Madre mía, no me lo puedo creer: hace más de 20 años ya de aquel estreno revolucionario en nuestra televisión, aquel que nos dijeron que era un «experimento sociológico» (ja, ja, ja, ja, ja, ¿os acordáis?) para que pudiéramos verlo tranquilamente sin sentir vergüenza por habernos convertido en un país de abiertos voayeurs.
Aquella primera edición nos dejó nombres calados para toda la vida, y algunos con chascarrillo incorporado. María José Galera y Jorge Berrocal se enamoraron para siempre en una semana (y se desenamoraron igual de rápido después), al pobrecito «alguien le puso la pierna encima para que no levantara cabeza», y el trío Ismael-Iván-Íñigo formó su particular mafia y así bautizaron a la perrita que entró en la casa a hacerles compañía: Mafi.
Había varios participantes que me gustaban bastante por diferentes razones, pero tengo que reconocer que había uno, de los que entró «de reserva» después de una salida inesperada, que me parecía tan tierno y buena gente que yo siempre quise que ganase: Íñigo González, a.k.a. «el del polo verde».
Pero aquello quedó en el lejano (y a ratos irreconocible) año 2000, y desde entonces la vida de Íñigo, como la de muchos de sus compañeros de edición, es otra completamente diferente, del todo alejada del foco mediático.
Íñigo desarrolla ahora su vida profesional como profesor de idiomas. Según su bio de facebook, enseña español en la escuela de idiomas Sin Fronteras Instituto Español de Polonia y es profesor de inglés en tallereduca.com, También forma parte de la Escuela Oficial de Idiomas de Granada.
Según declaró en una entrevista para Outdoor, la docencia le aporta «un conocimiento fundamental para progresar como ser humano».
Yo entro en clase y me siento feliz. Hablo con los alumnos, me cuentan sus inquietudes y bajo este clima y atmósfera tan agradable hay un denominador común: la enseñanza, el aprendizaje y el conocimiento.
Además, ha publicado dos libros. Uno de ellos, Mercenarios de la tele, se publicó en 2012 (en su etapa como periodista) y en él reunió entrevistas a concursantes de toda España de diferentes realitys, centrándose en «testimonios reales, directos de los personajes y cómo después les ha tratado la sociedad. Muchos se convierten en muñecos rotos, caen en la droga o les ofrecen dinero por acostarse con ellos».
Cuando les tocó sacar de oídas una canción en chino o en japonés, todavía me acuerdo de como era la canción y como la cantaba este hombre, curioso que ahora sea profesor de idiomas, iba como muy de pardillo en gran hermano, pero nos echamos unas risas con el, y creo que estaba loquito por Ania… han pasado muchos años, la memoria me puede fallar… el unico gran hermano que he visto. Me alegro de que le vayan bien las cosas.
30 marzo 2021 | 10:26 am
A mí me recuerda a Hugo de perdidos salvando la diferencia de volumen.
30 marzo 2021 | 2:16 pm