Olalla García: «Hay un paralelismo claro entre lo que pasa con Internet hoy y la imprenta en tiempos de Felipe II»

¿Hay un paralelismo entre el desarrollo de la imprenta en el siglo XVI y el de Internet en la actualidad y en cómo afectó a la libertad de expresión? Olalla García (Madrid, 1973), historiadora, escritora, traductora y profesora de literatura, demuestra que sí con su sexta novela (quinta novela histórica), El taller de libros prohibidos (Ediciones B). Una espléndida ficción que sumerge al lector en el Alcalá de Henares de 1572 y lo zambulle en el mundo de la edición y venta de libros, en un momento de férreo control ideológico y religioso como era la España de Felipe II. Para ello, García elige la historia (plausible) de la viuda de un librero que decide llevar ella misma el negocio familiar y el misterio de un libro condenado.

¿Este El taller de los libros prohibidos es la novela más cercana a usted como autora?

Por varias razones: es mi primera obra ambientada en España, en Alcalá de Henares, ciudades donde he vivido y vivo, y me toca más de cerca. También es la novela que habla más de mí, de mis preocupaciones, porque habla del mundo en el que vivimos, el mundo de Internet. Vi un paralelismo con lo que pasó con el mundo de las imprentas en la España de Felipe II. Es una novela que me toca de cerca porque trata un tema que a mi me preocupa hoy: si las posibilidades de Internet justifican que se tenga que violar la libertad de expresión y vigilar lo que dice la gente.

Un debate que, a día de hoy, parece que nadie realmente tiene claro…

Parece que no. Yo, en principio, soy contraria a cualquier cosa que coarte la libertad de expresión, la gente tiene derecho a expresarse. Luego nosotros tenemos que decidir cómo nos afectan o qué hacemos con esa libertad, pero no se debe limitar. Llevamos muchos siglos de lucha por los derechos civiles y debemos mantenerlos.

Pero tenemos humoristas en el juzgado, y tuiteros, y cantantes condenados…

En determinados entornos no se permite que nadie se exprese, y menos cuando las ideas son contrarias a las que tienen la élite dominante.

En tu novela, la represión la establecen los poderes establecidos, monarquía e iglesia, y hoy tenemos un poder bicéfalo. También están las redes sociales.

Sí, las redes son un arma de doble filo. Por un lado, es un medio para expresar lo que sentimos y en lo que creemos, pero las personas que las utilizamos así abierta y sinceramente, estamos muy expuestos ante personas que se esconden bajo el anonimato y que pueden iniciar campañas de difamación o ataque contra nosotros. Por desgracia, hay mucho troll suelto.

«El mejor homenaje a las mujeres del pasado es que las protagonistas respondan a lo que realmente fueron»

¿Por qué elegir a una mujer como protagonista?

Es la primera novela mía en la que una mujer es la protagonista. Tenía ganas, pero cuando escribimos del pasado histórico, las mujeres tienen menos capacidad de maniobra. Pero aquí tenía una posibilidad: en la Alcalá de la época había mujeres que eran libreras, y se mencionan en la novela, y mujeres impresoras. De hecho, María Ramírez, la hermana de la protagonista, fue un personaje histórico y fue impresora a la muerte de su marido. Aquí había un entorno donde podía servirme para llevar las riendas de la historia, de un modo que fuera fiel a la historia real. Hubo poquitas, pero existieron.

Protagonista femenina, ¿no se está pecando de, por resarcir la imagen de la mujer en la historia, descontextualizar un tanto su papel histórico?

Sí, me parece muy bien reivindicar a las mujeres que han estado olvidadas por las fuentes históricas. Pero si quieres hacerlo, lo que no puedes hacer es tergiversar su papel o su situación. Hay que ser fieles a lo que nos dice la historia y a cómo eran ellas en su momento. El mejor homenaje es hacer personajes que respondan a cómo fueron en el pasado: siempre hubo mujeres fuertes, luchadoras, mujeres que como familiares de varones importantes, tuvieron gran peso en la historia… Hay que acercarse a sus figuras sin distorsionar su papel.

«Alcalá de Henares era una ciudad sospechosa»

Habrá lectores que le sorprenda la actividad librera y editorial de la Alcalá de Henares de la época.

Alcalá de Henares debía de ser una de las ciudades más activas, en este sentido. Tenemos que tener en cuenta que había una universidad, que era el motor principal de las imprentas. Había cinco imprentas, que era mucho para la época. Intelectualmente, Alcalá de Henares era una de las ciudades señeras de la época. Era una universidad humanista que rompía con la tradición escolástica de las universidades anteriores españoles. Demandaba muchos libros y tenían mucha actividad con pensadores de primera fila, sobre todo en Teología.

Seguramente, por eso mismo, sufría un control tan férreo…

Sí, Alcalá de Henares era una ciudad sospechosa. En tiempos de Carlos I de España y V de Alemania, que era mucho menos estricto doctrinalmente que su hijo, fue la ciudad española que más se identificó con el humanismo y Erasmo de Rotterdam. Eso, que en tiempos de Carlos V estaba permitido y desde la corte se favorecía, en época de Felipe II se gira y se comienza a condenar. Y Alcalá era el centro de ese tipo de pensamiento en la época.

En la novela narras una redada de libreros bastante impresionante…

A ese hecho histórico llegué por casualidad. Empecé a investigar las imprentas y descubrí una redada contra ellos en 1572. Empecé con una y me llevó a la otra, que fue contra libreros y se realizó ese mismo año. Esa redada se hizo en toda España, fueron a requisar todos los libros que podían tener algo de contenido heterodoxo, se los llevaron y los hicieron desaparecer. Lo hicieron sin avisar, para que no hubiera posibilidad de esconder ejemplares. Los analizaron y los quemaron.

Se nota en a novela un mimo a la forma de escribir y de dialogar, por dotarlo de un cierto estilo de la época narrada, ¿cómo ha sido esa labor?

Soy profesora de literatura y me gusta mucho el siglo de Oro. Estuve leyendo mucho la producción literaria de la época para coger el regustillo. Lo que yo hago no es una transcripción fiel de cómo se hablaba en la época, habría sido demasiado farragoso para el lector actual. He hecho una aproximación; una amiga dice que es un estilo «pelín arcaizante». Recuerda a la de las fuentes de la época, pero no es lo mismo.

Habrá sido laborioso…

No lo sé, te soy sincera. Me lo he pasado muy bien y no ha sido tan difícil. Una vez que coges el tono en las primeras páginas, luego mantenerlo es relativamente fácil. Y como soy profesora de literatura y estoy leyendo constantemente cosas de la época, si lo abandonaba un tiempo, volvía a releer cosas de la época y recuperaba el tono. No, no me ha resultado demasiado difícil. Sobre todo, ha sido divertido.

A nivel de trama, en el fondo es una novela de intriga y misterio… ¿cómo has afrontado el reto de dosificar la información y hacerlo dotándolo de un ritmo adecuado a la época?

Es la novela que más me ha costado en ese sentido. Las anteriores fluían de forma más natural. Aquí había que dosificar, como bien dices, porque en cada capítulo se va descubriendo algo, o de los personajes, que hay varias historias, o de la trama… Hay varias historias que se van desvelando. Tenía un plan previo, y aún así, ha sido la novela que más veces he tenido que releer y retocar: para asegurarme que no se estancara, que en todos los capítulos apareciera información nueva…

¿Cuánto tiempo has tardado?

Algo más de dos años. Un año de investigación y otro de escritura. Y es la primera vez que no he podido dedicarle el tiempo de escritura seguido, por temas familiares.

«La información histórica es un regalo para el lector»

Cuentas muchísima información del mundo de la imprenta, edición y comercio del libro, pero evitando ese mal del infodumping, que llaman los anglosajones. ¿La función didáctica de la novela está presente?

Me parece muy importante que los escritores de novela histórica informemos sobre el mundo en el que ambientamos nuestras obras. Como escritora, una de las cosas más difíciles cuando investigas tanto es dosificar y decidir cuánta información puedes meter en la novela. Yo creo que esa información es un valor añadido de este género. Es muy enriquecedora y yo lo intento potenciar. Busco meter lo máximo posible, pero sin que afecte ni interrumpa a la trama.

¿Dices que la novela histórica debe enseñar entonces?

No tiene por qué tenerlo, cada autor tiene libertad para hacerlo como crea. Pero las mías sí tienen componente didáctico, me parece un valor añadido: es algo que tu regalas al lector.

Esta obra es un claro homenaje al mundo del libro, ¿cuál es tu relación con este sector?

Sí, quise hacer un homenaje al mundo editorial y del libro, como mi novela anterior. Creo que es necesario recordar al lector que el libro que tienen en su manos ha llegado allí gracias al esfuerzo de muchas personas distintas. Soy, aparte de escritora, una gran lectora (que es lo que somos los escritores, principalmente, leemos cientos y escribimos como mucho 20 o 30), y, por otro lado, profesora de literatura. Tengo contacto con los libros desde el punto de vista literario, pero también desde otros puntos más profesionales: he sido traductora, lectora para editoriales, etc. Te aproximas a lo que le rodea, las editoriales, distribuidoras, libreros… Un mundo que la gente no conoce, pero que hace posible que los libros lleguen a sus manos.

En la época, la imprenta es un avance tecnológica que hace avanzar el libro de un modo bestial, y hoy en día con las nuevas tecnologías, no solo el ebook, también los cambios en el modo de leer, estamos ante un momento similar…

Creo que sí, y creo que estamos solo despegando. Las nuevas tecnologías ofrecen mucho, y por ejemplo, los libros para niños tienen unos componentes ahora que tienen olores, desplegables… El propio libro impreso tiene la posibilidad de hacer un acercamiento mucho mayor a lo que se cuenta y creo que, en breve, se podrá hacer a muy poco coste. Creo que son vías que hay que explorar: todo lo que hace que la lectura sea más completa y más inmersiva es maravilloso.

La autora y este bloguero presentarán la novela en la Librería Lé de Madrid  (Paseo de la Castellana, 154) este miércoles 28, a las 19.30.


¿Conocíais a esta autora y su última novela?

¡Buenas lecturas!

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