Lo primero que tengo que decir, antes de meterme más en materia, es que no considero que Lauper haya sido jamás «estrambótica»: es la manera que he encontrado de resumir para el titular los problemas que le acarrearon, en su infancia y juventud, sus elecciones estéticas, que personalmente considero fantásticas.
Eso sí, mentiría si no dijera que yo la recuerdo, sobre todo y por encima de cualquier cosa, por haber sido la voz de la banda sonora de Los Goonies. Seguro que no estoy sola en esto.
Cynthia Ann Stephanie Lauper nació en Nueva York en el 53, lo que, para ahorraros la cuenta, significa que el año que viene cumplirá setenta primaveras.
Ha contado siempre que sus primeras referencias musicales fueron los Beatles y Judy Garland, y que la música era para ella una vía de escape durante sus años de estudiante, cuando sufría acoso escolar dentro y fuera del colegio por sus «estrambóticos» peinados y conjuntos. A los 12 años aprendió a tocar la guitarra y empezó a escribir, componer y cantar. Antes de cumplir los veinte, tenía claro que quería que la música no fuera solo un hobby, sino su futuro profesional. Fue casi una década después, en el 78, cuando Lauper formó Blue Angel con el saxofonista John Turi. Firmaron su primer álbum en 1980 con Polydor Records que, aunque fue muy aplaudido por la crítica, tuvo escaso éxito comercial, y Blue Angel se disolvió.
Trabajando de camarera y cantando ocasionalmente en bares y open mic, Lauper firmó poco después un contrato como solista para Portrait Records y su primer álbum, She’s So Unusual, llegó al número 4 en las listas de EE.UU. y se convirtió en un éxito en todo el mundo. Durante el resto de los ’80 Lauper coleccionó, no solo participaciones en algunas de las películas de cine de más tirón de la época, sino también premios Grammy y álbumes que rompieron récords.
Lauper se ha mantenido siempre ligada al mundo de la música y más que plenamente activa. Desde que ganara el Grammy a mejor artista novel en 1985, ha acumulado desde un Emmy a mejor actriz invitada a un Grammy para Mejor Álbum de Teatro Musical en 2014, pasando por cuatro Billboard Music Awards, tres premios de la MTV y un Tony a mejor banda sonora original en 2013 por Kinky Boots, solo por nombrar algunos.
Pero, además de su producción musical y teatral, Lauper y ha invertido, desde principios de la década de los ’90, sus energías en una enorme variedad de proyectos: ha sido actriz en multitud de ocasiones, desde El misterio de la pirámide de oro con Jeff Goldblum a las más recientes The Opportunist y Dirty Movie, por no hablar de su papel como Avalon Harmonia en varios episodios de Bones, el más reciente de 2017.
El resultado de cuatro décadas de trabajo constante y pasión por lo que hace ha sido que, según han publicado varios medios, su patrimonio neto supere ya los 50 millones de dólares.
Jason Lipshutz, director editorial de Billboard, dijo sobre ella:
El mundo entero reconoce el poder de la música pop de Cyndi Lauper y, lo que es más importante, ha utilizado su innegable talento para volar más allá de la música, crear un cambio positivo en la sociedad moderna y convertirse en un verdadero icono.