Bueno, pues yo no sé vosotros, pero yo no sé ya dónde tengo la cabeza. Pero no sé dónde la tengo de verdad: tengo un revuelto mental en el que me cuesta centrarme en lo que tengo delante, sea lo que sea: no importa que sea una peli, una serie, un libro o un plato de macarrones; las palabras «cuarentena», «coronavirus» y «Doce monos» no se me van del pensamiento, incluido Bruce Willis con peluca y camisa hawaiana. Película que, por cierto, intentaré evitar a toda costa las próximas semanas, por mucho que mi retorcida mente me diga que es el momento perfecto para revisualizarla.
En lo que a este blog se refiere, llevo también varios días dándole vueltas al asunto. He dudado si sería frívolo seguir con él como si nada (la temática coronavirus, aparentemente, no tiene cabida aquí), si no sería egoísta dejar de trabajar cuando soy una privilegiada que puede hacerlo desde cualquier parte con conexión a internet… Y pensé también si no es precisamente ahora cuando mejor viene tener a mano recursos de entretenimiento, por pequeñitos que sean. Y con estas tres cosas rondándome la cabeza llevo dando vueltas desde el viernes, cuando mi familia y yo decidimos iniciar una cuarentena voluntaria bajo el lema de #yomequedoencasa, también porque tenemos la fortuna de que esta situación nos trastoca relativamente poco. Es decir, nos trastoca, claro, pero mucho menos que a otras personas, y nos sabemos afortunados por ello.
Al final he tomado una decisión sencilla y elegante (por lo que me imagino que será buena, porque todas las buenas soluciones son sencillas y elegantes): voy a hacer un diario de a bordo. Porque -no sé si sabéis- tengo tres peques en casa y, por supuesto, muchas cosas que hacer con ellos que me garantizarán que no me dará tiempo a aburrirme, as ever. Vamos a leer libros, por supuesto, muchos.
Vamos a jugar al Just Dance, tenemos una torre de juegos de mesa, tenemos tizas para pintar juegos en el suelo, actividades que nos manda el cole, perros, peces y gato, vamos a pintar y a hacer manualidades… Y, como no puede ser de otra manera en mi casa, habrá series y pelis de todos los colores.
Y eso es lo que voy a compartir con vosotros en lo que dure esta cuarentena: cogeré aquello que me parezca interesante de lo que a nosotros nos ocupe y os lo traeré aquí convertido en post, en uno del pasado, en uno de curiosidades, de miscelánea o de cualquier cosa que se me ocurra. Así que, si durante las próximas semanas veis esta casa un poco rara, que no os extrañe, porque voy a compartir con vosotros un poquito de nuestra vida y de mi yo más personal.
Un abrazo grande a todos y todas, espero de corazón que estéis bien. Os espero aquí 🙂