Teo Palacios: «No quiero decir al lector qué ha pasado, sino que pueda elegir su versión»

Teo Palacios

Teo Palacios se marcó el pasado año uno de las novelas históricas más originales del curso: La boca del diablo (Edhasa, 2018), de la que ya os hablé. Una intriga con tintes de terror demoníaco sobre una investigación de la Inquisición en el Casarrubios del Monte (Toledo) bajo el reinado de Felipe II. Hay suspense, terror y ambigüedad en La boca del diablo suficientes para hacer pasar un buen-mal rato a los lectores.

Palacios asegura que el caso de la novela «no se basa en un hecho real ocurrido» en esa localidad toledana, pero sí en uno real «bastante famoso del que se acabó haciendo una obra de teatro» y que le sirvió de «guía».

Si la historia real no ocurrió allí, ¿por qué eligió Casarrubios?

Porque, según la Iglesia Católica, para que hubiera un caso de posesión de demoníaca tenía que haber una pérdida de fe. Y en eso en la España de la época era complicado. Así que busqué iglesias que tardarán mucho en construirse y no se llegaran a concluir y romerías que se abandonaban como pistas. Encontré los elementos en Casarrubios, era lo que buscaba. Además, en la época era una localidad muy importante y grande, con 3.000 habitantes, y cerca de Madrid, a un día o dos por el Camino Real a Portugal.

En esta obra mezcla varios géneros, incluido el terror, que no es para nada algo demasiado usado en España…

Me apasionan las historias de terror y de posesiones, no tanto las de tipo Halloween o Viernes 13. Tenía muchas ganas de escribir algo así, porque acabas queriendo crear lo que te gusta leer y ver, pero me costó mucho encontrar el cómo y en qué época hacerlo. Pasé seis o siete años con la idea de hacer una novela histórica con parámetros de terror. Y no lo lograba saber cómo, hasta que vi en el cine Líbranos del Mal. Salí del cine con la idea clara de que quería hacer y en qué marco histórico tenía que hacerlo. Tenía el Siglo de Oro en la cabeza porque en esa época todo esto de la brujería estaba en la calle. La celestina era un bruja, Cervantes trató el tema… estaba ahí y no lo puedes obviar. No es un tema habitual en la novela histórica española, aunque en el mundo anglosajón sí que hay algunas más. Que yo sepa en España no se había hecho.

Estableces un juego entre el lector y los tres puntos de vista de los protagonistas (el inquisidor fanático, el racional y el soldado)…

No quiero decirle al lector qué ha pasado. En la novela hay dos explicaciones claras y una intermedia. Yo intento dejar al lector con la pregunta: y tú, ¿con cuál te quedas?

También hay algo muy actual en la historia, como las fake news

Esas cosas no podemos verlas desde la mentalidad de hoy, sino la de entonces. Si alguien era denunciado por brujería, el pueblo se echaba a temblar. A nadie le interesaba tener a una bruja o un brujo en el pueblo. Además, ellos creían de verdad en todo aquello. En la Europa de aquella época se escribieron infinidad de libros sobre demonología y demonolatría, el culto al diablo. Había libros con millones de nombres de demonios diferentes. Eso crea un caldo de cultivo en una población analfabeta, de borregos guiados por nobles y curas. Se tenían que montar revuelos importantes, circularían los rumores y los bulos y la gente se pondría nerviosa.

Una parte de la historia tiene que ver con la Armada Invencible, ¿por qué?

Porque hablar de 1588 sin hablar de la Gran Armada era imposible. Quería que Juan Lobo, el soldado, tuviera un trauma, ¿y qué mejor trauma podía tener un militar de la época que el trauma nacional del momento? Además, quería rescatar a un personaje importante de la historia y de otra novela mía, El trono de barro, Baltasar de Zúñiga: un personaje algo olvidado, pero que fue el tío del Conde Duque de Olivares, verdadero motor de la caída del Duque de Lerma y quien llevó la noticia del desastre de la armada a Felipe II.

¿Y el gancho que deja al final?

Si gusta, haremos más. No lo había hecho nunca antes y en las dos últimas, esta y Muerte y cenizas, lo he hecho por primera vez porque creo que sus protagonistas y sus épocas dan mucho juego.

Ha dado un giro en sus trayectoria desde la novela histórica más tradicional hasta esta más mestiza, ¿qué prefiere?

Me lo paso pipa escribiendo este tipo de novelas, pero me gusta más las tradicionales. La idea es, como mínimo, ir alternando, Ahora estoy envuelto en otra novela histórica más clásica.

¡Buenas lecturas!

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