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Un Parlamento con más mujeres que hombres

Por Rosa Martínez

Acaba de constituirse el Parlamento vasco. Nada fuera de lo común,  si no fuera porque en este parlamento hay más mujeres que hombres. Algo del todo inusual en nuestro contexto político, donde las mujeres siguen participando menos en política, y cuando lo hacen, en general, es desde lugares menos visibles y con menos liderazgo que los hombres. En este sentido la campaña vasca marcó algunas diferencias. Tanto en lo que a cabezas de lista se refiere (3 mujeres en el debate televisivo nos ofreció una imagen muy diferente a la de los últimos procesos electorales a nivel estatal) como el peso de las mujeres candidatas durante la campaña en algunas formaciones.

Sin mujeres no hay democracia. Cartel de la manifestación del 8 de marzo de 2016 (copyleft).

Sin mujeres no hay democracia. Cartel de la manifestación del 8 de marzo de 2016 (copyleft).

Una de las razones más importantes para transformar la realidad a una política más liderada por mujeres es darle a nuestras niñas y adolescentes referentes. Necesitamos más Adas Colau y Manuelas Carmena para que las niñas digan “Yo no quiero ser princesa, quiero ser alcaldesa”. Esta simple frase resume la necesidad de que las mujeres percibamos que la política es también nuestro espacio, y que dirigir un partido político, ser lehendakari, ministra o presidenta es también “cosa de mujeres”. Lee el resto de la entrada »

3 claves para entender cómo afectan los presupuestos del Estado a las mujeres

Por Rosa Martínez Rosa_Martínez

Nacer mujer, es uno de los factores que más condiciona la calidad de vida, las oportunidades y las decisiones de las personas, y sin embargo las políticas de igualdad de género siguen siendo las hermanas pequeñas, las segundonas, las olvidadas y las recortadas de la Política con mayúsculas.

El gobierno del PP sigue desoyendo las recomendaciones de Naciones Unidas para el restablecimiento del Ministerio de Igualdad y el aumento de los recursos destinados a las políticas de igualdad de género: el Instituto de la Mujer recibirá un 5,22% menos que en 2015 y el total del recorte en las políticas de igualdad desde 2008 supera el 50%.

Imagen del blog Sin Género de Dudas

Imagen del blog Sin Género de Dudas

Esta semana ha terminado el debate en el Congreso sobre los Presupuestos Generales del Estado, que pasan al Senado. Pero más allá de las inversiones directas en igualdad, el Manifiesto Feminista para los Presupuestos Generales del Estado 2016, deja muy claro que estos PGE van a contribuir a una mayor desigualdad.

Presentamos 3 claves para entender cómo afectan los PGE a nuestros derechos:

 

  1. Desempleo y pobreza: La reducción del 22% en la partida de prestaciones ahondará en la ya existente brecha de género. El desempleo es mayor entre las mujeres y son éstas las que más sufren la precariedad laboral (tiempo parcial y contratos más cortos), así como el empleo con pobreza. Si a esto le añadimos la reducción de financiación a los ayuntamientos que deja sin recursos a los servicios sociales de base. ¿Qué garantías tenemos de que un porcentaje muy alto de mujeres no entren en la más absoluta pobreza y con ellas sus hijos/as?
  2. Trabajo de cuidados: El hecho de que el trabajo reproductivo siga recayendo mayoritariamente en las mujeres determina el nivel de ocupación y tipo de empleo entre las mujeres. La suspensión de la ampliación del permiso de paternidad, la falta de dotación para escuelas infantiles o la ridícula subida de la partida de dependencia no hacen sino seguir condenando a muchas mujeres a ocupar un lugar que la cultura y la educación han definido como suyo: el hogar.
  3. Violencia: El punto más importante es obviamente el destinado a la Violencia de Género que aunque aumenta un 6,3% sigue estando por debajo de los niveles de 2009, y es claramente insuficiente para afrontar la lacra de la violencia machista. Pero la violencia de género son sólo la punta del iceberg de la violencia que sufren las mujeres en España, dentro y fuera de sus relaciones de pareja: física, psicológica, emocional, verbal… Los recortes en educación tienen una incidencia directa en la educación para la igualdad y la afectivo-sexual, que son imprescindibles para construir una imagen de las mujeres como sujetos de derechos y no sobre las que se tienen derechos.

Pobreza, invisibilidad y violencia, una terna que explica muy bien de qué hablamos cuando hablamos de desigualdad de género, y porqué los presupuestos presentados por el Partido Popular distan mucho de ni siquiera intentar solucionar. Somos la mitad de la población española, pero nuestros derechos ignorados, pisoteados y recortados, parecen no merecer los recursos del Estado.

Rosa Martínez es coportavoz de Equo 

La igualdad empieza en los partidos

Por Rosa Martínez Rosa_Martínez

¿Pueden los partidos tomarse en serio las políticas de igualdad si ni siquiera la contemplan de puertas para dentro? ¿Si a los partidos políticos no les preocupa la igualdad de género en su funcionamiento interno, podemos esperar que incluyan en su agenda la inclusión, la lucha contra la violencia de género, los derechos LGTB o el derecho a decidir? Pues difícilmente. Al menos, en el caso del partido en el Gobierno el recorte en las políticas de igualdad durante la legislatura ratifica la nota otorgada por un informe editado por la Fundación Equo que valoraba cómo los partidos incorporaban temas de igualdad en los estatutos que rigen su funcionamiento.

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Las diputadas representan el 36% de los escaños en el Congreso. Imagen: Congreso.es

 

El informe, que hace un repaso a la igualdad formal de 7 partidos políticos de ámbito nacional a través de estatutos y otros documentos formales, nos deja datos curiosos y también un tanto descorazonadores. Especialmente si echamos un vistazo a los actos y discursos que los distintos partidos han hecho la semana pasada por el 8 de marzo. Hay palabras que chirrían, y mucho, en boca de quienes han recortado los derechos de las mujeres o de quienes no tienen propuestas para acercarnos a una sociedad más igualitaria.

Fuimos muchas, y muchos, los que nos llevamos las manos a la cabeza cuando se nombró el gobierno griego (formado exclusivamente por hombres), pero pronto se alzaron las voces que se oponían a esta crítica, diciendo que tienen que ser los mejores quienes ocupen los puestos. Entonces ¿Ninguna mujer griega está preparada?, no lo creo. Y es que el rechazo a las medidas encaminadas a reducir la desigualdad de género es especialmente activo y virulento cuando se trata de la participación política de las mujeres. Sin embargo, no podremos hablar de verdadera democracia mientras la mitad de la población esté infra-representada.

¿Qué pasaría si la ley de igualdad no obligase a los partidos a presentar listas paritarias? Hasta que ésta se aprobó en 2007 ningún partido recogía este requisito en sus estatutos, ni en otros documentos, y por supuesto ninguno lo cumplía. Parece entonces que es a golpe de ley y de letra como los partidos van incorporando la igualdad. Una igualdad, que según los resultados del informe, podríamos llamar de lo “políticamente correcto”: los partidos mencionan explícitamente igualdad y tienen áreas específicas de trabajo pero, por ejemplo, o bien sus órganos de gobierno no son paritarios, o se limitan a cumplir escrupulosamente con la ley en cuestión de listas paritarias.

Puede haber a quien esto le parezca irrelevante y hasta innecesario, pero los partidos políticos, son una de las principales herramientas de participación política, y prácticamente hasta hoy la única vía de acceso al poder institucional, y tienen el deber de comprometerse con la igualdad de género. Y no sólo hablamos de sus programas electorales y de sus propuestas políticas, sino de su manera de funcionar. En EQUO la paridad es un principio irrenunciable tanto en sus órganos de gobiernos y su sistema de coportavocías, como en las listas electorales con sistema cremallera. Y aunque nos queda mucho camino, las bases ya están aseguradas.

Trabajar por unas organizaciones más igualitarias debería ser una prioridad; y si no parte de su propia voluntad, la legislación debería contemplar la obligatoriedad de cumplir ciertos criterios para recibir subvenciones públicas. Pero esto claro, depende de la voluntad de los partidos políticos que ahora se benefician del sistema.

Se necesita una gran altura de miras y un gran sentido de la justicia para renunciar voluntariamente a los privilegios derivados del sistema. ¿Lo tienen los hombres que mayoritariamente dirigen y conforman nuestros partidos políticos?

Rosa Martínez es coportavoz de Equo