Mutilación genital femenina, aquí y ahora

Por Lorena Moncholí

Hoy, 6 de febrero, es el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Según datos de Naciones Unidas, en el mundo se calcula que hay al menos 200 millones de niñas y mujeres mutiladas, y en la actualidad, cada año, se le mutilan los genitales a tres millones de niñas.

Son muchísimos los esfuerzos que a nivel institucional e internacional se están realizando para acabar con esta barbarie y numerosos estados, entre ellos España, regulan estas prácticas como delito y las persiguen incluso si han sido cometidas fuera de sus fronteras.

Representación de arte callejero sobre el parto. Imagen de Katie Montgomery.

Sin embargo, la Mutilación Genital Femenina no es sólo la ablación del clítoris y no podemos seguir centrados en un discurso que obvia otras formas de violencia contra las mujeres y sus genitales, como, por ejemplo, la práctica de las episiotomías innecesarias y por rutina que se realizan en la atención al parto en la mayor parte del mundo. En la Declaración de ONU-Mujeres de 2010 se recomendó a los Estados miembros de las Naciones Unidas que definieran la mutilación genital femenina en sus leyes como ‘todo procedimiento, realizado dentro o fuera de una institución médica, que entrañe la ablación total o parcial de los genitales externos femeninos o cualquier otra intervención en los órganos genitales femeninos que no responda a motivos médicos’.

Así lo hace, de hecho, nuestro Código Penal que se refiere a la ‘mutilación genital‘ en ‘cualquiera de sus manifestaciones’. Hoy, las mujeres occidentales miramos a África preguntándonos cuando acabará su tragedia de mutilación… cuando estamos viviendo la nuestra propia sin inmutarnos. Nos enorgullecemos, con razón,  de que nuestros jueces traspasen nuestras fronteras para perseguir este delito, y no somos capaces de denunciar las miles de mutilaciones que se producen a diario en nuestros propios paritorios.

En 2015 el Ministerio de Sanidad reconoció que en los Hospitales públicos españoles el índice de episiotomías que se realizaban en la atención de partos normales (sin riesgo) llegaba a un increíble 41,9%, superando con creces el estándar de calidad fijado en menos del 15%. En su informe insiste en que la episiotomía sistemática y rutinaria carece de evidencia que la justifique y que implica complicaciones y efectos adversos a corto y largo plazo, que se están subestimando por los profesionales sanitarios, como disfunción del esfínter anal, incontinencia urinaria y dispareunia y mayor frecuencia de desgarros de tercer y cuarto grado.

Esas episiotomías no responden, por tanto, a motivos médicos, sino a meras “costumbres” de los profesionales que, desoyendo sus obligaciones legales, prefieren anteponer su comodidad en el trabajo a la salud de las mujeres.

Porque sufrir una episiotomía innecesaria, afecta a nuestra salud sexual, reproductiva, física y psíquica y a nuestros derechos humanos más básicos. Afecta, como diría el Tribunal Constitucional en aquella famosa sentencia, a nuestro “cuerpo y espíritu” y destroza la vida de miles de mujeres cada año.
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En 1999, el Director del área de salud materno-infantil de la OMS, Marsden Wagner indicó lo siguiente:
“La ciencia ya ha constatado que el corte para abrir la vagina durante el parto causa dolor, aumenta el sangrado y provoca más disfunciones sexuales. Por ese motivo, realizar demasiadas episiotomías se puede considerar una forma de mutilación genital de la mujer” y añadía que el índice de episiotomías de nuestro país por aquel entonces (89%) era “un escándalo y una tragedia.”

La tragedia, con los índices actuales, continúa. Desde luego, coincido con Wagner y en mi opinión, realizar una episiotomía sin justificación médica, por mera rutina y sin el consentimiento de la mujer constituye un delito de mutilación genital femenina.

Y nosotras, las de aquí, “las que no sufrimos ablación”, no estamos siendo conscientes de ello.

lorenaLorena Moncholí Badillo es abogada colegiada nº14084 ICAV. Agente de Salud de Base Comunitaria certificada por Salud Pública de la Conselleria de Sanitat de la Comunidad Valenciana y el EVES.

6 comentarios

  1. Dice ser Boadicea the Victorious

    Es su «cultura», y hay que respetarla.

    06 febrero 2017 | 19:15

  2. Dice ser eso es má sqeu un horror, de lo peor que pueda existir

    Es precioso ver a una mujer masturbándose, gozar, disfrutar de su sexo. Se la ama, se la entiende, transmite una belleza sublime. No entiendo cómo puede haber humanos que nieguen esa belleza, ese derecho, esa realidad, esa preciosa expresión de la naturaleza humana. Y menos aún podré entender jamás a quienes destruyen de un modo tan bestia esa virtud superior.

    06 febrero 2017 | 19:23

  3. Dice ser Aquí y ahora

    Es su «cultura», y hay que respetarla. Lo malo es que ya la están exportando a Europa. Veréis lo que tarda en aparecer algún gobierno de perroflautas iluminados dando subvenciones para hacerla…

    06 febrero 2017 | 19:37

  4. Dice ser CAPRICHOYPLACER

    Ver para creer, lamentable, habría que mutilar a esos que realizan esta acción a las mujeres.

    07 febrero 2017 | 12:13

  5. Dice ser Judit

    Poniendo nombre a las cosas y colocándolas en su sitio. Así se hace Justicia. Por los derechos de las mujeres. Toma ya Lorena Moncholí. Agradecida

    07 febrero 2017 | 23:18

  6. Dice ser Camon

    Vamos a ver, este artículo no denuncia la mutilación ritual, sino la mayoría de las episiotomías practicadas en los países llamados desarrollados. Leyendo los comentarios, se nota que ninguno se ha leído el artículo. Probablemente ni saben lo que es una episiotomía.

    08 febrero 2017 | 16:23

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