La transformación en una cita: de galán a gañán en pocos minutos

José, ya en modo Ms. Hyde.

José, ya en modo Ms. Hyde.

¿Sabéis qué me gusta de First Dates?

Que te ríes de la gente, cacho desgraciado.

Bueno, sí, eso también. Aunque es con ellos y sólo de ese ratito, quiero que quede constancia.

– Mentira, eres mala persona y feo. Pero no feo de poco guapo, no, feo de verte y preguntarte si fue una trilladora lo que le hizo eso a tu cara.

Joder con los haters…

Bueno, lo que me gusta de First Dates es que no es como MYHYV, un programa de ligar al que sólo pueden ir moldes. Aquí hay gente de todo tipo y condición y eso mola más que sentarse en una avenida a ver pasar gente.

Hoy voy a hablaros de José y Victoria y su cita.

El hombretón comenzó diciendo «A mí la mujer latina me encanta. Yo no sé si es que me he comido un negro, pero me encantan». Bueno, y ahora sabemos que si te comes a una persona te empiezan a gustar las mujeres de su raza. ¿Te comes un chino? Te gustan las chinas. ¿Te comes un esquimal? Te gustan los polos. ¿Te comes un indio Navajo?, te gustan las navajas. Y así.

Ella le dijo que es de horóscopo Leo. «Las leonas somos las que organizamos, dominamos, así como en la selva«. A ver, a esa afirmación le veo lagunas. Primero que en la selva no hay leones, a no ser que los importes y los dejes allí a los pobres flipando en colores, y por otro lado ¿Organizamos como en la selva? O sea, que dejas las cosas en un caos infinito de cosas que se entrelazan y en el suelo una capa de cosas en estado de putrefacción húmeda.

Joder con ser Leo, es peor que tener síndrome de Diógenes y vivir al lado de un vertedero.

Pero Victoria me gustó, mira, por cosas que para nada tienen que ver conmigo, ojo. De su chulazo José dijo que «No es un yors cluning pero está bueno«. ¡Esa es la actitud, amigas!». Con las parejas hay que hacer como con las rebajas: coge todo lo que puedas a puños llenos, que ya verás luego si es de tu talla.

Ella siguió piropeando a su cita: «A mí los calvos me parecen muy sexis«. Bieeeen, bieeeeen. Así sí. Personas del mundo: los calvos somos más económicos y más fáciles de limpiar, como un piso diáfano. Más ventajas imposible.

«Tú tienes cara de buena gente«, le dijo la muchacha. Por ahí mal. Eso no suele ser buen camino. ¿Habéis visto alguna peli en la que la prota maciza diga «oh, qué buen tipo, le voy a bombear cual pozo petrolífero hasta que lo deje seco como la momia de Tutmosis III?». No, eso no pasa. Mirad la peli del Jorobado de Notre Dame de Disney. La única en la que el prota no se lía con la princesa. No me jodas.

El tío salva a todo cristo, es el más bueno del mundo, pero ahí se quedó, raspándosela contra una gárgola mientras la morena se arrimaba al rubiales. ¿Por qué cojones tenía chepa? Porque en algún lado tenía que guardar el excedente de requesón. Era como un camello del amor frustrado.

Pero ella corrigió el tiro y le dijo que no le importaba que fuera «guapo para un estilo diferente…«. Joder. Guapo para un estilo diferente. Bueno, pues es oficial, yo ya no soy feo, soy guapo estilo abstracto. Y mi prima la coja no es fea ni pesa 132 kilos, es que es de estilo Botero.

«Qué más me cuentas, cielito«, le decía él, que parecía un lector de tarot por teléfono intentando alargar una llamada.

Y ahí, creo que ahí, fue cuando José se tomó la pócima y dejó de ser el amable Dr. Jekyll y se convirtió en el poco sereno Ms. Hyde. O eso o es que se le puso el pene como la travesaño de la puerta de un castillo.

«Me gustan morenas, con ojos lindos… y las gemelas«, dijo. Por si no sois muy de metáforas complicadas, las gemelas eran las tetas de ella. Y si bien es cierto que por tamaño parecían dos mulatas de 20 años hechas un ovillo, tampoco es que él se comiera mucho la cabeza: dos piropillos y al jamón.

Éste era el aspecto de Jose mientras decía «las gemelas».

Ya puestos, le podía haber dicho algo romántico de verdad, algo así de

– Como te coja vas a tener que llamar al trabajo a pedir una excedencia por cuidado de un menor.

– ¿Qué menor?

– Éste que parece un extintor.

Poesía consonante en estado puro.

A Victoria le gustan las pelis de miedo, pero dijo luego le da miedo ir a mear por la noche. Solución: dormir sentado en el váter. Aunque por ahí puede salir una mano muerta y agarrarte el… Solución final: tu, yo y Concha Velasco sabemos cuál es.

El caso es que José se había venido arriba. La veía ya más hecha que un lechón en un espetón y se la llevó al fotomatón, al que entró santiguándose. Joder. ¿Iba a hacerse fotos o a correr un encierro con tigres de bengala?

Allí comenzó a agarrarla por la cintura que me recordó al programa de pesca ese de Discovery Max cuando sacan un siluro de ochenta kilos y lo agarran para que no se resbale. Qué habilidad. José es la única persona capaz de agarrar a Mario Vaquerizo untado en mantequilla.

Y hubo un besito. Uno que pidió él como el que pide un poco de bocata, con una cara de pena de niño bueno que habría enternecido al puto gato de Shrek.

Total, que habrá una la segunda cita. Una segunda cita a la que José se va a presentar con el condón ya puesto debajo de la ropa. Que tío más optimista.

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