¡Especial Reyes! Pinypon, LEGO, Srta. Pepis, Coches Radiocontrol… Así son ahora nuestros juguetes de la infancia

En mi casa que somos unos modernos a mis hijos les decimos que en Navidad hay regalos porque nos queremos, no les contamos esto de que hay que portarse bien para que los Reyes les traigan regalos… ¡Pero seguro que a vosotros no os traen nada, malvados! Seguro que habéis tenido un año de lo más pecaminoso… Así que, por si acaso los Reyes solo os traen carbón, yo os dejo por aquí un montoncito de recuerdos, porque nuestros juguetes adorados, amigos, también se han hecho mayores. Snif. Yo os voy a hablar de cuatro, pero había muchos más. Así han envejecido…

PINYPON

Yo a los Pinypon los recuerdo como una cosita súper tierna, que se movían en sus quehaceres cotidianos, dedicados a la jardinería y al cuidado de ganado, esencialmente. Un año los Reyes (a.k.a. «mi hermano Manuel») me trajeron el Zoo, que no sé si lo sabíais pero tenía un tren a pilas que daba la vuelta a todo el Zoo, con luz y todo, que era ya el apoteosis.

El Pinypon estándar era tal que así:

Una cosa normal. Listos para blandir la regadera y darle lo suyo a los geranios. Los Pinypon de ahora son así:

Lo normal, también. Listas para echar a volar o cruzarse el Atlántico buceando a lomos de un delfín. Todo ello con el maquillaje propio para irse de after.

 

EL MALETÍN DE LA SEÑORITA PEPIS

La Srta. Pepis fue (y es, aunque lo sea solo por el nombre) toda una institución en este país. Como tal, no existió un juguete llamado «el maletín de la Srta. Pepis», sino que bajo su nombre se comercializaron infinidad de kits de maquillaje (ya sabéis: los clásicos y los de fantasía) y, cuando ya parecía que no podía explotarse más aquello, llegaron la peluquería de la Srta. Pepis, el joyero de la Srta. Pepis, el tricotram de la Srta. Pepis, el hospital de la Srta. Pepis… Os hacéis una idea. Y más maquillaje. Mucho, mucho maquillaje que, además, daba un miedo innecesario, porque traía caras, que luego tú tenías que, por supuesto, maquillar.

Brrrrrr. Espeluznante. ¡Caras! Mucho mejor ahora, claro, que te ponen la cabeza de la Srta. Pepis en bandeja. Dónde va a parar.

 

Súper, súper realista, la modelo. Casi parece que solo le falta el Jonathan al lado.

 

LOS COCHES TELEDIRIGIDOS

Aquí tengo que reconocer que yo tengo un trauma personal reciente. Yo he tenido muchos coches teledirigidos en mi infancia. Muchos. Casi cada navidad y cumpleaños caía uno, la inmensa mayoría de ellos de Nikko Radiocontrol, que era lo más de lo más en el patio de mi cole.

Una cosa de lógica ochentera/noventera, vaya. Un coche con cuatro ruedas, para desplazarse por caminos relativamente normales (tierra, asfalto… esas cosas), y un mando con dos palanquitas: una para ir adelante y atrás y otra para girar a izquierda y derecha.

Pues mi mayor este año se ha pedido un coche teledirigido, uno que es «anfibio», que puede ir por tierra y da la vuelta y no se estrella nunca (lo cual, me vais a perdonar, le quita la gracia al asunto), pero que también va por agua y flota y nada y qué sé yo qué más. Que yo según lo desempaqueté dije… «Pero si esto lleva pilas, cómo se va a meter en el agua. No, no, hijo, no… Eso lo pondrán en el anuncio pa’ engañar, pero esto en el agua no se puede meter, que se estropea…»

Pues sí se puede, sí. Y ese fue el momento exacto en el que retrocedí a 1987 y me convertí en mi madre.

LEGO

No sé qué voy a hacer con los LEGO. Soy fan, voy a empezar por ahí. En mi casa siempre ha habido LEGO y blasfemias por pisarlos con los pies descalzos, por supuesto. Los ha habido, los hay y los habrá. También estaban los TENTE, que molaban menos que los LEGO, y que cada vez que oías a tu madre decir aquello de «es lo mismo» notabas como el lado oscuro de la fuerza se hacía poderoso en ti.

Cuando yo era pequeña, en mi casa los LEGO entraban en forma de cubo. Quiero decir: era un cubo (o caja) grande, llena de LEGO de todos los colores y tamaños, y ya tú ibas inventando sobre la marcha. Yo era feliz a niveles estratosféricos cuando conseguía ensamblar con éxito unas ruedas a una casa, o alguna chorrada similar.

Pues ahora LEGO, no sé si lo sabéis, tiene un imperio y un universo paralelo, en el que además de películas y series y qué sé yo qué cosas más existe LEGO Education, que consiste, en nuestro día a día práctico, en que les enseñan a los niños a construir y programar robots con LEGO. Robots de verdad. Funcionales. Con LEGO.

Estas navidades, de hecho, el LEGO Boost es uno de los juguetes estrella del mercado, y ayuda a llevar este concepto a casa.

Vamos, que por un lado LEGO es el  novamás en evolución y revolución, pero luego te encuentras cosas como estas «instrucciones» de 1974, que son maravillosas, apostando por un juego libre de roles de género:

Y luego te toca contrastarlas con la línea LEGO Friends y ya no sabes qué pensar. Especialmente desde que la dependienta de la juguetería le dijo a tu hijo que «no coja eso, que es de niñas, y las niñas son unas cursis».

Que digo yo que ella de pequeña no sería una niña, sería un grongo de las cavernas*. O se quedaría en los ’80, directamente. Quién sabe.

Como sea, espero que los Reyes os traigan todo lo que habéis pedido, pecadores. Y si no tranquilos, que de manos vacías no os iréis. Que hay cosas que no cambian… 🙂


*El grongo de las cavernas es un animal de la capa inferior de la tierra, del imaginario de Ángel Sanchidrián.

1 comentario · Escribe aquí tu comentario

  1. Hola a todos! Quisiera aportar mi granito de arena para esta publicacion donde se habla de las PinyPon y los juguestes PinyPon. Tengo mi web personal donde hablo sobre las pinypon incluso tengo un sorteo en marcha hasta el dia 15 de Enero cuando avisare el ganador de un PlaySet de PinyPon. Os dejos los enlaces por si os sirve para algo: https://juegosdepinypon.com y https://sorteo.juegosdepinypon.com – Saludos

    08 enero 2018 | 8:40 am

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