‘El caballero del unicornio’: aventuras y mitos en la Guerra de los Cien Años

Por Pablo Lozano es director del Festival Internacional de Cómic Europeo (en Facebook,  Twitter e Instagram) y colaborador especializado en cómic histórico en XX Siglos. Le podéis seguir en Twitter, Facebook e Instagram, y escuchar en el podcast de cómic La buhardilla de Venger.

Estamos poco a poco entrando en el otoño. Los días empiezan a ser mucho más cortos y la noche comienza a ser la protagonista de nuestras tardes. También se nota algo más de frío. Solamente falta que llegue la lluvia en grandes cantidades que tanto necesitamos.

Con este contexto y bajo la salvaguarda de mi biblioteca abuhardillada, decidí hincarle el diente a una de las nuevas obras publicadas por la editorial Cartem Cómics: El caballero del unicornio (traducción de Inés Mesonero). No sé si recordáis que hace poco comentamos la obra El Exiliado que también ha sido publicada por ellos.

El caballero del unicornio

Para esta ocasión hemos decidido viajar al inicio de la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Conflicto que enfrentaría a Francia e Inglaterra durante más de cien años. De hecho, es el conflicto más largo que se ha vivido en la historia de Europa.

La obra arranca justo antes de empezar la conocida Batalla de Crecy que tuvo lugar el 26 de agosto de 1346. Prácticamente una década después de que se llevaran produciendo hostilidades entre la corona inglesa y la francesa. Eduardo III decidió plantar cara en inferioridad numérica al ejército francés dirigido por Felipe VI. Ambos se batirían en lo que conocemos como región de la Picardía (Francia).

En la obra un caballero de la orden de los Hospitalarios llamado Juan Fernández de la Heredia luchará con valor contra los ingleses con orgullo, enardecido por su rango, su honor y su fe. La batalla, larga y sangrienta, va a iniciar la guerra de los Cien Años. Percibiendo la derrota inminente, le da su caballo al rey francés para que escape, y él cae prisionero durante la lucha. Mortalmente herido visualiza algo que le cambiará la vida, un unicornio. Para Juan, será una catástrofe, pues ese será el primer día del resto de su vida, que dedicará a la búsqueda de este animal mitológico.

Los encargados de la historia han sido el guionista francés Stéphane Piatszek y el dibujante bilbaíno, recientemente fallecido, Guillermo González Escalada.

Ambos autores nos empezarán sumergiendo en la batalla a través de los ojos de su protagonista. Y la verdad es que no lo pueden hacer de manera más espectacular como podéis comprobar en las imágenes que acompañan el artículo.

La Batalla de Crecy fue una confrontación, como marcan las fuentes escritas, “letal, sin piedad y cruel”. Ya así lo anunció el propio rey de Francia cuando hizo enarbolar su sagrado pendón de batalla, la oriflama, indicando que no se harían prisioneros.

Pese a la superioridad numérica del ejército francés, Eduardo III supo elegir muy bien el lugar de la contienda, ya que la geografía del terreno jugaría un papel fundamental en el desarrollo de la refriega.

Si por algo es muy conocida la batalla por los amantes de la historia es por el famoso y polémico duelo de los arqueros ingleses y los ballesteros genoveses. Aun a día de hoy se sigue discutiendo y publicando estudios científicos sobre cómo transcurrió esta parte concreta de la batalla.

Aunque el primer duelo entre arqueros no esté claro en su desarrollo, si se conocen bastante bien las cargas realizadas por la caballería francesa, que fueron de manera desordenada y por suelo fangoso, sorteando zanjas y los cadáveres de sus propios compañeros, convirtiendo a los caballeros franceses y sus caballos en objetivos casi paralizados para los arqueros ingleses y galeses.

Una carga tras otra se sucedió hasta altas horas de la noche. La obstinada nobleza francesa se negó a ceder y perder la batalla. Famoso es el lance del rey ciego Juan de Bohemia, que ató la brida de su caballo a las de sus ayudantes y juntos cargaron contra el enemigo en el crepúsculo, pero todos fueron descabalgados y muertos. Hasta el propio rey Felipe se vio envuelto en los combates: le mataron dos caballos que montaba y le clavaron una flecha en la mandíbula.

La batalla acabó con victoria inglesa y con una humillación militar devastadora con miles de bajas en el bando francés. Además, la caballería pesada francesa había sido prácticamente destruida y tardaría tiempo en recuperarse.

Nuestro protagonista será uno de los pocos prisioneros que se realizarán por parte de los ingleses tras el fin de la batalla.

El unicornio

El eje fundamental de la historia gira alrededor de la búsqueda del Unicornio. Juan Fernández de la Heredia ve al animal durante la batalla y se obsesiona con su búsqueda.

En el propio cómic nos cuentan incluso algo sobre mitología de esta criatura fantástica vinculada con la historia del cristianismo. Hay una bonita historia que se refleja en las viñetas que me ha parecido interesante. Aunque investigando no he podido encontrar nada o casi nada de información al respecto.

Según cuenta el cómic, al unicornio no se le permitió subir al arca de Noé ya que su cuerno podía ser muy peligroso y dañino para los otros animales, por lo que tuvo que sobrevivir al diluvio por sí mismo. En el folklore ucraniano solo he podido encontrar esta referencia “Todos los animales obedecieron a Noé cuando los admitió en el arca. Todos menos el unicornio, que, confiado en sus propias habilidades, dijo: «Yo nadaré».”

Ya sabemos que en la Edad media, el unicornio era visto como un animal fuerte que derrotaba a cualquier bestia por su poder. Tenía poderes curativos, y se decía que con su cuerno purificaba las aguas para que otros animales pudieran beber. Sin embargo, su debilidad eran las doncellas a las que utilizaban para cazarlo.

No puedo dejar de acordarme de la novela histórica ganadora del Premio Planeta de Juan Eslava Galán, En busca del Unicornio (1987).

Nos toca acompañar al protagonista en la búsqueda de la criatura. Su obsesión se convertirá en la nuestra durante toda la historia ¿Conseguirá encontrarlo?

Conclusión

Un cómic con una historia bonita y muy atractivo a la vista que nos llevará de viaje por la Francia del siglo XIV y sus paisajes. Es espectacular y único el dibujo que nos ha dejado Guillermo González Escalada. Lleno de rigor y un preciosismo en los detalles increíble. Qué pena que no podamos volver a ver ninguna nueva obra suya.

El peso de la historia lo tiene realmente el dibujo, ya que diálogos y texto hay pocos en el álbum, por lo que la responsabilidad de interpretación y pensamiento cae directamente sobre el lector. Eso provoca que la duración y disfrute la marque el lector parándose a observar cada viñeta, gesto y sombra que nos ofrece.

Desde mi punto de vista es una obra muy recomendable para los amantes de la Edad Media, que sigue muy bien la línea que se ha marcado la editorial con respecto a publicar obras más arriesgadas y diferentes.

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