Espartanos, las Termópilas y Frank Miller: ‘300’ o cómo mitificar aún más un mito

Por Pablo Lozano es director del Festival Internacional de Cómic Europeo (en Facebook,  Twitter e Instagram) y colaborador especializado en cómic histórico en XX Siglos. Le podéis seguir en Twitter, Facebook e Instagram, y escuchar en el podcast de cómic La buhardilla de Venger.

Este artículo, queridos lectores, va dedicado a nuestro amigo David Yagüe. Desde que iniciamos esta sección comiquera histórica hay un título que me ha recordado en multitud de ocasiones y del cual me sugiere que escriba algo. Es sobre el conocido cómic 300. Un cómic que la mayoría del público es capaz de nombrar pero que estoy seguro que no todos han leído.

Lo que sí está claro es que la mayoría de las personas han visto la película que realizó el director estadounidense Zack Snyder en 2007. Una película que se basa en el cómic pero que tiene algunas diferencias con el mismo y que también aprovecharé en este artículo para comentarlas al final de mi reflexión.

Lo difícil de este artículo era intentar ser original, ya que mucho se ha escrito y hablado sobre la premiada obra del dibujante, guionista y director Frank Miller y su ex mujer Lynn Varley, que fue la encargada de darle color a la obra. ¿Verdad que no pensabais que hubiera una mujer involucrada en la obra?

El origen de 300

Uno se podría preguntar, en primer lugar, que llevó al autor a querer escribir esta historia.

Si repasamos su obra antes y después de 300, no encontramos ningún cómic con un contexto histórico importante. Básicamente su bibliografía se compone, principalmente, de cómics de superhéroes como Batman, Daredevil, Elektra u obras con personajes propios como Sin City. Esta obra no representa para sus seguidores un hito en su carrera por mucho que se hable de la misma.

El propio Frank Miller contaba en una entrevista a los medios  que “tenía cinco años cuando vi una película de 1963 que me inspiró profundamente. Era El León de Esparta, con Richard Egan como protagonista. Era una película grandiosa para un chaval de cinco años; la historia de los espartanos y su sacrificio me impresionó para toda la vida”. Si echáis un vistazo a la película del director Rudolph Maté veréis que es como una especie de péplum con pretensión de gran súper producción. Aunque probablemente la parte final de la película inspirase algunas cosas de las que veríamos en el cómic.

Después de quedar marcado por la película, el propio Miller comenta que esta historia se convirtió en un proyecto que siempre tendría en mente hasta que vio el momento idóneo para llevarla a cabo. Como el mismo dijo, “ni siquiera empecé a prepararme para hacerlo hasta que no hube visitado el campo de batalla en Grecia. Entonces empezó un intenso periodo de investigación, porque nunca había intentado nada parecido. Me resultó muy difícil”.

Evidentemente tuvo que ser muy complicado para él debido al cambio de género tan brusco. Es verdad que en la lectura de la obra podemos observar que existió alguna labor de búsqueda de información por las referencias que hace a elementos de la cultura espartana como la festividad de las Carneas o cuando se refiere a la agoge espartana.

Lo que desde luego ya no refleja adecuadamente y llena de fantasía es todo el tema de la vestimenta, el armamento… aquí Miller se permite todas las licencias habidas y por haber. Convirtiendo a los 300 guerreros en copias de Superman a falta de las mallas pertinentes y alejándolos totalmente de lógica alguna. ¿O es que eso de ir desnudo a la batalla os parece algo normal?

De los persas, la imagen que traslada en el cómic, mejor ni hablamos. Creo que solamente haciendo mención a Jerjes y su representación cercana a la de una drag-queen dejaría todo dicho en un juicio.

Aunque en defensa del autor siempre hay que decir que esto es un cómic y que puede ser todo lo creativo que uno quiera. Lo que desde luego no se puede permitir este hombre decir es que existió un “intenso” período de investigación como tal, ya que en muchos casos el rigor es totalmente inexistente o deforma de tal manera la información histórica que de haberla buscado o no, da lo mismo, como se puede observar en el caso, por ejemplo, de cómo representa las partes del oráculo y los éforos.

Pero no os alarméis queridos lectores. Mi misión en estos párrafos no es hacer una crítica feroz e inmisericorde de la obra.

También otra pregunta que me surgió pensando en la obra es ¿qué quería contarnos Frank Miller?

Está claro que el eje principal de la narración es la Batalla de las Termópilas que tuvo lugar en el año 480 a.C. durante la Segunda Guerra Médica. Pero viendo entrevistas antiguas suyas en televisión el autor nos explica algunos aspectos interesantes de su visión.

Nos cuenta que él escribió la historia solo y exclusivamente desde la mirada de los espartanos y dándole forma como si fuera un relato contado alrededor de una hoguera. De hecho en todo momento la voz del narrador así nos lo trasmite y para ello está y utiliza el personaje de Dilios. Nos cuenta una historia entre guerreros que pretende alzar y subrayar los valores y el coraje de los soldados espartanos antes y durante la confrontación.

A esto le intenta dar un toque de actualidad convirtiéndolo en una especie de conflicto entre Oriente y Occidente. Marcando este hecho como un punto de inflexión y una lucha por la libertad. Aunque no tengo yo tan claro que Leónidas y los espartanos tuvieran esto como motivaciones principales en la época.

El director Zack Snyder dice que lo grandioso de esta obra es como Miller toma una historia que ha sido mitificada durante siglos y la mitifica aún más.

Y la verdad es que esto es así, porque la imagen que actualmente ha calado en la mayoría de la gente y sobre todo la juventud es que la batalla solamente la libraron los 300 espartanos sin ayuda de nadie. Aunque sabemos por las fuentes que probablemente junto a ellos estaban 700 tespios, 400 tebanos y posiblemente algunos cientos de soldados griegos más, la mayoría de los cuales cayeron en los combates.

Os recomiendo si queréis conocer más a fondo la batalla de una forma amena, no dejéis de leer la novela histórica Las puertas de fuego, de Steven Pressfield.

A pesar de todo hay que reconocer que la presentación, formato y estética del cómic es fantástico. Se hace notar ya que de entrada cuando lo colocas en la estantería siempre sobresale de los demás. Visualmente y la labor en el color de Lynn Varley es sobresaliente. Aunque de la pobre no se habla nunca y eso que recibió varios premios por este trabajo.

Todo ello unido a una estupenda narración y a diálogos brillantes hace que siempre merezca la pena volver a releer esta obra. Aunque, desde luego, nunca la recomendaría para aquellos que quisieran conocer solo y exclusivamente la parte histórica de los acontecimientos.

Pero si te consideras un amante de los cómics, debería estar sin duda en cualquier comiteca que se precie.

La película

Creo que comentar el cómic y no hacer mención de la película, aunque sea de manera somera, es un error.

Desde mi punto de vista la película realizada por Zack Snyder mejora la obra de Frank Miller, respetando en todo momento la estética, ambientación y detalles como los diálogos de la obra original.

Realmente, como espectador, te sientes igual que si estuvieras leyendo el cómic. Aunque hay que avisar que existen algunas diferencias entre ambos productos.

En primer lugar, la película, por formato y duración, explica mucho mejor ciertas circunstancias y aspectos de la historia. La información es más completa y clara en muchos casos.

En el celuloide también se añade una subtrama inexistente en la obra original que es los acontecimientos que están ocurriendo en Esparta mientras se produce la batalla. Aquí desarrollan a personajes como Gorgo (esposa de Leónidas) o Theron (conspirador e intrigante). Personalmente, creo que no aporta mucho y que seguramente se añadiera para poder meter algún personaje femenino relevante. Cosa que en el cómic es inexistente.

También la película añade elementos sobrenaturales y personajes cuasi mágicos como son los inmortales (guardia personal de Jerjes) que aparecen en la película con colmillos y siendo prácticamente monstruos, o algunos fantásticos, como el verdugo, o animales salvajes. Tampoco lo veía necesario y no entiendo que se pretendía con esto. Da la sensación de que el director se hubiera quedado con ganas de hacer una película de El señor de los anillos.

Por lo demás, podríamos casi afirmar que la película respeta 100% la obra de Frank Miller y que además provocó una popularidad que marcó un antes y un después en su vida. Cosa que no logró anteriormente con otra adaptación de un cómic suyo a la pantalla que fue The Spirit.

Espero que estas palabras os hayan ayudado a descubrir alguna cosa interesante o a plantearos vuestra opinión sobre esta obra. ¿Sois de 300 o no?

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1 comentario

  1. Dice ser Caradoc

    Partiendo de que solo he visto la película, me ceñiré a ella… No soy nada de 300. Me pareció totalmente amarillista en su aproximación a la historia: los excesos de los persas, los sacerdotes pedofilos del Oráculo… Lo peor es que la popularidad de la cinta ha hecho que muchos crean que es una recreación fiel no ya del cómic, sino de la historia de Grecia. Y por último, despide un olor a ranciedad ideológica y honofobia, mezclada con una adoración excesiva por los hombres hipermusculados y varoniles, lo cual lleva a sentir que el director está viviendo una contradicción interna; dicho pronto y mal, es una película que no se sabe si es profundamente homófoba, profundamente homoerótica, o ambas.

    27 enero 2022 | 16:17

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