A mí es que, claro, me cuesta mucho hablar de Angela Lansbury y no pensar automáticamente en Dick Van Dyke. Es de estas cosas que te van en los recuerdos de dos en dos, como el pan y la Nocilla o las vacaciones en el supermirafiori y el toro de Osborne. Van ahí: ancladas.
Pero este día, no sé por qué, pensar en Dick Van Dyke me llevó (inevitablemente) a Diagnóstico asesinato y un pequeño resorte en mi interior me dijo: «Oye, el que salía con él era su hijo, ¿no?» y «Si Dyck Van Dyke ya tiene 95 años, ¿cuántos años tendrá ya aquel mozo?». Y por eso estamos aquí: para ver lo que ha pasado con Barry Van Dyke, el hijo de Dick Van Dyke, 30 años después de Diagnóstico: asesinato.
Cuando el mayor de los hijos de Dick Van Dyke protagonizó junto a su padre esta serie de investigación criminal al más puro estilo Matlock que lo hizo -más y relativamente- famoso, contaba poco más de 40 primaveras. Bueno, eso cuando empezó, que no debemos olvidar que Diagnóstico: asesinato tuvo, finalmente, ocho temporadas y acabó extendida hasta octubre de 2000. En ese tiempo también probó a escribir algunos de los episodios, e incluso dirigió uno. Uno de ciento setenta y ocho no es mucho, pero algo sí es.
Pero a este actor, que ya había pasado por entonces por otros títulos destacados como Remington Steele o Galáctica 1980, no podemos decir que se le viera mucho el pelo desde entonces.
Entre 2006 y 2008, ambos (padre e hijo) volvieron a hacer una mini serie, si se le puede llamar así, de misma temática llamada Murder 101 (no confundir con la peli de 1991) y creada por Dean Hargrove, responsable también de (valga la redundancia) Matlock, Perry Mason, la propia Diagnóstico: asesinato y Colombo.
Fueron solo 4 episodios. Casi una curiosidad filmográfica.
Desde entonces, la presencia de Barry en pantalla ha sido puramente anecdótica y, aunque es de dominio público que lleva casado con su mujer desde 1974, que tienen cuatro hijos y que es un declarado ávido motorista y amante del surf, siempre ha llevado su vida privada y profesional fuera de la pantalla con bastante discreción.
En la última década ha participado en apenas tres películas, y dos de ellas (llama la atención) fueron en 2019. La última, Heavenly Deposit, entra dentro de lo que se engloba como cine cristiano, y su sinopsis reza (perdón, no pretendía ser un chiste) así:
Un hombre infiel se encuentra cargando el peso del mundo hasta que una experiencia divina cambia su vida y no puede negar el poder de Dios.
Teniendo en cuenta temática, sinopsis y que Barry Van Dyke cumplirá el mes que viene 70 años, confieso que me ha sorprendido encontrarlo en esta película así de impresionante:
Será la buena vida, será un milagro. Yo firmaba.