Sables láser y viñetas para enseñar historia del arte

Una página de Historia del Arte en Cómic. El Mundo Clásico (PEDRO CIFUENTES / DESPERTA FERRO)

Los de la «la letra con sangre entra» y «la historia y el arte son dos aburridos tochos», tienen cada vez menos motivos para decirlo. Y desde este 2019, menos aún. Un profesor de secundaria con habilidad para el cómic, Pedro Cifuentes, tiene parte de culpa. Tras un proyecto nacido a través del crowfunding (que arrasó, tras ser rechazados por varias editoriales), la editorial Desperta Ferro se interesó por Historia del Arte en Cómic y lo ha reeditado con gran éxito. Tras este primer volumen, dedicado al mundo clásico, Cifuentes y la editorial ya trabajan en el segundo, que llegará este otoño-invierno, dedicado al mundo medieval. Si todo va bien, serán seis volúmenes.

Lo cierto es que este primer volumen, pensado principalmente para estudiantes de primero y segundo de ESO pero disfrutable por muchas más edades, es una delicia: a través de un profe guay (con perro y sable láser) y su curiosa pandilla de estudiantes, el lector irá descubriendo las claves e imágenes del arte de la antigüedad con un tonto didáctico pero divertido y muy muy visual.

«Utilizo el tebeo como recurso didáctico en clase desde que empecé hace diez años«, me cuenta Cifuentes, profesor de un instituto en Castellón y premio Premio Nacional de Educación para el Desarrollo 2010. «Quería aplicar lo que hago en el aula en un cómic y pensé en la Historia del Arte: hay una laguna muy grande en esta materia porque se da muy rápido en la ESO». Explica este profesor que tiene comprobado que este formato «les gusta a los chavales».

«Enseñar es moverte en arenas movedizas, pero si lo piensas, para los chicos y chicas de hoy el 80% de los estímulos son visuales», asegura Cifuentes, «con el cómic te apoyas en lo visual, pero frenas el ritmo de las pantallas».

Este docente que repasa casi todo el arte romano y griego en 90 páginas asegura que tuvo que «acotar mucho»: «Trazo las líneas maestras, pero al final me centro en el patrimonio grecolatino que tenemos en la península, porque creo que a los alumnos hay que entrarles así. No es que no me apetezca meterme en lo internacional, si no que quiero que valoren lo que tienen cerca, la iglesia románica que tienen al lado de casa y no han ni reparado en ella».

Cifuentes huye de los reduccionismos habituales sobre los adolescentes de hoy. «Hay gente que tiende a pensar que son vagos y malechores, pero yo veo ciertas sensibilidades en ellos de género, arte, medio ambiente, etc. en ellos. Y eso dice que algo estamos haciendo bien».

Este profesor cree que la «didáctica de las ciencias sociales no resulta atractiva para los adolescentes» y por eso «hay que despertar el interés». Por eso no se corta en usar todos los recursos a su alcance: el cómic, el humor, lo sables láser… «Todos tenemos un prurito de pensamiento visual que con la edad vamos anestesiando. Cuando somos niños dibujamos cualquier cosa y lo explicamos con eso. Luego nos llega la vergüenza, pero no, no hay que ser estupendo para esto, hay que saber comunicar».

«Hay que reivindicar las Humanidades como un eje transversal. No es tanto trabajar procedimientos, sino valores o actitudes, que ha veces se nos olvida», reclama este profesor. «En España, en la educación nos queda mucho trabajo por delante. Hemos mejorado pero queda mucho: Filosofía no está bien arbolado en Bachillerato; Historia del Arte, otro tanto…»

Me despido de este profesor creyente en su forma y fondo. Su apuesta es el cómic y creo que conseguirá convencer y enseñar a más de uno de que el arte no es solo hermoso, sino también apasionante. «Con el cómic puedes contar cosas únicas», afirma, «hay que probar todas sus capacidades, en este campo está todo por explorar».

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