‘Múnich’, de Robert Harris: un thriller político sobre los funcionarios que moldearon la historia

Mussolini, HItler, su intérprete y Chamberlain en la cumbre de Múnich, 1938. (BUNDESARCHIV / WIKIMEDIA)

A un best seller, a uno de los reyes del thriller (incluyendo ahí al buen thriller histórico) como Robert Harris es difícil juzgarlo. Su última novela Múnich (Grijalbo, 2018) no ha sido una de sus grandes novelas. No es comparable a Patria, la trilogía sobre Cicerón o El poder en la sombra. No es, tampoco, su mejor intriga, sin duda. Pero quizás a cambio, Harris nos ofrezca esta ocasión una muy interesante visión de un hecho histórico singular.

Buen conocedor de los entresijos del poder -fue periodista político- el escritor británico nos adentra en la famosa cumbre de Múnich donde los primeros ministros británicos -Chamberlain- y francés -Daladier- tuvieron que lidiar con Hitler y Mussolini sobre la anexión germana de los Sudetes en Checoslovaquia. Para muchos, fue una bajada de pantalones aliada. Para otros, entre los que parece estar Harris, fue una muestra de sabiduría de Chamberlain que retrasó el inicio de la Segunda Guerra Mundial durante dos años, y dio tiempo a Reino Unido a prepararse. Una jugada inteligente que buscaba una paz, cada vez más inviable. Una visión interesante, menos habitual (aunque hace unos meses el historiador James Holland también apoyaba una postura parecida en este blog).

Más allá de la posición histórica-política, Harris plantea con fluidez y tensión narrativa los entresijos de una cumbre política y diplomática. Sin renunciar a juegos de espías, en Múnich vemos cómo hablan y dan la cara los grandes líderes y hacen los verdaderos tratados, llenos de matices y contenido, los diplomáticos y asesores ocultos tras ellos.

Otro de los aciertos de este habilidoso escritor es poner a dos personajes, uno alemán y otro británico, amigos de la universidad y con objetivos contrarios, pero ambos siendo ‘buenos’, ‘heróicos’ y cien por cien comprensibles. Tanto el inglés Hugh Legat, estrella en ascenso en Downing Street, como el miembro del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y activo resistente anti nazi, Paul Hartman, resultan creíbles y comprensibles. Es un acierto que da una tensión muy especial a una novela donde hay menos acción y giros sorprendentes que en otras intrigas más celebradas del autor. No son espías, ni militares, ni épicos agentes, son hombres grises, burócratas, enfrentados a las decisiones que cambian el mundo, guiados por lo práctico y por los ideales.

Múnich no pasará a los anales como la mejor o más exitosa novela de Harris, pero logra recrear un momento histórico con una fuerte sensación de verosimilitud y evoca en el lector contemporáneo dudas y debates sobre lo ocurrido en la historia. Qué difícil es hacer eso bien.

Y vosotros, ¿la habéis leído? ¿qué opinión os merece?

¡Buenas lecturas!

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