Alfredo Alvar: «Los errores de Felipe IV se debieron a malos cálculos, no a frivolidades»

Retrato de Felipe IV (Diego Velázquez)

Alfredo Alvar (Granada, 1960), doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en los Siglos de Oro, ha escrito uno de los libros de historia del año: la monumental biografía Felipe IV. El Grande (Esfera de los Libros, 2018), que va por su segunda edición. Una gran obra no solo en trabajo y rigor monumental, sino en ambición: la de romper mitos ampliamente extendidos. Porque el rey que muchos conocíamos como «pasmado» o «Austria menor» cambia en las páginas de Alvar…

«Lo que hace falta es que la historia la escribamos los historiadores y las cosas se ponen en su sitio«, explica con mucho sentido del humor este especialista. «Cuando la historia se hace sobre documentos variados, archivos privados y del Estado, el producto sale diferente a cuando la escribes con imaginación y algo de ingenio», afirma y recuerda que la historia tradicional sobre Felipe IV se habían basado en las cartas de los jesuitas y el epistolario de sor María de Agreda, que «generó una historia muy subjetiva». Y sobre «esa creación se ha seguido haciendo creación, hasta libros entretenidos, pero de una frivolidad terrible como El rey pasmado», de Torrente Ballester.

¿Y el Felipe IV que aparece en la serie Alatriste de Pérez-Reverte?

No quiero opinar sobre novelas. Hablo de historia. Cada uno a lo suyo y cada uno sabiendo cuáles son sus limitaciones.

Quizá no sea tanto la culpa de novelistas y creadores, sino de los especialistas que no han sabido abrir sus conocimiento al gran público…

Por supuesto, pero del mismo modo el novelista sabe la capacidad de manipulación que tiene. Estoy haciendo amigos, ¿eh? (se ríe) Lucho sin descanso por la recuperación de la dignidad y el respeto social a los historiadores. Que ya está bien.

«Animo a todos los historiadores a saltar a la arena de la divulgación»

Pero coincide en que a los historiadores les ha faltado apertura…

Completamente. En muchas ocasiones, con matices, los historiadores han creído que escribían temas importantes y pensaban que si no llegaban al público era culpa del público. Yo creo que es un trabajo maravilloso de creación usar un discurso cuando me dirijo a mis colegas y otra, diferente en forma, pero no en el contenido, ni el método, cuando escribo y hablo para el público general. Quiero animar a la gente a que salte a la arena de la divulgación científica, no a la perversión frívola. Quiero historia narrada, no novela. En donde el escritor-historiador se deleite con la obra que hace, que en este caso es un libro de historia. Del mismo modo, que espero que se deleite con una conferencia y que no suelte un rollo que nadie aguante. En España hay una demanda de conocimiento historicista asombrosa. Pero, ¿quién escribe historia de España? Periodistas y novelistas, y los historiadores se lamentan de lo mal que lo hacen. Pues oiga, haber saltado a la arena, haber metido la cabeza en una serie de televisión con millones de espectadores. Hay muchos colegas que están de acuerdo conmigo. Es necesario que a los historiadores se nos respete nuestro espacio, pero también es igualmente necesario que lo ocupemos, que lo invadamos con gusto. Saber historia no está mal, pero saber historia, no anécdotas para participar en un concurso.

¿El problema con la figura de Felipe VI es solo metodológico?

De Felipe IV no se había escrito ninguna biografía desde su nacimiento hasta su muerte. A este monarca le había ensombrecido la acción de Gobierno de el Conde Duque de Olivares y parece que cuando muere éste, muere el rey y su reinado. Pero luego hay otros 22 años de gobierno del rey. Tampoco conocíamos las biografías de los grandes presidentes de los consejos reales de aquel siglo, nos falta conocimiento. Así que empecé a entender como aquel rey ‘pasmado’, gobernaba un imperio que llegaba hasta Filipinas, que tenía una amplísima formación cultura, que trababa con Rubens y Velázquez y escribió páginas brillantes sobre teoría de la historia o sobre el buen gobierno… Son tantísimas cosas las que nos hacen pensar que no era tonto. Luego, otra parte, es que sufrió depresión: se le murieron hijos, una esposa, su madre cuando tiene diez y el padre cuando tiene 16. Tuvo una vida muy complicada. Los españoles nos hemos quedado con las estupideces de si era un mujeriego. Felipe IV tuvo una vida complicada, llena de errores y responsabilidades en las malas decisiones que se tomaron en aquel tiempo, pero estoy convencido de que esos errores se debieron a cálculos mal hechos, no a frivolidades. He querido centrarme también en las opiniones del rey sobre lo que ocurría. Hizo varias introspecciones de sí mismo en varias ocasiones. La primera, con 29 años, cuando hace testamento. Después miles de anotaciones, fue un rey que escribió. Me interesaba ver cómo vivió, cómo sufrió y cómo reinó.

«La monarquía más poderosa era la de Felipe IV y todos iban contra él»

También vivió un panorama internacional terrible: la Guerra de los Treinta Años

Mire no quiero hacerle un botafumeiro, pero la monarquía más poderosa del momento era la suya y todos iban contra él. No había hombres suficientes para apagar tantos fuegos ni recursos para guerras tan costosas. Declarar la guerra a Francia no parecía un gran riesgo, pero luego se levanta Cataluña. Todo se desmorona en 1640, cuando, con las finanzas destrozadas, se recurre a banqueros judeo portugueses y no fue bien. Bueno, ahora tenemos cátedras económicas en todas partes, así que podemos dormir tranquilos, porque no vamos a tener crisis, ¿ o no? Imagínese entonces.

¿Ha establecido una relación con él más allá de como mero objeto de estudio?

Sí y no. Cuando leo las 600 cartas entre Sor María y el rey, y las con la marquesa de Paredes, intentas entender a esas personas. Y me puedo equivocar, porque a veces lo hago conmigo mismo. Lo hago con frialdad y distancia, pero puedo confesarte que el día que yo cerré el epistolario de sor María de Agreda, tras cuatro meses leyendo y anotando a diario, cuando vi la última firma temblorosa de “yo, el rey” y que esa última carta no pudo escribirla porque no tenía fuerzas y la escribió un secretario me emocioné. Pensé que me iba a faltar algo en mi vida. Si no fuera así, sería un monstruo.

Hay muchos paralelismos entre aquella época y la actual…

Poco se necesita decir ya, llevamos muchos años hablando de la corrupción y la del Siglo de Oro.

¿Qué podría aprender la clase política actual de Felipe IV?

El respeto a las reglas del juego. Sería suficiente. Él tenía bastante claro qué es lo que tenía que hacer y cuáles eran sus obligaciones. Estaba escrito por el propio rey.

«El museo del Prado no es una colección de cuadros, es una inmensa colección de ideas»

¿Y qué le debemos los españoles de hoy?

A la gente le gusta, supongo, pasear por el Museo del Prado, pues sin este rey no existiría. Supieron combinar su propia sensibilidad con la creación de un arte para exaltación de la monarquía pero que sirvió para recordar la mitología y otras muchas cosas. El Museo del Prado no es una colección de cuadros, es una inmensa colección de ideas. Es maravilloso y lo tenemos aquí al lado. Tenemos en Madrid tenemos un fortunón cultural, y no para los adultos, yo pienso en los niños, es en los que pienso: esto es una mina de oro para formar generaciones que no solo se ocupen hacer másteres de diversa calidad como algunos políticos. Da una rabia terrible en que se conciba el Prado con la idea de que “hay que ir a verlo”. No, para molestar, te quedas en casa y con una tableta lo ves igual o mejor. Al Museo del Prado hay que ir a zambullirse, a darse curas de humildad y de ahí pasar a respetar a los conservadores del Prado que son capaces de entender todo ese mundo. Es una pasada.

Después de este monumental trabajo, ¿cuánto le falta por saber de Felipe IV?

Fíjese, me encanta discutir y que me abran los ojos a cosas que no he sabido ver. Es parte de la vida del intelectual y del historiador: nunca se acaba de aprender. No me arrepiento de una solo página ni una línea de las 700 páginas. Y sin embargo me encanta discutir con la gente que sepa y hablar y discutir. Mi oficio es envidiable, lo sé. Me gustaría que en los colegios y los institutos se estudiara más historia, pero con el objetivo de crear intelectuales.

¿Cómo clasificaría a Felipe IV entre los reyes Austrias?

No creo la clasificación entre Austrias mayores y menores: es una desdicha destinada a humillar a unos y ensalzar a otros. Creo que fue un rey atormentado por el concepto que tuvo de las pasiones y el pasado, no se pasa toda la vida tras las mujeres, era hombre varón y rey. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. No buscaba votos, el buscaba la tranquilidad de su conciencia. Su abuelo y su bisabuelo eran Carlos y Felipe II. Tuvo mala suerte. Tenía grandes modelos y los intenta imitar, pero el no puede comprender que portugueses y catalanes se subleven.Fue muy riguroso en el cumplimiento del deber, pero vivió una existencia cargada de tristeza infinita. Si entregó a su amadísima hija, a la que no volvería a ver, al rey de Francia para que hubiera paz. No tuvo una vida envidiable.

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