Yo no sé si recordáis (bueno, sí que lo sé: SEGURO que recordáis) que, a finales de los noventa, tuvimos un ratito que nos dio por volver a vivir en los ’70. Nos pusimos unas buenas plataformas en los pies, nos las tapamos con unos coloridos pantalones de campana y empezamos a cantar en los bares el Háblame de ti de Los Pecos.
En pleno ciclo neo-setetentero, cuando Telefónica y Airtel (los Movistar y Vodafone del Paleolítico) estaban en su novedosa y a la vez rancia disputa por el mercado de la telefonía móvil en España, apareció en escena un soplo de aire renovado: Amena. Que, como en cuestión tecnológica iba bastante a la zaga, apostó por la imagen y ofreció algo renovado, joven y fresco, lejos de «los dos dinosaurios» de siempre, y lo hizo con una campaña para la televisión protagonizada por él: El Chaval de la Peca.
Marc Parrot era un artista catalán, que a principios de la década de los ’90 había grabado un disco con el grupo Regreso a las minas y había sacado al mercado dos álbumes en solitario de la mano de Warner Music, en el ’93 y el ’95: Sólo para locos y Sólo para niños. A finales de los ’90 creó, para un programa de nochevieja de la televisión de Cataluña, el personaje de El Chaval de la Peca, con el que Amena sacaría su famosa campaña. El tercer álbum de estudio de Marc, grabado en el ’98, nunca vería la luz: El Chaval de la Peca se impuso al propio Marc Parrot.
La idea era: lo de siempre, pero nuevo. Y en pleno éxtasis setentero, triunfó.
Marc aparcó entonces, de manera temporal, su verdadera identidad para aprovechar el éxito de su personaje, con el que publicó tres discos de éxitos de siempre pero transformados en algo nuevo tras pasar por sus habilidosas manos de compositor. Bailemos un Vals, Gavilán o Paloma, Eres tú, Yo soy aquel, Soy un Truhán, Soy un Señor, Y, ¿cómo es él?… Y, claro, todos nos acordamos de su versión del A-Ba-Ni-Bi, ¿verdad?
En 1999 (y visto desde la perspectiva temporal, muy inteligentemente) Marc decidió poner fin a su etapa como El Chaval de la Peca. Mató a su personaje y, con el dinero ganado por entonces, se dedicó a hacer la música que le gusta.
En 2001 grabó en su propio estudio, aún bajo el sello de Warner, su álbum Rompecabezas.
En una entrevista hace relativamente poco con No todo es Indie, Marc contaba cómo creía él que había afectado a su disco que su lanzamiento hubiera coincidido con el boom de Operación Triunfo:
En aquel momento aún era imprescindible sonar en la radio y la tele estaba popularizando un nuevo modelo de artista que venía a ser como una estrella de karaoke con perfil mediático, que encandiló, por su sencillez y normalidad. Para mí, era la antítesis de lo que representaban los artistas que me gustaban: gente única con talento creativo y actitud vital. Aun así, honestamente creo que más allá de herir mi sensibilidad con perlas como Europe’s Living a Celebration no me hizo ningún daño, o en todo caso, fue un daño invisible que no dejó secuelas
Curiosamente, otros artistas musicales antes que él, como Paco Pil o Rebeca (la de Duro de pelar), también han acusado la influencia del reallity en sus carreras.
Después de aquello, y ya desvinculado de Warner y de la mano de Pias, Marc sacó al mercado Dos maletas en 2004. Con Música Global, ha lanzado desde entonces varios álbumes en catalán: Mentider (2005), Interferència (2007), Avions (2009), Començar pel final (2011), Sortir per la finestra (2014) y el último de ellos, el año pasado: Refugi.
Es un buen musico y hacia buena musica, que es lo que hace falta ahora que estamos en un desierto seco musical..
Los Beatles no hubieran triunfado porque no eran guapos y figurines, ahora solo hay sexo, y vestidos de formas provocativas para disimular la falta de talento musical que hay.
31 marzo 2019 | 5:48 pm
Abanibí Aboebé –> TEMAZO.
31 marzo 2019 | 7:40 pm
Hace tiempo que no se hacen famosos los buenos artistas por aquí. Duro de pelar… en serio? Cuantos habrá mejores que eso y La Salchipapa?
01 septiembre 2020 | 4:30 pm