Hace mucho tiempo que se sabe muy poco acerca de la vida de la reina del Rock.
Hasta ahora, que se ha despedido muy sentidamente de quien fuera uno de los grandes pilares de su vida.
Turner cumplió 81 años el pasado mes de noviembre y hace unos ocho que renunció a su nacionalidad estadounidense para afincarse en Suiza, junto a su «joven» marido, Erwin Bach, 20 años más joven que ella. Recuperando parte de lo que contaba mi predecesora en este blog hace unos años, lo cierto es que Tina Turner (cuyo verdadero nombre es Anna Mae Bullock) ya se había convertido de hecho en una ciudadana suiza, no en vano lleva viviendo allí desde 1994 y se ha integrado a la perfección en el modo de vida europeo. «Estoy muy feliz en Suiza y me siento como en casa», aseguró, en referencia a los trámites de cambio de nacionalidad. Yo también me sentiría así con lo bien que se vive en Suiza, para qué vamos a mentir.
Estilo de vida aparte, en realidad fue el amor lo que la llevó a su nueva vida en el país de los cantones. En 2013 Tina Turner, a sus 73 años, se casó con el productor musical alemán Erwin Bach, de 57 años, tras veintisiete años de relación.
Se conocieron en 1985, en una fiesta de su sello discográfico en Londres, cuando ella estaba en lo más alto. Empezaron a salir al año siguiente.
La revista Hello! publicó algunas imágenes de la ceremonia que debió ser tan grandiosa como la propia novia.
Desde entonces su vida es tranquila y apacible, manteniéndose notoriamente lejos de los focos aunque activa en redes sociales. Y es precisamente por una de sus últimas publicaciones por la que algunos medios han vuelto a poner el ojo en ella, ya que se ha despedido de su gran amiga y -una vez- representante Rhonda Gramm, a través de su cuenta de instagram:
La historia que compartieron Rhonda y Tina, que cuenta muy bien Vanity Fair, es una historia real al más puro estilo Thelma & Louise: tal como contó la cantante en su biografía, My Love Story, la vida con su primer marido, Ike, fue una constante de malos tratos físicos y psicológicos, amén de cuantas infidelidades y drogas pudieran existir.
Una noche en que la pareja había ido a actuar tuvieron una fuerte pelea durante el trayecto y después del concierto, cuando él se quedó dormido, Tina, literalmente, huyó. Y recurrió a Rhonda, que se convirtió no solo en su amiga refugio, sino también en su representante, y con ella Tina consiguió sus primeras actuaciones.
De forma que es normal la afectación de la cantante y su sentida despedida:
Tengo el corazón roto. Rhonda era mi querida amiga y confidente. Ella creyó en mí antes de que nadie más lo hiciera y extrañaré profundamente su buen corazón, su humor y sus sabios consejos. Siempre apreciaré su amistad. Descansa en paz.