Cuando has sido durante casi dos décadas «la novia de América» (o una de ellas, al menos), no es fácil despedirte de Hollywood haciendo una bonita peineta. Pero Meg lo hizo y por todo lo alto. Aunque empecemos por el principio.
Ryan es producto de los ’80 al cien por cien. No solo debutó en el 81, sino que su primer título importante en el cine fue en 86 (Top Gun, con un papel secundario) y su primer papel principal llegó también en el 87, cuando interpretó a Lydia en El chip prodigioso, junto a Martin Short y el que se convertiría no mucho después en su marido: Dennis Quaid, que por entonces era ya una estrella consagrada.
No deja de resultar curioso que, años después, fuera la inversión de esos papeles (cuál de los dos era más famoso y mejor pagado) una de las causas del fin del matrimonio, según contó el propio Quaid en una entrevista recogida por el Daily Mail. Insólito, oiga. No podía saberse. Pero es que, al parecer, cuando eres «la novia de América» tu vida profesional y la personal no pueden jamás desvincularse. Aunque también tengo dudas de que esto no sea siempre así. Al menos para las mujeres.
Cuando Harry encontró a Sally… llegó en 1989, y lanzó a Meg a lo más alto del estrellato.
La escena compartida con su coprotagonista, Billy Crystal, en la que Meg finge un orgasmo mientras almuerzan en un restaurante forma parte de la Historia del cine.
A lo largo de los noventa llegó a reunir quince títulos de cine (además de algunas series y cortos), y películas como Algo para recordar, Cuando un hombre ama a una mujer, French Kiss o Tienes un e-mail convirtieron a la actriz, no solo en EL referente de la comedia romántica -un género que llevaba en letargo más de veinte años antes de que ella llegara-, sino en la actriz mejor pagada de Hollywood.
Sin embargo, todo esto se iba mezclando con una vida personal que cada vez gustaba menos en EE.UU.
Quaid y ella se habían casado a principios de los ’90 y en el 92 tuvieron un hijo, Jack Quaid (también actor y a quien podéis ver protagonizando The Boys, en Prime Video). Aunque era de dominio público que él tenía problemas de alcoholismo y drogadicción y que le había sido infiel repetidas veces a Ryan, de alguna manera la reputación que más se afectaba por la situación era la de ella, porque, ¿cómo podía «la novia de América» estar fracasando tan estrepitosamente en su relación? ¿Acaso no había aprendido nada de sus propias películas? ¿Todo era mentira? Hollywood y sus cosillas.
Drugs, dusting and divorce: Dennis Quaid, Hollywood actor and former Mr Meg Ryan, opens up to @ChrissyIley https://t.co/SP6YUrY46P pic.twitter.com/MXdXNq0ipR
— The Sunday Times Magazine (@TheSTMagazine) December 2, 2018
Pero no fue eso lo que no le pudieron perdonar: lo que la opinión pública no pudo perdonar a Ryan fue que, en 2000, le fuera infiel a Quaid. ¿Con quién? Con Russel Crowe.
Las dos estrellas coprotagonizaron Prueba de vida en el año 2000 y la chispa surgió entre ellos. La infidelidad de ella provocó la ruptura definitiva de su matrimonio con Quaid y, mientras al año siguiente a Crowe le daban un Oscar por Gladiator y a su marido lo invitaban al Air Force One para darle unas palmaditas en la espalda,a «la novia de América» nadie le perdonó haber traicionado al ¿amor de su vida? Kate & Leopold, de 2001, se convirtió en la última comedia romántica protagonizada por la actriz.
En 2003 decidió mostrar, de una vez por todas, de lo que realmente era capaz interpretativamente e interpretó al personaje que, probablemente, más se parece a su verdadero yo (y menos a la imagen que todo Hollywood se empeñaba en tener de ella). En En carne viva, un thriller con Mark Ruffalo, aparece completamente desnuda y manteniendo una relación sexual explícita con su coprotagonista. Nada de ser el «dulce rostro de una chica un poco loca y adorable». Fingir un orgasmo la llevó a lo más alto; tenerlo fue su forma de hacerle la peineta a todo Hollywood y su doble moral.
Meg se estaba suicidando comercialmente y lo sabía. Es más: lo quería.
Desde 2003 solo ha hecho otras seis películas, ninguna de tirón, y ha participado en algunas series de manera esporádica, como Web Therapy con Lisa Kudrow, ya en 2013.
En 2018 tuvo un papel principal en una película que, para lo que es, pasó bastante desapercibida. Se trata de Ithaca, un drama bélico que gira en torno a la familia Macauley, y tiene como anecdótico que Ryan vuelve a hacer pareja con Tom Hanks (como en Algo para recordar y Tienes un e-mail) y que el papel de uno de sus hijos lo hace Jack Quaid, el propio hijo de Ryan.
Estupendo artículo, aunque yo añadiría que otra de las cosas que contribuyó (según mi opinión) a su despedida/decadencia fue ese estropicio que se hizo en la cara con tal de esquivar el paso del tiempo. En esa última película que protagonizó ya no parecía ni ella misma. Igual es lo que ella pretendía (espero que no), pero aún así, es una lástima.
29 septiembre 2021 | 11:05 am
ahora se llama Jocker, y el suicidio se lo hizo ella misma, y no por ser mujer, hay hombres que les ha pasado lo mismo… tanto vicio por el bisturí les rompe la carrera
29 septiembre 2021 | 4:38 pm