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José Fonollosa, autor de ‘Refugio’: «He intentado hacer mostrar la labor de la protectoras en positivo, con humor»

José Fonollosa (1975, Vinaroz) es un conocido historietista. Suyas son, por ejemplo, La casa de Papel: Arturito, Fornait, vampi, Go!, Un gatito en casa, Miau o Perros Vs. Gatos, Mordiscos, Ultragato, Sex o no sex, Parodia de Tronos o Los muertos revivientes. Enumerar todas sus obras, en las que el humor suele ser un denominador común, llevaría probablemente varios párrafos previos a esta entrevista.

Fonollosa también es un gran amante de los animales que acaba de alumbrar una novela gráfica llamada Refugio (Editorial Grafito, 2021), en la que muestra, entre sonrisas, humildad y espíritu divulgador, el día a día de los voluntarios de las protectoras basado en su experiencia echando una mano en la Protectora de animales de Xátiva (SPAX).

¿Cómo nace tu amor por los animales?
Nací en el 75 y en mi generación teníamos como referente a Félix Rodríguez de la Fuente. Creo que muchos que hemos salido animaleros ha sido en parte por él. Y luego, toda la vida hemos tenido en casa perros y gatos. Aunque los teníamos con otra mentalidad, la de los años ochenta. Lo cierto es que toda mi vida he convivido con algún animal hasta hoy, que tengo a Toñín.

Sueles decir que eres más de gatos. 
Pues sí, por mi vida personal y por mi trabajo como autor de cómics. Llevo diez años dibujando gatos. No voy a engañar a nadie a estas alturas. (risas)

¿Y cómo nació la pasión por dibujar?
Los dibujantes dibujamos desde siempre; puedes luego encontrar otras aficiones, pero estar con una hoja y un lápiz es lo que más nos llena desde siempre.

‘Refugio’, tu último libro, ha salido con retraso.
Sí, originalmente iba a salir a la venta en abril de 2020, pero pasó lo que pasó y todo se paralizó. Ahora los editores dijeron ‘pa’lante’, y yo contesté: «pues vosotros lo sabréis mejor que yo». La verdad es que lo único que tengo claro es la historia que estoy dibujando, pero para lo demás, la portada, el formato, las fechas… lo que decida el editor, bien decidido estará.

¿Ha sido entonces coincidencia que asome en el mes dedicado a los galgos, a los perros de caza?
Ha sido casualidad. Esta es zona también de cazadores. Aquí más que galgo se usan podencos y en torno al 50% de los perretes que, afortunadamente, están en la protectora son de esa raza. Cuando estás allí prefieres no pensar lo que han pasado y centrarte en que en la protectora están bien y en buscarles una casa.

¿Cómo surgió el empezar a colaborar en una protectora?
Yo conocía a la protectora porque montaban una parada en la feria de verano de Xátiva en la que hacían una especie de vacunaciones con las fotos de los perretes. Te decían: ¿»Cuál quieres vacunar»? Pues me da da igual. Uno, el que sea, si lo que yo vengo es a donar dinero. También les donaba libros para que los vendieran, esas cosas… Siempre tenía el runrún y en 2018 me dije «pues para estar en casa con el runrún, pues pruebo». En el cómic lo cuento y creo que a muchos voluntarios les habrá pasado igual. El primer día vas con el miedo de «no sé si voy a valer», con una imagen mental de cómo están los animales, y es normal. Pero oye, si lo pruebas a lo mejor funciona.

Y en tu caso funcionó.
Pues vamos para tres años.

¿Cómo has podido resistirte todo este tiempo a tener un perro en casa?
Pues porque tengo a Toñín, que es un gato muy particular, muy nervioso, se asusta con cualquier ruidito. No me la quiero jugar, que el estrés en los gatos es muy malo, así que de momento prefiero ayudar así.

Alguna vez lo he comentado, hablando del problema de los animales abandonados con más gente. Es demasiado sencillo tener perro o gato. Si yo ahora quisiera uno, voy puerta por puerta preguntando en mi edificio y algún vecino habrá que tiene un primo con una perra que acaba de criar o algo así.  Si quieres una vaca es más complicado (risas). No sé cuál sería la solución, pero no debería ser así de fácil.

¿Cómo germinó la idea de de trasladar el voluntariado a un libro? 
Fue al año realmente. Me pasó como cuando empecé a dibujar sobre mis gatos. Es algo que me llena como persona, pienso que hay una historia y me apetece hablar sobre ella. Y la escena que tenía más clara desde el principio es la de entrar por primera vez en el patio, con todos los perros. Tenía muy claro que había que empezar por ahí. Luego empecé a darle vueltas. Lo consulté con mis compañeras, por supuesto, porque iba a hablar de su proyecto, para pedirles permiso y para que me informaran. Tenía que hacerles muchas preguntas porque yo soy un voluntario de ir allí a limpiar y hacer lo que toque, pero no entonces no sabía, por ejemplo, lo que era un padrino. Si iba a hacer un cómic en tono didáctico tenía que estar lo más informado posible.

Hay mucho desconocimiento sobre lo que es una protectora, qué se va a encontrar cualquiera si se acerca a una.
Pasa, sí. Alguna mañana que vas a limpiar oyes jaleo, los perros ladrando, te asomas y es que hay un coche parado. «¿Esto es la protectora? Es que veníamos a por un perro?».  Y tienes que explicarles que genial, pero que hay un procedimiento. A base de oír a mis compañeras ya conozco el discurso y el proceso que hay que seguir.

¿Cuál es el objetivo que tenías cuando dibujabas Refugio?
No lo sé. Cuando me pongo a dibujar no tengo un objetivo claro. Vas dejando que vaya fluyendo y  notando hacia dónde tira el libro. Ahora, como ha pasado un año y varios meses, lo releo y me doy cuenta de que hay cosas que contaría de otra manera. No mejor, pero sí distinto, porque ha pasado un año y yo en este tiempo he cambiado. Sí que una vez me puse las pilas, lo que sobre todo no quería era meter la pata, porque es un tema muy delicado. Se lo contaba a las compañeras, que mi lema era «no te flipes, que yo soy solo un voluntario que lleva año y medio, no soy quien para dar lecciones a nadie». Porque puede pasar, que te metes en un proyecto creativo, estás 24 horas dándole vueltas y te crees que sabes más de lo que sabes. Mi visión es que realmente las protectoras hacen un trabajo muy importante y quería enseñarlo. He intentado hacerlo en positivo, con humor.

 

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Yo encuentro dos mensajes al lector: uno es «hazte voluntario, si puedes, que hay muchas formas de ayudar». Y otro, más subyacente, de fomento de la adopción. 
Y adopta solo si consideras que puedes, si es una adopción responsable. Y ayudar, por supuesto. Solo hace falta tener ganas. Te ofreces, y seguro que te encuentran alguna faena.

A mi parecer la labor más difícil en el voluntariado de protección animal es recibir y guiar a los posibles adoptantes.
Es que no es una ciencia exacta. En mi protectora las compañeras que hacen las entrevistas, el cribado, pues a veces no logran desgraciadamente que las adopciones funcionen. Pero bueno, si el animal vuelve, no es lo peor que le puede pasar.

Estar en una protectora no es la situación ideal, pero es mejor que en una casa en la que no están bien.
Exactamente.

¿Todos los perros que muestras en el libro están o han pasado por la protectora?
Los que tienen nombre, sí. Los que están de fondo, pues llega un momento en el que dices «no puedo estar todo el rato mirando». Para mí es bonito leerlo también por eso, porque hay casos que están en el cómic y ahora ya están adoptados y te da alegría. Es muy guay realmente, como Xátiva es una ciudad relativamente pequeña, a veces vas por la calle y te dices «este perro me suena, lo tuvimos allí». Es una sensación súper chula.

Las personas que salen en Refugio, también existen.

Claro. De hecho me hicieron reforma en uno de los patios y les decía: !¡Qué me estáis rompiendo el rácord. Muy mal! (risas)

Habrá visto en este tiempo que hay animales para los que encontrar una segunda oportunidad es muy difícil.
Los cachorritos es habitual que salgan más rápido. Los perritos más monos tienen más oportunidad que, a lo mejor, un podenco, que tienen un carácter la mar de majo pero no llaman tanto la atención. Por otra parte, me he dado cuenta de que hay personas que adoptan casos difíciles, que parece que los van buscando, animales con problemas de carácter o de salud. Pasa que ves que van a adoptar a Perico y tienes el pinchacito de «ya veremos si Perico no vuelve en dos semanas al refugio. Completamente lógico porque yo conozco a Perico». Pero sí, hay personas que prefieren dar una segunda oportunidad a los Pericos; eligen el camino menos sencillo y tiene muchísimo mérito.

 

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¿Cuánto tiempo lleva dibujando animales?
Como dibujante de animales empecé en 2010, con un webcomic humorístico de mi vida con Rufa y Belfi, que eran las dos gatitas con las que vivía entonces. Y lo que empezó en plan de «voy a probar qué tal», empezó a gustarme y a gustar y se publicó en libro.Y a lo tonto he llegado a publicar 8 o 9 tomos basados en mi vida o con historias alrededor de los gatos. Por ejemplo, cuando apareció Toñín pues dije, esto hay que contarlo, cómo se integró en la casa, con las otras dos gatas. Normalmente hago un cómic de lo que sea y, entre medias, cae al menos un cómic de mi vida con gatos o de Ultragato, que eran tiras más humorísticas y fantasiosas. Es un tema que me gusta y tengo una serie de lectores a los que también les gustan, así que todo perfecto.

 

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También dibuja animales por encargo.
Sí, suelo hacerlos. Me pueden contactar por dónde sea y todo es hablarlo, sin ningún problema.

¿Te ha costado mucho pasar de dibujar gatos a perros?
Realmente no me ha costado salir del mundo gatuno. He cambiado un poco el registro, sí, porque mis tiras de gatos no tienen tanta información, son más gags, pero estamos hablando delo mismo, del amor por los animales. En Refugio es un tema más grande y lo cogí con más respeto, que no es lo mismo hablar de mis cosas con mis gatos que de una protectora.

¿Cuál será el siguiente proyecto?
Con este 2020 que hemos tenido, ya veremos si hago planes. Ahora mismo me estoy centrando en Refugio, que personalmente ha sido un cómic importante  para mí. Es un punto de esperanza, de ver que la vida sigue y que ya saldremos. Este 2020 creo que a todos nos ha cambiado el chip.

Ha sido un máster en incertidumbre para todos.
Totalmente.

El libro está ahora en preventa y pronto estará a la venta con normalidad, ¿verdad?
La preventa con regalos acaba el 1 de marzo y a la mayor brevedad se distribuirá en todas las librerías. Y si en un futuro cercano estamos todos vacunados, mi idea, que era la idea de 2019, es hacer presentaciones y charlas, porque creo que es un tebeo que permite hacer cosas bonitas, colaborando con protectoras. Pero ya veremos.

Es una lectura que se podría trabajar en colegios e institutos.
La presidenta de SPAX es profesora y me dijo: «José, tiene que haber uno en cada escuela». Y le contesté: «pues me parece muy bien MªCarmen, dime el teléfono de con quién tengo que hablar». Volvemos a que lo que yo sé hacer es dibujar. Para hacer el cómic, pues adelante. Pero no sé por dónde empezar para organizar algo así, aunque estoy abierta a todo.

Por terminar de aclararlo, el libro está en preventa, pero no es un crowdfunding.
Exacto. El libro está impreso. No pasaría nada si fuera un crowdfunding, pero no lo es. Es un adaptarse a esta nueva situación.

¿Habrá una segunda parte?
Estoy dibujando  una continuación en mi Patreon que se llama Vuelta al refugio. La primera página empieza justo el día que volví después del confinamiento. Vuelta al refugio son pequeñas anécdotas, cosas que han ido pasando, pero es realmente una continuación.

 

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Sara Caballería: «Mucha gente quiere que un animal supla sus carencias emocionales, pero no debe ser así»

Este tormentoso (literal y figuradamente) arranque de 2021 ha alumbrado, casi simultáneamente, dos proyectos editoriales que creo sinceramente que son imprescindibles en la estantería de todo amante de los animales (o de las novelas gráficas, cómics o tebeos, como queráis llamarlos). Maravillosa coincidencia, obra ambos de dibujantes que son voluntarios en protectoras. Uno es Refugio de José Fonollosa, del que os hablaré largo y tendido en unos días. El otro, el que hoy nos ocupa es La galga: una perra en adopción, de Sara Caballería (editorial Grijalbo).

A lo largo de sus 112 páginas presenciamos cómo Mar se enamora por las redes sociales de una hermosa galga blanca, Bruma, y tras adoptarla se encuentra con muchos más retos de los que imaginaba. Ese proceso de adaptación inicial, del animal a la persona y de la persona al animal, que no siempre es fácil y con frecuencia requiere un importante esfuerzo e incluso renuncias, por satisfactorio que acabe resultando, es necesario que se conozca en estos tiempos de quererlo todo rápido y fácil, también nuestras relaciones con nuestros animales.

Sara Caballería (1988, Badalona), una ilustradora y diseñadora gráfica que ya había publicado una novela gráfica en 2019 sobre la dificultad para los jóvenes de encontrar una vivienda de alquiler en una gran ciudad, nos habla de La galga.

¿Por qué una galga como protagonista?
Cada 1 de febrero, día mundial del galgo, publico una viñeta denunciando lo que pasa con estos animales. Mi editora lo vio y me propuso hacer un libro sobre galgos y me pareció una posibilidad estupenda para hacer más difusión. Hablé con personas que tenían galgos, con asociaciones especializadas, y me pareció vital que se entendiera que son perros que pueden venir con muchos traumas. Quería saber qué sentían esos perros, cómo sus cuidadores lidiaban con ellos, qué había que hacer. Intenté plasmar ese conflicto, esa preocupación y esos problemas que surgen al adoptar un galgo. 

De hecho el libro ha salido en torno a ese día. ¿Ha sido intencionado?
Fue cosa de la editorial. El libro, en verdad, se acabó hace un año, pero la idea nació en febrero de hace dos y me pareció ideal que saliera por estas fechas.

¿Qué lector tenías en mente al dibujar la historia?
Pensaba en personas que hubieran adoptado y se sintieran identificadas, independientemente de si habían adoptado a un galgo o no. También en cualquier persona que hubiera compartido vida con un animal. Perros, gatos, conejos… da igual.

¿Qué mensaje querías transmitir con el libro?
Me parecía muy importante visibilizar lo que hay detrás de la caza con galgos. La caza mueve muchísimo dinero en España y no se controla lo que pasa con los perros. Y el otro mensaje, claro, es que adoptar un animal es una responsabilidad muy grande, hay que estar muy preparado, muy concienciado. La vida de ese animal depende de ti y hay que reflexionar sobre las complicaciones de la adopción, conocer las partes buenas y las partes malas.

Me gusta mucho que te centres en lo difícil que puede ser sumar un animal a una familia, que no es un camino de rosas ni mucho menos.
Vemos un animal que nos parece bonito, que nos da ternura, y nos decimos «vamos a salvarlo», como si fuéramos héroes, pero hay muchísimos factores que hay que tener en cuenta. En el libro Mar adopta porque se le pone entre ceja y ceja, pero no se plantea el trabajo de tantas horas que va a suponer, que no va a tener tiempo, que si viene con traumas tendrá que sacrificar mucho, que, de hecho, su relación acabará. Cuando se encuentra con toda esa tarea por delante y estando sola, la ayuda por supuesto el vínculo tan fuerte que forja con la galga, pero adoptar así es una temeridad.

Su protagonista no se rinde, pero en muchos otros casos no es así.
Efectivamente, mucha gente habría devuelto a esa perra. En la protectora he visto como devolvían animales como churros, a veces por chorradas como que soltaban mucho pelo o vomitaban en el coche… No son objetos que puedas amoldar a tu gusto, son seres vivos únicos de los que hay que responsabilizarse, que a veces traen conflictos.

Pero los tratamos con demasiada frecuencia como objetos, y la prueba es que se suelen adoptar o comprar primando su aspecto. 
Sí, la gente se guía mucho por la estética. Igual el dálmata, que es muy nervioso, o el border collie, que necesita mucha actividad, aunque te parezcan preciosos no son los perros ideales para ti y necesitas uno más tranquilo. La gente no hace ese recorrido de pensamiento; dicen «quiero esto que me gusta y lo consigo». Y eso es lo que hace la protagonista con la galga.

La pareja de Mar, al comienzo del libro, le dice algo que es para enmarcar «¿Otra vez cansada de tu vida? Un perro no es un juguete, no es una solución, es una responsabilidad».
El confinamiento impulsó a muchas personas a adoptar. En la soledad reclamamos alguien que nos llene, y es puro egoísmo al fin y al cabo. Quieren que ese animal supla sus carencias, pero yo no creo que deba ser así. 

También hay mucho bueno en compartir vida con un perro. Por ejemplo, esas amistades de parque que entabla Mar.
Es maravilloso tener relaciones nuevas con gente que tiene valores similares a los tuyos, desconectar de la rutina, aprender a bajar el ritmo; aparte de la conexión con el animal, que es una maravilla. Y no solo eso, Mar acaba cuestionándose su vida, su alimentación… A mí me pasó eso con mi perra.

¿Cuánto hay tuyo en la historia que nos cuentas, en la protagonista del libro, que tras adoptar deja de consumir carne, cambia de trabajo…?
Hay mucho con el tema de la alimentación. En cuanto al trabajo, la verdad es que nunca tuve uno como el suyo, pero sí que es autobiográfico el darte cuenta de que crecemos con una idea sobre el camino a seguir y que es bueno cambiar tu mentalidad sobre lo establecido, reinventarse.

¿Cómo fue el proceso de creación, desde un plano artístico?
Hablando con la editora busqué colores colores muy dulces, que contrastan muy bien con el blanco de la galga, que está inspirada en la galga de una amiga que ya murió, Betty, y con las escenas que muestran el maltrato a los galgos. A mi perra pequeña, que tiene un morro muy alargado, ya la dibujaba un poco como un galgo, aunque no lo es. Un galgo me parece de lo más satisfactorio de puedes dibujar. 

(Foto: Ángel Ruiz Cobarro)

He visto que tienes perros, pero no precisamente una galga. ¿Puedes hablarme un poco de ellos?
Tengo dos perras mestizas, las dos adoptadas. A la grande, la mía, la adoptamos en el monte, donde estaba con sus hermanos y su madre. La pequeña, que es de mi pareja, viene de la perrera de Pamplona. 

¿Cuál es tu relación con la protección animal?
Ya hace muchos años que comencé a hacer voluntariado, paseando perros, en la protectora de Barcelona. También he colaborado en ProVeg una asociación por la difusión del veganismo. Siempre he querido aportar a través de lo que sé hacer mejor, que es dibujar. Hace unos dos años, junto con una amiga bióloga que estuvo trabajando en Zambia, dónde hay rabia y cuando hay sobrepoblación de perros, sacrifican directamente, hice una campaña de esterilización con una tirada de camisetas y pudimos esterilizar y evitar el sacrificio de 117 perros. A partir de ahí abrimos la tienda Empatíaplease.com para seguir ayudando a las asociaciones que lo necesitan, durante este mes de febrero a apoyamos a Galgos 112. Cuesta mucho a veces lograr donaciones directas, a mucha gente le gusta más hacer una compra y una donación indirecta. 

La empatía, además de ser el nombre de la tienda, es una palabra que repite mucho en sus redes sociales.
Hace unos años me dijeron que era una persona altamente sensible, muy empática, y a partir de ahí empecé a usar mucho la palabra porque me sentía muy representada por ella y porque creo que es necesario recordar que hay que ponerla en práctica. La empatía es como un músculo que, cuanto más se ejercita, más se siente. 

Tienes otra novela gráfica sobre la dificultad de encontrar piso de alquiler. Pues con animales es aún más difícil.
Es verdad que en ese libro no hay animales, pero sí hablo de las dificultades de ser joven e independizarse, de encontrar pisos decentes. Es una odisea y también una crítica. 

¿Algún otro proyecto editorial en marcha?
Estoy planeando un libro con unos amigos, pero acabamos de idearlo y está muy verde. No tiene que ver con animales, pero sí con concienciación. 

 

Micaela de la Maza ‘SrPerro’: «Si tu perro no quiere ir de bares, tampoco puedes obligarle»

Las guías de SrPerro, al igual que su página web, son el referente más veterano que tenemos en este país de información especializada sobre qué hacer y dónde ir con nuestros perros, de consejos para lograr una sociedad más dogfriendly e incluso de noticias interesantes protagonizadas por animales.

Tras SrPerro están Micaela de la Maza, Colega y Tía. Son los dos compañeros a cuatro patas de Micaela y de su cámara, que han recorrido con ella a conciencia distintas ciudades españolas, especialmente Madrid y Barcelona. Perros sin raza, embajadores de la adopción y de la buena educación canina (en Tía aún en proceso de aprendizaje).

«SrPerro es fruto de miles y miles de paseos durante casi diez años. A Tía la adopté hace tres años en la protectora El Campito; había sido adoptada y devuelta, es una cabra loca, pero que ha aprendido a posar muy rápido. Y antes, quién inspiró todo el proyecto y el alma de srperro es Colega, que era mi sombra, que era realmente todo un señor perro. Tía es absolutamente lo contrario a lo que era colega», ríe Micaela presentando a sus compañeros peludos.

A finales de este 2020 aciago ha publicado la quinta edición de sus quías. Una edición muy especial porque hacía tres años, coincidiendo con la muerte de Colega, que no teníamos la información actualizada más que en la web. Especial también porque son las primeras en las que aparecen fotos de Colega y Tía, así como información relacionada con parques urbanos y educación canina.


¿Qué vamos a encontrar en las guías de Madrid y Barcelona?

Cien bares y restaurantes dogfriendly. Todos los locales tienen además un QR para que se pueda ir directamente a la web de SrPerro y encontrar información más completa y actualizada sobre ese local, junto a las opiniones de otros usuarios, para que la información esté viva. Y además de bares y restaurantes hay una sección más cortita con tiendas, como Zara o Casa del Libro, peluquerías o galerías de arte particularmente recomendables. Me sorprendió mucho y para bien que la Casa Batlló es perruna, o en Madrid las salas de la Fundación Canal.

¿Cómo has seleccionado los locales que aparecen?

Si tienen valoraciones positivas en SrPerro hago el esfuerzo de acercarme a conocerlos, ver cómo son y hacer fotos. La selección es personal, nadie ha pagado por aparecer ahí. La única publicidad es de nuestro patrocinador Elanco. Lo más importante es que sea un sitio en el que traten bien a los perros. Es algo que se nota rápido: en algunos bares te traen agua para tu can, chuches, vienen a saludar… ¡Se agradece tanto! Y valoro muchísimo las opiniones de los usuarios en nuestra web, esa es otra clave.

¿Entran en las guías los sitios con normas restrictivas, como que solo admiten perros pequeños, excluyen razas determinadas o solo dejan un perro?

Normalmente no están en la guía, pueden estar en la web, pero no en la selección de locales que yo recomiendo gratuitamente porque me encanta recomendar a la gente simpática con los perros. A lo mejor  molesta más a los clientes un chihuahua ladrando que un mastín del Pirineo que se tumba y se duerme. Con los PPP he encontrado prohibiciones sobre todo en hoteles, en restaurantes rara vez. Las normas que puedes encontrar es que los perros estén permitidos solo en una zona, si es que el restaurante es grande, pero no por raza o tamaño.

«Es la primera guía en la que aparece Tía en portada. Como no tenía fotos de Colega y Tía juntos, le encargué una portada en la que salieran Tía y Colega al fantástico Pablo de Blowearts».

Pero no solo hay locales «perrunamente simpáticos», como te gusta describirlos, ¿qué más podemos encontrar en las guías?

Efectivamente, la guía es también una chuleta práctica de cómo vivir con perro en cada una de las ciudades: cuándo y dónde se puede llevar el perro suelto, cómo se puede ir en transporte público, y hay un apartado de parques y excursiones, que es nuevo y vinculado también a la pandemia. Las guías previas eran más urbanas. La gran mayoría son excursiones a las que llegar con transporte público, porque yo no conduzco. Y también hay una parte de educación canina, para habituar a tu perro a ir en transporte público o ir de bares.En Madrid esa parte la he elaborado con la ayuda de Santi Vidal y Eli Hinojosa de Masqueguau y en Barcelona con Alba Benítez, educadora canina y etóloga de Si mi perro hablara. Además en Barcelona hay información sobre ir a la playa, que no hay en la de Madrid.

Recomiéndanos tu parque preferido de cada ciudad. 

En Madrid un parque me gusta muchísimo es el de San Isidro, tiene unas vistas chulísimas y un ambiente canino muy agradable. En Barcelona merece la pena ir a la sierra de Collserola, que está a quince minutos en Cercanías; estás en pleno campo, también tiene unas vistas estupendas y hay muchísimas rutas. Es una gozada.

¿No te planteaste retrasar su publicación, dada la situación de pandemia?

No, aunque sí me he centrado más en las excursiones o los parques. Y he procurado recomendar los bares y restaurantes que tienen terraza porque es lo que la gente está buscando más por la Covid-19. Además, para apoyar a todos estos locales perrunos cuando hay restricciones… ¿por qué no pedir comida para llevar a casa? Yo prefiero ir a sitios donde son simpáticos con los canes incluso cuando voy sin Tía. Las recomendaciones dan por hecho que somos adultos responsables y vamos a cumplir las normas sin poner a nadie en riesgo. Creo que estos locales se merecen todo el apoyo del mundo. No imaginas la de sitios que estaban cerrando mientras estaba haciendo las guías.  Con responsabilidad espero que pronto podamos volver a salir con normalidad y estos locales van a necesitar toda nuestra ayuda.

Es obligado preguntar qué ciudad es más amigable con los perros.

No te podría decir. En cuanto a volumen de sitios son muy parecidas. En ocio en espacios verdes urbanas gana Madrid, que además tiene mejores horarios para poder soltar a los perros. En Barcelona solo los puedes solar en los pipicanes, que es una tortura para todos los perros a los que les gusta correr. El ayuntamiento de Barcelona  está recibiendo muchas críticas por eso. Pero en Barcelona por ejemplo puedes ir con perro a muchos más centros comerciales.

¿Y dentro de Madrid y Barcelona hay zonas más simpáticas con los perros que otras?

El centro de las ciudades es más dogfriendly y cuanto más te alejas, menos. Mucho de ello tiene que ver con el turismo, también la clientela joven y la rotación de locales. Normalmente las grandes cadenas, aunque parezcan otra cosa y vayan de moderna, no suelen dejar pasar perros. Cuando voy andando, los locales de cervezas artesanas, los vegetarianos o veganos o con pinta hipster, asumo que me van a dejar entrar. Pero me llevo sorpresas. Y también está el típico bar que piensas que no te van a permitir entrar y luego son encantadores con los perros. Las ideas preconcebidas, como en todo, fuera.

Imagino que te habrán preguntado muchas veces que qué necesidad hay de ir con el perro a todas partes.

Sí y siempre digo que no hay ninguna necesidad. Lo que pasa es que así tu can pasa menos tiempo solo y tú también disfrutas más a su lado. Si puedes hacer recados con él y tomarte unas cañas, mientras paseas con él y lo acompañas, puede ser un placer para ambos. Muchas noches que salgo a cenar no me voy con Tía, que está mucho más tranquila en casa después de su paseo de la tarde.

No todos los locales admiten perros, pero es que no a todos los perros les gusta entrar en locales siempre, ¿verdad?

Efectivamente. A lo mejor si lo que tienes es un cachorrote, no es buena idea llevarle de bares dos horas y pretender que el perro se porte bien. Probablemente tengas que ir enseñándole y tienes que ir a tomar un café rápido como mucho. Y hay que pensar si el animal lo está pasando bien. Vale que puedes ir a Zara, pero no vayas a Zara un sábado de rebajas con el perro. Guay poder ir a un centro comercial a un recado pero, pensando en el perro, estar cinco horas ahí dentro no es plan.

¿Cómo se acostumbra a un perro a ir de bares?

Lo que me recomiendan los educadores es que sea una experiencia gradual y agradable. Ir primero en días entre semana, con poca afluencia de gente, a sitios de confianza, y poco rato. Vas con una manta, con chuches, para que se tumbe a su lado. No se puede obligar, no se puede ir el primer día dos horas a la hora menos tranquila si no ha estado nunca en un sitio así. No todos los perros están cómodos en esos locales, así que si no quiere ir de bares, tampoco puedes obligarle. Fomentar la calma en los perros es básico, trabajar el que puedan estar tranquilos en cualquier sitio. En casa si hay invitados y en un restaurante si has ido con unos amigos. Un educador canino siempre puede ayudar.

‘Gatos repudiados’, un libro para «amantes de los gatos que sean valientes y que de verdad quieran a los animales»

Irlanda Tambascio (Eire) es una amante de los gatos, también es una ilustradora notable que ha llevado esa fascinación felina a su obra. Ya hace unos años publicó Adelaida y Coco (Editorial Grijalbo) y este 2020 presenta Gatos repudiados (Alianza Editorial).

Es un libro que hay que abordar equipados, como bien pide su autora, de «humor y ternura» y que nos presenta toda una colección de felinos que nada tienen que ver con los adorables peluches vivientes que abundan en las redes sociales.

Oscuros, con un pasado, con sus problemillas, conocerlos es entender que nada debe ser perfecto, que nadie lo somos, y que no por eso dejamos de ser merecedores de cariño y comprensión.


Por lo que he visto, el libro nace de unas ilustraciones (que me encantan) que hiciste y repudiaron, ¿qué te impulsó a dibujar a todos esos gatos tan alejados del minimo adorable de instagram?

La idea del libro parte de los descartes de dibujos de Alianza Editorial para un anterior libro de encargo sobre gatos. Tuve que hacer varios dibujos de gatos y ellos solo eligieron uno de los dibujos. Y aunque parezca mentira, a mí me dolió que todos esos otros dibujos de gatos no fueran aceptados, pues les había cogido mucho cariño. Eso, junto a una circunstancia personal difícil, fue el caldo de cultivo para idear otro libro sobre gatos, pero sobre gatos ‘rechazados’ por la sociedad. Desarrollé la idea y me tomé mi propia revancha. Hice un libro que sería un ‘gatálogo’ de almas felinas que atraviesan circunstancias difíciles y cuando lo ofrecí a la misma editorial que los había rechazado, se enamoraron del libro y decidieron publicarlo.

Me ha parecido un libro bastante inclasificable, que te descoloca bastante cuando vas pasando páginas (algo que puede estar fenomenal, no se puede estar en la vida siempre cuadrado), ¿Cómo lo definirías tú?

Yo creo que el libro sigue un esquema claro, como en los bestiarios: vamos viendo diferentes ejemplares de gatos, cada uno con una frase que lo define, una descripción en rima y con humor, y luego el botiquín necesario para sanarlo y el hábitat en el que se reproducen. En ese sentido es bastante estructurado y creo que sigue una línea. Si te refieres a inclasificable por el concepto, pues puede ser, no hay un libro así en el mercado, porque yo he decidido dar luz a lo que normalmente está en la sombra. Y más en los tiempos que corren. Vivimos en una época que solo busca la luz a toda costa y sin embargo, cada vez hay más enfermedades mentales y malestar y eso es porque no sabemos relacionarnos con ese otro lado. No se puede entender la luz sin la sombra, son parte de lo mismo.

¿Qué lector crees que lo puede disfrutar?

Desde luego a los amantes de los gatos que sean valientes y que de verdad amen a los animales y no solo aquellos aspectos amables de la existencia. Para ver libros o dibujos monos de gatos en instagram, hay millones, pero como éste, muy pocos. Mi propuesta es mostrar con humor y compasión aquello que normalmente rechazamos en nosotros y en los demás seres vivos.

Todos nosotros -y nuestros gatos también-, pasaremos en algún momento de nuestra vida por más de una dificultad, por ser repudiados de algún modo.Así que en realidad cualquier persona a la que le guste reflexionar y le guste el humor, puede interesarle este libro.

¿Por qué son gatos repudiados?

Porque atesoran en su esencia o en su condición, aspectos de la vida que solemos rechazar por considerarlos negativos. No se puede entender esta vida sin integrar todos los aspectos: el yin y el yang, por eso es en blanco y negro. Por ejemplo, hay en este libro, gatos negros, gatos abandonados, gatos famélicos, gatos obesos, gatos kamikazes, gatos drogotas… todos estos gatos existen y también puedes reconocer a humanos clasificados de esta manera. Creo que en en nuestra sociedad occidental y capitalistas, cada vez se tolera menos lo que consideramos negativo, y eso es un error. Yo solo he querido contar esto proyectado en el mundo animal y gatuno, que tanto me fascina.

Te confieso que el gatoaraña me ha robado el corazón. ¿Algún felino favorito entre los que nos presentas?

A mí me gusta el gato negro mucho. Además, mi gato Fígaro, que murió hace dos meses y medio, era negro. También me gusta el gato destroyer, el gato esquizoide y el gato flotante. Bueno, todos son adorables para mí.

¿Tienes alguna anécdota o curiosidad relacionada con el libro que quieras compartir?

Sí, la manera en que surgió el estilo de dibujo y que fue totalmente casual. Probé un cuaderno para acuarelas que me regaló un amigo. Empecé a jugar manchando con acuarela y tinta y de pronto las manchas conformaban siluetas impresionantes que yo veía como gatos. Así que en cierto modo la mancha define al gato y no al revés. Lo cual conceptualmente le iba muy bien al libro, porque todo aquello que repudiamos, «mancha», como su propio nombre indica, la pureza del blanco ideal.

¿Cuál es tu relación personal con los gatos?

Siempre me han gustado los animales y los gatos en particular. Hay algo de mágicos en ellos que me remite a mi infancia. Tuve un gato por casi 16 años al que adoré, y que como te comenté, ha fallecido hace poco. El vínculo era muy estrecho. Nos entendíamos a un nivel muy íntimo, casi simbiótico. Aún estoy haciendo el duelo. El amor que podemos sentir por los animales es muy puro, pues no está marcado por el lenguaje. Son afectos sinceros, honestos. Ellos no te juzgan. Y ya para más inri, son suaves, silenciosos, tienen unos ojos que parecen piedras preciosas y ronronean, que es como escuchar el crepitar del fuego, o las gotas de lluvia sobre el cristal de tu ventana. Es increíble cómo son, cada uno tiene su carácter y además, captan cosas de ti que tú no ves. Parecen estar diseñados para hacernos la vida más fácil. Como ves, mi pasión por ellos es inmensa.

¿Dirías que hay una lectura animalista en el libro? ¿Algún mensaje?

Por supuesto, aunque no es mi objetivo principal. Es algo que se desprende por el solo hecho de hacer un libro sobre gatos reales. Este libro pretende entretener y hacer reflexionar sobre lo que es incómodo para nosotros como sociedad y como humanos. Lo que he querido, es aportar una mirada diferente, entre cuqui y terrorífica, que nos ayude a lidiar con aquellos aspectos que nos resultan insoportables. Al retratar a estos gatos de esta manera, con sentido del humor y ternura, me gustaría que pudiéramos integrar lo oscuro y lo luminoso, sin tanto miedo y juicio.

Al final nos muestras protectoras de animales, ¿el libro es solidario con ellas de alguna manera?

No, yo solamente pregunté a mi veterinaria, que es una persona que ama a los animales y en quien confío muchísimo, que me diera los nombres de protectoras que ella considerara porque quería falicitar al lector estos datos.

Gemma López Aguado, veterinaria etóloga: «Con el confinamiento podemos estar plantando la semilla de que haya problemas de ansiedad por separación»

Gemma López Aguado es veterinaria etóloga de la clínica de Kivet Sant Pere de Ribes. Es, por tanto, especialista a la hora de ayudarnos ante los problemas de comportamiento de nuestras mascotas.

Este encierro prolongado supone un reto para nuestros animales de compañía, la doctora López Aguado ha tenido la amabilidad de responder a mis preguntas para que todos podamos aprender a gestionar mejor esta situación atípica con nuestros perros y gatos.

¿Qué hacer si tenemos cachorros? ¿Cómo prevenir la ansiedad por separación? ¿Cómo debe ser el paseo? ¿Qué pasa con los gatos? La veterinaria da respuesta a todas estas cuestiones.

Gema Aguado junto a su perro Brus, rescatado y rehabilitado después de dos años sin salir a la calle por una fobia muy intensa.


¿Han percibido ya en la consulta problemáticas a consecuencia del confinamiento?

Sí, hay mucha gente que está teniendo problemas derivados de este cambio de situación, como qué tienen que hacer con el perro en casa y cuando salen, cómo lo entretienen. Y también hay problemas de cambios de conducta.

¿Qué tipo de problemas de conducta están detectando?
Lo más común es que esté relacionado con el estrés. Los cambios de rutina, de tiempo de juego, de paseos y ejercicio, les genera una sensación de estrés que desencadena conductas destructivas en casa o hiperactividad indeseada. También en un exceso de llamadas de atención al propietario para jugar. Pero también al descender la actividad física, se pueden acentuar los problemas relacionados con la agresividad (conflictos por posesión de un juguete, comida etc) ya que al realizar menos ejercicio, como ocurre en las personas disminuye la secreción de hormonas «anti estrés» (endorfinas, serotonina) y esto puede hacer que se sientan más irascibles o irritables, y respondan de una manera negativa antes de lo que lo harían en una situación normal.

¿Hablamos de perros, de gatos o de ambos?
Generalmente se producen más en perros. Para ellos el tema de las rutinas les puede resultar más difícil gestionar. El estrés en gato se suele además ‘subidentificar’, no ver del todo. Los gatos viven en casa y los propietarios piensan que nada cambia, pero sí que hay que advertir que este cambio de rutinas también les afecta, aunque en el sentido contrario. Los gatos necesitan sus rutinas, sus momentos de descanso y es muy importante no molestarles y que ellos decidan iniciar la interacción con nosotros. Tal vez hay niños que antes estaban en el colegio y ahora están en casa aburridos buscando un contacto excesivo con ellos y pueden tolerarlo peor.

¿Qué se puede hacer en casos así?
Es importante permitir al gato crear zonas seguras, sitios dónde sea imposible que los demás accedamos. Lugares dónde puedan sentirse aislados y seguros. Y que salgan cuando quieran. En gatos el estrés al final acaba siendo más importante en el desarrollo de diferentes enfermedades que acabamos viendo en consulta, como problemas de micción, que lo hagan fuera de la bandeja; o problemas de exceso de acicalamiento que pueden llevar a la autolesión.

Volviendo a los perros, ¿esto puede acabar desencadenando problemas de ansiedad por separación?
Esto puede pasar quizás en un futuro, ahora podemos estar plantando la semilla de que haya más tarde problemas al crear un vínculo excesivo con la mascota, un hiperapego. Muchos perros estarán súperfelices: jugamos más, les acariciamos más, hacemos vida codo a codo con ellos. Pero cuando volvamos a la normalidad esta dependencia que se puede haber creado puede conducir a que no entiendan el cambio de situación y se desarrolle lo que llamamos trastornos de ansiedad por separación, que el animal no sepa gestionar cómo es que ahora se queda solo si antes estábamos todo el día juntos.

¿Hay algo que podamos hacer para evitarlo?
Para no encontrarnos con esos problemas, tanto para evitar el estrés como para la ansiedad, van muy bien los juegos que fomentan la autonomía del animal, aquellos en los que pueden jugar solos sin necesidad de un compañero. También mantener una rutina, tanto ahora como cuando la situación vuelva a la normalidad: si primero me levanto, luego paseamos, juego un poco y llega el tiempo de descanso… conviene mantener esta rutina tanto ahora como cuando termine el confinamiento.

Dentro de esta rutina hay un tipo de juegos que les proporcionamos jugando con él, tirando la pelota, de una cuerda… lo que todos conocemos. El otro juego que fomenta su autonomía es aquel en el que no necesitan de compañeros. Están basados en juguetes que podamos rellenar de comida, para que usen su olfato, para que estén alerta y estimulados sin que nosotros estemos ahí. Hay juguetes que se pueden comprar, pero ahora que puede ser más difícil también se pueden fabricar. Por ejemplo con una botella de plástico con agujeros; varias toallas arrugadas con comida dentro; una habitación en la que escondamos estos premios para que se tengan que mover y usar el olfato; huesos habilitados para ellos para que estén mordiendo, etc. Son actividades que pueden realizar solos y que podremos usar cuando volvamos al trabajo para que se entretengan.

También para prevenirlos, como en esta situación muchos perros van a demandar más atención si no llevamos una buena rutina, es importante además ignorar por completo este tipo de demandas de atención (pedir juego, caricias, ladridos… en momento que quizá no podamos o queramos atender), hasta que se calmen y debe ser siempre el propietario el que inicie o invite al juego o caricias.

¿No conviene trabajar las recomendaciones clásicas de fingir salidas, ir haciendo separaciones…?
Ahora no me centraría tanto en este tipo de ejercicios salvo que se hagan de manera agradable, jugando. Podemos introducirlo como un juego más. Pero más que un tratamiento en sí, haría ese tipo de medidas que comentaba anteriormente para paliar esa situación.

¿A los perros conviene crearles un rincón de seguridad?
Puede ser una opción bastante buena. Y también la podemos usar para perritos que tengan miedo a petardos. Ahora ha perros pasándolo mal con los aplausos, porque además hay sitios en los que se tiran cohetes o suenan sirenas. Se coge una zona, con su camita, y se le ofrecen allí esos momentos de juego en solitario. Puede ser en medio del salón o en una zona más apartadas.

A veces ellos ya tienen elegidos esos rincones.
Por supuesto. Si ellos cuando se sienten estresados se van a un lugar o una habitación determinada, esa es su zona segura.

Vayamos al futuro, al fin del confinamiento. Si nos encontramos con ese trastorno de ansiedad por separación, ¿la recomendación sería acudir siempre a un veterinario etólogo?
La ansiedad por separación muchas veces es multifactorial, hay que ver a cada animal, estudiar muy bien el temperamento de cada animal y ver lo que es adecuado en su caso. Lo que puede ser bueno para un animal puede no serlo para otro. Es un tratamiento que, para completarlo nos podemos, tirar seis meses.

¿Diría que la etología es aún demasiado desconocida entre muchos propietarios de animales?
Mucha gente no sabe lo que es. A veces vienen a la clínica vienen con un problema de comportamiento para que les recomiende a alguien que les adiestre el perro y cuando les digo que yo soy etóloga me contestan: «¿Y eso que es?».

Mucha gente suele acudir a adiestradores antes que a etólogos por desconocimiento.
En el mundo de adiestradores hay educadores muy buenos y los hay que no, porque no hay una formación y cualquiera puede hacerlo, por lo que muchas veces puede ser contraproducente.

¿Cómo puede un propietario contactar con un etólogo?
Debe decírselo a su veterinario. Ese veterinario, si no es etólogo, derivará a uno especializado en etología. Igual que hay veterinarios traumatólogos y oftalmólogos se hacen derivaciones. Es importante que un etólogo sea veterinario porque muchas veces los problemas de conducta están relacionados con problemas de salud. Con mucha frecuencia en el caso de los gatos.

Hay hogares en los que hay cachorros de perro, ¿alguna recomendación?
Podemos diferenciar entre dos tipos de cachorro. El más pequeño, hasta tres meses, que está en periodo de socialización. Todo lo que vea, lo que escuche, será lo que no le dé miedo, lo que gestione mejor como adulto. A partir de los tres meses esa puerta de la socialización se va cerrando. Hay estudios que dicen que se cierra de golpe y otros que se cierra paulatinamente. Los veterinarios tenemos un poco de lucha porque la socialización entra en confrontación con el periodo de vacunas, que acaba a los tres meses, por lo que recomendamos un confinamiento hasta esa edad. Pero el cachorro puede salir a la calle en brazos, dependiendo del tamaño que tenga, claro, para que vea coches, sonidos, plantas, gente… El paseo diario lo podemos hacer de esta manera y positivizando esos contactos. Podemos llevarnos algún juguetito, algunas chuches, para que le premiemos cuando vemos al coche o la persona de lejos, para asociarlo a algo positivo.

¿Mantener a los cachorros con su madre y hermanos cómo contribuye a esa socialización?
Es muy importante. Lo suyo sería que estuvieran, como mínimo, dos meses con su madre que les enseña infinidad de conductas, por ejemplo como gestionar la frustración del destete. Y con hermanos para aprender a jugar, a controlar la intensidad de la mordida, etcétera. Lo ideal sería hasta los tres meses, pero también es verdad que tiene que socializar todo lo otro: con personas, en la calle, con ruidos. Una buena socialización incluye todo tipo de estímulos.

Luego están los cachorros a partir de tres meses, animales con mucha energía. Es importante lo que hablábamos antes: crear rutinas, incluir juego social y enseñarles a estar solos. En la calle haríamos lo mismo, pero ya no yendo en brazos. Sus primeros paseos serán muy cortos por la situación en la que estamos, pero vamos a intentar que sean lo más provechosos. Si tenemos solo diez minutos, intentaremos que la correa sea lo más larga posible para darle libertad para oler y explorar. Hay que entender que, aunque sea nuestro momento de libertad, también es el suyo y el paseo es para él. Debemos dejarle decidir si hay algún punto de olor al que se quiere acercar. Y dónde quizás se vayan a encontrar más problemas va a ser esa energía de querer acercarse a otras personas con perro. Para que no lo tome como un castigo es importante evitar tirones de correa y redirigir esa energía a otra cosa como un juguete con sonido o una chuchería, y a la vez redirigirlo a otro lugar o a nosotros mismos para romper el contacto visual. Es importante que vea a esas otras personas con perro, pero no que se quede cinco minutos llorando sin acercarse.

¿Esas recomendaciones en los paseos son aplicables también a perros adultos?
Claro, en los adultos también. El paseo es para ellos. Y también cuando volvamos a la normalidad. Muchas veces salimos con la idea de que tenemos que hacer otras cosas y en un paseo en condiciones normales puedo tener las dos cosas: tiempo libre para él y tiempo para que obedezca e ir deprisa dónde quiero. En esta situación priorizaría el paseo para el perro. Y para que todavía sea más provechoso podemos hacer lo que llamamos ‘el sembrado’ que es llevarnos cuatro o cinco premios y tirarlos por el suelo para fomentar el olfato. Se puede empezar con superficies fáciles como acero y luego césped.

¿No corremos el riesgo de que ese sembrado haga que luego coma cualquier cosa que encuentre por el suelo?
En este tipo de ejercicios es muy importante señalizarlos al principio y al final para no fomentar coger comida de la calle. Hay que añadir una orden como ‘busca’, tiene que ser un ejercicio que dure cinco minutos, no más. Y hay señalizar la finalización con un ‘ya está’ o ‘vamos’.

¿También interesa introducir un adiestramiento básico?
Siempre que sea de una manera positiva, claro que podemos introducir en nuestra rutina diaria de juegos la obediencia básica. Podemos hacerlo mientras disfrutemos todos haciéndolo, perros y propietarios. Si lo podemos fomentar es algo estupendo.

«Decir que un perro que se ha quedado sordo piensa que hemos dejado de hablarle es una interpretación antropomórfica y equivocada»

Todo empezó con este tuit que me pasó Carlos, un compañero de 20minutos:

Ojo al dato. Más de 185.000 me gusta para una afirmación sin sostén científico ninguno. Una afirmación de origen incierto que se ha hecho viral y calará en mucha gente, que repetirá con seguridad que esto es así aunque la ciencia no lo haya demostrado. ¿Cómo saber con tal grado de certeza lo que piensa un animal? Y para echar más leña al fuero, una de las respuestas a ese tuit viral era otra afirmación por el estilo que también tuvo un alcance tremendo.

Dudo que un post en este blog tenga el alcance suficiente para contrarrestar esas creencias, pero he querido intentarlo. ¿Cómo? Acudiendo a una fuente de autoridad.

Jorge López, coordinador de casos de EliteVeterinaria.org, me puso en contacto con Rosana Álvarez, consultora de etología para esta plataforma solidaria de veterinarios expertos y autora de dos libros sobre etología canina y felina.

Cada vez se conoce más la figura del veterinario etólogo, expertos en comportamiento animal y los profesionales sanitarios cualificados para ayudarnos en muchos problemas de conducta de nuestros animales, pero aún queda mucho terreno por recorrer, ojalá la entrevista ayude también a dar a difundir más su labor.

Estos días está calando la afirmación de que los perros, cuando se quedan sordos, piensan que han dejado de hablarles. Desde un punto de vista científico, etológico, ¿Qué puede haber de cierto en ella?
En primer lugar desconozco tal corriente o afirmación y en qué se basa. En el mundo de internet se pueden encontrar muchos comentarios, leyendas populares y otras creencias que evidentemente no tienen por qué ser ciertas y que en ocasiones corren como la pólvora cuando la gente comienza a compartirlas en redes sociales. Es muy importante certificar los argumentos y las fuentes antes de creerse algo y huir de teorías que no estén basadas sólidamente en argumentos científicos demostrables.

Por supuesto, no podemos conocer de manera certera lo que puede estar pensando un animal, como un perro, ya que todavía queda mucho por descubrir con respecto a cómo funciona su cerebro y su mente. Pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que un perro puede leer nuestro cuerpo y nuestra cara perfectamente y asociarlo con las emociones subyacentes, además de que posee un cerebro que no se aleja mucho del humano y que alberga información y experiencias pasadas asociadas a haber experimentado la percepción a través de sus sentidos y habiendo integrado esta información mediante un entramado de asociaciones. Por tanto, decir que un perro que se ha quedado sordo piensa que hemos dejado de hablarle es como decir que si se queda ciego piensa que ya no está en el mundo porque no lo ve. Es una interpretación antropomórfica y equivocada.

Otra creencia que ha calado gracias a las redes sociales consiste en que los perros no entienden la muerte y siempre esperan al ausente. ¿Aquí hay algo de verdad?
Como decía anteriormente, la mente del perro es un terreno muy inexplorado aún. En este momento no somos conscientes de que puedan conocer el concepto de la muerte y lo que ello conlleva. Lo que sí es cierto es que los animales, al igual que las personas, sufren de un periodo de duelo cuando falta un miembro del grupo. Por tanto, habría que considerar las diferentes fases de este para describir lo que padece un animal que ha visto fallecer a su propietario o a un compañero canino o felino del grupo.

¿Diría que los dueños de perros y gatos tienen en general los conocimientos mínimos necesarios de su etología?
Trabajamos diariamente para que esto pueda ser así, pero la realidad es que no los tienen. Si las personas se informaran adecuadamente sobre las necesidades -no solo etológicas, sino también higienicosanitarias- de los animales de compañía, seguramente las cifras de abandono serían mucho más bajas. Es por esto por lo que los veterinarios hacemos tanto hincapié en informar constantemente a los ya cuidadores o futuros compañeros de un animal de compañía mediante artículos, libros, publicaciones en redes sociales, planes de salud, etc.

Me da la impresión de que hay una tendencia creciente a ‘antropomorfizar’ el comportamiento animal, no sé si está de acuerdo.
Bueno, creo que el desconocimiento sobre algo nos hace atribuir en ocasiones características, percepciones o pensamientos que son impropios o inadecuados. El constante interés del ser humano por tener el control sobre lo que le rodea hace que caiga en una falta de interés por su conocimiento, y lo que es más, que carezca de la capacidad de empatizar con otros seres que están a su alrededor. Lo sufrimos constantemente entre nosotros y los de cuatro patas no iban a ser menos.

En el día a día con nuestros animales de compañía, cuales son los riesgos o, dicho de otra manera, los problemas más frecuentes derivados de esta antropomorfización.
En el aspecto etológico, la existencia de constantes problemas de comunicación con la otra especie y la utilización de métodos inadecuados que pretendemos que sean fáciles y efectivos, aunque sean inefectivos, inadecuados y atenten contra el bienestar del animal.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes por los que recurren a un veterinario etólogo?
Hoy en día sobre todo problemas de agresividad hacia las personas y otros perros, ansiedades y miedos. En el caso de los gatos agresividad hacia las personas y otros gatos y eliminación inadecuada (fuera del arenero).

¿El adiestramiento puede ayudar a encarar estos problemas?
Por supuesto, pero el adiestramiento es solo una muy pequeña parte del tratamiento de un problema de comportamiento. Primero es necesario un diagnóstico del problema llevado a cabo por un veterinario especialista en medicina del comportamiento. Este diagnóstico puede conllevar la realización de pruebas ya que la mayor parte de los problemas de conducta tienen una parte fundamental contribuyente o causante el el organismo del animal. Dentro del tratamiento, que es siempre multimodal, la parte fundamental es el protocolo de modificación de conducta, basado en la teoría del aprendizaje animal y siempre respetando su bienestar utilizando técnicas amables y en positivo.

Si nos lee alguna persona que tiene un problema de comportamiento con su animal de compañía, ¿qué consejo le daría para dar con un buen profesional que le ayude?
Consultar siempre con su veterinario.

 

El perro que aparece en la primera imagen y en el vídeo se llama Max. Un animal estupendo, pero que por ser un pitbull lleva prácticamente toda vida en la perrera de Jaén.

«Es tranquilo, bueno, cariñoso. Tiene una leve cojera en una de sus patas traseras, fruto de una vida durmiendo sobre el frío suelo de un chenil, y con los años, sus huesos se resienten. Pero puede hacer vida normal». Busca una buena familia.

Contacto: ageraaproyectohogar@gmail.com 670 95 96 88

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«Lo más frecuente es que la leishmaniosis no limite la esperanza de vida ni sea un impedimento grave para tu perro»

La leishmaniosis es la principal enfermedad que afecta a los perros en la región mediterránea, que se va extendiendo lentamente hacia el norte de Europa transmitida por la picadura de los mosquitos. Una enfermedad con la que convivió mi perra Troya desde que la adopté hasta que murió con diecinueve años y que no debería darnos miedo a la hora de adoptar ni invitarnos a deshacernos o sacrificar a nuestro perro, si resulta que la contrae.

El doctor Xavier Roura, especialista en leishmania del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic Veterinari de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), ha tenido la amabilidad de prestarse a responder a mis preguntas para que todos podamos entender mejor a la leishmaniosis y cómo ponerle freno.

¿Hay perros más susceptibles de contraer leishmaniosis que otros?
Que un perro enferme o no de leishmaniosis depende de diferentes factores. Evidentemente el primero es que se debe infectar con la leishmania, y las posibilidades de que eso ocurra dependerán de en que zona habite normalmente, o de donde haya viajado, o de si utiliza productos repelentes del flebotomo (insecto transmisor de la leishmania), o del tiempo que pase en el exterior, entre muchos otros. A partir de aquí algunos perros infectados pueden acabar desarrollando la enfermedad (leishmaniosis), y las posibilidades de que esto ocurra dependerá también de diversos factores, aunque el más importante es si la respuesta inmunitaria de cada perro frente a las leishmanias es eficiente en eliminarlas o si no, en mantenerlas controladas o acantonadas y así no desarrollar la enfermedad. Debido a todo esto muchos perros pueden ser más susceptibles en contraer la leishmaniosis y, cuando hablamos de respuesta inmunitaria, parece que es la genética uno de los factores que influye más en que tipo de respuesta inmunitaria desarrolla el perro en contacto con el parásito Leishmania, por eso algunas razas parecen tener diferentes respuestas inmunitarias, y alguna de ellas parecen más susceptibles, como por ejemplo la raza boxer.

Imagine, acaban de diagnosticar una leishmaniosis a mi perro: ¿qué debo esperar?
Eso depende de si a tu perro le han diagnosticado que está infectado con la leishmania o que está enfermo de leishmaniosis. Si es la primera situación, tu perro está infectado, lo que ocurrirá es que habrá que hacer los controles clínicos y analíticos de tu mascota por parte de tu veterinario más frecuentemente, para así detectar si en algún momento enferma y por tanto, es necesario utilizar tratamiento. No sabemos si esto ocurrirá o no, o si ocurre, si será en pocos meses o en años. Por tanto, mientras se van realizando estos controles con tu veterinario, habrá que mantener o iniciar la prevención de la picadura del flebotomo para evitar dentro de lo posible la infección de otros perros, gatos y humanos. Además, podrás discutir con tu veterinario las opciones que podrían ser interesantes para reforzar o mantener la respuesta inmunitaria eficaz de la que hemos hablado anteriormente.

Si es la segunda situación, tu perro está enfermo, lo que ocurrirá es que habrá que iniciar el tratamiento frente a la leishmaniosis que te recomiende tu veterinario para intentar que tu perro vuelva a la casilla inicial: ¡que esté curado clínicamente! Por tanto, que le desaparezcan los signos clínicos o las alteraciones de la analítica secundarias a la leishmaniosis, aunque a día de hoy, se piensa que tu perro se mantendrá infectado para siempre. Es importante entender que en la mayoría de perros el tratamiento de la leishmaniosis no es para toda la vida. Por eso, una vez esté ya en tratamiento, también se podrán seguir las recomendaciones de tu veterinario sobre controles y prevención a realizar, expuestas en la primera situación.

¿La leishmaniosis es un impedimento para ese perro en algún caso? ¿Va a reducir su esperanza de vida?
Será un impedimento o reducirá la esperanza de vida según la respuesta clínica de tu perro después del tratamiento de la leishmaniosis. Los controles clínicos que hará tu veterinario le permitirán decidir en cual de estos grupos está situado tu perro después del tratamiento:
a) curado clínicamente y se podrá suspender el tratamiento.
b) curado clínicamente pero necesita mantener tratamiento para no volver a recaer de la enfermedad.
c) mejora clínica evidente pero recae de la leishmaniosis cada cierto tiempo incluso con el tratamiento.
d) no hay cura clínica o la mejoría es leve a pesar del tratamiento contra la leishmaniosis.

Estar dentro de uno de los dos primeros grupos es lo más frecuente y en general no limitarán la esperanza de vida ni serán un impedimento grave para tu perro. Si está dentro de uno de los dos últimos grupos si que limitarán su esperanza y calidad de vida.

¿Cómo es el tratamiento más habitual? ¿Qué efectos secundarios tiene?
El tratamiento de la leishmaniosis canina más recomendado es la combinación de dos tipos de fármacos. Por un lado un fármaco que destruya las leishmanias, como el antimoniato de meglumina o la miltefosina, generalmente durante un mes, y por otro un fármaco que evite la reproducción de las leishmanias, como el alopurinol, durante un tiempo variable, de 6 meses a varios años. Usados correctamente los dos primeros no tienen efectos secundarios graves o que no se solucionen c con su suspensión temporal o el uso de corticoesteroides a dosis antiinflamatoria, en cambio el uso prolongado de alopurinol puede dar problemas importantes urinarios o renales en algunos perros. Debido a esto son muy importantes los controles clínicos y analíticos que te recomendará tu veterinario una vez empezado el tratamiento de la leishmaniosis.

Algunas veces son necesarios otros tratamientos farmacológicos o dietéticos para solucionar o mejorar diversas alteraciones clínicas secundarias a la leishmaniosis.

Además del tratamiento farmacológico ¿hay algún otro consejo a tener en cuenta, tal vez relativo a su alimentación o convivencia con otros perros?
Además del tratamiento propio de la leishmaniosis, comentado en la pregunta anterior, algunas veces son necesarios otros tratamientos farmacológicos o dietéticos para solucionar o mejorar diversas alteraciones clínicas secundarias a la leishmaniosis. Por tanto hay que mantener una dieta equilibrada y adecuada para tu perro, y seguir las recomendaciones que te proponga tu veterinario en función de la evolución clínica de tu perro. El hecho de que tu perro esté en tratamiento de la leishmaniosis no influye en su convivencia con otros perros o humanos. Sin embargo si que hay que tener en cuenta que hay que usar productos efectivos frente al flebotomo (insecto vector de la leishmaniosis) tanto en el perro enfermo como en todos los otros perros que convivan con él.

¿Por qué su desarrollo y manifestación difieren a veces tanto entre unos perros y otros?
Esto es debido a que hay múltiples factores, descritos en una de la preguntas precedentes, que determinarán en cada perro si primero se infecta con leishmanias y después si esa infección evoluciona hacia e desarrollo de la enfermedad (leishmaniosis). Además todos estos factores también serán importantes para determinar qué manifestaciones clínicas (problemas dermatológicos, renales, oculares, etc.) presentará cada perro, y cuál será la respuesta de estos problemas al tratamiento de la leishmaniosis en cada perro. Por eso son tan importantes los controles clínicos y analíticos que realizará tu veterinario durante la vida del perro y sobretodo, si es necesario iniciar el tratamiento de la leishmaniosis.

¿Qué recomendaría tener presente para prevenir, para que no contraiga la leishmaniosis o para detectarla a tiempo?
Recomendaría una charla tranquila con tu veterinario para valorar las mejores opciones de prevención de la leishmaniosis, así como de qué controles clínicos y pruebas diagnósticas también serían necesarios para la detección precoz tanto de la infección como del desarrollo de la enfermedad. Estas opciones serán diferentes según la zona donde viva o las zonas que haya o deba visitar en un futuro. En general la recomendación principal para la prevención de la leishmaniosis es el uso de insecticidas (piretroides) tópicos que reduzcan o eviten el contacto entre el flebotomo (insecto transmisor de la Leishmania) y el perro. Además, también con el fin de realizar una detección precoz, se recomienda hacer al menos un control veterinario anual a los perros que viven, han vivido o pernoctado en áreas donde la leishmaniosis es frecuente (áreas endémicas).

Desde hace unos años existe la opción de vacunar frente a la leishmaniosis: ¿en qué circunstancias recomienda su vacunación?
La vacunación frente a la leishmaniosis es una opción para intentar prevenir el desarrollo de la enfermedad, es decir que el perro presente signos clínicos de leishmaniosis. Por tanto, igual que con otros fármacos como la domperidona o nutracéuticos como los nucleótidos, con la vacunación se busca mantener o reforzar la respuesta inmunitaria eficaz del perro para que no enferme de leishmaniosis. Esto quiere decir, que esta prevención con la vacunación es una ayuda adicional, pero no substituye, la prevención de la infección con las leishmanias evitando o reduciendo el contacto entre el perro y el flebotomo (insecto transmisor de la leishmania) mediante el uso de los piretroides (insecticidas) en forma de collar o de pipetas. Por tanto, es recomendable discutir con tu veterinario qué opciones para la prevención de la leishmaniosis son las más interesantes para tu perro y decidir si la vacunación es una de ellas.

Es recomendable discutir con tu veterinario qué opciones para la prevención de la leishmaniosis son las más interesantes para tu perro y decidir si la vacunación es una de ellas.

El tratamiento, pronóstico y prevención de esta enfermedad han cambiado mucho en no tantos años. ¿Qué diría que ha avanzado más?
Yo diría que han avanzado positivamente los tres. El tratamiento porque aunque no hay nuevas moléculas interesantes para el tratamiento de la leishmaniosis en perros, sí que conocemos mucho mejor su eficacia y además ha despertado mucho interés la buenas expectativas de la inmunoterapia, es decir, del tratamiento de la leishmaniosis mejorando la respuesta inmunitaria del perro. El pronóstico porque conocemos mejor la leishmaniosis canina y sabemos que la mayoría de perros responde muy bien al tratamiento y se llegan a curar clínicamente, con lo que frecuentemente ya no es necesario el tratamiento de por vida. Y finalmente la prevención, porque ahora entendemos cuales son los objetivos de cada uno de los tipos de prevención y por tanto el veterinario puede buscar la mejor combinación para cada perro.

¿Esos avances se han traducido en que haya menos casos o no hay una relación equivalente?
Desafortunadamente todos estos avances no tienen porque conducir a una reducción del número de perros con leishmaniosis ya que hay muchos otros factores que no podemos controlar y que son más importantes, como el cambio climático, los desplazamientos de los perros con lo propietarios o debido a las adopciones, y los cambios urbanísticos. Pero a pesar de todo esto, todos estos avances ayudarán a los veterinarios a poder afrontar el reto de la leishmaniosis canina de una forma mucho más efectiva.

Gitana es una bully apta con gatos, «una perra súper tranquila, amorosa con todo el mundo, que convive con todo tipo de perros e ideal para un piso».

Tiene leishmania, pero ya está tratada y en perfecto estado. Dispuesta a encontrar una buena familia. Tiene cuatro años.

Los interesados pueden mandar un WhatsApp al teléfono 618795005. Se hará seguimiento.

Mejor mantener las pseudoterapias como la homeopatía o las flores de Bach también lejos de nuestros animales

 

Hace ya mucho que quería hablar de homeopatía y de animales de compañía. Llevo demasiado tiempo viendo como la presencia de productos homeopáticos aumenta entre los propietarios de perros y gatos, algo que tiene reflejo en la existencia de numerosos contenidos en Internet que recomiendan su empleo, contenidos que no voy a enlazar porque no los quiero favorecer pero que seguro que podéis encontrar a poco que tengáis curiosidad.

Solo con ese último comentario ya imagináis lo que opino. Solo cuentan con mi confianza aquellos tratamientos con evidencia científica claramente demostrada. La homeopatía en concreto no es capaz de curar nada y sí de perjudicar si incurrimos en el error de no tomar el tratamiento pautado y eficaz y sustituirlo por esta pseudoterapia, que además no es precisamente gratis.

Justo la pasada semana, más concretamente el jueves y el viernes, hemos publicado varios contenidos a partir del estudio sociológico Ulises que 20minutos elabora junto a la empresaria 40db e Ibercaja sobre la percepción que los españoles tienen de las pseudo ciencias en general y la homeopatía en particular.

Los españoles tienden a pensar que las pseudoterapias carecen de carácter científico, aunque su percepción varía en función de la práctica por la que se les pregunte. Para el 70,5% no son ni válidas ni efectivas.

La terapia alternativa a la que más naturaleza científica le confieren los encuestados es a la quiropraxia, con un 38%. Le siguen acupuntura, (36,9%), reflexología (26,8%), homeopatía (19,4%), biomagnetismo (15,4%), flores de Bach (12%), cristaloterapia (6,7%) y reiki, (6,5%). Por sexo y edad, como muestra, son más los hombres que las mujeres quienes afirman que la quiropraxia no tiene carácter científico (37,5% frente a 25,6%) y más los jóvenes, de 18 a 34 años, que sí le dan esa consideración al biomagnetismo.

Ese informe me animó a recuperar ese tema al que quería meter mano desde hace tiempo. Por un lado quiero invitaros a leer todo lo que ha escrito mi colega Javier Yanes, biólogo y periodista, en su blog Ciencias Mixtas.

Pero para centrarlo en el tema animal he podido contar con la ayuda de la veterinaria Flor Dessal, especialista en medicina felina en la clínica Gattos y que comienza la charla confesando haber “sufrido” que su madre le diese homeopatía hasta que tuv edad suficiente para exigir auténticos medicamentos.

¿Se ha encontrado con animales tratados con homeopatía?
Sí he encontrado animales con tratamientos así. No es demasiado común. En otros países ya están prohibiéndolos, en España la venta sí que parece ir en aumento para animales y para personas.

¿Para qué dolencias ha visto que los empleaban?
Para medicina interna, problema hepatitis, renales, digestivos, algunos problemas articulares… Sobre todo lo veo mucho en cuadros hepáticos lo veo mucho. No obstante somos un centro de referencia en el que solo tratamos gatos y es lo que veo según el perfil de cliente que tenemos.

¿Qué hace cuando se encuentra a un propietario que la emplea?
Me toca morderme mucho la lengua porque hay que respetar al cliente. Hay gente que lo tiene integrado como opción.

Y ahora que no habla a ningún cliente en concreto, ¿qué diría a los propietarios que dan homeopatía a sus animales?
Que están haciendo que sus mascotas no tengan calidad de vida porque se ha comprobado científicamente que no tiene ninguna utilidad. Y aparte están tirando el dinero. No son productos precisamente baratos. Es promover un negocio que es fraude.

La homeopatía es inocua, salvo que se deje de tomar el tratamiento verdaderamente eficaz.
Claro, en ningún caso hay que sustituirlo. La homeopatía no es nada, pero si se da en lugar de lo que debemos, la patología va ir avanzando. Es preciso hacer hincapié en que no es una alternativa, no es medicina. No hay estudios que avalen su eficacia, pero sí hay muchos estudios que dicen lo contrario.

¿Estaría a favor de prohibirla?
Totalmente a favor.

¿Qué otras pseudoterapias se encuentra?
Las flores de Bach. Está super extendido, más que la homeopatía. Realmente tampoco hay nada que avale su eficacia y tampoco estudios de seguridad. No es un producto veterinario, sino humano, y hay componentes naturales que podrían ser perjudiciales para los gatos. En este caso hablamos de algo que puede resultar incluso hasta peligrosos.

¿Tampoco recomienda que se usen?
No voy recomendar ninguna terapia alternativa. Puedo aceptar únicamente que algún paciente puede probar la acupuntura, pero tampoco la recomiendo. Está teniendo un poquito de auge ahora, pero en cualquier caso el gato es un animal poco receptivo a este tipo de tratamientos. Está pasando más con perros.

Hay personas que defienden estas terapias alegando precisamente que en los animales funcionan y son la prueba de que no se trata de un efecto placebo.
El efecto placebo en los animales también existe, sobre todo en los perros. Son conscientes de que los dueños les dan algo. Y, por otro lado, el efecto placebo no se da en el animal, sino en el propietario. Si le das algo que crees que funciona, el poder de sugestión es muy fuerte. Si crees que funciona es probable que veas beneficios; pero son subjetivos, no son reales.

Los cinco gatos que ilustran este contenido están en la protectora asturiana Amigos del Perro esperando un hogar. En su web hay más información sobre ellos y muchos otros igual de necesitados de una familia.

Contacto: adopciones@amigosdelperro.org 684607160
 

Jaume Fatjó: «nos relacionamos de forma distinta con perros y con gatos, pero el vínculo emocional es igual de potente»

Jaume Fatjó (Barcelona, 1969) es veterinario y etólogo. Su nombre es conocido por cualquier persona que sea mínimamente conocedora de la ciencia que estudia el comportamiento animal, no es aventurado afirmar que se trata de uno de los mayores expertos que hay en este campo en España. Sus estudios sobre comportamiento animal los inició en la universidad de veterinaria de Nueva York y fue responsable clínico del servicio de etología de la facultad de veterinaria de Barcelona de 1995 a 2009.

Fue presidente entre 2012 y 2014 del European College of Animal Welfare and Behavioural Medicine – Behavioural Medicine especialista europeo certificado y es profesor asociado del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB, donde dirige la cátedra de investigación de la UAB Fundación Affinity Animales y Salud, dedicada a la comprensión de las relaciones entre las personas y los animales. En su historial abundan los artículos, conferencias y cursos de referencia.

Yo ya había tenido la ocasión previamente de escucharle en directo, disfrutando de sus conocimientos y sentido común. Cuando me ofrecieron la posibilidad de charlar con él y de trasladar esa conversación a una entrevista, era imposible decir que no.

La cátedra que dirige estudia en vínculo entre los animales de compañía y sus propietarios. ¿Qué tipo de relación se suele dar entre ellos?
La estudiamos utilizando herramientas científicas diseñadas por psicólogos y psiquiatras, no hablo de percepciones o de lo que nos han dicho. Desde la perspectiva de la persona, el animal de compañía se considera un miembro de la familia. Esto es algo que dice la práctica totalidad que conviven con un perro o un gato. También hay que matizarlo, no quiere decir evidentemente que confundan a un animal con una persona. ¿Por qué se incorpora en la estructura familiar? Pues porque tenemos tendencia cuando convivimos con ellos a crear un vínculo afectivo que es bastante fuerte. Ese vínculo emocional es la columna vertebral de la relación. A partir de ese enganche emocional es cuando puedes comprender todos los beneficios que puede suponer la convivencia con un animal.

¿Qué tipo de beneficios reportaría?
Las personas encuentran en el animal un compañero de actividades, dependiendo de cómo sea la persona o de su rol familiar, esas actividades son distintas. Hay personas que tienen más tendencia a asumir el rol de cuidador, de darle de comer, llevarle al veterinario, cepillarle… Es una conducta, si quieres, más parental, y es una fuente de placer el sentir que el bienestar de un ser vivo depende de ellos. Hay otro tipo de interacciones que van más en la línea del juego, incluso de hacer deporte en compañía. Hay mucha variabilidad. Además de esas interacciones, hay una parte muy importante de la relación que es el apoyo emocional. Sistemáticamente, los propietarios de animales nos dicen que es una fuente de compañía, que los hacen sentir menos solos. Y no solo esto. Además la presencia del animal los ayuda a superar o enfrentar momentos de dificultad de mayor o menor intensidad. Hay muchas persona que dicen que su perro o su gato les ayudó muchísimo a superar un divorcio, cuando se quedaron sin trabajo, tuvieron un problema médico o una pérdida.


Imagino que el rol de cuidador se da más entre adultos.

Hay mucha variabilidad pero parece que sí. Incluso podría haber una diferencia de género también. Aquí te hablo por impresión personal, pero probablemente sucede igual que con el cuidado de los niños, que hay una asimetría muy grande y la carga de la mujer es mucho mayor por cómo está organizada nuestra sociedad.

¿A partir de que edad un niño puede asumir la responsabilidad de cuidar de un animal?
En general, con la supervisión de los padres, puede ser muy temprano. Delegar completamente una función, por ejemplo que se encargue de que siempre tenga agua, depende mucho del niño y es algo que tiene que valorar el padre. Desde el punto de vista educativo se ha visto que involucrar a los niños en estas tareas de cuidado es una oportunidad para hacer pedagogía de la responsabilidad. Desde un punto de vista educativo es una oportunidad para los padres. Para el niño encargarse de que al animal no le falte comida es un desafío. Y lo que le transmitas al niño le reafirma un modelo educativo; si le dices, por ejemplo, que no puede utilizar castigo físico con el perro o el gato, eso se integra en aquello que para el niño será el modelo que probablemente usará en el futuro con sus hijos.

¿Es distinta la relación que tenemos con perros y gatos?
Tradicionalmente se dice que la relación con el gato era mas distante, más fría. Hemos hecho estudios con poblaciones grandes de propietarios de perros y gatos y no es así. Tal y como nosotros trabajamos podemos aislar tres dimensiones del vínculo. Permite identificar el patrón de interacción, lo que la persona hace con el animal; el vínculo emocional, los beneficios emocionales que tiene la convivencia; y, por último, el coste percibido, porque es cierto que tener un animal supone un coste para la persona, no solo financiero, a veces también te supone limitaciones. La ventaja de poder aislar esos tres elementos es que puedes ver el papel de ellos de manera relativamente independiente. Cuando comparas estas tres dimensiones entre perros y gatos, la dimensión emocional, que es la columna vertebral de la relación, es exactamente comparable entre perros y gatos. Lo que cambia es el patrón de interacción. El mensaje es que nos relacionamos de forma distinta con peros y con gatos, pero el vínculo emocional es igual de potente, tiene la misma intensidad.

¿No hay un sesgo en vuestros estudios por centrarse en dueños responsables y preocupados por el bienestar de sus animales?
Esto nos pasó en el primer estudio, porque lo lanzamos a través de redes sociales y participaba quien quería. En este tipo de estudios, lo que se denominan muestras de conveniencia, la persona que transita por una red social en la que se habla de animales probablemente es un propietario motivado y por lo tanto tienes un sesgo de captación clarísimo. Los últimos estudios los hemos hecho con una muestra poblacional representativa utilizando la misma metodología y vías de acceso que cuando se hace una encuesta nacional sobre actitudes políticas o violencia de género para llegar a una población mucho más amplia de propietarios.

Algo hay que falla en el vínculo cuando el abandono de animales de compañía es tan frecuente.
El tema del abandono nos preocupa enormemente. En general, los vínculos son buenos y las relaciones son satisfactorias, pero sí que es verdad que hay que asumir que hay relaciones que fracasan, igual que fracasan las relaciones humanas. No todas las parejas salen adelante, no todas las relaciones entre padres e hijos ni todas las de amistad se mantienen en el tiempo. En cualquier relación humana puede haber un momento de ruptura o crisis y con los animales de compañía pasa exactamente lo mismo. Cuando la relación entra en ese área de riesgo es cuando se puede producir un abandono, además de otras causas que puedan existir. Sabemos que los problemas de comportamiento, que reflejan al final un problema de convivencia, es un motivo declarado de abandono muy frecuente.

A título personal, me llama más la atención estudiar la ruptura del vínculo por distintas causas, incluso por el desamor después de pasada la novedad, cuando la rutina se afianza.
Si antes estábamos en el espacio de luz, ahora vamos al espacio de sombra. Nosotros siempre lo explicamos de la misma manera: cuando el animal se incorpora a la estructura familiar, es beneficiario de todo aquello que supone vivir en la familia humana, pero también se convierte en un blanco potencial de todo lo malo que también se produce en la estructura familiar humana. Por ponerte un ejemplo, un caso extremo pero muy concreto, si en una unidad familiar hay un hombre que maltrata a su mujer o a sus hijos, si en esa familia hay un animal de compañía la probabilidad de que el animal sea blanco de la conducta de maltrato es enorme. Eso es algo que está muy bien medido.

¿Todos los modelos de relación humana son trasladables al animal de compañía?
Las características de la relación no son las mismas, igual que no te relacionas igual con tus compañeros de trabajo, tus hijos o tus primos. Tú sabes definir muy bien las características de las relaciones que sostienes. Pero lo modos de actuación son, en esencia, los mimos. Si eres una persona con una tendencia violenta o afable y tolerante, eso se traslada también a la relación que tienes con el animal.

Y no todos los perros son para todas las familias.
Es una idea fundamental. Incluso no todas las familias deberían tener perro. Y dentro de cada familia sí que es verdad que hay perfiles que se pueden acercar más a un tipo de animal que otro. Por ejemplo, para una pareja de señores mayores que tienen una vida tranquila, un perro muy excitable con mucha necesidad de actividad, no digo que no pueda funcionar, pero no es el candidato perfecto. Es algo que hay que tener en cuenta. Sí que hay una tendencia equivocada de la gente a pensar que el perfil lo determina la raza, es algo que no hemos conseguido desterrar. La gente piensa que si compra o adopta esta raza, voy a acertar porque el libro de raza dice que este perro es así, pero el libro de raza lo que te marca es el ideal de la raza, que es una cosa muy diferente.

 

(JORGE PARÍS)


Y más tal y cómo se cría en España, con frecuencia con muy poco cuidado con el carácter.

Claro. Lo importante es el resto de factores que sí que influye, qué entorno ha tenido de pequeño, cómo se lo ha educado, etcétera.

¿Cómo es el vínculo desde el punto de vista del animal?
Eso es algo que nos hemos planteado muchísimo los etólogos. El perro, que se ha estudiado más, no solo establece vínculos afectivos -el gato también lo hace- pero el perro parece incluso que desarrolla un vínculo de apego con las personas de la familia que sería parecido al que establece una cría con sus padres. Es decir, que por un lado nos comportamos hacia el animal de compañía con una tendencia parento-filial, pero el perro también tendría esa tendencia. Los ve como un punto de protección, lo que técnicamente se llama una base segura, un elemento social que me protege. Cuando está cerca del propietario se siente más seguro.

¿Ese vínculo es diferente en alguna manera al del que llega a casa siendo cachorro?
No. En estudios que se han hecho con animales que estaban en refugios, se ha visto que con periodos de contacto de unos pocos minutos con una persona que se ha repetido dos o tres días, ya se crea ese vínculo afectivo que te comentaba. Y el vínculo que estableces con un animal que has adoptado cuando tenía cinco años es igual de potente que el que has cuidado cuando tenías tres meses.

Aquí hay mucha leyenda urbana, desde el «prefiero un cachorro para que se adapte a mí» hasta el «un adulto que lo ha pasado mal siempre es más agradecido».

Nada. Olvídate de todo eso. Eso no va así. Puedes adoptar un perro y que tenga un problema de comportamiento, un problema que puedes encontrar en un cachorro. No se puede generalizar. Lo que estás es asumiendo que el animal tiene una visión del mundo que no es la que tiene. La obsesión con el cachorro a veces viene porque crees que no lo vas a poder educar o que el adulto va a venir con una serie de manías o comportamientos que no vas a poder cambiar. Y eso no es verdad. Los perros y los gatos tienen una flexibilidad y se adaptan con mucha facilidad. Dentro de unos límites por supuesto porque cada individuo tiene su temperamento. Puedes adoptar una animal adulto y que se integre en tu familia a la perfección.

¿Qué recomendarías a que quieren acertar sumando un animal a la familia?
Les diría que eso de la edad es pecata minuta, que lo primero y mas importante es que sea una decisión de toda la familia, porque si no es cuando luego vienen los problemas. Hay algo muy curioso, la gente le dedica más tiempo a escoger cuál va a ser su coche que cuál va a ser su animal de compañía. Y fíjate que estamos hablando de una cosa frente a un ser vivo.

Además, muchas veces eligen a ese ser vivo en función de criterios estéticos.
Efectivamente. Y a veces son decisiones impulsivas. Por eso lo más importante es que la familia esté de acuerdo. En segundo lugar es intentar analizar qué va a suponer, es la pregunta clave. Han de hacer una simulación mental de lo que va a suponer vivir con un animal de compañía en su día a día. Imagina que es una familia que en época de esquí se va cada fin de semana. Pues la pregunta que se tienen que hacer es: ¿qué voy a hacer con el perro?. Y damos otro consejo: no pensar que las cosas van a cambiar. La gente te dice, bueno, yo hacía las cosas de esta manera, pero cuando llegue el perro o el gato las voy a hacer de esta otra. Bueno, esto puede ser, pero en la mayor parte de casos no pasa. Es como cuando la gente te dice que a partir de enero va a ir al gimnasio.

Tras quince años de blog y escuchar a mucha gente, tengo la convicción de que una mayoría de personas que suman un perro o un gato a su vida, sea cachorro o no, no tienen los conocimientos mínimos necesarios de educación y comportamiento animal. Incluso gente que ha tenido animales toda su vida.
Esto lo he hablado muchas veces con especialistas en educación humana. ¿Qué conocimientos tenemos a veces para educar bien a un niño, para hacerlo como dicen los técnicos? Pero con los niños tenemos ventajas: es nuestra especie y tenemos todo el aparato educativo que nos ayuda. En cambio, con los animales de compañía tenemos un salto de especie y muchas veces no tenemos ni idea. Nos preocupan más estos elementos que la edad del perro. Una buena familia, preparada para tener un animal de compañía, que tiene los conocimientos para tenerlo, puede tener éxito con un cachorro, con un adulto, con lo que sea.

¿Algún libro o curso que recomiendas? Hay mucha gente muy perdida, que lo mismo luego acaba viendo al encantador de perros y se pierde del todo.

Hoy en día tienes muchos recursos en ese sentido, sobre todo en el ámbito digital. Hay muchas cosas muy buenas y muchas muy malas. La recomendación general, la más importante para poder filtrar, aparte de que puedan mirar quién está a cargo del libro,d el curso o del vídeo de youtube y ver que tiene unas credenciales, es que no utilicen técnicas basadas en castigo. Es el punto fundamental hoy en día. Buscar sistemas de educación que respeten la naturaleza del animal y que cuando quieren moldear su comportamiento lo hagan siempre a través de incentivos, de reforzar lo bueno y no de esperar a que se equivoque para castigarlo.

¿El conductismo bien?
Bien si lo aplicas bien. Lo que sí es verdad es que la idea central del conductismo de que puedes moldear el comportamiento del animal a tu antojo premiando lo que quieres e ignorando o castigando lo que no quieres, esto ya hace muchos años que hemos visto que no es cierto, que tiene sus limitaciones. Te pongo un ejemplo con los gatos: la conducta de arañado no se puede eliminar porque es una conducta natural, es un marcaje territorial que forma parte de la esencia de ser gato. Si te planteas que deje de rascar, no lo vas a conseguir. Lo que sí puedes conseguir es que rasque en los lugares que puede hacerlo y no en el sofá. Y hay muchos aspectos del comportamiento que no son de premio o de castigo, sino que tienen un comportamiento diferente. Eso es lo que ha intentado la etología moderna. No quedarnos simplemente en el conductismo puro sino tener en cuenta también la dimensión emocional del comportamiento, la motivación del animal, etc.

(JORGE PARÍS)

No quiero dar la respuesta por ti, pero imagino que también conviene huir de todo lo del alfa y el líder de la manada.
Sí, puedes darla por mía. Esto también con los años se ha visto que era un enfoque equivocado. Y te digo una cosa, porque ahora parece que nadie tenga memoria histórica, pero hace treinta años para todas las personas que estudiamos etología la posición dominante era la de la dominancia, que el perro estaba en una jerarquía vertical, tenía que ocupar la posición inferior en la familia y que el propietario tenía que hacer lo posible para que esto se mantuviera. Y cuando hubiera una conducta rebelde o agresiva, se tenía que atribuir a una insubordinación dentro de la manada y se tenía que combatir con castigo y técnicas de sometimiento. Esto cambia radicalmente te diría que en el 2000 y no ha parado de instaurarse la idea que ahora domina entre los especialistas de que la jerarquía y las técnicas de dominancia o sometimiento no son precisamente la manera de estabilizar la relación dentro de la familia.

Diriges una cátedra única. ¿Te has encontrado con prejuicios dentro del ámbito universitario por centrarte en perros y gatos?
La cátedra que tenemos nosotros está dentro del departamento de psiquiatría de la Universidad de Medicina. Yo soy veterinario de formación y etólogo y la mayoría de herramientas que se utilizan para estudiar el vínculo provienen de la psicología social, de la psiquiatría. Con sinceridad, la recepción que tuvo la cátedra en el departamento fue buena no, buenísima. A mí no digo que me sorprendiera, porque parece que esperase lo contrario, pero la acogida y el apoyo de mis compañeros de departamento que no habían tenido ningún contacto con animales de compañía, ha sido impecable. En mi caso particular, en mi ámbito, no tengo queja. Ahora, sí que es verdad que todavía hay sectores de la sociedad tienen que avanzar, que te dicen «es que la gente los trata como si fueran personas, eso no había pasado nunca, es una consecuencia de la sociedad moderna, etc». No es verdad, tenemos referencias de vínculos profundos con animales de miles de años. Hay muchas cosas que se tienen que normalizar, como el hecho de que una persona pierda a un animal de compañía y sienta una reacción de duelo, que no está convenientemente aceptado. Hay muchos aspectos en los que todavía hay que trabajar. Dicho lo cual, cuando haces estudios poblacionales las actitudes son positivas hacia los animales. En general la sociedad es tolerante.

¿Vamos a mejor?
Sí, y tanto.

 

 

«Los labradores tienen la capacidad de crear vínculos emocionales con las personas fácilmente»

Estos días atrás ha sido una noticia muy vista en distintos medios, eso que ahora llamamos viral, la imagen del perro de asistencia de George H.W. Bush ante el féretro del que fue su propietario. Un perro que ya había protagonizado en los últimos días bastantes fotos en las redes sociales del expresidente de Estados Unidos, ayudándole y haciéndole compañía.

La imagen ha sido descrita como un ejemplo de fidelidad de los perros hacia sus amos. Y efectivamente lo es, no seré yo la que lo ponga en duda. Pero tal vez haya gente a la que haya llamado la atención, igual que a mí, el hecho de que ese perro llegara al hogar de Bush apenas hace cinco meses y que en uno de los textos den a entender que pasará a manos de otra familia en la que seguirá, seguro, haciendo un magnífico trabajo.

No es precisamente el caso de Hachiko. Hablamos de un perro de trabajo que llegó en junio y que marchará a otro hogar. Recordaba en alto, junto a algunos compañeros del periódico, que ya hace tiempo un experto en perros de asistencia me contó que se usaban normalmente labradores para este trabajo por tres motivos sobre todo: su tamaño, su predisposición a crear fácilmente vínculos con las personas, y también por un poquito de marketing y costumbre.

Sully, el perro de servicio del expresidente estadounidense George H.W. Bush, espera en una pista de aterrizaje a que miembros del servicio conjunto de un equipo de ataúdes militares trasladen el féretro de Bush. (Ting Shen / EFE)

Andaba en esas cuando Purina me ofreció hablar con Sonia Sáez, veterinaria y voluntaria del Proyecto Guau, para el que recibió formación para ser también auxiliar técnica para intervenciones asistidas por animales.

El Proyecto Guau, que lleva tres ediciones culminadas, es un programa de voluntariado con trabajadores de Purina para formar de perros de trabajo que llevan a cabo en colaboración con CTAC (Centro de Terapias Asistidas con Canes) y Fundación Adecco. En las dos primeras ediciones lograron educar perros de asistencia para niños con autismo y este último año han sido perros de terapia.

El labrador de Bush llevaba poco tiempo con él y pasará pronto a otras manos. ¿Se puede considerar esa imagen un ejemplo de fidelidad?
Sí. Los perros tienen una sensibilidad especial que no tenemos las personas. Realmente también tienen una formación en la que están muy focalizados en cuál es su misión. Si pasan a manos de otras persona que lo necesitan, se van a acordar de su antiguo dueño, pero se van a a emocionar con el nuevo proyecto.

¿Por qué se suelen emplear labradores para esta tarea?
Hay perros de otras razas que también podrían ser aptos, igual que perros sin raza. Las características principales que buscamos son de personalidad del animal. Es verdad que, si generalizamos, el labrador se caracteriza por ser muy obediente, muy disciplinado y a la vez tiene esa capacidad de crear vínculos emocionales muy fuertes con las personas que tiene alrededor, les resulta muy fácil.

No serían por tanto lo que llamamos “perros de un solo amo”. ¿Hay perros así?
Sí, hay perros de un solo amo. Todos los perros detectan a quién van a seguir de manera incondicional, a su líder, aunque puedan tener un vínculo con otras personas. Puede ser que cuando esa persona desaparezca o fallezca, el vínculo con otros no sea el mismo, pero eso no quita que en el caso de un perro de asistencia no vaya a poder hacer a cabo su labor igual o incluso mejor. Sí que es verdad que estos perros están acostumbrados a estos cambios de casa.

¿Cómo preparan a los perros del proyecto Guau para facilitar este cambio de manos?
Es bastante diferente preparar perros de terapia y asistencia, pero el formato es similar al socializarlos. Eramos tres familias y cada perro estaba dos semanas con cada una. Yo vivo en una casa pequeña en la que hay un gato, en otra puede haber niños… y el animal tiene que ser capaz de adaptarse a esos diferentes ambientes. No sabemos qué habrá en la casa en la que acabará trabajando.

Debe ser duro decir adiós al cachorro tras dos semanas.
Ya estás mentalizado, aunque no es fácil. Cuando entrego el perro a la siguiente familia a mí ni me mira. Te dices “te he cuidado todos estos días y ni me despides”. Y sí, a ti te cuesta, pero sabes que lo estás preparando para un bien mayor. Te enseñan a querer lo que no es nuestro.

Es un buen valor que aprender, aunque tal vez lo que deseamos los dueños es creer que somos únicos y especiales.
Eso es lo que queremos nosotros. Pero nunca te olvidan del todo, si te ven te reconocen y vienen corriendo. Si les está permitido claro, no cuando están trabajando. Cuando hicimos el cierre del proyecto vinieron las familias con los niños con autismo y el perro estaba ahí con el niño, haciendo su función, sin pensar en venir a saludar.

¿A los labradores se les selecciona también por su tamaño?
El tamaño depende de la función. En terapia tenemos perros chiquitines. Para terapia tienen que ser perros muy tranquilos, muy juguetones, porque el perro tiene que interactuar con la persona y ganársela a nivel emocional. Los perros de terapia suelen ser robustos. En el caso de niños con autismo, por ejemplo, tienen que poder evitar conductas de fuga. Son capaces también de abrir canales emocionales que estaban bloqueados. Y lo consiguen, ves niños que dan besos a su perro y que jamás ellos han dado a sus padres,

¿También serán juguetones, como los de terapia no?
El de asistencia no tanto. Solo pueden jugar cuando no tienen el peto. Cuando tienen el peto están trabajando. Tienen que ser perros muy centrados, con mucha paciencia.

¿Pero no es el juego el motor para enseñarles?
Y la comida. Los dos motores son el juego y la comida. Fuera del trabajo el perro tiene que jugar, tener sus mimos, sus paseos. Tiene que ser un perro normal una vez fuera de su horario laboral. El bienestar del animal es fundamental.

¿Cuánto puede durar esa jornada laboral?

Los perros de terapia que llevamos a escuelas y hospitales están un par de horitas con paradas. Los de asistencia pueden estar una jornada entera. Son perfiles bastantes diferentes.

Antes hablabas de bienestar animal. Están apareciendo personas que hacen terapia con animales sin preocuparse por ello, que hacen terapias además que no son efectivas. ¿Qué le dirías a las familias que quieren abordar esta terapia para que no acaben en malas manos?
Estamos hablando de familias que tienen una situación en casa que no es fácil de gestionar y no pueden gastar recursos, también emocionales, en malas terapias. Mi consejo sería buscar a alguien certificado que realmente tenga formación en ello. Existen asociaciones oficiales que que tienen apoyo y reconocimiento y que les pueden asesorar como CTAC (Centro de Terapias Asistidas con Canes), con el que trabajamos para el Proyecto Guau.

También hay familias con una persona con discapacidad que compran un cachorro de labrador pensando que van a tener mágicamente un perro que obra milagros. En este blog ya he sacado algunos perros que entraron así en casa y a los pocos meses necesitaban otro hogar. ¿Qué les dirías?
Tienen que saber que dentro de los labradores o goldens que usamos en terapia o asistencia, son perros seleccionados. En la misma camada se hace un estudio de cual es el comportamiento de cada cachorro para ver si puede tirar para terapia o asistencia o para perro de casa. No todos están preparados. Si un perro tiene un perfil terapias, no lo pongas de asistencia. Tienen que disfrutar con ello. Tampoco todos los perros son para todos los niños, ni todos los niños para todos los perros. Es un trabajo que también hacemos, buscar que sean compatibles. Cuando nos traen los casos para que conozcamos a las familias lo miramos mucho, tienen que encajar.

Y además hablamos de líneas seleccionadas y criadas con mimo.

Claro. Y tienen que pensar que un cachorro necesita mucha paciencia, mucho tiempo.

Cuando una familia con un niño con discapacidad me ha pedido consejo en el pasado, les he recomendado que acudan a una buena protectora y busquen siempre un perro adulto de tamaño mediano o grande y con muy buen carácter.
Sin duda es la mejor opción. El cachorro necesita mucha atención, mucha disciplina. La adopción del perro tiene un fin y es casi inmediato el beneficio. Con un cachorro lo puedes ver a medio o largo plazo.

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