Ana Iturgaiz: «Las sensaciones de los lugares no se encuentran fácilmente en Google Maps»

Ana Iturgaiz, graduada en Historia y profesional del mundo de los archivos, ya era conocida por sus novelas románticas de corte histórico y en este 2018 ha decidido reivindicarse como autora de novela histórica con todas las letras. Y lo hace con una meritoria novela La mirada de la ausencia (Roca Editorial), una poderosa historia de amor situada en el sitio carlista de Bilbao en 1874.

¿Por qué decidió embarcarse en aquel suceso histórico?

Ya había escrito dos novelas históricas y quería cambiar de época. Y quería escribir sobre sitios que conozco, porque las sensaciones no se encuentran fácilmente en Google Maps. El tema de los carlistas lo tengo muy pegado a la familia, mi padre es de Navarra, de la zona de Estella, que fue una zona muy carlista. En las primeras elecciones democráticas en el pueblo de mi padre las ganó el partido carlista. Además, yo estudié Historia y recordaba que se daba muy bien los romanos y muy, muy mal los siglos XIX y XX. Quería aprovechar y también descubrir yo cosas nuevas.

Era una época de muchos cambios…

Sí, y me coincidía muy bien. En ese momento arrancaba la industrialización de Bilbao. Era un cambio económico que dio pie a grandes cambios sociales. La guerra carlista tenía algo de eso, era una reacción contra aquello: los liberales iban hacia la industrialización y el negocio; los carlistas se mostraban apegados a la tierra.

En ese progreso también está la fotografía, fundamental en tu historia…

He hecho trampas: trabajo en un centro de Patrimonio y he estado muchos años trabajando en la fototeca. Así que preparar todo ese mundo lo tuve muy mano. En aquella época no se publicaban todavía fotografías en prensa, porque eran muy caras. Pero yo aposté por construir un reportero adelantado a su tiempo, porque ya había casos reales como los de la guerra de Crimea.

¿Y las postales eróticas que salen en su novela?

Sí, también existían, desde principios del siglo XIX. De hecho yo tengo una comprada en el Rastro, fechada en 1802.

Sus protagonistas, liberales y carlistas, discuten de política en varios momentos. No resultan para nada extrañas al lector de hoy.

Sí. Fíjate que gran parte de esas discusiones las saqué de un blog que recoge la narración completa y real de un vecino de Bilbao que vivió el asedio y dejó escritas sus vivencias. De ahí saco hasta los insultos que se dedican unos y otros. Eran y somos así.

¿Cómo trabajó la relación de amor entre sus protagonistas para que resultara creíble para la época y cercana para el lector?

Son dos personas. Él es algo más moderno, se ha quitado el lastre y el peso de la familia y es un chico de ciudad. Ha evolucionado más que ella, Inés, que está más apegada  la tierra y la familia.

Siempre pienso que a los escritores españoles les cuesta ir al siglo XIX por la competencia que suponen Galdós y Baroja, ¿coincide?

No me lo había planteado. Si lo hubiera pensado así, igual no había escrito esta novela (se ríe). Yo pensé en probar, en hacer algo nuevo. Ya había probado la Edad Media y quería algo más moderno.

Aún así, sigue siendo una época muy desconocida…

Sí, y es curioso porque la gran literatura española bebe del XIX. Pero la Guerra Civil se ha comido muchos recursos en ese sentido. Hablando con un chico de cuyo blog saqué mucha información militar, le pregunté porque estaba tan olvidado y me decía que la tragedia de la Guerra Civil estaba tan cerca que había tapado todo lo anterior.

Siendo historiadora de formación se tomará muy en serio el tema de las licencias…

Me tomo pocas licencias, tengo poca imaginación. Busco hacerlo lo más real posible. La historia tiene suficiente interés como para incorporarlo. Si me tomo licencias alguna vez, son por puro desconocimiento.

¿Siente responsabilidad por lo que puedan aprender sus lectores?

No me siento responsable, pero sí me gusta pensar que la gente pueda aprender con mi trabajo. Aprovecho las novelas para retomar esa carrera-hobby que hice. Aprovecho para aprender. Soy libre para estudiar y para ambientar novelas en las épocas en las que me apetece indagar.

¿Le molesta que por ser una novela escrita por una mujer con tema de amor, te clasifiquen como romántica?

Sí, porque yo no me fijo en el autor o el género. Me fastidia porque llegas a menos gente. Pero he hablado de este tema con los editores, ellos piensa que si la etiquetan llegas al público objetivo, pero no sé si en mi caso funciona así. El público sí que funciona por etiquetas. Es todo muy sectario.

¡Buenas lecturas!

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