El otro día la pusieron por la tele y, aunque no era mi intención verla (porque desde niña la escena del ácido me da repelús), terminamos comiéndonosla con patatas, porque mi mayor se empeñó en «ver qué pasa ahora» y se tiró así toda la peli.
Y la cosa es que me quedé pensando que la peli, sin duda, no habría sido lo mismo sin Lewis: el único personaje femenino mínimamente relevante de toda la historia.
Nancy, que está a punto de cumplir 70 años, tenía ¡37! cuando interpretó en 1987 a la Oficial Anne Lewis por primera vez (papel que repetiría en las secuelas del ’90 y ’93), y para ese entonces se había labrado un buen nombre.
Había hecho algunas joyitas, como Impacto con John Travolta o, con Jack Nicholson, El último deber (Nicholson, por cierto, ya de aquella (1973) llevaba sus buenos años ante las cámaras -se inició en el ’58, en blanco y negro, amiguis, pero eso os lo cuento otro día-).
Aunque, sobre todo, había contribuido a su éxito que, en el ’81, fuera nominada a un Globo de Oro a mejor nueva actriz por el que aún hoy es uno de sus papeles más recordados: el de Liz Blake en Vestida para matar.