Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Por un 2013 con menos altares y banderas

Lo malo de pasar Nochevieja en Buenos Aires es que se le suman unas horas más de vida a este lóbrego y absurdo 2012. Un año que esperemos que se pierda pronto en la confusa bruma de nuestra memoria colectiva y, sobre todo, que no vuelva. Bien ahí por los australianos, sana envidia, que ya casi están a punto de librarse de él.

En un helicóptero Chinook del Ejército de EEUU, sobrevolando la provincia de Kandahar para seguir el trabajo de los desactivadores de bombas de la base Lagman. Agosto 2012.

¿Deseos para 2013? ¿Para este séptimo año de vida Viaje a la guerra? Los mismos de siempre: menos banderas y menos altares que estamos a una altura de la historia, en pleno siglo XXI, en que deberían ser un anacronismo.

Si repasamos los conflictos que visitamos tan a menudo en estas páginas, veremos que nacionalismos y religiones están casi siempre entre sus causas por la capacidad intrínseca que tienen para hacer a los ciudadanos serviles al poder.

También el comercio de estupefacientes, que debería ser de una vez por todas legalizado, pues no existen argumentos científicos o sociológicos serios para que no lo sea. Y miles de personas pierden la vida cada año por su culpa al tiempo en que grupos armados irregulares que matan, que abusan, que aterrorizan, se enriquecen y hacen fuertes en zonas de África, Asia y América Latina.

De los libros de no ficción de este año os recomiendo El narco, de Ioan Grillo, que a partir de la página 156 realiza la mejor descripción hecha hasta el momento de una guerra que en México ha dejado ya 60 mil muertos desde 2006. Después de leerlo, y de seguir el repaso que hace de 100 años de lucha global de EEUU contra las drogas, dudo que alguien pueda defender el estado actual de cosas.

En definitiva, menos religión, menos patria, menos hipocresía… menos barreras arbitrarias que nos separen a los ciudadanos y que permitan a los poderosos controlar aún más nuestros destinos… abrazar la vida como es, sin tantos mamoneos.

Sé que suena a mucho pero no perdemos nada con intentarlo nuevamente en 2013.

8 comentarios

  1. Arriba esas copas!! HZ

    31 diciembre 2012 | 12:40

  2. Dice ser Ananda

    ¡Brindo por ello y muy especialmente por la libertad de prensa, que permite -la mayoría de las veces en contra de la voluntad de los que gobiernan- que nos enteremos de las cosas que pasan!

    31 diciembre 2012 | 14:42

  3. Dice ser panchenko

    feliz anio.

    31 diciembre 2012 | 16:25

  4. Dice ser kelvin

    que sea así Hernán, éxitos, desde Perú un abrazo.

    31 diciembre 2012 | 16:43

  5. Dice ser oscar miguel

    Si los politicos no cambian el chip de sus cerebros, todo sera en vano. Vos estas en Buenos Aires y sabras
    porque lo digo. Sin esperanzas de que algo cambie en esta Argentina con estos corruptos, te dseo un muy buen año nuevo y gracias por tus columnas.

    31 diciembre 2012 | 19:58

  6. Dice ser mikel

    Desde que yo recuerdo, los periodistas escriben los discursos de sus amos.
    También son periodistas esos agita­dores mayores de esa turbia conspira­ción transformada en levantamiento imperial.: llámelo primaveras o colorines. Da igual.
    Sin embargo, respeto al reportero sin dueños, ni correas.

    01 enero 2013 | 22:44

  7. Dice ser Hoy, saqueos

    Es viernes, mediodía. Veo por la tele cómo, a treinta cuadras de mi casa, docenas de policías tiran gases y balas de goma a cientos de pibes que los llueven a piedrazos –y están tratando de volver a entrar en un depósito de Carrefour en San Fernando. Más temprano, cuentan, cientos o miles se llevaron muchas cosas; ahora, empleados del supermercado tapan la entrada con una barricada de carritos. TN lo muestra en directo; mientras, el noticiero del canal oficial entrevista a Amelita Baltar por sus cincuenta años de carrera –y un videograf anuncia que el Manchester United está interesado en Ezequiel Garay. La Ley de Medios urge. Ningún canal muestra imágenes de Rosario. En Rosario, esta mañana, murieron dos personas que trataban de llevarse mercadería de dos supermercados –pero nadie parece interesarse mucho por el tema. Va de nuevo: esta mañana mataron a una mujer y un hombre que trataban de llevarse comida o algo en un par de negocios de la segunda ciudad de la república. Mataron a un hombre y una mujer, esta mañana.

    * * *

    Siempre me sorprendió que funcionara: uno de los grandes misterios de las sociedades contemporáneas es que las personas respeten la propiedad ajena. Es difícil: supone que millones y millones se resignen a una situación donde ven todo el tiempo lo que querrían tener pero no pueden porque hay leyes y policías que lo impiden. Donde les muestran todo el tiempo lo que no pueden, les ofrecen, los invitan todo el tiempo a lo que no pueden: vestirse lindo, viajar, cogerse rubios, andar en coche, comer todos los días. Las cosas están ahí, como si al alcance de la mano; que los millones no estiren esa mano requiere una eficacia extraordinaria de dos herramientas: el miedo, la ideología. El miedo es obvio: si lo agarrás te agarran y te joden; se llama represión, y es indispensable para que todo lo demás funcione.

    Pero más todavía la ideología: consiste en justificar que algunos tienen mucho y otros muy poco a través de discursos–relatos– que van cambiando con los tiempos: que los más claros deben tener y los oscuros no: los españoles sí y los indios no, digamos; que Dios le ha dado a unos y quitado a otros; que las mujeres no están preparadas para poseer nada, como sí los hombres; que tiene el que trabaja y el que no tiene es porque es vago o tonto; que, en síntesis, es justo y necesario que quien adquirió por la forma que sea tal o cual objeto lo hace suyo y nadie más puede tenerlo a menos que le dé algo a cambio. La propiedad privada, le decían, cuando se hablaba de esas cosas. Es un milagro –es el gran milagro social de los últimos diez mil años– que tantos millones respeten esa idea, esa ilusión tan laboriosamente sostenida. Pero eso no la hace menos frágil: de vez en cuando –muy de vez en cuando– se rompen ciertos diques y la ilusión estalla. Entonces, de pronto, parece tan extraña.

    * * *

    Todo empezó ayer, en Bariloche: un descontrol que parecía localizado. La presidenta mandó 400 gendarmes; hace seis meses había dicho que nunca más iba a mandar gendarmes a reprimir al interior. Después siguió en Campana, Rosario, San Miguel. A veces, cuando alguien muestra que se puede, es como si no hacerlo no tuviera sentido. De pronto parece natural todo lo que siempre pareció prohibido –y el dique de la ideología se agrieta. El dique de la ideología no es gratis para los que lo imponen: deben mostrar cierta conducta, cierta coherencia. Para que los sectores de poder puedan imponer el respeto de la propiedad privada deben respetarla a su vez. Cuando se ve que no la toman muy en serio –que roban los bienes del Estado, por ejemplo, o lo que fuere–, se les complica un poco. Es la famosa impunidad, que hace escuela.

    * * *

    Ahora los reporteros entrevistan al señor Abal Medina, jefe de gabinete del gobierno nacional, uno que consiguió cierta notoriedad hace cinco días diciendo que la cámara judicial que juzga el tema de la ley de Medios era una “cámara de mierda”. Alguien le dice que el dirigente sindical Hugo Moyano, al que el gobierno acusó de fogonear los saqueos, negó cualquier relación con ellos.

    –Esperemos que lo pueda demostrar.

    Contesta el jefe de gabinete, invirtiendo la carga de la prueba. Y sigue hablando de los golpes cívico-militares: este gobierno ve golpes en todo lo que pasa, conspiraciones donde debería ver síntomas, problemas que enfrentar. Después retoma el cliché más usado desde anoche: que los saqueadores se llevan plasmas, y que “llevarse plasmas no es hambre, es vandalismo”.

    Es un argumento curioso, pre-económico: como si quien quiera comer solo pudiera lograrlo obteniendo comida sin más mediaciones; como si no hubiera transacciones posibles. Los que argumentan no parecen tomar en cuenta que llevarse plasmas, en principio, es llevarse la posibilidad de comer durante un mes, no durante tres días. O, incluso: llevarse la posibilidad de ver televisión en un plasma, que es lo que su sociedad les propone todo el tiempo –aunque no les ofrezca los medios para conseguirlo sino, más bien, las certezas de no poder hacerlo.

    * * *

    Es un momento –que saben breve– de inversión, de ruptura del orden, carnaval en serio: acceder a todo aquello que, todo el tiempo, les está vedado. Es la fiesta, la fiesta verdadera–que, como todas las de verdad, se paga.

    * * *

    En la televisión, en San Fernando, los cientos siguen tirando piedras aunque ya no parece que vayan a poder entrar. Es –como hace unos días en el Obelisco, cuando los hinchas de Boca– la alegría del descontrol, de la violencia como discurso pobre pero fuerte. Salgo a la calle. El chino de mi cuadra dice que está mirando los saqueos por la tele y no sabe si cerrar o no cerrar. Dice que cerraría porque le da miedo lo que puede pasarle, pero que estos días de las fiestas viene mucha gente y que si cierra va a perder mucha plata. Duda, no sabe qué hacer. Nos pasa a todos.

    Martín Caparrós| 21 de diciembre de 2012

    03 enero 2013 | 02:15

  8. Dice ser gonzalo

    Hola hernán,

    vi el trailer del enlacen de «los ojos de la guerra» y quisiera saber si es posible verlo a través de internet o bajarlo de algún sitio. Un saludo,

    gonzalo

    07 enero 2013 | 23:51

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