y tengo a esa docena de grillos ahí que no serán alimento ni voy a soltar en el campo, pero que cuidaré hasta que se mueran de viejos, también con su pienso y su verdura fresca, porque no puedo hacer otra cosa. Porque me parece lo más responsable que se puede hacer.

¿Qué quiero contaros con todo esto? Pues que creo que para meter un animal exótico en casa hay que ser una persona muy persistente y muy comprometida con todo lo que implica el bienestar animal, y saber que muy probablemente te encontrarás situaciones que no te esperas y que va a requerir mucho de ti el solventarla sin hacer daño a ningún animal.

Y, como con cualquier otro, dejaos asesorar pero, sobre todo, observad a vuestro animal. Y, por favor, sed responsables con cada una de las partes de su cuidado. Yo estoy segura de que hay cosas que no estaremos haciendo todo lo bien que podemos, pero estamos atentos y esperamos aprender y mejorar, porque Hamburguesita no se merece menos.

Os dejo con la reflexión de mi hijo: «Jolín, pues sí que da trabajo cuidar a un reptil. Si lo quieres hacer bien».

Micaela de la Maza ‘SrPerro’: «Si tu perro no quiere ir de bares, tampoco puedes obligarle»

Las guías de SrPerro, al igual que su página web, son el referente más veterano que tenemos en este país de información especializada sobre qué hacer y dónde ir con nuestros perros, de consejos para lograr una sociedad más dogfriendly e incluso de noticias interesantes protagonizadas por animales.

Tras SrPerro están Micaela de la Maza, Colega y Tía. Son los dos compañeros a cuatro patas de Micaela y de su cámara, que han recorrido con ella a conciencia distintas ciudades españolas, especialmente Madrid y Barcelona. Perros sin raza, embajadores de la adopción y de la buena educación canina (en Tía aún en proceso de aprendizaje).

«SrPerro es fruto de miles y miles de paseos durante casi diez años. A Tía la adopté hace tres años en la protectora El Campito; había sido adoptada y devuelta, es una cabra loca, pero que ha aprendido a posar muy rápido. Y antes, quién inspiró todo el proyecto y el alma de srperro es Colega, que era mi sombra, que era realmente todo un señor perro. Tía es absolutamente lo contrario a lo que era colega», ríe Micaela presentando a sus compañeros peludos.

A finales de este 2020 aciago ha publicado la quinta edición de sus quías. Una edición muy especial porque hacía tres años, coincidiendo con la muerte de Colega, que no teníamos la información actualizada más que en la web. Especial también porque son las primeras en las que aparecen fotos de Colega y Tía, así como información relacionada con parques urbanos y educación canina.


¿Qué vamos a encontrar en las guías de Madrid y Barcelona?

Cien bares y restaurantes dogfriendly. Todos los locales tienen además un QR para que se pueda ir directamente a la web de SrPerro y encontrar información más completa y actualizada sobre ese local, junto a las opiniones de otros usuarios, para que la información esté viva. Y además de bares y restaurantes hay una sección más cortita con tiendas, como Zara o Casa del Libro, peluquerías o galerías de arte particularmente recomendables. Me sorprendió mucho y para bien que la Casa Batlló es perruna, o en Madrid las salas de la Fundación Canal.

¿Cómo has seleccionado los locales que aparecen?

Si tienen valoraciones positivas en SrPerro hago el esfuerzo de acercarme a conocerlos, ver cómo son y hacer fotos. La selección es personal, nadie ha pagado por aparecer ahí. La única publicidad es de nuestro patrocinador Elanco. Lo más importante es que sea un sitio en el que traten bien a los perros. Es algo que se nota rápido: en algunos bares te traen agua para tu can, chuches, vienen a saludar… ¡Se agradece tanto! Y valoro muchísimo las opiniones de los usuarios en nuestra web, esa es otra clave.

¿Entran en las guías los sitios con normas restrictivas, como que solo admiten perros pequeños, excluyen razas determinadas o solo dejan un perro?

Normalmente no están en la guía, pueden estar en la web, pero no en la selección de locales que yo recomiendo gratuitamente porque me encanta recomendar a la gente simpática con los perros. A lo mejor  molesta más a los clientes un chihuahua ladrando que un mastín del Pirineo que se tumba y se duerme. Con los PPP he encontrado prohibiciones sobre todo en hoteles, en restaurantes rara vez. Las normas que puedes encontrar es que los perros estén permitidos solo en una zona, si es que el restaurante es grande, pero no por raza o tamaño.

«Es la primera guía en la que aparece Tía en portada. Como no tenía fotos de Colega y Tía juntos, le encargué una portada en la que salieran Tía y Colega al fantástico Pablo de Blowearts».

Pero no solo hay locales «perrunamente simpáticos», como te gusta describirlos, ¿qué más podemos encontrar en las guías?

Efectivamente, la guía es también una chuleta práctica de cómo vivir con perro en cada una de las ciudades: cuándo y dónde se puede llevar el perro suelto, cómo se puede ir en transporte público, y hay un apartado de parques y excursiones, que es nuevo y vinculado también a la pandemia. Las guías previas eran más urbanas. La gran mayoría son excursiones a las que llegar con transporte público, porque yo no conduzco. Y también hay una parte de educación canina, para habituar a tu perro a ir en transporte público o ir de bares.En Madrid esa parte la he elaborado con la ayuda de Santi Vidal y Eli Hinojosa de Masqueguau y en Barcelona con Alba Benítez, educadora canina y etóloga de Si mi perro hablara. Además en Barcelona hay información sobre ir a la playa, que no hay en la de Madrid.

Recomiéndanos tu parque preferido de cada ciudad. 

En Madrid un parque me gusta muchísimo es el de San Isidro, tiene unas vistas chulísimas y un ambiente canino muy agradable. En Barcelona merece la pena ir a la sierra de Collserola, que está a quince minutos en Cercanías; estás en pleno campo, también tiene unas vistas estupendas y hay muchísimas rutas. Es una gozada.

¿No te planteaste retrasar su publicación, dada la situación de pandemia?

No, aunque sí me he centrado más en las excursiones o los parques. Y he procurado recomendar los bares y restaurantes que tienen terraza porque es lo que la gente está buscando más por la Covid-19. Además, para apoyar a todos estos locales perrunos cuando hay restricciones… ¿por qué no pedir comida para llevar a casa? Yo prefiero ir a sitios donde son simpáticos con los canes incluso cuando voy sin Tía. Las recomendaciones dan por hecho que somos adultos responsables y vamos a cumplir las normas sin poner a nadie en riesgo. Creo que estos locales se merecen todo el apoyo del mundo. No imaginas la de sitios que estaban cerrando mientras estaba haciendo las guías.  Con responsabilidad espero que pronto podamos volver a salir con normalidad y estos locales van a necesitar toda nuestra ayuda.

Es obligado preguntar qué ciudad es más amigable con los perros.

No te podría decir. En cuanto a volumen de sitios son muy parecidas. En ocio en espacios verdes urbanas gana Madrid, que además tiene mejores horarios para poder soltar a los perros. En Barcelona solo los puedes solar en los pipicanes, que es una tortura para todos los perros a los que les gusta correr. El ayuntamiento de Barcelona  está recibiendo muchas críticas por eso. Pero en Barcelona por ejemplo puedes ir con perro a muchos más centros comerciales.

¿Y dentro de Madrid y Barcelona hay zonas más simpáticas con los perros que otras?

El centro de las ciudades es más dogfriendly y cuanto más te alejas, menos. Mucho de ello tiene que ver con el turismo, también la clientela joven y la rotación de locales. Normalmente las grandes cadenas, aunque parezcan otra cosa y vayan de moderna, no suelen dejar pasar perros. Cuando voy andando, los locales de cervezas artesanas, los vegetarianos o veganos o con pinta hipster, asumo que me van a dejar entrar. Pero me llevo sorpresas. Y también está el típico bar que piensas que no te van a permitir entrar y luego son encantadores con los perros. Las ideas preconcebidas, como en todo, fuera.

Imagino que te habrán preguntado muchas veces que qué necesidad hay de ir con el perro a todas partes.

Sí y siempre digo que no hay ninguna necesidad. Lo que pasa es que así tu can pasa menos tiempo solo y tú también disfrutas más a su lado. Si puedes hacer recados con él y tomarte unas cañas, mientras paseas con él y lo acompañas, puede ser un placer para ambos. Muchas noches que salgo a cenar no me voy con Tía, que está mucho más tranquila en casa después de su paseo de la tarde.

No todos los locales admiten perros, pero es que no a todos los perros les gusta entrar en locales siempre, ¿verdad?

Efectivamente. A lo mejor si lo que tienes es un cachorrote, no es buena idea llevarle de bares dos horas y pretender que el perro se porte bien. Probablemente tengas que ir enseñándole y tienes que ir a tomar un café rápido como mucho. Y hay que pensar si el animal lo está pasando bien. Vale que puedes ir a Zara, pero no vayas a Zara un sábado de rebajas con el perro. Guay poder ir a un centro comercial a un recado pero, pensando en el perro, estar cinco horas ahí dentro no es plan.

¿Cómo se acostumbra a un perro a ir de bares?

Lo que me recomiendan los educadores es que sea una experiencia gradual y agradable. Ir primero en días entre semana, con poca afluencia de gente, a sitios de confianza, y poco rato. Vas con una manta, con chuches, para que se tumbe a su lado. No se puede obligar, no se puede ir el primer día dos horas a la hora menos tranquila si no ha estado nunca en un sitio así. No todos los perros están cómodos en esos locales, así que si no quiere ir de bares, tampoco puedes obligarle. Fomentar la calma en los perros es básico, trabajar el que puedan estar tranquilos en cualquier sitio. En casa si hay invitados y en un restaurante si has ido con unos amigos. Un educador canino siempre puede ayudar.

Piden que los animales de terapia estén protegidos en la próxima ley nacional de bienestar animal

Ya os he contado en este blog que la Dirección General de Derechos de los Animales está preparando una de protección animal de ámbito nacional que esperemos suponga un avance y unifique el caos autonómico y local existente, con grandes diferencias entre territorios.

Durante el periodo de consulta pública de dicho anteproyecto de ley, la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos ha solicitado al Gobierno «que la futura norma ampare una regulación de las Intervenciones Asistidas con Animales que tenga en cuenta el bienestar del animal que participa, para asegurar que sean siempre interacciones respetuosas con su condición animal».

¿Animales de terapia que sufren maltrato? Sí, claro que sucede. También lo hemos contado aquí en el pasado. En España no hay una reglamentación específica, ni respecto al bienestar animal, ni tampoco respecto a cómo deben llevarse a cabo desde el ámbito sanitario y educativo.

Merlín fue un caballo de intervención que terminó siendo mal atendido y abandonado al hacerse mayor. Fue rescatado e ingresó en un santuario de animales, donde falleció en 2020. (PSICOANIMAL)

“Los modelos de IAAs que propician el equilibrio de los animales obtienen una calidad óptima de las intervenciones practicadas. Y a la inversa. Con animales que no se sienten bien es imposible realizar interacciones de calidad”, explica Nuria Máximo, directora de la Cátedra.

Os comparto las propuestas que la Cátedra ha elevado al Gobierno, que espero sinceramente que se tengan presenten en la redacción de la norma. Todas, peticiones lógicas: que exista un censo de animales y entidades de terapia, que haya controles veterinarios, horarios regulados que contemplen descansos suficientes, planes de jubilación para los animales y sanciones previstas en caso de incumplimientos.

Algunas de estas propuestas, por cierto, podrían ser aplicables a otros perros de trabajo, incluyendo a los integrantes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

  • Todas las IAAs deben respetar la condición como especie del animal que participa—perro o caballo, las más frecuentes—, no debiendo realizarse aquellas que vayan en contra de su naturaleza.
  • La elaboración de un censo de animales de intervención y un registro nacional de entidades que desarrollan IAAs, que a día de hoy no existe, así como el establecimiento de las correspondientes medidas de inspección y seguimiento.
  • Velar por que las IAAs sean respetuosas con la declaración Universal de los Derechos de los Animales, y cuyo artículo 4 defiende que todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural (…) y que toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a ese derecho. Supondría poner fin a las intervenciones que actualmente se realizan con delfines.
  • La obligación de los guías de:
    • promover interacciones seguras y agradables entre los animales y las personas beneficiarias. De manera especial, se debería proteger al animal de posibles agresiones físicas a las que pudiera enfrentarse en el desempeño de su labor.
    • retirar al perro o al caballo de la sesión si el animal de intervención muestra signos de agotamiento, estrés, o malestar.
  • Respetar los principios de bienestar animal en su selección, educación y cuidado, erradicando el empleo de ningún medio que les cause dolor físico o emocional tanto en el entrenamiento como en las sesiones.
  • Establecer la obligación de facilitar descansos y días libres, así como un transporte adecuado a los animales de intervención. Debe existir un cuadrante horario con la carga de trabajo semanal. Cada perro de intervención debería realizar un máximo de 15 horas semanales, y cada caballo, 20 horas semanales, debiendo ser menos en caso de participar en sesiones que el interventor y el guía consideren especialmente estresantes o exigentes a nivel físico, mental y/o emocional.

  • Establecimiento de descansos entre sesiones. En ningún caso, deberían ser inferiores a 15 minutos y, en ellos, el perro debería tener siempre acceso a agua fresca y el caballo, a agua fresca, sal y pasto. Se aconseja que el caballo tenga posibilidad de pastar libremente al menos una hora al día.
  • Las entidades responsables de los animales deberán tener preparado un plan de jubilación digno y adecuado a cada animal de intervención según sus características. El establecimiento de una edad de jubilación que debería estar en torno a los 10 años para los perros y de los 20 años para los caballos. Nos obstante, unos y otros podrían jubilarse posteriormente siempre que lo avale el veterinario, y reduciendo la carga de trabajo.
  • Con independencia de los cuidados que precisen por su estado de salud, todos los animales de intervención deberían pasar controles veterinarios al menos dos veces al año para acreditar su bienestar físico y emocional.
  • Distinguir entre las distintas IAAs —terapias asistidas con animales, educación asistida con animales y actividades asistidas con animales—, como establece la International Association of Human Animal Interaction Organizations.
  • Es imprescindible que la ley conlleve un régimen sancionador que, en los casos de maltrato o malas prácticas, suponga la suspensión de la licencia para poder seguir desarrollando IAAs y/o mantener contacto con animales.

Igual que en verano no podemos dejar al perro en el coche, con frío polar no debe estar a la intemperie

(EFE/Biel Aliño)

He hablado en el pasado en varias ocasiones de las precauciones que hay que tener con nuestros animales de compañía durante las olas de calor a las que estamos más que acostumbrados en nuestro país. Jamás me había planteado aconsejar qué hacer en caso de hipotermia, cómo reconocer los primeros síntomas, porque no es algo que solamos necesitar saber. Pero 2021 ha venido cargado de nieve, frío y hielo, así que ahí vamos con cómo reconocer la hipotermia y actuar ante ella.

Pero antes de entrar en cómo percatarnos de si hay hipotermia y reaccionar en consecuencia, es vital evitar que se produzca. Por eso el primer texto que publiqué en este blog tras la llegada de Filomena estaba lleno de recomendaciones para salir con nuestros perros a la nieve con seguridad.


Me falto comentar algo muy importante, sobre todo estos días que la nieve y las risas han dado paso al frío de récord y el hielo. Igual que para que nuestros perros no tengan golpes de calor recomendamos todos los veranos hasta el hastío que no se les deje en el interior de coches, con frío polar no deben estar a la intemperie a menos que se trate de un mastín del Pirineo o cualquier otra raza especialmente preparada para afrontar bajas temperaturas. E incluso perros así, grandes, genéticamente habituados al frío y con doble manto de pelo, agradecerán descansar en un sitio cómodo y cálido, que una cosa es sobrevivir y otra muy distinta vivir.

Estos días me he estado acordando de los perros de patio, finca y polígono. Esos perros que en viviendas familiares, terrenos y zonas industriales aguantan en el exterior, sin tener apenas más refugio que una zona techada, un garaje sin calefacción o una caseta más o menos decente. Los que tienen peor suerte, viviendo además encadenados. Ningún perro merece una vida así, sobre todo a estas alturas del siglo XXI en el que hay tantas opciones mejores como alarma de seguridad. Pero con los efectos de Filomena encima, mucho menos. Los habrá que ya hayan muerto o morirán, y no nos enteraremos. Los habrá que sobrevivirán tras demasiado sufrimiento.

Por las redes ha estado circulando esta tabla de hasta qué punto nuestros perros aguantan el frío elaborada por Dirección General de Derehos de los Animales. Muy útil para darnos cuenta de que las mínimas que trae Filomena los pone en riesgo a todos. Y ojo con ella, que en los animales que no están acostumbrados, el frío muerde con mas saña; y el tamaño es importante, pero casi más lo es la raza y el pelaje, que un husky y un galgo pueden tener el mismo tamaño y el segundo puede tener el aguante al frío de un chihuahua. Además, la edad también es un factor de riesgo (los cachorros y ancianos toleran menos el frío).

 

 

Según la veterinaria de Kivet (Kiwoko) Ana Ramírez «los signos más comunes de la hipotermia son temblores, cansancio, extremidades rígidas, palidez de encías, respiración superficial, pupilas dilatadas o estupor». Si nuestro perro o gato los presenta lo que hay que hacer inmediatamente es «resguardarlos en un lugar cálido y seco; aplicar sobre el tronco fuentes de calor (bolsas de agua caliente, bolsa de semillas, secador del pelo, etc.), protegiendo su piel al aplicar calor con una manta o toalla, y acudir en cuanto sea posible al veterinario».

Eso para perros y gatos, en roedores o conejos «los signos leves son temblores, rigidez en las extremidades, inactividad, hocicos y orejas frías. En casos más graves suelen presentar pérdida de apetito, depresión, desorientación o pérdida de consciencia». Con estas pequeñas mascotas la experta recomienda mantenerlas alejadas de las corrientes de aire, tapar la jaula por la noche con una manta o toalla; extremar la higiene de las jaulas «ya que el heno se humedece más en condiciones de frío» y proporcionarles siempre una casa de madera o plástico con heno para que puedan protegerse del frío.

Filomena hace que las protectoras de animales necesiten más ayuda que nunca

Haciendo frente a la nieve, el frío y el hielo, los voluntarios y trabajadores de las protectoras, los alimentadores de las colonias felinas, están haciendo lo imposible para que a los perros y gatos a los que dan refugio o intentan facilitar la dura vida en las calles no les falte alimento y cobijo en este tumultuoso arranque de 2021.

Para ellas hiela sobre nevado. Ya la pandemia estaba dificultando su labor, y ahora ha llegado el temporal a ponerles las cosas aún más complicadas.

Agradecerles su esfuerzo se queda corto. Necesitan nuestra ayuda, tanto aquellos cuyas instalaciones han resistido como otros en los que Filomena ha causado estragos. Una ayuda que puede llegar de muchas formas. Podemos donar, desde dinero hasta mantas, alimento o tiempo. Una mayoría de las protectoras de las zonas afectadas por la borrasca necesitan ayuda para eliminar nieve y hielo de instalaciones y accesos.


También casas de acogida para los animales más necesitados, como los más jóvenes, pequeños, convalecientes o ancianos, que son más sensibles al frío. Ser casa de acogida es enormemente satisfactorio, basta con contactar con la protectora más cercana.

Y como os contaba en mi anterior post, podemos acercarnos a las colonias controladas a liberar o habilitar refugios y dejar alimento. Y no solo los perros y gatos sin hogar necesitan auxilio. También podemos echar una mano alimentando a las aves urbanas que se están muriendo de frío. Mi compañero César Javier Palacios explica en su veterano y recomendable blog La Crónica Verde cómo hacerlo.

Mirad lo que cuentan las protectoras ACUNR, PROA Y APAP Alcalá, ejemplo de historias similares que se repiten en todas las asociaciones de las zonas afectadas por Filomena.

 

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La Dirección General de Derechos de los Animales ha hecho estas recomendaciones a ayuntamientos y comunidades, recursos de emergencias y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para que se tenga en cuenta a los animales y mencionando a las protectoras y colonias felinas:

Por otro lado, Filomena se irá, pero la ayuda seguirá resultando necesaria, como lo venía siendo anteriormente. No nos olvidemos de apoyarles con el deshielo de nuestros pueblos y ciudades.

Termino trayendo a este blog dos perros ancianos de las protectoras madrileñas ANAA y ACUNR que necesitan acogida urgente. El frío de estos días, a su edad, no es el mejor compañero. Los perros mayores son excelentes compañeros, calmados, educados y agradecidos. Valgan Ari y Bichejo como embajadores de los animales mayores que, en todos los refugios, merecen su segunda oportunidad en forma de rincón cálido y caricias.

Ari se encuentra triste y desubicada, después de pasar aislada en una perrera muchísimo tiempo ahora se tiene que acostumbrar a la vida en el albergue y le está costando, es una perrita que demanda mucho cariño y mimos y necesitamos encontrar cuanto antes un hogar para ella donde pueda descansar y recibir por fin el cariño y la atención que nunca ha tenido. Contacto:  acunrmadrid@gmail.com

Los gatos de la calle necesitan nuestra ayuda para sobrevivir a Filomena

Los gatos no saben apañárselas en la calle, los gatos se limitan a sobrevivir como pueden en la calle. Si esto es así normalmente, imaginad lo que deben estar pasando en estos momentos de frío, hielo y nieve los gatos que no tienen un hogar desde el que observar resguardados la nieve caer.


Han visto sus refugios sepultados por la nieve, con el alimento escaseando o completamente desaparecido. Incluso aquellos que tienen más suerte y están en colonias controladas están sufriendo. Aunque hay gestores de colonias esforzándose para seguir alimentándolos y habilitándoles refugio (aplauso cerrado para todos ellos), no todos los voluntarios están pudiendo llevar a cabo su labor. Necesitan nuestra ayuda, si es que resulta seguro para nosotros dársela.

Es buena idea ponernos en contacto con los gestores de colonias para ofrecerla. ¿Cómo podemos ayudar a colonias callejeras cercanas, aunque no sepamos quién las gestiona o si las gestiona alguien? Pues la prioridad es el refugio y el alimento, pero también dar una acogida temporal a estos animales. Ahora y en los días venideros. Igual que necesitan y seguirán necesitando aportaciones, de dinero, alimentos o enseres.

Comparto aquí las palabras de Amanda Romero, Concejala del Grupo Municipal Más Madrid y amante de los animales:

Si podéis hacerlo con seguridad, os animo a preparar ayuda para los animales de la calle. En casa ya estamos haciendo refugios, os dejo ideas: con listones de madera, transportines, areneros, cajas, cajones, muebles viejos, mantas, toallas, ropa vieja, sacos de dormir viejos… Lo que se os ocurra. Impermeabilizad con bolsas de basura o de plástico, asegurad que no puedan quedar atrapados, pensad bien dónde colocarlo para que no haya peligro. Podéis poner un mensaje explicando a vuestros vecinos y vecinas que se trata de una medida de emergencia y que lo retiraréis cuando pase el temporal para que nadie se incomode. Aún así, es importante colocarlo en lugares discretos y seguros donde no molesten.

Es importante proteger el alimento con alguna cubierta para que no se llene de nieve, mejor pienso que comida húmeda para que no se congele. En los contenedores de mercados y supermercados podéis encontrar cajas de las del brócoli, esas blancas impermeables de poliestireno. También estamos hablando con nuestras vecinas para recopilar materiales y hacerlo juntas.

Os animo a inventar lo que podáis con lo que tengáis en casa para bajar refugios a las zonas de vuestros barrios donde haya animales. El alimento es crucial pero el refugio también. Muchos animales no soportarán las temperaturas tan bajas de estos días. Gracias, ánimo y solidaridad

Por último, pero no menos importante: conviene recordar que los gatos buscan el calor del motor de los coches en días así, así que es importante dar un par de golpes, unas leves patadas a las ruedas delanteras o a la chapa o tocar levemente el claxon, para asegurarnos de no acabar con una vida al arrancarlo.

Cuidado con la nieve y los perros

A los perros, como a las personas, la nieve les genera dos reacciones. Los hay que adoran jugar y saltar sobre ella, que incluso a una edad avanzada vuelven a ser cachorros juguetones sobre el manto blanco. También los hay, como a la que tengo yo ahora que es almeriense hasta la médula, que huyen de ella, que recelan de ese agua congelada, y prefieren permanecer al calor del hogar. Para muchos perros estos días van a ser los de descubrir la nieve por primera vez. Y en los que nosotros también averigüemos si les entusiasma o les repele. No fuerces las cosas si ves que no es lo suyo.

Pero tanto con unos como con otros hay que bajar a la calle a que hagan sus necesidades, incluso a que se ejerciten un poco. Con todos hay que ser prudentes. La nieve puede ser muy divertida, pero ante el menos riesgo, mejor quedarse en casa y salir al exterior lo mínimo imprescindible y en lugares seguros, que los árboles pueden vencerse con el peso acumulado o el suelo resbalar. Lo más importante es nuestra seguridad.


Pese a que todos los canes, por regla general, soportan mejor el frío que el calor excesivo y un paseo por la nieve no debería suponer ningún problema, conviene tener en cuenta algunas sencillas recomendaciones para evitar sustos:

Lo que más hay que vigilar son las patas.
Antes de salir de casa conviene frotar las almohadillas de las patas, sin duda la parte de su anatomía que más puede sufrir, con aceite corporal (también hay productos específicos y botines para perros, pero si no los tenemos no es plan de hacer venir al señor de Amazon con la que cae). De regreso al hogar, toca limpiar bien las patas con agua tibia y sécarlas a conciencia. Al menor síntoma de cojera, hay que acudir al veterinario. Si ha podido pisar sal o anticongelante (que es muy tóxico), hay que evitar que se las chupe.

Además, hay que tener especialmente cuidado con perros de tamaño pequeño, con los de patas cortas que tengan muy pegada la barriga al suelo y con razas frioleras. No es mala idea llevar una toalla para poder secarles y puede que sea preciso ir con abrigo (mejor si es impermeable y fluorescente). En la nieve hay más posibilidades de que se pierdan, bien porque se despista ellos, bien porque nosotros dejemos de verlos. Además el chip, la chapa con nuestro número de teléfono móvil a la vista es siempre recomendable.

Por supuesto, hay que tenerlo controlado. Que no juegue y corra como loco en zonas por las que pueda molestar a otros viandantes o causar accidentes de cualquier tipo. Por su bien y por el de los demás.

¡A cuidarse sobre esta nevada insólita!


FOTOS: Marta Fernández Jara / Europa Press