Es un mal compartido por muchos: tú ves al hijo de unos amigos, que tiene cinco años, y cuando lo vuelves a ver diez años después sigues esperando que tenga cinco años. Por eso ves un adolescente de quince y te asustas. «No puede ser, no puede ser».
Y eso es lo que pasó, hace unos años, con Matthew Lewis, quien interpretara en su infancia (y menos infancia) al torpe y bonachón Neville Longbottom en la saga de cine de Harry Potter y que, sin anestesia ni nada, se plantó en la portada (y en las páginas centrales) de Attitude con el cuerpo a medio vestir.
Claro, vaya susto. ¿Cómo va a ser Neville ese chicarrón peludo y despelotado? Incluso la autora de las novelas del pequeño mago, J. K. Rowling, le pegó un tirón de orejas en Twitter:
.@Mattdavelewis Not as bad as watching Dan in Equus, but close. Warn me next time, for God’s sake. https://t.co/r8EUd1GKqT
— J.K. Rowling (@jk_rowling) May 21, 2015
No tan mal como Dan en Equus, pero casi. Avísame la próxima vez, por amor de Dios.
Hace referencia, con «Dan en Equus«, a la aparición de Daniel Radcliffe en la obra Equus, en Broadway, también enseñando cuerpo.
Daniel Radcliffe gana un premio no por su varita, sino por tener el ‘mejor trasero’ de 2015: http://t.co/C5pQpXDUYm pic.twitter.com/bwnbWyPKIy
— ecartelera (@ecartelera) July 15, 2015
Pero de todo esto hace algo más de seis años, y no se puede decir que Lewis, a pesar de tener más de un millón de seguidores en redes, haya estado muy en el foco mediático desde entonces.
Ha participado en tres películas, en ninguna con un papel principal, aunque dos de ellas sí han tenido bastante tirón y han contado con un reparto de lujo: Terminal, con Margot Robbie y Simon Pegg, y Antes de ti, con una Emilia Clarke en pleno apogeo de Game of Thrones.
Ha sido en televisión donde ha tenido un poco más de movimiento. Ha participado en varias series de la televisión británica, como Ripper Street, de la BBC, en 2012 o, muy recientemente (2020), Todas las criaturas grandes y pequeñas, una pequeña producción dramática sobre el personal de una clínica veterinaria en el Yorkshire rural de los años ’30.
Qué mayor está, ¿verdad? Ya: «No puede ser, no puede ser».