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El riesgo de ser niña en África

Por Pepa Benítez

Fatoumata tiene dos años y es la mediana de 3 hermanas. Su madre, mujer coraje y emprendedora se gana la vida como esteticista a domicilio en Bamako. Llegada por amor desde Togo y casada con un maliense, tiene claro que sus hijas son el motor de cambio en África, por eso no duda en trabajar duro por poner a su disposición todos los medios necesarios para que puedan estudiar y llegar a la universidad.

Su amor y esperanza en ellas se palpa en cada palabra de nuestra conversación y en los gestos de amor que les ofrece. Mirando a sus hijas nunca hubiera podido imaginar lo que Aminata, la madre de Fatoumata, me contó en una nuestras conversaciones, buscando una confidente que pudiera aconsejarla en un mundo de tradiciones machistas y religiosas. Un día, aprovechando una de sus citas de trabajo, su suegra se llevó sin su consentimiento a su hija para mutilarla genitalmente. Sin razón, sin ningún criterio, sin preguntar, sin respetar, ese día Fatoumata fue la elegida.

La cifra estimada de niñas y mujeres que sufren la mutilación genital femenina en el continente africano supera los 200 millones. Crédito: Ayuda en Acción

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Sierra Leona: zona libre de mutilación genital femenina

Por Josefina Salomon
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El pasado 22 de julio se celebró en Londres la primera Cumbre de la Niña. Uno de sus objetivos: acabar con la mutilación genital femenina, una práctica abominable a la que han sido sometidas 140 millones de mujeres y niñas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Algunas comunidades en Sierra Leona, mientras tanto, ya han comprendido hace tiempo lo que esta cumbre propone: en apenas un mes, unas 600 niñas se salvaron de este tipo de tortura.  

El tour Art for Action reunió en Bruselas en 2013 cuatro creaciones hechas con más de 42 mil pétalos de rosa para presentarlas ante responsables políticos europeos y de otros países. Cada pétalo lleva la firma de una persona comprometida contra la mutilación genital.

El tour Art for Action reunió en Bruselas en 2013 cuatro creaciones hechas con más de 42 mil pétalos de rosa para presentarlas ante responsables políticos europeos y de otros países. Cada pétalo lleva la firma de una persona comprometida contra la mutilación genital femenina. Imagen: Amnistía Internacional

Mientras varias decenas de mujeres se sentaban en círculo en la jefatura de Masungbala, en el noroeste de Sierra Leona, para hablar de sus historias de horror y dolor, los líderes varones de la comunidad compartían sus opiniones en otro grupo. Las mujeres, una a una, describieron cómo les habían mutilado los genitales en el marco de rituales de iniciación y el dolor casi insoportable que se vieron obligadas a aguantar. La mayoría de ellas dijo que se arrepentía de haber apoyado esta práctica. Sostuvieron con  firmeza que sus hijas no debían sufrir lo mismo. Unos pasos más allá, los jefes varones debatían cómo podía abordar la comunidad este problema.

Intergenerational dialogue session on Female Genital Mutilation in Masungbala Chiefdom

Sesión de diálogo intergeneracional sobre mutilación genital femenina en Masungbala (Sierra Leona). Imagen: Amnistía Internacional

Y entonces, lo que se creía imposible ocurrió. Después de días de debates y negociaciones en el contexto de una serie de talleres organizados por Amnistía Internacional y organizaciones locales en agosto de 2011, la comunidad firmó un memorando de entendimiento que prohíbe la mutilación genital femenina para niñas menores de 18 años de edad. El memorando establece asimismo que toda mujer que supere esa edad tiene que dar su consentimiento antes de que se lleve a cabo el procedimiento.

Unas 600 niñas se salvaron de la mutilación en la jefatura de Masungbala en el plazo de un mes tras la firma del memorando de entendimiento.

La experiencia de los talleres fue tan positiva que los colectivos de activistas locales dicen que cientos de comunidades de todo el país han seguido el ejemplo y han prohibido también esta práctica tradicional nociva.

Aunque la Ley de Derechos de la Infancia de 2007 protege a los niños y niñas de prácticas tradicionales nocivas, no hay ninguna ley que prohíba específicamente la mutilación genital femenina en Sierra Leona, pero estas comunidades están dando un gran ejemplo de lo que es posible’, ha afirmado Aminatou Sar, directora del Proyecto de Educación en Derechos Humanos en África de Amnistía Internacional.

*Romper el silencio*

“Sierra Leona podría convertirse en una zona libre de mutilación genital femenina”, asegura Arun Turay, coordinador de Advocacy Movement Network (AMNET) que, junto con Amnistía internacional, organizó los talleres para sensibilizar a las comunidades seleccionadas y empujarlas a tomar medidas para combatir la mutilación genital femenina.

El proyecto forma parte del programa educación en Derechos Humanos en África de Amnistía Internacional que se desarrolla actualmente en siete comunidades del distrito de Kambia, en Sierra Leona, y se centra en varias cuestiones de derechos humanos que afectan a las comunidades locales, entre ellas la mutilación genital femenina.

Es muy difícil que la gente hable de estas cuestiones, pero como las comunidades tienen una sólida tradición de diálogo, reunimos a todos los miembros de la comunidad para hablar de los peligros de la mutilación genital femenina’, explica Arun. ‘Quedó claro que la gente quería abordar el problema pero no sabía cómo hacerlo. Ahora el proceso ha cambiado por completo las vidas de muchas mujeres y niñas.’

Arun mantiene un contacto asiduo con las comunidades: ‘Hace sólo unos meses, los jefes me dijeron que el cambio de práctica ha sido ya plenamente aceptado y que la atención se ha trasladado ahora a educar a las niñas‘, ha afirmado.

La razón de que los acuerdos funcionen, según Arun, es que la mayoría de los miembros de la comunidad están comprometidos con ellos como consecuencia de un proceso de diálogo puesto en marcha por los talleres. Los líderes y miembros de las comunidades que apoyan y practican la mutilación genital femenina dicen que es necesaria para proteger el así llamado “honor” de las mujeres. Esta actitud refleja estereotipos muy extendidos acerca de la sexualidad de las mujeres, así como la creencia de que esta sexualidad debe ser controlada. Además, en algunas sociedades persisten creencias que consideran impuras a las mujeres no mutiladas y no les permiten manipular los alimentos y el agua.
La experiencia de Sierra Leona ha impulsado a Arun a ver el futuro con optimismo: “Lo que ha ocurrido en las comunidades con las que trabajamos en Sierra Leona podría ocurrir en otros países de África o incluso en todo el mundo. El diálogo en la comunidad es una poderosa herramienta de educación en derechos humanos y puede llevar al cambio”, asegura.

La Organización Mundial de la Salud calcula que hasta 140 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a mutilación genital en todo el mundo.  El procedimiento puede llevarse a cabo a diversas edades, desde poco después del nacimiento hasta cuando una mujer ha completado su desarrollo. Las mujeres y niñas a las que se mutilan sus genitales externos a menudo sufren dolor severo, hemorragias, shock, dificultades para orinar, infecciones y en ocasiones incluso la muerte. Muchas sufren también dolor crónico, dificultades durante el parto –incluido un riesgo mayor de mortalidad materna–, disminución del placer sexual y trastorno de estrés post-traumático.

Josefina Salomon es periodista y trabaja en Amnistía Internacional.

La mutilación genital femenina

Por Mimi Jiménez Mimi-Jiménez-e1387281310888

Cada año, tres millones de niñas corren el riesgo de sufrir una mutilación genital. Y, en el mundo, ya hay 140 millones de mujeres que han padecido la extirpación parcial o total de sus genitales externos cuando eran niñas. Se trata de una práctica firmemente arraigada en la tradición africana y extendida en cerca de 25 países del continente. Muchas veces la ablación se hace por motivos religiosos, basándose en la creencia errónea de que se trata de un precepto del Islam, o como rito de iniciación a la edad adulta. Sin embargo, la razón principal que se esconde detrás de esta costumbre es sin duda la férrea voluntad de controlar el cuerpo de las mujeres.

Las consecuencias de esta terrible práctica son irreversibles además de inhumanas: infecciones que pueden provocar la muerte, menstruaciones dolorosas, partos difíciles, incontinencia urinaria, coitos dolorosos, etc.… sin hablar del profundo trauma que sufren las niñas al verse sometidas a tan cruel tortura.

En España- desde julio de 2005- una ley permite a los tribunales españoles perseguir delitos de mutilación genital femenina. Cataluña, Andalucía y Aragón son las zonas donde se concentra el mayor número de casos. La mutilación genital femenina se hace en la clandestinidad, y aumenta al finalizar el curso escolar, cuando las familias inmigrantes aprovechan para ir de vacaciones a su país de origen, donde se somete a las niñas a esta práctica.

Para una visión esperanzadora del tema, os recomendamos la película Moolaade, del conocido cineasta senegalés Ousmane Sembene. Ambientada en un pequeño pueblo de Burkina Faso, la cinta relata la historia de una mujer que se enfrenta a toda la comunidad al acoger bajo su protección (moolaade) a cuatro niñas que deben someterse “al rito de su purificación”. Siete años antes, Collé Ardo ya se había opuesto a la ablación genital de su propia hija. Esta vez, su valentía da pie a una auténtica revolución.

Cartel de la película Mollande

Cartel de la película Moolaade, dirigida por Ousmane Sembéne

Os dejamos también con este poema que transmite todo el dolor de la somalí Abdi-Noor H. Mohamed:

El nacimiento de un bebé debe ser una bendición
Pero el mío fue poco menos que una maldición
El rostro de papá no se iluminó Los tambores no hicieron ruido
No hubo disparos. Ninguna ceremonia se llevó a cabo
El recién nacido era yo. Soy una chica
En mi cultura, el género cuenta.
Una chica no es tan bienvenida como un niño
Aumentar los camellos en los pastizales
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene manos
ásperas que combatan contra los enemigos
es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene corazón para
La reconciliación tras un conflicto
Es la más alta prioridad de la familia
Ellos creen que una chica no tiene cabeza
A los cinco años tuve que enfrentar lo peor
Un corte de cuchillo en mis genitales
Una partera me circuncidó
Me cosió, me infibuló.
Donde yo tenía un clítoris
Tengo una cicatriz negra ahora
¿Por qué me causaron ese dolor?
Este verdadero dolor de las culturas primitivas
Llorando estoy, en cada etapa de mi vida
Mamá y papá, ¿no soy una hija?
Querido hermano, ¿no soy una hermana?
Querida humanidad, donde quiera que estés
¿No soy un ser humano?
Lágrimas, lágrimas, lágrimas

 

Mimi Jiménez es feminista convencida, con ánimo de sensibilizar y contagiar a ese sector ciego a las desigualdades de género para que abra los ojos de una vez y actúe en consecuencia.