Suena el despertador mientras ella termina de hacer su cama. Llega la noche y se acostará antes de que el sueño aparezca por sorpresa desde esa esquina del sofá a la que se tiene acostumbrada. Todo antes, siempre alerta. Hace ya una hora que se ha ocupado de acostarle a él. Con la ayuda de una grúa, le coloca suavemente sobre la cama, le ayuda a estirar el brazo inmóvil, le quita las gafas, le tapa con la manta. Con la misma grúa le levantará por la mañana, le ayudará a lavarse, le ayudará a vestirse, a desayunar. Y es en esa hora que le queda entre medias cuando aprovechará para limpiarlo todo, poner la radio, sentarse, desayunar y salir por fin para llevarle al centro de rehabilitación donde dos horas más tarde volverá para recogerle.
En España hay cerca de un millón y medio de personas dependientes. Un millón y medio de existencias dependiendo de la ayuda de otra existencia para poder seguir con el día a día de existir. Dependiente y cuidadora, la historia de la relación entre estos dos puntos de una misma cuerda puede venir de lejos, puede que sea apenas reciente o puede, como sucede en muchos casos, haber llegado de un día a otro. Sucede que hay veces que la dependencia llega para quedarse, por sorpresa.
Cuidadora. En España, el perfil de los cuidados sigue teniendo rostro de mujer en un 92% de los casos: 52 años de media, casada, con estudios primarios, sin ocupación remunerada. Perfiles no casuales, lugares muy comunes. Mujeres que, como en el caso de nuestra protagonista, se han ocupado del cuidado de sus hijos, siempre han estado pendientes del cuidado de sus padres y a las que la vida les juega esa “mala” partida de tener que hacerse cuidadoras de sus parejas. Mujeres que se piensan unidas a la palabra cuidado sin saber muy bien en qué momento, ni dónde, ni cómo, ni cuándo, el destino y una sociedad eminentemente patriarcal, volvió a decidir por ellas.
Mujeres luchadoras, mujeres con toda la energía que haría falta para levantar tres países y todas las banderas. Mujeres que siempre dan y casi nunca reciben: el año pasado, el Gobierno extinguía la cotización de 145.000 cuidadoras para dejarlas, de nuevo, descuidadas pero cuidando. Mujeres que, a pesar de todo, apuestan por seguir sonriendo cuando estás a su lado, que siguen disfrutando de una conversación con ganas y que a veces siguen teniendo la certeza de que no están solas.
Pero, ¿quién se ocupa de cuidarlas a ellas que cuidan?
No es éste un llamamiento en vano ni un llamamiento cualquiera.
Va por ellas, por todas, por ella.
Va por ti, mamá.
Natalia Quiroga, soñadora y contadora de historias. Comunicadora online en organizaciones sociales y durante los últimos seis años, trabajando en temas de infancia. Aprendiendo y desaprendiendo como una niña.
Gracias Natalia.
Muchas gracias por agradecer a tu madre y a todas las madres que cuidan.
Muchas gracias por agradecer a todas las parejas que cuidan.
Tienes razón cuando dices que estas personas son de un calibre tal que levantarían tres países y yo añado que luego te harían un café y se sentarían a charrar un poquico contigo en el sofá como si no hubiesen hecho nada. Como hacen siempre.
Gracias.
18 mayo 2013 | 11:36
ESTAS son personas valientes y con valor, las que renuncian a su propia vida para ayudar a los que lo necesitan y sin contraprestación alguna. Que piense el gobierno lo que ocurriría si 1.500.000 personas son abandonadas a su cuidado en la puerta de los hospitales. Personalmente conozco algunas (casi siempre son mujeres) que llevan más de diez años sin un sólo día de vacaciones ni de descanso.
Ya que no les pagan ni les ayudan deberían de reconocerles su esfuerzo y abnegación.
18 mayo 2013 | 11:47
Me ha encantado esta entrada, me he emocionado con solo leerla.
Gracias por ese reconocimiento y expresarlo así de bien 🙂
18 mayo 2013 | 12:06
Precioso el post, me ha emocionado, quizás, por lo cerquita que tengo el fallecimiento de mi padre, tras una larga enfermedad.
Tras éste tiempo de dependencia, en principio lo ayudamos a vivir, y más tarde lo ayudamos a morir…
…y sabéis en este arduo camino de aprendizaje y crecimiento, pienso que la «cuidadora», no se hace, la cuidadora, nace cuidadora o no , ni siquiera se adquiere por aprendizaje, se es o no se es.
Una cosa es atender al enfermo, y otro cuidarlo.
Por cierto preciosa palabra.
Abrazo muy fuerte a todas estas personas, que han amado, protegido, alimentado, ayudado, acompañado….en fin, que han cuidado de otra persona.
18 mayo 2013 | 12:06
el camino es largo y duro
pero con una sonrisa se hace mas ameno
18 mayo 2013 | 12:07
Gracias Natalia por tu aliento , lo mio es al reves yo tengo a mi mama y ya casi no se que hacer ahora estoy mirando un centro de dia , porque las residencias ni tocarlas,casi 1800 euros y no ganamos tanto De verdad me ha emocionado leerlo Besos a millones.
18 mayo 2013 | 12:41
Un aplauso y un ¡Olé!, a todas y cada una de ellas por esa labor anónima y solitaria en muchísimos casos. Mucho ánimo y que nunca les falte la alegría…
18 mayo 2013 | 12:48
Pues sí, merecen todo nuestro cariño y respeto. Y también merecen que el Gobierno reconozca su contribución a la sociedad en forma de horas de trabajo y disponibilidad, y les dé los derechos y prestaciones que en los últimos años se habían reconocido. Son un sector importante de la economía de nuestro país.
18 mayo 2013 | 13:29
Obrigada pelo artigo. Fiquei muito emocionada. Obrigada por trazer para a linha da frente quem geralmente está na sombra. Obrigada. Obrigada e bem-haja.
18 mayo 2013 | 14:54
Trabajo en 1 hospital y cuando llego a casa por la noche cuido de mi madre mayor. Me han emocionado tus palabras, un abrazo de fuerza para ti, tu madre y todas las personas que cuidan de sus familiares dependientes cuando salen del hospital y no reciben ayudas, pues el dinero salvar bancos y a miserables.
18 mayo 2013 | 18:38
No basta sólo con cuidarle básicamente ….se requiere mucho amor .comprensión y mucha dedicación y humanidad por parte de si mismo .
18 mayo 2013 | 21:50
Muchas gracias Nati, una entrada tan emotiva como cierta.
18 mayo 2013 | 23:09
Gracias Nati, una entrada tan emocionante como cierta. Un abrazote
18 mayo 2013 | 23:16
Buen post, excelente
19 mayo 2013 | 00:28
Muchas GraciASAmor por visibilizar, compartir y transmitir con el sentir.
Las personas cuidadoras, al servicio, trabajadoras por las demás… todas ellas y muchas más forman la masa humana que sabe trascender el ego y liberarse del miedo, querer ser en la otra personas, empatizar y apasionarse con la vida siendo estrellas que brillan para inspirar.
Sintiendo los cambios que se avecinan las posibilidades de realizar la satisfacción del compartir la vida ayudandonos.
Abrazotes
19 mayo 2013 | 01:36
Dos lágrimas grandes y redondas me han recorrido la mejilla a medida que iba leyendo lo escrito.
Mil gracias, por transmitir de esta forma tan sencilla y cercana una realidad que tenemos todos muy cerca y la vivimos muchas veces como de lejos.
Gracias por acercar un poquito más el sentir de esas cuidadoras anónimas (y de sus personas cercanas) y por rendirles este homenaje para que se hagan más presentes y nunca olvidemos que son y están ahí, siempre.
19 mayo 2013 | 13:08
Muchas, muchísimas gracias a todas y todos por vuestros comentarios. Así da gusto escribir sobre las cosas que te importan, sobre las cosas importantes. Un abrazo
27 mayo 2013 | 13:13