Ricardo Martín de la Guardia: «Los europeos deberíamos mirar la caída del Muro de Berlín como una llamada a la conciencia»

Cruzando hacia Berlín Oeste en 1989 (Bundesarchiv, Bild 183-1990-0221-027 / Hirschberger, Ralph)

2019. Este 9 de noviembre se cumplirán treinta años de la caída del Muro de Berlín. Un hecho grabado a fuego en las memorias de quienes lo vivieron (y de muchos de los que no) gracias a esas impactantes imágenes de televisión donde se ve al pueblo berlinés demoliendo a mazazos aquel símbolo de división.

Ante este crucial aniversario, hito para la historia europea y mundial, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid, Ricardo Martín de la Guardia, ha publicado La caída del Muro de Berlín. El final de la Guerra Fría y el auge de un nuevo mundo (Esfera de los Libros, 2019). Un libro analítico y completo que repasa los procesos que llevaron a la caída de la antinatural división de la capital germana y los que provocó posteriormente: el punto final de la Guerra Fría, la unificación alemana, el triunfo de la Unión Europea, etc.

Una lectura que se antoja precisa y recomendable, ante la cita electoral europea de este domingo y los tiempos turbulentos que vive el continente.

¿Cómo deberíamos los europeos recordar la caída del Muro de Berlín tras treinta años?

Como uno de los hitos de la historia de Alemania, Europa y el mundo. El muro era un signo de la división entre dos mundos y dos Europas irreconciliables. Y su caída supuso una apertura a la libertad y la reconciliación, no solo de los alemanes. Se abrió una puerta al diálogo y a la negociación, palabras que hoy parecen manidas y gastadas, pero que entonces y hoy tienen mucho sentido. Ante las próximas elecciones europeas, que parecen inquietantes, deberíamos mirar a la caída del muro como una llamada a la conciencia: los europeos, ante situaciones difíciles, como la de entonces, demostramos que la sociedad y la historia es abierta frente a los muros que algunos quieren levantar.

Y personalmente, ¿cómo recuerda aquel día?

Había acabado la carrera de historia y estaba acabando Ciencias Políticas. Había estado en Berlín en 1987, con la ciudad dividida y compitiendo por celebrar el 750 aniversario de su fundación. Ya me interesaba la historia de Alemania, así que lo seguí todo por prensa y televisión. Fue un enorme impacto poder verlo minuto a minuto, ser testigo de un hecho tan inesperado.

Todos tenemos en mente las imágenes en televisión del pueblo de Berlín demoliendo el muro, pero también hubo movimientos políticos, más silenciosos, menos vistosos, que conllevaron a eso…

Las imágenes llenan la retina, es cierto, pero hay que pensar que durante los años 80 la oposición alemana fue saliendo a las calles y presionando. Y ello a pesar, de que la República Democrática Alemana había decidido no seguir el sendero de Gorbachov, apostaba por viejos postulados marxistas y leninistas y les reprimía. También tenían, muy cerca, a la República Federal que les servía como una aspiración. Tras las imágenes impactantes hubo un movimiento social y política, que fue apoyado por la República Federal y las, por entonces, Comunidades Europeas que serían un actor importante en ese proceso.

Alemania hizo un esfuerzo tremendo por igualar sus dos partes, ¿por qué los europeos parece que no hemos sido capaces de usar ese modelo para vencer las desigualdades entre la Europa del sur y la del norte?

Lo de Alemania fue inevitable. Se hizo un esfuerzo muy grande porque la RFA vivía un momento económico boyante y la RDA no, porque los intentos reformistas no habían servido para modernizar su economía. Las previsiones fallaron, porque la realidad que se encontraron tras la unificación era mucho peor de lo esperado. Sin el gran momento de la República Federal y sin el apoyo de la CE no habría sido posible ir equilibrando los salarios, las pensiones, la educación, la sanidad… Exigió mucho tiempo y dinero, incluso las diferencias perviven hasta hoy, que en Alemania incluso se ve en la forma de votar.

Pero finalmente fue exitoso…

Con matices, claro, pero fue exitoso, a pesar de que haya ideologías extremistas o nostálgicas hoy que digan lo contrario. Hubo integración social, pero también perjudicados como los pensionistas.

¿Y sirve para ejemplo hoy para esas diferencias entre las distintos países de la UE?

Hay cierta tendencia a la convergencia, teniendo en cuenta la crisis que empezó en 2007. Pero no hay que achacar tanto esas diferencias a las políticas comunitarias como a las nacionales. El caso de Grecia es claro: hubo falseamiento de cuentas, políticas erráticas… La UE es una unión de socios que se fían, y si eso falla… Piensa en Italia, con sus grandes diferencias entre sus zonas norte y sur que las políticas comunitarias han tratado de mitigar. Sí, hay que hacer críticas necesarias y serias  la UE, pero en algunos casos tienen más que ver con el discurso de los partidos populistas, que calan en la sociedad, que con la realidad.

Estamos en un momento extraño de la diplomacia internacional, que a algunos les parece recordar a la  Guerra Fría…

Inevitablemente, los historiadores tendemos a hacer comparaciones. Puede haber parecidos entre la Guerra Fría y el actual clima entre EE UU y la Federación Rusa, pero el contexto  y los actores son muy diferentes. Hay otras potencias como China, está el mundo árabe… En cualquier sistema internacional el enfrentamiento es inevitable, pero difieren en el tipo y los mecanismos que se usan.

La UE supone el gran triunfo europeo tras los grandes cataclismos que los nacionalismos exacerbados produjeron en el siglo XX. Ahora la UE se vuelve a ver cercada por movimientos nacionalistas…

Las elecciones europeas de esta semana van a ser un termómetro real de la situación. En los anteriores comicios la ultraderecha creció mucho en países como Francia, Inglaterra, Dinamarca y en los antiguos países comunistas. Esos movimientos políticos de carácter euroescéptico o eurófobo tienen, paradójicamente, mucha relevancia en países muy beneficiados por las ayudas y fondos comunitarios. Es peligroso el retorno a esas ideas de soberanía, de fronteras, contra la migración, que nos devuelven a lo peor de los años 20 y 30. Pero creo que la UE tiene mecanismos para responder. Creo que esos partidos tendrán una representación importante, pero también pienso que los grupos europeístas -liberales, socialistas, populares…- tendrán la mayoría. Creo que esas opciones se estancarán y surgirá una reacción contraria a ellos que reafirmará a los partidos europeístas.

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2 comentarios

  1. Dice ser ignotis parentibus

    Tonterías. casi el 100% ni sabe que hubo un muro y menos aún dónde estaba. La libertad guiando al pueblo una llamada a la conciencia”? el Guernica una llamada a la conciencia”?

    21 mayo 2019 | 14:38

  2. Dice ser Horatio

    Si machote, como si fuéramos nosotros quiénes lo levantamos tras la segunda guerra mundial, fueron tus amiguitos rojos!

    21 mayo 2019 | 16:20

Los comentarios están cerrados.