Muy posiblemente, el primer título en el que seáis capaces de ubicar al mozuelo, al menos así de repente, será Memento, aunque tengo que destacaros que el bueno de Guy, iniciado en cámara a finales de los ’80, había sido uno/a de los/as tres grandes protagonistas de una pequeña ma-ra-vi-lla del cine noventero: Las aventuras de Priscilla, reina del desierto. 1994. Pearce era Adam/Felicia, junto a Terence Stamp en el papel de Bernadette y Hugo Weaving interpretando a Mitzi (ah, ¿que no os acordabais de que el agente Smith había sido reina del desierto?).
A partir de ahí comentó una carrera que, durante un tiempo, parecía que solo podía ir en ascenso.
Fue personaje principal en la serie de La saga de los McGregor hasta el ’96, participó en L.A. Confidential, Ravenous y Reglas de compromiso y en el año 2000, cuando se empezaron a lanzar películas paranoia -encabezadas por el Matrix de las Wachowsky-, Pearce protagonizó como Leonard la película de Memento, de Christopher Nolan, que era una historia que iba para atrás y de aquella a muchos les dejó con la cabezá también pa’trás.
En mi casa somos muy de montarnos jornadas clásicas: de juegos de mesa, de gimkanas, de rutas, de libros, de maratones (de series)… Y de pelis, of course. Y mi época favorita, y creo que también la de mis hijos, es la que arrancamos con Halloween y terminamos en Navidad, y hacemos un repaso guapo, guapo por algunos clásicos inofensivos (como Willow, La princesa prometida y Atrapado en el tiempo), y luego la categoría de «terror», con Pesadilla antes de Navidad, Eduardo Manostijeras y la que nos está ocupando estos días: Gremlins.
Total: ¿recordáis a Phoebe Cates?
Phoebe encarnó a Kate Beringer, la compañera de Billy (Zach Galligan, ¿qué fue de él?), primero en el ’84 y luego en el ’90, en la segunda entrega de la peli (a la que pertenece esta imagen con la que abro el post).
Entre medias, hizo más cine, que a punto estuvo de convertirla en un icono cuasi erótico de la época (de hecho, lo es/era para muchos), como Noches de neón o Shag, ritmo en los talones.
Su carrera, que había empezado poco antes (en el ’82, con Aquel excitante curso, de la que NECESARIAMENTE os hablaré otro día), parecía a lo largo de los ’80 que iría en un bonito ascenso, al estilo Jennifer Connelly. Sin embargo, puede que os sorprenda saber que tras Gremlins 2: La nueva generación (sí, tenía coletilla…) los trabajos interpretativos de Phoebe ante las cámaras caben en la palma de la mano.
Podemos contar cuatro títulos más desde el ’90 (Gremlins 2) hasta La princesa Caraboo, en el ’94, de la que Cates fue protagonista.
En esos cuatro años, estuvo involucrada en Largo Desolato, Fred y Maldito Nick, película que protagonizó junto a Bridget Fonda, Tim Roth y Eric Stolz, el actor de Máscara. ¿Qué pasó en su carrera para que, después del ’94, se sintiera tal frenada?
Bueno, pues nos toca remontarnos nada menos que a 1981, cuando Phoebe conoció en una audición (fallida) a quien se convertiría en su marido ocho años después: el también actor Kevin Kline (Un pez llamado Wanda, In & Out) con quien, por cierto, continúa casada.
En 1991 nació el primer hijo de ambos, Owen, y este hito en su vida hizo que fuera sustituida por Kimberly Williams en El padre de la novia. Porque la maternidad es tan bonita en Hollywood como en cualquier otro lugar del mundo.
En 1994 nació su segunda hija, Greta. Y ahí fue donde la carrera de Phoebe se paró en seco, dedicándose por entero al cuidado de su familia.
No regresó a la pantalla hasta 2001, cuando, junto a su marido y sus hijos, participó en la comedia The Anniversary Party.
Ese ha sido su último trabajo hasta la fecha, a excepción de haber sido la voz de doblaje de Kate Beringer (su personaje en Gremlins) para el videojuego Lego Dimensions, en 2015.
Su prole, Owen y Greta, continúan con la vena artística familiar.
En 2005, Owen protagonizó junto a Jeff DanielsUna historia de Brooklyn y desde entonces ha participado en algunos proyectos independientes.
La hija de Phoebe, Greta, es desde principios de la década una estrella en el mundo de la música, conocida actualmente como Frankie Cosmos.
Se me hace difícil hablar de Juan Pardo por muchas razones. Una, que cuando yo nací este hombre ya llevaba más de 20 años en activo en el mundo de la música. Otro, que su carrera profesional es, prácticamente, inabarcable.
Juan, que precisamente mañana cumplirá 77 años, formó parte de Los Pekenikes, el dúo Juan y Junior (junto al filipino Antonio Morales «Junior») y, por supuesto, de Los Brincos. Aunque sería injusto decir que a ellos debe su fama, porque Juan Pardo es, y será siempre, un artista con nombre propio que alcanzó la gloria también en solitario.
¿Os sabéis la de cuando Juan Pardo se convirtió en Josema Yuste?
Os voy a contar una cosa: yo nací en 1983 y, para cuando yo nací, Hulk Hogan ya era una puñetera leyenda de la WWE.
Carismático, popular y diferente, cuando en los ’80 regresó de hacer carrera en Japón se convirtió en uno de los luchadores más queridos por el público. Su rivalidad con André el gigante era un clásico de la lona, en aquella época en la que los espectadores del mundo aún nos creíamos que todo aquello era real xD
Entre los ’90 y principios de los 2000, Hogan acumuló cinco cinturones de peso completo y dos victorias en Royal Rumble, seis cinturones de peso completo en la World Wrestling Championship y, en su tercer regreso a la World Wrestling Entertainment, se hizo al fin con el título de campeón mundial de la WWE, que abandonó en 2002 y a cuyo salón de la fama llegó años después, tras limar asperezas con Vince McMahon.
Os cuento todo esto por no dejar cojo el post, porque ya sabéis que las glorias deportivas os las cuenta mi compañero Edu Casado en su blog Qué fue de, pero, como seguro que os imagináis, yo me lo traigo aquí para hablaros de su faceta no deportiva. Y es que, igual que sucedió con André el gigante (La princesa prometida) y en los inicios de una tradición que se mantiene hasta nuestros días (no hay más que ver a The Rock, a Bautista o a John Cena), Hogan, subido a la cresta de su popularidad, apareció en verdaderos clásicos del cine y la televisión de su época.
Sin duda todos lo recordamos interpretando a Thunderlips en Rocky III.
Y, además de ser estrella invitada en grandes éxitos como Los vigilantes de la playa o los mismísimos Muppets (nadie se escapa de las garras de los títeres más queridos del mundo), su cameo en la segunda entrega de Los Gremlins (con cuya imagen abría este post) es algo que, si recordáis con cariño, mejor no lo volváis a ver, porque igual os lleváis un chasco de lo mala que era la peli y el cameo…
Mucho ojo, que llegó a protagonizar algunas cintas. Y en cuanto a protagonismos se refiere, pues bueno… Dejémoslo en que no todos pueden ser The Rock.
Cartel de ‘Mr. Nanny’, 1993
Ya, ya sé que se me ve el plumero. Qué queréis que os diga: todo es mejor con The Rock 🙂 Pero es que a ver: Hogan hace de Mr. Nanny y mal. Vin Diesel hace de Un canguro súper duro y mal. Dwayne Johnson hace de «el hada de los dientes» en Rompedientes y eso es una maravilla de ver, por diosa.
…
Sí, se me ve el plumero mucho. Qué le vamos a hacer.
Mr. Nanny fue una de las «grandes» apuestas por Hogan en pantalla, salvando, a finales de la década, Arma final y su aparición en Los Teleñecos en el espacio como estrella invitada, aparte de algún episódico por ahí, como en Walker, Texas Ranger o su doblaje de Terrafirminator en Gnomeo y Julieta. Amén de un reality con su persona como protagonista en el que las cámaras seguían su vida profesional y personal en su día a día: Hogan Knows Best. Fueron cuatro temporadas, entre 2005 y 2007.
Como veis, los de marketing solo conciben una postura para Hogan… El croissant
¿Volveremos a verlo pronto en una peli? Pues sí y no, amiguis. Tal vez muchos lo sepáis ya, aunque probablemente a la mayoría se os haya escapado la noticia, ya que no ha tenido demasiado bombo, pero ya a principios de este año se hizo público que… Tatata-chán!! Habrá biopic de Hogan en Netflix. ¿Pero qué es lo mejor del biopic de Hogan? Pues el actor que interpretará al luchador. Os animo a hacer un ejercicio: cerrad los ojos inmediatamente y pensad ¿cuál sería el mejor actor posible para encarnar a la leyenda rubia?
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¡SÍÍÍÍÍÍ! Chris Hemsworth, el incansable Thor, es el elegido para el papel. Y no es de extrañar, porque el parecido entre ambos es realmente asombroso. No es que haya sido yo nunca muy fan de Hogan (porque, a ver… Yo era de André), pero mira, el biopic sin duda no me lo voy a perder.
El otro día la pusieron por la tele y, aunque no era mi intención verla (porque desde niña la escena del ácido me da repelús), terminamos comiéndonosla con patatas, porque mi mayor se empeñó en «ver qué pasa ahora» y se tiró así toda la peli.
Y la cosa es que me quedé pensando que la peli, sin duda, no habría sido lo mismo sin Lewis: el único personaje femenino mínimamente relevante de toda la historia.
¿El de atrás es McGyver?
Nancy, que está a punto de cumplir 70 años, tenía ¡37! cuando interpretó en 1987 a la Oficial Anne Lewis por primera vez (papel que repetiría en las secuelas del ’90 y ’93), y para ese entonces se había labrado un buen nombre.
Había hecho algunas joyitas, como Impacto con John Travolta o, con Jack Nicholson, El último deber (Nicholson, por cierto, ya de aquella (1973) llevaba sus buenos años ante las cámaras -se inició en el ’58, en blanco y negro, amiguis, pero eso os lo cuento otro día-).
Nicholson es el que está vestido de primera comunión.
Aunque, sobre todo, había contribuido a su éxito que, en el ’81, fuera nominada a un Globo de Oro a mejor nueva actriz por el que aún hoy es uno de sus papeles más recordados: el de Liz Blake en Vestida para matar.
Cuenta la leyenda que un día iba un productor (Joseph McGinty Nichol) andando por ahí, tranquilamente, comiéndose un helao, cuando de repente vio aparecer por la esquina unos brazos descomunales y, pegado a ellos, a un chavalín resultón. El productor se enamoró de aquellos bíceps y dijo: «los haré protagonistas de una serie». Y así fue como Ben McKenzie se hizo con el papel de Ryan Atwood en The O.C.
Bueno, vale que tampoco eran tan exagerados los brazos, pero es que Ben es chiquitín, u know.
The O.C. estuvo en antena 4 temporadas, entre 2003 y 2007, y así resumidamente nos contaba la historia de Ryan, un chico procedente de una familia «complicada», delincuente juvenil que parece destinado a ser muy malote pero con buen corazón. Y yo es que me vais a perdonar que estas historias me caaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaansan a más no poder. Joder, como si tener buen corazón pudiera justificar que hagas lo que te de la santa gana. Pues igual si te dedicas a andar por ahí haciendo la puñeta a la gente, tan tan buen corazón lo mismo no tienes. Ah, sí, y que a Ryan lo acoge una familia de pijos.
Para que lo sepáis, este adolescente tenía 25 años cuando empezó la serie…
Un mes de octubre de 1994, salía a la luz la película en cuyo rodaje perdía la vida Brandon Lee, el hijo del legendario Bruce Lee, durante la escena del tiroteo en la que una de las armas se cargó con munición real, causándole a Brandon una herida que resultó mortal, y por la cual falleció en el hospital.
La pequeña Rochelle Davis, que interpretaba a Sarah en la cinta, tenía por entonces 14 años, y hubo de volver a terminar de filmar esa escena después de la muerte de Lee. Se dijo mucho que el shock emocional que le causó aquello fue la razón por la que el de Sarah fuera su primer y último papel.
O, al menos, así fue hasta 2009. Quince años después de El cuervo, Rochelle volvió al cine, aunque más que tímidamente: desde entonces, solos un par de proyectos en los que ella ha participado han visto la luz, moviéndose siempre en el género de terror de serie B. Lee el resto de la entrada »
