Agustín Alonso G. novela a Garcilaso: «Los años entre 1517 y 1530 supusieron una oportunidad perdida para España»

El escritor Agustín Alonso G. en las ruinas del castillo de Cuerva, de la familia de Garcilaso.

«Lo que más me interesaba era la persona Garcilaso, no el personaje monumental, y al final todas las personas tenemos ilusiones, afanes y miserias que nos igualan. Vargas Llosa, Rosalía o Cristiano Ronaldo no tienen por qué ser personajes más complejos por el hecho de tener un talento artístico o técnico especial que llega a millones de personas». Así habla Agustín Alonso (Madrid, 1980), filólogo, periodista y productor de contenidos digitales durante más de una década para TVE, que ha debutado en la ficción con la novela La edad imperfecta (Sílex, 2021), una obra que reconstruye la juventud de Garcilaso de la Vega.

Alonso se adentra en los años de formación del poeta renacentista y en todo el convulso contexto histórico que rodeó a su existencia con pulso y mirada calidoscópica, con intención y tomando como referentes ficciones históricas de calado y originalidad como la inglesa Hilary Mantel o el italiano Antonio Scurati. Apuesta fuerte con la que va a por todas este autor y que, a primera vista, está convenciendo al público pues ya lleva su segunda edición.

¿Debutar en el mundo de la novela, con una obra sobre Garcilaso de la Vega es querer hacerlo por la puerta grande? ¿O son ganas de complicarse la vida (literaria)?

Hay que reconocer que el empeño es ambicioso y las posibilidades de fracasar en el intento son muchas. Pero es un personaje que me ha acompañado durante tantos años que no tenía más remedio que llevar a cabo esta labor, aun sabiendo que podía morir antes de llegar a la orilla. Debo decir que a mi favor juega que llevo escribiendo desde los once años y he escrito unas cuantas novelas que nunca verán la luz pero que me ayudaron a mejorar el estilo y la técnica.

¿No da vértigo, como escritor, ponerse en las calzas de un poeta tan grande?

Quizá alguno piense que el empeño es pretencioso. Sin embargo, lo que más me interesaba era la persona Garcilaso, no el personaje monumental, y al final todas las personas tenemos ilusiones, afanes y miserias que nos igualan. No creo en la deificación de las celebridades cuando se trata de analizarlas como personas. Vargas Llosa, Rosalía o Cristiano Ronaldo no tienen por qué ser personajes más complejos por el hecho de tener un talento artístico o técnico especial que llega a millones de personas. Puede ser literariamente mucho más difícil afrontar un personaje anónimo, desconocido, marginal, pero con vivencias emocionales mucho más alejadas de las mías. Dicho lo cual, el mayor riesgo al recrear la vida y personalidad de una persona célebre es que mucha gente puede tener su versión del personaje y es más fácil decepcionarlos. Lo bueno con Garcilaso es que a pesar de que todos los españoles lo hemos estudiado en el colegio, lo conocemos apenas.

¿Cómo surgió la idea de esta novela?

Cuando estudiaba Filología Hispánica, pensé que era un personaje que podía dar para una buena película: poeta, soldado de Carlos V, amores imposibles… Con el tiempo, al profundizar más en su vida, y gracias al trabajo de estudiosas y estudiosos del poeta, fui descubriendo que no solo era alguien muchísimo más interesante de lo que inicialmente había imaginado, sino que la época en la que había vivido, esa edad imperfecta, era una de las más fascinantes e interesantes de la Historia de Europa. Cuando quise darme cuenta, Garcilaso y yo éramos amigos y había adquirido casi un compromiso con él.

¿Cómo fue el proceso de documentación y escritura? ¿Qué resultó más placentero? ¿Y más complicado?

Ha sido un proceso largo y riguroso, a veces obsesivo. Años de lecturas. De viajes a los lugares donde se desarrolló su vida. El proceso en sí es fundamentalmente placentero. Hace años pensaba que el dicho de que “lo importante no es la meta sino el camino” era una estupidez. Durante los últimos años he descubierto que no solo es verdad sino que es parte del secreto de la felicidad y el disfrute de la vida. En ese sentido, es una satisfacción ver publicado el fruto de tu trabajo, pero lo verdaderamente satisfactorio ha sido el viaje de escribirlo, la investigación, el puzle, la creación de un universo que te hace sentir un demiurgo. Lo más complicado es cumplir con la exigencia de rigor histórico y honestidad humana que me impuse al escribir este libro.

Supuesto retrato de Garcilaso de la Vega, de autor desconocido (Galería de pintura de Kassel).

¿Por qué decidió centrarse en la etapa de juventud?

Te confieso que el proyecto inicial de La edad imperfecta era una novela que contase toda la vida de Garcilaso. Al pensar la estructura la dividí en cinco partes. Cuando empecé a dar forma a la primera me di cuenta de que la envergadura de esa fracción era ya una novela, así que trabajé con ese horizonte. Por otra parte, a nivel personal me identificaba mucho con el viaje turbulento de la juventud a la madurez que vive él.

La mirada de la novela al conflicto comunero y cómo lo afrontó la familia del protagonista da mucha profundidad a la novela y, a la vez, también le da una mirada más política, más profunda sobre las relaciones… ¿Fue buscado o surgió?

Desde el principio, una de las facetas que más me interesaba de recrear la vida de Garcilaso era su doble faceta de artista y cortesano, es decir, político. Cuando rascas en su biografía y lo primero que descubres es que su hermano mayor fue un líder comunero y que él, por el hecho de ser segundón, hubo de tomar decisiones importantes que no le agradaban, vi un motor de conflicto poderosísimo, de modo que era natural que la faceta política se insertase en la familiar e incluso sentimental. Me gusta mucho la idea de afrontar en una novela la intrahistoria de las personas, lo íntimo, y la Historia con mayúsculas, lo grandilocuente, que ambos planos se hablen. Porque me parece la mejor forma de afrontar la Historia, como vía de conocimiento personal. En ese sentido, es algo completamente buscado.

Aquella época turbulenta, ¿qué puede mostrar a los lectores de estos siglos también cargados de noticias y cambios?

Los años que van de 1517 a 1530 son fundacionales para la Historia de Europa: la publicación de las tesis de Lutero, la lucha entre Carlos V y Francisco I, la época de Maquiavelo, Erasmo, Leonardo, el saco de Roma, la coronación de Carlos V… Creo que conocer a fondo esa época ayuda entender mejor lo que somos actualmente, de dónde venimos. Nuestras contradicciones. Como españoles y como europeos. Y lo más interesante es comprender que las cosas no han cambiado tanto. La tentación es creerse mejores que nuestros antecesores, hacer enmiendas a la totalidad a civilizaciones o sociedades, y sin embargo, en muchos aspectos, seguimos teniendo los mismos conflictos. En el plano de España, es una época que ayuda a entender que otro país era posible. Para mí, la de aquellos años fue una oportunidad perdida.

He leído que entre muchas referencias literarias y audiovisuales, las novelas históricas de Hilary Mantel han estado presentes… ¿Por qué? ¿Cree que en esas novelas -asombrosas, sin duda- hay claves para hacer una novela histórica diferente?

Soy un auténtico entusiasta del trabajo que Hilary Mantel ha hecho con la trilogía de Thomas Cromwell y es un referente absoluto de la novela histórica que me gusta leer y que me gustaría escribir. Es una obra maestra que quedará por siglos. Una novela que retrata la psicología del personaje con minuciosidad, que tiene voluntad de estilo en su forma de contar con un narrador trampantojo en tercera persona que funciona como primera persona, que aborda personajes de enorme talla histórica con humanidad y penetración, que ayuda a entender mucho mejor una época y un país… Es un tipo de novela histórica que por desgracia no encuentro en España, donde tengo la impresión de que el género se agota en novelas de aventuras, a veces con una ambientación social e histórica superficial y que siempre han de tener una trama trepidante y folletinesca, no vaya a ser que la persona que la lee se marche en la tercera página. Entiendo que lo habitual sea publicar libros de temática histórica que se lean fácil, la industria editorial debe vender libros en un momento complicado, pero que no haya ejemplos en España de algo como el trabajo de Mantel o la saga sobre Mussolini de Antonio Scurati refleja un nivel cultural bastante mejorable.

¿Siente alguna responsabilidad al escribir una novela como esta sobre la información histórica sobre la época y el personaje que ofrece a sus lectores? ¿O prima la libertad literaria?

Sí, siento una grandísima responsabilidad porque tengo un respeto máximo por el estudio de la Historia y porque en general en mi vida me gusta ser riguroso con los análisis de la realidad. Nunca he tomado decisiones creativas a sabiendas de que contradijesen hechos históricos y he buceado mucho en textos y documentos para conocer lo mejor posible el mayor número de hechos. Al construir tanto los personajes como la época, me ha guiado siempre el deseo de ser exquisitamente riguroso en lo que se refiere a hechos históricos, detalles cotidianos y costumbres, geografía y localizaciones, personalidades e incluso características físicas. Dicho eso, el Garcilaso de mi novela es un Garcilaso ficcionado, novelesco, para el que tomo decisiones narrativas y dramáticas que pueden ser refutables y criticadas, por supuesto.

¿Seguirá novelando a Garcilaso?

Eso espero. Aunque creo que La edad imperfecta se lee como una novela independiente, quiero seguir contando la vida de Garcilaso. Quedan años muy apasionantes por delante: su viaje a Bolonia y la estancia en Nápoles, su ascenso tortuoso en la corte, su triunfo literario, sus amores, y su muerte en una guerra inútil… Ya he empezado la segunda parte, en la que veremos la progresiva italianización de Garcilaso mientras Castilla sufre una involución ideológica, pérdidas importantes en su vida personal y amorosa, y la caída en desgracia y el destierro por cuestiones, una vez más, en que se mezclan lo personal y lo político.

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2 comentarios

  1. Dice ser De dar besos a las piedras

    De piedras risueñas anda el camino salpicado, que si por aventajado no se tuviera el paso de quien lo recorriera, bien pudiera uno en su acomodada estancia desequilibrarse en su armonía interna y yacer en el cieno del placer y el goce y disfrute de las humanas terrenales querencias y fuera entonces proscrita el alma ya tatuada en lo sublime guerrear eternamente contra los ejércitos de papel y pluma que aman nublar el sol de la Primavera y sus hermosas luces para caer en desgracia de desazón por conocimiento libre ya adquirido..

    11 abril 2022 | 12:02

  2. Dice ser De dar besos a las piedras

    Faltó un «en» pq el captcha lo desluce

    11 abril 2022 | 12:03

Los comentarios están cerrados.