Antonio Pérez Henares: «Somos nuestros antepasados del Paleolítico, pero con más tecnología y protocolo»

Antonio Pérez Henares (Bujalaro, Guadalajara, 1953), tras una fructífera estancia de dos novelas en la Edad Media, vuelve a un territorio conocido: el Paleolítico. Y también deseado. Nada más abrir su nueva obra, La canción del Bisonte (Ediciones B, 2018), leemos: «Si hubo un tiempo en la historia de la humanidad en que hubiera deseado haber vivido, no es otra que el de las primigenias hogueras. La verdadera edad de oro».

¿De verdad?, le pregunto. «‘¡No soy el único que lo piensa, Juan Luis Arsuaga, también!», responde. «Me fascina la relación de poder a poder del hombre con la naturaleza que debía existir en aquella época. El profundo respeto por todo lo que rodeaba al hombre, incluso con aquello que tenía que combatir. Todo tenía espíritu, los árboles, los ríos, la montaña… Ahora tenemos dominio y casi desprecio por la naturaleza», asegura y matiza que esa nunca ha sido su postura, sino la contraria: «Siempre he sentido a la naturaleza como madre, y creo que es lo que sentía el hombre del Paleolítico».

Recrear un momento del que sabemos tan pocas cosas y dotarlo de vida y detalle, ¿es un verdadero reto literario?

Vamos sabiendo cada vez más de la Prehistoria. Pero sí, para un escritor es maravilloso esa sensación que comentas porque te hace soñar. Puedes hacer que tus personajes vivan libres en un tiempo que fue absolutamente libre. Luego igual viene uno con un diente y te lo desmonta todo…

Eres uno de los autores españoles que más te has aventurado en ese período. Casi resulta obligado preguntarte por El clan del oso cavernario y sus secuelas, de Jean M. Auel…

El clan del oso cavernario me gustó mucho, aunque creo que se pasaba un poco de frenada: la protagonista parecía recién salida de una escuela de sexología del grupo de Chicago. En España escribimos poco sobre esa época, quizá Lorenzo Mediano, yo y poco más, pero en EE UU y otros países hay muchísimo publicado sobre el tema.

¿Qué le apasiona tanto del Paleolítico?

La ciencia ha echado por tierra la imagen tópica y estúpida de nuestros antepasados. Nosotros somos ellos. Lo mismo. Solo tenemos más tecnología y protocolos. Las pulsiones son las mismas. Y las preguntas. Ellos tendrían más, pero seguro que, como nosotros, se preguntaban quiénes eran, a dónde iban y qué pintaban aquí.

«La prehistoria fue la época donde se ha visto una mayor igualdad de sexos»

¿Está seguro?

¡O eran mejores! Fíjate, fue la época donde se ve una mayor igualdad de sexos. La mujer tenía un papel importantísimo. No sólo por los ritos, vinculados a la gran diosa madre, a la fertilidad, como nos muestran las venus de Willendorf y otros lugares. También en las cuevas, en los clanes, en la familia… ¿Cuándo se truncó todo eso, cuándo se produjo la estabulación de la mujer? Seguramente cuando comenzó la agricultura y el hombre empezó a poseer y heredar la tierra. Y desde entonces hasta ayer, porque el proceso de liberación de la mujer que estamos viendo empezó anteayer. Yo he vivido tiempos en los que en España una mujer no podía abrir una cuenta en un banco.

Hemos avanzado…

Por fortuna. Y me siento profundamente orgulloso de lo que están haciendo las mujeres españolas. Mira el pasado 8M: me sentí orgulloso. Más allá de las gilipolleces de algunos comunicados de aquel día, vi a cientos de miles de mujeres clamando orgullosamente por la igualdad. Eso es volver a estar cerca de la Prehistoria. Es curioso, ¿no? El tópico prehistórico hasta hace no mucho era la de un borrico con taparrabos tirando a la señora por los pelos…

La novela histórica siempre tiene un mensaje para el lector del presente…

Sí, con La canción del bisonte, además de lo que te comentaba sobre el respeto a la naturaleza, quiero hacer reflexionar sobre algo: hubo un tiempo en que no estuvimos solos en la tierra como seres conscientes. Hubo otra especie con nosotros, los neandertales, y fue en la Península Ibérica donde sobrevivió más tiempo y donde posiblemente los exterminamos. En la novela hay pinceladas, soportadas por las últimas investigaciones, de eso. Y eran tan plenamente humanos como nosotros. Eso, entre otras cosas, demuestra que el racismo es la estupidez más absoluta: antes los negros fuimos nosotros, que llegamos de África más tarde que ellos.

Y así llega a otro elemento de esta novela, la que llamas la primera guerra de la humanidad, entre sapiens y neandertales. ¿Cómo trabajaste literariamente para narrar estas partes?

La violencia nos acompaña desde el día uno: hay restos y cráneos con pruebas inequívocas de violencia. Y para narrar aquel conflicto, primero vi lo que eran los dos prototipos. El neandertal era alto, una masa de músculos, ni gota de grasa, con narizota, torso de uro, ojos azules, pelirrojos y con pecas, según parece. ¡Debían ser imbatibles en judo! Nuestros antepasados directos eran más esbeltos, más ágiles y adaptables, más intercomunicados entre clanes y tribus, nuestra mente simbólica era poderosísima. Y luego los utensilios, las armas: los neandertales usaban lanzas; y a los sapiens, la capacidad de lanzar venablos y otros proyectiles, les dio ventaja. Pero la gran diferencia en ese conflicto fue que los sapiens éramos más y estábamos más organizados.

El origen de la humanidad estuvo en un baño de sangre…

¿Cuándo dices que eres humano? Cuando sabes que te vas a morir. Un perro lo puede presentir, pero no lo sabe. Los niños muy pequeños, tampoco. Eso nos da temor y angustia, pero también sabiduría. Los seres humanos somos capaces de dos cosas inauditas: la compasión -hay pruebas de que había personas que sin la ayuda de los otros no habrían sobrevivido- y el odio y el sadismo. Lo peor y lo mejor. Pienso que los dos bandos eran plenamente humanos.

«No he visto en toda mi vida un nivel político tan rematadamente bajo como está soportando hoy la sociedad española»

Hace unas semanas, en este periódico, una compañera de profesión Pilar Cernuda, que también ha saltado a la ficción, aseguraba estar harta del análisis político y las tertulias…

¡Yo también empiezo a aborrecerlo! Pertenezco a otro periodismo, que yo recuerdo más honrado, más canalla y mucho mejor. Cada vez más vamos a la trinchera, a la bazofia… que además está haciendo un daño terrible a la sociedad. También tengo aborrecimiento generalizado a la clase política.No he visto en toda mi vida profesional un nivel tan rematadamente bajo como está soportando hoy la sociedad española, y me da igual los que se dicen nuevos, como los que se dicen viejos. Pero, coño, si ahora llaman a la mentira, fake news: eso ha sido una mentira de toda la puñetera vida. Quizá me esté haciendo viejo…

«Los españoles están hasta los huevos que le digan que tienen un pecado original por serlo y que tienen que avergonzarse de su pasado»

Dice que se siente viejo, pero por su actividad como novelista y el grupo de autores de género histórico que has formado, los cursos que estáis preparando, no lo parece…

¡Qué va, eso de viejo no lo digo en serio! Este proyecto del que hablas me tiene enamorado. En el género histórico hay gente muy buena y potente, muy sana, que están conectando entre ellos y con una pulsión de la sociedad española. Los españoles están hasta los huevos de que le digan que tienen un pecado original por serlo, que todo su pasado les marca y tienen que avergonzarse de él. Que somos los apestados de la galaxia. Pero claro, por el otro lado, están las glorias imperiales que me tocaron sufrir en la escuela. La historia no es ni las puñeteras historias imperiales del franquismo ni el pretender que somos la vergüenza del mundo. La gente está harta que le digan que somos esas caricaturas. En un curso de El Escorial hace años, Henry Kamen entró en una bronca tremenda, él defendiendo a Felipe II con sus luces y sus sombras, delante de 50 universitarios que se creían la Leyenda Negra. Y dijo Kamen: «Señores, esto no se lo cree nadie».

Así que hemos montando un cogollo de gente, de escritores, y ya somos unos 30. Está presente lo más florido y grande del género en España: Posteguillo, Eslava Galán, Calvo Poyato, Corral, Arteaga, Posadas… Tenemos muchos proyectos, en Abc estamos escribiendo una serie de artículos sobre personajes de la historia, el curso de la UIMP en Santander, La novela al rescate de la historia… El fenómeno va más allá de lo literario, es la pulsión de la sociedad que quiere reencontrarse con su pasado.

«Por solo dos cosas ya se puede decir que el pueblo español es un gigante de la historia: cuando llegamos a América hicimos el mundo más grande; cuando pasamos al Pacífico, lo globalizamos»

¿No resulta curioso que ese testigo lo hayáis recogido los escritores y no los historiadores?

Sí, esto lo discutíamos el otro día en la universidad de Alcalá. Se está añadiendo gente de la universidad e historiadores al grupo, como Elvira Roca Barea, Serfaín Fanjul, Arsuaga, García de Cortázar… Pero el mundo de lo académico y la historia no llega al público de la manera que lo hace la novela. Y por eso habrá que dar un segundo paso: lo audiovisual. La leyenda negra se sigue imponiendo porque ellos tienen el cine. Por solo dos cosas puede decir que el pueblo español es un gigante de la historia. Cuando llegamos a América hicimos el mundo más grande; cuando pasamos al Pacífico, lo globalizamos. Pero nosotros hemos sido incapaces de hacer una película. Y si la hacemos, nos ponemos mal. Y los estadounidenses… Fíjate, con una sola idea, la de bajar las vacas, que llevamos nosotros, han hecho todo el Far West. Oye y es maravilloso ¿eh?, que yo soy un fordiano irredento. Empezamos a hacer series importantes y, cuando están bien hechas, enganchan. Acuérdate de Isabel. Nosotros vamos a proponer todo. Estamos encontrando apoyos en todos sitios y en lo más alto.

Bueno, ya se dice que el presidente Rajoy es un gran lector de novela histórica…

Sí, y su mujer más. Es una gran lectora de novela histórica, doy fe. Y el rey Felipe también lo es.

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