Los novelistas pasan del primer centenario de la Revolución Rusa

Este mes de octubre se cumplen cien años de la famosa Revolución de Octubre, del triunfo (no definitivo, porque después llegaría la cruenta guerra civil) de la revolución bolchevique. La industria editorial, siempre atenta a efemérides y aniversarios varios, nos ha regalado una auténtico aluvión de libros de ensayo y no ficción sobre el asunto. ¿Y en novela? Viento soplando, arbusto (rodamundos) girando y rebotando por una polvorienta calle.

Solo encuentro dos referencias publicadas en este centenario que podrían relacionarse: Llamadme Alejandra (Planeta, 2017), novela con la que Espido Freire ha ganado el premio Azorín, y en la que ha tenido el valor (y el bueno ojo) de poner el foco en un secundario de lujo de aquella historia: la última zarina; y el cómic Muerte al zar (Norma, 2017) de Fabien Nury y Thierry Robin, que no habla sobre la revolución, sino que es un thriller ambientado en la Rusia de 1904, en los últimos estertores del zarismo. Y ya (y si alguien conoce alguno más que se me haya escapado que lo avise).

Trabajé un tiempo en el mundo editorial y comprobé entonces que sus responsables siempre están atentos a las tendencias que vendrán, a los temas de los que se hablará, ya sea por estrenos de películas (por ejemplo) o aniversarios y celebraciones. Buena prueba de ello es, como comentaba antes, el desembarco de novedades de historia. También conozco a bastantes escritores, varios de género histórico, que hacen lo propio para adaptar las ideas que tienen a esos temas o incluso escribir sobre ellos aprovechando el momento.

Por eso me sorprende este olvido literario. ¿Despiste masivo? No lo sé, pero es verdad que no ha sido un tema literario muy tratado, ni siquiera a nivel internacional, aunque, ¿no sería eso un aliciente? ¿Acaso no es un hecho histórico lo suficientemente atractivo o influyente como para no servir de ambientación o incluso de eje para ficciones? Doctor Zhivago parece desmentir esa idea. También lo hace el historiador Josep Fontana, que en su último libro El siglo de la revolución (Crítica, 2017) repasa el siglo XX marcado de una manera masiva por la revolución rusa. ¿Tienen autores y editores la impresión de que la revolución rusa no vende, como algunos piensan, creo que erróneamente, que tampoco funcionan las historias ambientadas en el siglo XIX español? Quizá, pero si hay interés y demanda por la no ficción, ¿por qué no en novela? ¿Quizá todavía sea un hecho demasiado reciente y todavía abierto a interpretación? No tanto como la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, y ahí tenemos la cantidad de novelas sobre ese hecho. ¿O la Revolución Rusa resucita algunos fantasmas, deseables para unos, amenazantes para otros, como para agitarlos ahora? Lo desconozco.

No sé la respuestas, pero a mí, esta ausencia revolucionara (ya sean visiones negativas, positivas o equidistantes; o comerciales, marco de escarceos romanticones, aventuras de toda la vida o thrillers trepidantes) me sorprende mucho. ¿Y a vosotros?

¡Buenas lecturas!

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