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“Los perros son resiliencia concentrada”

Hoy cedo la palabra a Irene, de la asociación madrileña Perrigatos sin fronteras. Trae una historia demasiado habitual, la del perro que fue instrumento de caza hasta que resultó abandonado por dejar de ser útil.

Y también traigo una reivindicación, la de dar una segunda oportunidad a estos veteranos que tanto bueno esconden, que tanto nos pueden aportar si les damos la oportunidad.

Mientras parece que se puede explotar, maltratar y abandonar con tanta impunidad. Mientras «legalmente» no podamos hacer nada o hacer muy poco para combatirlo, aquí seguiremos intentando buscar segundas oportunidades a estos que han sido víctimas. Aquí estaremos rescatando a los que podamos. Dando nuestro grano de arena para conseguir más finales felices.

Hace dos semanas más o menos acudimos al rescate de un galgo, como muchos que hay, víctima de la caza. Al que han utilizado toda la vida como una herramienta y luego lo desechan porque «ya no sirve».

Por eso en este vídeo recogemos una cita de Schopenhauer, «A los animales no les debemos compasión sino justicia».

Pero no es de Ares (así hemos llamado al galgo) de quien vengo hablarte. Felizmente parece que tenemos un posible adoptante. Hoy quiero hablarte de Poppy, otra víctima de la caza.

La historia se repite una y otra vez. Todas son muy parecidas lamentablemente.
Usada como herramienta para cazar, con mínimos cuidados o ninguno, porque se aprecian bultos en su cuerpo. Le tienen que haber dado una vida de mierda y ahora que ya «no vale» la abandonan como quien tira unos zapatos rotos a la basura.

Y para hablar de Poppy Irene le cede el paso a una de las colaboradoras de su asociación, que hace tres años adoptó a una abuelita de trece años y hace poco sumó a la familia a un podenco de nueve.

A pesar que en sus 10 años de vida no ha conocido otra cosa que el trabajo para el que se la utilizaba, Poppy es sociable con los demás perros, es tranquila, no es asustadiza.

Después de adoptar a varios perros entre mayores y muy mayores sólo puedo decir que aunque de entrada la edad parezca un handicap, conocer de antemano su comportamiento/carácter compensa en buena medida ese tiempo ‘perdido’.

¿Cuántos cachorros terminan regalados o abandonados porque no cumplen las expectativas de quienes los compraron? «Demasiado movido». «Demasiado grande, nos dijeron que crecería menos». «Demasiado…»

Mi podenco adoptado con nueve años (ocho de ellos en una perrera) deja asombrado a quien lo conoce. ¿Puede un perro que ha pasado tanto tiempo viviendo otra vida ser tan equilibrado, tan resilente? PUEDE, sin duda.

Basta con que deje de ser invisible y pueda mostrar todo ese potencial en el que nadie antes había reparado.

«Qué suerte has tenido» me dicen una vez tras otra. Es cierto. Mi perro es un tesoro. Una fortuna que durante nueve años sólo ha sido un perro más en una perrera. «Demasiado mayor» como para que alguien se fijase en él.

Poppy es también uno de esos tesoros todavía por descubrir. Que su pasado no os condicione. A ellos no les condiciona cuando emprenden una nueva vida. Los perros son resiliencia concentrada, no importa el tamaño. A cambio solo de un poco de paciencia humana.

Poppy necesita una familia con un plus (tal vez) de paciencia, al principio. Porque no está esterilizada aún. Porque tiene una serie de bultos por su pequeño cuerpo de los que se desconoce su naturaleza y en caso de necesitar cirugía, una perrera no es el mejor lugar en el que poder recuperarse. Sin embargo en casa, en familia, son pacientes agradecidos de por vida.

Se entrega a Poppy con contrato de adopción, chip y vacunas al día.

Contacto: perrigatossinfronteras@gmail.com 670959688

Raíz y Tierra, Sión y Pimienta, maltrato y abandono

«¡Mira qué barbaridad! Aunque tú habrás visto de todo», me dijo una compañera enviándome el caso que circula en la red desde hace unos día de las podencas Raíz y Tierra, lanzadas de un vehículo en marcha en condiciones deplorables, comidas por la sarna, y recogidas por la protectora La Bienvenida de Ciudad Real.

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«Pues me temo que sí, que en más de diez años de este blog he visto de todo», contesté. Y no es mentira. Mi capacidad de asombro ante las barbaries que el hombre comete con los animales  se ha reducido considerablemente. No la de cabreo, esa sigue intacta. ¡Cómo no va a ser un bárbaro con unos seres que considera objetos para su uso y disfrute, teniendo en cuenta lo que el hombre es capaz de hacer (y hace a diario) con otros hombres!.

Al poco me llegaron más avisos, comentarios acompañados de enlaces en otros medios de comunicación: El diario, El mundo… también en un teletipo de EFE:

La protectora de animales ‘La Bienvenida’ de Ciudad Real ha denunciado que autores desconocidos han arrojado este pasado sábado a dos podencas gravemente enfermas desde una furgoneta en marcha en la zona universitaria de la capital. Según informa la asociación en una nota de prensa, se trata de «uno de los peores casos de maltrato y abandono en 35 años de vida de esta protectora».

‘La Bienvenida’ relata que la furgoneta llevaba la matrícula tapada porque «querían deshacerse de estas dos pobres criaturas sin dejar huella». La agrupación estima que los dos animales, a los que han bautizado como ‘Raíz’ y ‘Tierra’, podrían ser madre e hija, y subraya que han sufrido «una vida de dolor y soledad». Así, apunta que han recibido golpes y que «el ser humano les da auténtico terror». «Lo peor es que seguramente no vivían solas», sostiene la protectora, para la que es posible que aún queden animales «esclavizados y secuestrados» en poder de sus dueños.

‘La Bienvenida’ señala asimismo que las dos podencas presentan señales de que el único alimento que tenían «eran sus propias heces», y que su piel «delata enfermedad» pues «apenas hay pelo que cubra sus cuerpos, el temblor es continuo, y las heridas y costras se cuentan por decenas».

«‘Raíz’ y ‘Tierra’ tienen ahora un largo y duro camino por recorrer para su recuperación, y es posible que incluso no sobrevivan», advierte la asociación, que se encarga de cuidar a los animales hasta que este lunes puedan ser atendidos por un veterinario. En todo caso, ‘La Bienvenida’ realiza un llamamiento a la ciudadanía para que acoja o adopte a los animales hasta su recuperación.

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Noor, víctima de un síndrome de Noé y la alegría y el cariño personificados, busca un hogar

imageSíndrome de Noé, el equivalente al síndrome de Diógenes pero con animales. Gente que, a veces por un cariño a los animales mal entendido, se dedica a albergar perros y gatos por encima de sus posibilidades y sin tenerlos atendidos como es debido, a veces criando sin parar entre ellos.

Con frecuencia sus víctimas acaban repartidas en protectoras y perreras cuando la Policía interviene. De ahí procede Noor, de un caso de síndrome de Noé, que vivía amarrada y sin apenas luz las 24 horas del día.

Cuando Noor llegó al refugio empezó a ser feliz y a conocer una nueva vida, a pesar que las condiciones de un refugio no son las más adecuadas con casi 180 perros albergados, gracias a los voluntarios Noor empezó a sentirse querida y liberada.

El objetivo de los voluntarios ahora es que Noor sepa lo que es un hogar, una familia. Es una perra fantástica, tiene siete años y es algo independientemente pero cariñosa y feliz bajo las caricias. Se lleva bien con machos y hembras y le encanta el agua «siempre se mete debajo la manguera o en los barreños del agua»


En los tres años que lleva siendo invisible en la protectora, ha dado pruebas sobradas de lo cariñosa y agradecida que es, de lo bien que se lleva con los niños.

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‘Mal’, capítulo 15 del folletín animalista de todos los viernes

10501908_817587871640468_3347169592514899998_nAquí está un nuevo capítulo del folletín animalista que estoy publicando en este blog todos los viernes. Un libro por partes con el que quiero aprender y experimentar una nueva forma de escribir.

Quiero hacer una buena novela juvenil, apta para todos los públicos, con el marco de la protección animal para dar a conocer y concienciar sobre esta realidad.

Cualquier sugerencia, duda o puntualización será bienvenida.

CAPÍTULO 15

1558476_719624461436810_5110341496903330301_n Acomodaron a la perra en el maletero, sobre una manta. Martín no sabía si era por el agotamiento, el miedo, el estrés, el dolor o por saberse ya a salvo en manos de dos seres humanos, pero se dejó hacer y permaneció quieta durante todo el proceso, observándoles con ojos tristes y pacientes. Acarició con delicadeza su frente y la parte inferior de su hocico, la perra no tardó en cerrar los ojos abandonándose a la seguridad de esas caricias. El chico procuró no pensar demasiado en los dientes herrumbrosos clavados en la carne y los huesos del animal que ocultaba su chaqueta. No es que tuviera un estómago especialmente sensible, pero le revolvía por dentro pensar en el miedo y el dolor que tenía que haber experimentado esa pobre perra preñada atrapada sin agua ni comida en aquel lodazal del que la habían rescatado.

Al sentarse en el coche y echar a rodar se asomó a esa otra ventanilla al mundo que era su móvil, al que había estado ignorando durante un número de horas inconcebible, sabiendo que iba a encontrarse un buen montón de mensajes. Así fue; había alguno de su madre indagando sobre si iría a comer y mostrando luego los primeros indicios de inquietud, también había varios de Manu diciendo que lo echaba de menos, pero sobre todo tenía el grupo de whatsapp de los colegas de clase retransmitiendo la jornada en la parcela de los padres de Claudia, con fotos e incluso vídeos, e intercalando memes y coñas. En aquel momento todo aquello no le interesaba lo más mínimo y pasó por encima de todas las actualizaciones sin que le calaran. Aún batía en él la rabia.

– Voy a llamar a mi madre para que no se preocupe –

Ella asintió sin apartar la vista de la carretera, dejando muy claro que no tenía porqué dar ese tipo de explicaciones. Apenas Martín había marcado el número, ya tenía a su madre respondiendo al otro lado de la línea.

“Hola mamá, te llamo para que estés tranquila. Estoy bien. Y no me esperes para comer”

“Bueno es saberlo a las cuatro de la tarde” bromeó ella. Martín se alegró de encontrarla de buen humor.

“Hemos salido de la protectora para recoger a una perra abandonada. Nos ha costado un buen rato encontrarla. Había caído en un cepo. Ahora vamos camino del veterinario. Luego ya iré a casa”.

“¿Con quién vas en el coche?”

“Con nuestra vecina, la chica del galgo”, contestó él algo incómodo, sabiendo que ella estaba prestando atención.

“ ¡Ah! ¿Cómo dijiste que se llamaba?”

“Mal”, casi susurró Martín. Era el nombre que utilizaban con ella el resto de trabajadores y voluntarios de la protectora.

“Sí, recordaba que era algo raro. Vale, no te preocupes. Me parece bien, pero no olvides avisar cuando te retrases, que ya sabes que para una madre el mar está lleno de tiburones”.

“¿Mamá, podrás llevarme luego a Toledo?”.

“¿A la historia esa de la parcela? Pues me temo que no. He quedado esta tarde en el centro y me tengo que arreglar e irme en un par de horas. Lo siento”.

Martín maldijo interiormente. Manu se iba a cabrear.

“Estoy deseando tener mi propio coche”.

“Y yo deseando que tengas tu propio sueldo. Adiós, bicho”.

“Adiós”

– Manu se va a cabrear – soltó en voz alta según colgó el teléfono, pensando en cómo decirle que no contara con él ese sábado.

– ¿Quién es Manu? – preguntó ella mostrando el interés justo.

– Una amiga del instituto – contestó Martín. No le salía aún natural aquello de llamarla, “mi novia” o “mi chica”. No podía evitarlo.

– Ya – dijo ella sonriendo al asfalto.

– Tengo a mis amigos pasando el día en una parcela, en uno de esos pueblos que hay en el límite entre Toledo y Madrid y contaban conmigo esta tarde, pero mi madre no puede llevarme y el transporte público hasta allí es un infierno. Bueno, tampoco es el fin del mundo –

– No te preocupes, que yo te llevo al salir de la clínica. Te lo has ganado – Sé que pasar la noche del sábado en casa es un drama a los diecisiete años. Pero no creo que quieras ir así, lleno de barro y pelos, oliendo a perro – añadió echándole un vistazo rápido – Si te parece, dejamos ingresada a nuestra nueva amiga, te acerco un momento a casa, te adecentas, y nos vamos pitando a buscar a tus amigos –

– No es el fin del mundo, no tienes que molestarte – objetó Martín.

Ella movió una mano quitando importancia al hecho de irse a buscar una parcela perdida en un pueblo perdido un sábado por la tarde. Él se miró las suyas, estaban sucias y tenía porquería bajo las uñas. No le dolía el raspón que se había hecho en la palma al bajar por la perra, cerrado con sangre seca, pero tendría que limpiárselo a conciencia en cuanto pudiera.

– ¿Puedo hacerte otra pregunta? –

– Claro. Siempre se pueden hacer preguntas. También pueden no responderse –

– ¿Por qué te llaman Mal? – era algo que había querido saber desde hacía que oyó a la primera persona llamarla así, hacía más de un mes. Como apodo cariñoso le resultaba francamente extraño, y si procedía de un nombre no tenía ni idea de cuál sería.

A ella se le escapó una breve carcajada antes de contestar.

– De Magdalena, como la patrona del pueblo. Que haciendo caso de la Biblia había sido puta, así que tiene su guasa que haya mutado en virgen. Durante muchos años odié mi nombre, me parecía rancio, largo e incómodo de pronunciar. Pero un día, siendo solo un par de años más joven que tú, descubrí el libro de Almudena Grandes Malena es un nombre de tango. ¿Te suena? –

Martín negó con la cabeza

– Normal, es un libro de mujeres más que de hombres. Y se publicó hace más de veinte años, te quedaba bastante para nacer. Pues la protagonista de esa novela, que me gustó mucho, se llamaba Magdalena y la llamaban Malena. Yo no quería el mismo nombre del libro, así que me quedé con Mal. Me rebauticé a mí misma. A mi madre no le hizo ni pizca de gracia. Oye, si quieres te presto el libro. Tiene un montón de sexo, así que tal vez te guste – bromeó – ¿Y tú por qué te llamas Martín? –

– No hay ninguna historia memorable. Mi abuelo se llamaba así. Murió mucho antes de que yo naciera. Mi padre quiso ponerme ese nombre y mi madre estuvo de acuerdo –

– Prefiero Mastín. Y pronto tú también, ya lo verás. Se me da bien poner rebautizar a la gente. Y también a los animales. De hecho nuestra compañera de viaje se va a llamar Manu, tal vez ese pequeño detalle te ayude a congraciarte con tu amiga – añadió riendo de nuevo.

***

Era una clínica veterinaria pequeña, de barrio. El equivalente a la consulta del médico de cabecera en el centro de salud para los perros y gatos del barrio.

Recordó lo que Mal habían estado contando cuando ya entraban en la ciudad: “Mónica me conoce desde que éramos unas niñas, es la única amiga que conservo del colegio. Y ella es la que me metió en el mundo de la protección animal. Desde el primer año de carrera comenzó a acoger gatos Montó una clínica en un local vacío que tenían sus abuelos y colabora con la perrera. Hace buenos precios, no cobra las consultas y tampoco emergencias como ésta en las que la saco de su casa. Cobra apenas más que el material que utiliza. No te creas que todos los veterinarios son como ella”.

Estaba siendo un día de recortar distancias, de descubrir un poco más lo que cada uno llevaba dentro. No sabía si tanta confianza derivaba del rescate conjunto, de ir sentados juntos en el coche acunados por el runrún del motor o si, sencillamente, ya tocaba, pero le agradaba la nueva sensación de cercanía, de amistad incipiente.

Aparcaron justo en la puerta y Mal fue a buscar a la veterinaria mientras él volvía a coger en brazos a la Manu cuadrúpeda. Justo estaba ante la puerta cuando se la sostuvo abierta una mujer que Martín sabía que era de la edad de su vecina, pero igual que Mal parecía tener veinte años justos, la veterinaria aparentaba más de treinta. Era todo ojos y desparpajo, le gustó según la vio sonreírle.

– Veo que estas fuerte. Mejor, eso siempre viene bien. Soy Mónica. Sígueme. Mira, puedes dejarla sobre esa mesa. Eres una buena chica, sí. Muy buena. Tú, coge la cabeza anda y ponte ahí delante. Vamos a ver… Hay que ver cómo ha quedado esta chaqueta. Yo te la doy, pero está para tirar. Acércame eso. Mira esto. Me da que nuestra chica va a tener suerte y va a conservar esa pata. Voy a sedarla para poder quitarle este trasto y arreglarla un poco. Habrá que dejarla aquí ingresada, seguro. Así, eso es, tranquilita. Voy a aprovechar para ver si tienes chip, que me apuesto un meñique a que no. Tú puedes esperar fuera si quieres, Mal y yo nos apañamos –

***

Había ido al baño y se había lavado las manos a conciencia. El raspón escocía más ahora que le había quitado la mierda de encima. Incomprensible. Luego había pasado un buen rato mirando el móvil, revisando redes sociales, jugando con poco interés al Candy Crush y cotilleando las fotos que le habían mandado. Se detuvo en una en la que se veía a Alberto jugando al póker junto a Manu. Cada vez aguantaba menos a ese tío. Revisó todas las imágenes y en ninguna estaba Juan. No le sorprendió, lo de no ser invitado a ningún plan formaba parte del lote estándar del paria de la clase. Tampoco él en su lugar hubiera querido estar junto a los que le traían mártir o los que le ignoraban más o menos cordialmente. Cuando se hartó de esperar se acercó a la puerta tras la que estaban las dos mujeres. Hablaban en voz baja, pero era capaz de distinguir lo que decían. Lo que escuchó le hizo clavarse en el sitio.

– ¿Qué tal el chaval? –

– Muy bien, tiene buena pasta – oyó decir a Mal. Una sonrisa de felicidad que debía hacerle parecer un imbécil brotó antes de que pudiera impedirlo.

– ¿Será de los que duren en la protectora limpiando mierda y luchando por no perder la fe en el género humano o será flor de uno o dos meses? –

– Es imposible saberlo. Tiene diecisiete años, está en una edad en la que te cambian mucho las rutinas y las prioridades, pero apostaría a que sí. Ya te dije que está hecho de buena pasta –

– Y es muy mono –

– Es un crío, con potencial sí, pero un crío por el amor de dios –

– No sé que decirte, a mí me parece que tiene ya un tamaño decente –

– Ojito que te conozco –

Hubo unas risas quedas y la conversación cambió de rumbo. La veterinaria pasó a explicar que esa noche quedaría ingresada, que el martes tendrían los resultados de las analíticas y que el lunes harían una ecografía. Martín se volvió a sentar y sacó el móvil. No quería que le encontraran escuchando tras la puerta. Su vecina no tardó en salir.

– Ya se queda Mónica con nuestra, tú y yo podemos irnos a casa a que te adecentes para que te pueda llevar junto a tu Manu. ¡Eh! ¿Te duele? – añadió ella al verle tocarse la mano arañada.

– No, es poca cosa. Me he lavado las manos y el jabón ha hecho que escueza un poco, pero no tiene importancia. Me he hecho heridas peores jugando al baloncesto o montando en bicicleta –

– Ven anda machote, que estoy de acuerdo en que es poca cosa pero más vale que lo desinfecte y le ponga betadine. No es plan pillar una infección por algo así pudiendo evitarlo –

Tenía unas manos rápidas, eficaces. Apenas se posaban en la suya y ya estaban de nuevo volando. La observó mientras ella estaba concentrada en limpiar, desinfectar y vendar el raspón.

¿Así que estaba hecho de buena pasta? No pudo evitar preguntarse de qué pasta estaba hecha ella, qué tipo de niña decidía adoptar como nombre el mal.

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Tamy es una podenquita que nació en 2009 y busca un hogar. Apenas pesa unos nueve kilos.

Cuando llegó a nosotros estaba muy asustada y tenía pánico al ser humano, pero poco a poco se ha conseguido que mejore bastante gracias a la terapia que ha seguido durante su estancia en Educan (centro de formación y residencia especializada). Ahora se encuentra en una casa de acogida, donde continúa su recuperación. Cada vez nos llegan mejores noticias de ella, de cómo está evolucionando de una forma enorme. Ya pasea con absoluta normalidad por la calle. Le encanta que la cepillen y peinen, comienzan a gustarle las caricias y también empieza a coger comida de la mano. Teniendo en cuenta sus características tan especiales, sólo se dará en adopción a personas profesionales o que tengan experiencia contrastable en casos de este tipo.

Está en Apamag. Todos sus perros se entregan con su cartilla al día, todas sus vacunas, identificados, desparasitados, esterilizados y con contrato de adopción.

Contacto: adopciones@apamag.org 644490072

¿Qué es ser un animalista?

Me decía una amiga hace unos días que tanto leer mi blog y ver mis actualizaciones en Facebook iba a acabar sintiéndose animalista, ese término que la RAE aún no se ha molestado en recoger. Ya podéis imaginar por ese comentario que ella no tiene animales ni se considera especialmente amante de ellos.

Lo que ella y tal vez muchos otros no hayan reflexionado es que se puede perfectamente ser animalista sin tener animales. De hecho es posible serlo, no ya siendo indiferente hacia los animales, sino incluso aunque no te gusten.

Simplemente hay que mostrar respeto y sensibilidad hacia ellos y no mirar a otro lado cuando te encuentras que se comete una injusticia con ellos. Y una manera estupenda de mostrar ese respeto y sensibilidad es no tenerlos si somos indiferentes o no nos gustan.

Estoy convencida de que todas las buenas personas lo son.

Ojalá todos lo fuésemos un poco.

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Perlita está en Lleida y es muy tímida. Apareció vagando por las calles del pueblo de Almenar y fue recogida por la protectora Proteger los inocentes.

ES tan tímida que no se acerca a nadie si no le conoce, por lo que los potenciales adoptantes potenciales pasan de largo ante ella «y eligen al espabilado que les mueve la cola».

Pero Perla es un encanto, mimosa y expresiva, y necesita un hogar. Necesita desesperadamente un adoptante comprensivo y paciente que se gane su confianza.

Es muy joven, apenas tiene unos tres o cuatro años. Está vacunada, esterilizada y con chip. Se da en adopción o acogida indefinida con contrato y seguimiento.

Contacto: protegerlosinocentes@gmail.com 651912697

 

Martina apareció llena de mordeduras y metida en un saco

La semana pasada fue noticia que Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados había acordado condenar por primera vez la zoofilia con una pena de tres meses a un año de cárcel (buenas noticias, aunque la pena sabe a poco), aunque no castigaría a los organizadores de peleas de gallos o perros. Sí a los propietarios de esos perros.

El diputado de ERC, Joan Tardá, que fue quien propueso introducir esta pena, ha denunciado que no se vayan a castigar las organizaciones de peleas de animales. Según Tardá, los delitos de maltrato animal se han quedado «cortos».

Un endurecimiento del código penal que sabe a poco. Mirad a Martina, probablemente víctima de esos tarados que disfrutan viendo a unos perros destrozarse. Los que lo organizan también merecen ser sancionados.

Martina apareció en diciembre herida y metida en un saco en un pueblo de Córdoba en un estado lamentable. Tenía abierta la piel a causa de mordeduras (según el veterinario) y en estado de shock, han tenido que coserla, además presentaba pequeñas mordeduras por otras zonas de su cuerpo. En Arca de Noé de Córdoba, la protectora que la recogió, no saben de dónde ha salido ni quién le ha hecho esto.
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Ahora Martina ya está recuperda y adaptada a vivir en un hogar. Es preciosa como podéis ver en las fotos. «Es toda una señorita educada, con una pose digna de una princesa».

Martina necesita un hogar definitivo.Pesa apenas unos ocho kilos y se lleva muy bien con otros animales.

Contacto: elarcadenoecordoba@gmail.com

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Seis perros encasquillados en la mala suerte

Hoy os traigo seis perros de una misma protectora que opera en Madrid y Guadalajara que buscan su segunda oportunidad. Seis perros a los que les está costando encontrar ese hogar y que merecen toda nuestra ayuda en forma de difusión para forzar su suerte.

Se llaman Arya, Tamy, Lupo, Ozzy, Samsa y Day. Los seis están en en APAMaG y tras los enlaces tenéis sus historias.

Todos ellos se entregan con su cartilla al día, todas sus vacunas, identificados, desparasitados, esterilizados y con contrato de adopción.

Contacto: adopciones@apamag.org 644490072

Arya es una despampanante cruce de mastín de unos tres años. Lleva ya mucho tiempo  aunque ha habido muchos interesados, al final nadie se ha terminado de enamorar.
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Tamy es una podenquita de tamaño pequeño (unos nueve kilos) que pasó por varias protectoras antes. Tiene muchísimo miedo, pero es un encanto. Tiene unos seis años.

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Lupo es muy jovencito, apenas dos años. No lleva en la protectora tanto tiempo como Tamy pero también tiene muchísimo miedo.

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Ozzy salió de la perrerera con un mes en septiembre de 2013 y aún sigue en adopción. Interesados de verdad solo ha tenido uno, pero encontraron otro perro y se echaron para atrás. Es un perro extraordinario de verdad.

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Samsa y Day son un caso bastante difícil. Las encontró una voluntaria hace un año. Aunque están acogidas en sitios distintos, tienen verdadera pasión la una por la otra y son encantadoras. Por eso, aunque es muy complicado, quieren encontrar para ellas un hogar en el que puedan estar juntas.

Samsa es una podenquita de apenas siete kilos y muy buen carácter, aunque necesita volver a confiar en los humanos.

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Day podría ser su hermana perfectamente.

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Nala, la perrita de crema y porcelana

Nala es aún una cachorra. Tiene apenas ocho meses. Me dicen que es cruce de podenca y pointer. Yo solo sé tras haber visto sus fotos que es hermosa y elegante como si fuera de crema y porcelana.

La recogieron cuando tenía dos meses de una protectora y ha vivido en varias casas. Es educada, obediente y puede ir suelta. Ya sabe hacer sus cosas fuera de casa. Es juguetona, cariñosa y se lleva bien con perros, perras y gatos.

Eso sí, hay que seguir educándola y ejercitándola, que sigue siendo cachorra aún. Está esterilizada. Abstenerse cazadores.

Contacto: 669 968 345

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No son galgos, son podencos, y también son buenos compañeros en un piso

adopcionspasav@gmail.com

adopcionspasav@gmail.com

Estamos en plena temporada de descartes de caza, terrible época para muchos animales. Sus condiciones físicas ya no son óptimas, se han hechom mayores, el cazador de turno está sufriendo la crisis y no puede mantener tantos animales… y se ven abandonados o sacrificados de mala manera. Cuando cuento esto a casi todo el mundo le vienen los galgos a la cabeza, esa hermosa raza propia de la que tantos estamos enamorados. Pero no son solo galgos, todas las razas de caza se ven afectada por este maltrato, en nuestro país especialmente los podencos, en sus distintas variantes, y sus cruces.

Interesa trabajar por lograr que los podencos ganen la buena fama y visibilidad como compañeros en casa que ya tienen sus primos más veloces.

Os dejo, algo editado, el texto El podenco como animal de compañía del grupo de Facebook que os recomiendo visitar si amáis a los animales ‘Difusiones de galgos y podencos en España’.

Estamos más que acostumbrados a ver noticias y textos relacionados con los podencos, pero siempre relacionado con lo mismo y en los mismos términos: cacería.

El podenco, como mascota, animal de compañía o como quieras llamarlo, en la actualidad apenas se ve. No vemos gente por la calle paseando con su podenco como pasa con los galgos. Es inevitable la comparación. Pero muchos años atrás sí que lo fue, y muy apreciado. Por su tamaño mediane, por su corpulencia liviana y su pelaje, que casi siempre es corto.

El podenco puede vivir prefectamente en una casa o piso, ya que se adapta al entorno. Sus necesidades son las mismas que la de cualquier otro perro: comida, veterinario, camas, correas, arneses… y  tiempo y mucho cariño.

El podenco es una excelente mascota, desconocida para la mayoría. Es cariñoso, inteligente, obediente y se suele llevar bien con otros perros, incluso con gatos u otras mascotas. Con los niños son buenísimos, juguetones y muy divertidos.  Apenas ladran, son bastantes silenciosos, muy intuitivos. Sueltan poco pelo, lo tienen bastante corto por lo que son muy limpios. Ellos son muy cuidadosos con su higiene, se limpian y no ensucian apenas.

Corren bastante pero tampoco es necesario que estén todo el día haciendo ejercicio, con que salgan tres veces, como todos los perros, y estén un ratito jugando y corriendo tienen más que suficiente.  Una vez pasada la etapa de cachorro se vuelven más tranquilos y cariñosos.Son animales longevos, pueden durar muchos años, porque además suelen ser fuertes y gozar de buena salud. Y porqué no decirlo, son muy bonitos, esbeltos, aunque no tan altos y delgados como los galgos, pero si muy proporcionados. ¡Son unos atletas! Sus rasgos son armónicos y parecen una esfinge.

Si quieres recibir textos como este y una selección de noticias protagonizadas por los animales de compañía, puedes suscribirte a la newsletter semanal Animaleros de 20minutos.

14 podencos, 14 de los olvidados

El texto que os dejo a continuación no lo he escrito yo, lo ha hecho una voluntaria que lucha sin tregua por esta raza tan olvidada, tan minusvalorada. A ver si la Navidad le trae a alguno de estos 14 podencos un hogar:

Caminaba por mi barrio cuando me encontré con un señor que paseaba a su perro y le dije. «¡Que podenco tan bonito tiene usted!»

Él me miro y me dijo: «perdona es un chucho».

«No», le contesté, «es un podenco».

A los pocos días le volví a encontrar y me dijo: «qué razón llevaba, tengo un podenco y yo sin saberlo, pensaba que los podencos al ser perros de caza no valdrían para vivir en una casa, pero este debe ser que no sabe porque lo único que caza en casa es el sofá».

Los podencos son perros cariñosos, dulces, juguetones a los que les encanta correr, son muy rápidos, lo que les hace las víctimas perfectas para el entorno de algunos cazadores sin escrúpulos. Son valientes, dinámicos, nobles, siempre fieles a sus dueños. Si miráis las páginas de las protectoras veréis montones de podencos en adopción, pequeños, medianos, grandes, cruces, puros, ibicencos, andaluces… Son ideales para crecer con niños, con abuelos, con familias… se adaptan a cualquier entorno. En las casas son como los galgos, no necesitan mucho espacio, pero cuando salen a la calle les gusta andar rápido y correr, disfrutan de un buen paseo.

Me gustaría presentaros a los podencos de Ladridos Vagabundos en adopción, todos animales de una belleza impresionante.

Contacto para adoptarlos:
despierta.adopta@gmail.com

Matilda: Es una perrita bonita y cariñosa llegó a nosotros desnutrida y con su madre en la perrera pero pronto recuperó el peso y ahora es otra. Sólo quiere jugar y estar con las personas. Es muy peque todavía nació en enero de 2011.

Juanita: otra perrita abandonada quizá de algún cazador que vio que ya no le servía. Una señora que la veía siempre entre las basuras intentando conseguir algo de comida la recogió con la esperanza de encontrarle pronto un hogar. Pero no ha sido así. Nació en febrero del 2010 mide 41cms.

Camino: llevaba ya dos días dando vueltas por una urbanización cerca de Granada, pero la chica que la encontró pensaba que era de un cortijo cercano. Pero al tercer día vio la cantidad de garrapatas que tenía en el cuello y entró por la puerta de su casa como si fuera suya, supo que Camino estaba abandonada. Al principio no se dejaba tocar, ni tampoco quería que se acercara ningún perro, ahora está integrada en la manada del refugio, esperando una oportunidad.

Sol junto a su hermana Lunita fueron abandonadas cerca del refugio. A «sus dueños» no les importó si iban a sobrevivir o no. Se quedaron con la conciencia tranquila al haberlas dejado en un lugar donde los voluntarios se desviven por los animales. Lo que no tuvieron en cuenta es que siendo tan pequeñas pueden coger parvo. Por suerte para ellas, fueron acogidas y Luna fue adoptada en seguida. Sin embargo, Sol sigue buscando un buen hogar. Es una perrita muy cariñosa, le gusta pasear y ya ha aprendido a hacer sus necesidades en la calle. Se lleva muy bien con perros y gatos y le encanta jugar con cualquier animal.

Bambi tiene de 1 a 2 años, parece un cruce de podenco pero de tamaño pequeño (para su tamaño tiene las patitas y las orejitas bastante largas y tiene un aire a “Bambi”). Es sociable con otros perros. Es una perrita sumisa y que pasa desapercibida de siempre. Cuando abrimos su pasillo, viene corriendo a saludarnos y luego se va para no molestar. Nos sigue con la mirada, viene con nosotros cuando vamos a dar la vuelta al refugio… pero no es una perrita que nos atosigue. Una verdadera joya para cualquier familia.

Willy pertenece a la misma triste lista de perros abandonados. No sabemos quién lo abandonó, si una familia, si un cazador… el hecho es que apareció en una bocacalle de Gran Vía de Granada comiendo de la basura una noche de sábado. La gente que pasaba le miraba con repulsión, y él sólo era un cachorro hambriento que no encontraba un lugar a donde ir. Finalmente, Willy acabó en el refugio. Es un perro bueno, con alma de cachorro aunque ya tiene más de un año de edad. Es algo nervioso y miedoso, es posible que haya sido maltratado.

Hippy fue encontrada en pleno centro de Granada y después de estar en varias casas de acogida ha tenido que entrar en el refugio. Hippy es una perrita muy buena y cariñosa. Dicharachera, juguetona, alegre… juega a perseguir y a que le persigan otros perros. Y además está engordando….

Casper llevaba cuatro días vagando en alrededores del refugio cuando lo recogimos. Suponemos que lo abandonaron allí y él simplemente no tenía a donde ir. Es muy escurridizo y ágil. Se sube por todas partes sin menor esfuerzo, escala las jaulas, pasa por cada hueco y cada agujero. Es un cachorro todavía. Es cariñoso y juguetón, le encanta estar en brazos. Es un perro perfecto para estar en un sofá… le encanta dormir y estar tranquilo en algún lugar al sol si hace fresquito o la sombra en las horas de más calor. Ahora está empezando a tener problemas con algunos perros por su carácter sumiso y dócil.

Boby: lo tiraron de un coche en marcha. Una chica inglesa que iba con otro coche detrás vio como bajaban la ventanilla y tiraban a un pobre perro a la cuneta. Es un perrito muy juguetón al que le gusta estar con otros perros más grandes que él. Es un poco sensible y asustón, con una voz alta se acurruca en un lado. Pero es protector cuando se trata de su sitio en el refugio y aunque no se muestra agresivo, ladra cuando alguien se acerca demasiado cerca a lo que considera su casa.

Coco: Cuando dices a los posibles adoptante que un perro tiene tres patas, parece que despiertas lástima, pero todos acaban diciéndote: «pobrecito, pero yo no quiero un perro así». Todos buscan al perro perfecto y los que son «imperfectos»: viejecitos, minusválidos, razas de caza que no cazan, simplemente adultos, pasan a ser «invisibles» para la mayoría de los ojos. Coco es uno de ellos. Llegó a nuestras manos siendo un precioso cachorrín de tres meses y sigue con nosotros teniendo ya 10. Llegó con la pata rota por varios sitios, una rotura que ha soldado mal y que le provocaba un dolor tremendo. Se tuvieron que hacer varias intervenciones para conseguir que su patita quedara bien y pudiera ser un perro normal. Sin embargo, con la operación, múltiples visitas al veterinario, constante cambio de casa de acogida y muchos medios económicos, Coco mejoraba muy despacio y cuando parecía que todo iba bien, de repente sucedía algo o se generaba una infección lo que hacía reanudar todo el proceso de curas desde el principio. Cuando finalmente le quitaron las vendas y los hierros y Coco se preparó para una vida normal y para ser adoptado, su pata se volvió a romper y por desgracia ya no tenía remedio, la tuvimos que amputar. Para Coco fue un alivio. El perro revivió, estuvo jugando como loco, olisqueándolo todo, por fin estaba feliz.

Fanny si queréis un perro «plasta», que no os deje solo un momento, que esté siempre encima, si queréis sentir lo que son ganas de vivir, entonces adoptad a Fanny. Eso sí, tenéis que tener paciencia y mucho cuidado ya que se sube por todos los sitios y atraviesa lugares muy estrechos y pequeños… con tal de seguiros hasta el final del mundo. Fue encontrada en la Alpujarra granadina, vagando por el monte y con unas grandes mamas, señal de que había parido hacía poco. Seguramente en su primer celo ya supo lo que es ser madre.

Tango estaba sentado, atado a la valla del refugio, en los huesos, tranquilo y un poco asustado… No entendía muy bien lo que pasaba, por qué sus dueños lo ataron y se fueron, sin darse cuenta de sus lloros y suplicas para que no lo abandonaran… Tango es cariñoso y un poco asustón.

Rantamplan: Cruce de podenco y galgo, como todos los perros que entran en el refugio con miedo, Rantamplán ha ido cambiando su comportamiento. Ahora ya no tiene tanto miedo, se acerca sin ningún problema a las personas para que le acaricien. Es un perro que en principio no creemos que pueda dar muchos problemas en una casa porque es muy tranquilo. Es muy sensible, si decimos algo en voz muy alta o enfadada aunque no sea para él, se mete en una jaula esperando que pase la tormenta. En correa va muy bien y no tira aunque se asusta de los ruidos fuertes e imprevistos.

Eros fue abandonado en un pueblo de Granada, donde unos ingleses le daban de comer. Nos pidieron meterlo en el refugio pero en ese momento no teníamos sitio para nadie más. Al cabo de un tiempo, los ingleses lo llevaron a la protectora porque tenían miedo de que los vecinos del pueblo lo envenenaran. Cuando tuvimos un hueco, fuimos a por él. Eros es un poco «bocazas», le gusta ladrar a otros perros simplemente por fastidiar. Aunque es un perro muy sociable, no tiene ningún problema. Se lleva de maravilla con su compañero de jaula, Júpiter. Coge cuerdas o trapos y va buscando a algún perro con el que tirar de esa cuerda del otro extremo.